Xavier—¡Muévete, alfa! —me gritaban los Herejes de la Noche, tratándome como un prisionero, y lo era. En años de ser alfa y de estar en varios enfrentamientos, jamás me habían atrapado. Me llevaban más allá de las montañas y me alegraba alejarnos de Luces de la Noche, quizás ellos tendrían una opor
Xavier—Alfa Aníbal, por aquí — dijo Sangreoscura a mi peor enemigo, y junto con alfa Pascal se concentraban en planes.Vi como arrastraron a Amelia, se veía adolorida, derrotada. No sabía qué había ocurrido con Alaric, pero ella se había quedado atrás por alguna razón, y la estaba pagando caro.No
Aníbal—¿Cómo han podido perderlo? ¿Cómo es posible que unos lobos prácticamente salvajes les hayan ganado? —gritaba Lucio colérico, no podían creer lo que había sucedido.No solamente habíamos venido con las manos vacías, sino que Xavier había podido huir casi como si nada. Amelia estaba herida y v
Marina Sentía que mi cuerpo no era mío, que mis pies me llevaban a un lugar donde no quería ir, que mis manos hacían cosas que yo no aprobaba. Toda la lucha que le había dado a la enfermedad parecía haber sido en vano; finalmente, me había ganado. No tenía al rey cerca para que me ayudara, no tení
XavierMe observaban, como si yo hubiese pasado ahí haciendo todo lo posible para que me encontraran, como si mis esfuerzos para pasar inadvertido fueran un chiste. En pocos segundos, me estaban apuntando con lanzas.Eran unas guerreras como nunca había visto, se veían implacables y sabía que no est
Fabrizio—Fue lo que ella me pidió hacer antes de... desaparecer——Hiciste lo correcto, Bruno. Tu mate es una guerrera, no va a bajar los brazos, va a hacer todo lo posible para volver contigo —el beta lucía cansado y desesperado. Se le escapaban las lágrimas al contar y rememorar el momento en que
CarmenFabrizio me había dicho hace mucho tiempo que un lobo sin su mate era algo difícil de ver, y cualquier persona pensaría que yo, por ser humana, lo tendría más fácil, pero no había nada más lejos de la realidad.Yo extrañaba a mi alfa de una manera que no existían palabras para expresarlo. Mi
Carmen —¿Lucio?——No lo creo, sentiría a mi hermano si estuviera cerca, pero al parecer su ejército es más grande de lo que imaginábamos y esto solo era la primera parte —explicaba el rey.—Al menos ya tenemos con qué combatirlo —respondía Fabrizio. Ahora se disponía a preparar cada vez más y más a