[León Hernández]Aventé con todas mis fuerzas el periódico que tenía en mis manos contra la puerta de mi habitación haciendo un ruido fuerte. Escuché las voces de mi madre y mi abuela afuera preguntándome si estaba todo bien, les dije desde este lado que estaba bien, que me dejarán solo.Sacudí mi cabello con desesperación y enojo. No puedo creer que haya sido la burla de Lucía todo este tiempo. Como pude haber sido tan estúpido por haberle creído, ¿cómo pudo engañarnos no sólo a mi sino también a mi madre? Hundí mi rostro entre las manos, estaba demasiado cabreado. Me senté en la cama tratando de tranquilizarme. Ximena siempre me lo advirtió y yo no le hice caso. Me siento como el peor de los hombres por la manera en que me he comportado con ella. Hasta terminamos por que pensé que Ximena estaba equivocada con respecto a Lucía. Llegué a pensar que era un capricho de Ximena desquitarse con ella y fue todo lo contrario. Me equivoque. Me equivoque y ahora no creo que Ximena pueda perdon
[León Hernández]—¿Por qué lo hiciste Lucía? —pregunto mirándola tras las rejas de la celda en la que se encuentra de manera provisional mientras Joaquín arregla todo para dejarla en libertad. Ella me mira con rostro de arrepentimiento, pero no estoy seguro de si de verdad lo siente.Se pega sujetándose de los barrotes de la celda, posicionando su cabeza en medio de ellos.—León lo siento, yo no quería que esto pasará, fue un impulso del cuál me arrepentí después, era tanto mi deseo de tenerte que sentía mucho odio a Ximena por la manera en que la veías, me sentía vulnerable, al mismo tiempo no podía creer que te hubieras enamorado de ella tan rápido cuando me jurabas unos meses antes que yo era la única mujer a la que amabas —sus ojos brillan suplicando perdón, aún no sabe que quedará libre.—Jamás podré recuperarme del daño que me has causado Lucía, yo sólo quería ser bueno contigo, por que te apreciaba y te quería, aunque ya no te amará, quise ayudarte y tú me pagaste traicionándom
[Ximena Carbajal]Cada día luchaba por tratar de parecer fuerte frente a las personas que me rodeaban, pensé que con el paso del tiempo yo también comenzaría a creer que podía vivir conviviendo con León en el mismo trabajo. Pero cada vez que entraba a su oficina, clavaba sus ojos oscuros en mi ser, sintiendo como me penetraba el corazón con la mirada, me sentía desnuda ante él. Era una sensación que odiaba por que cada segundo respirando en la misma habitación me tentaba a doblegarme, a romper la promesa que me hice de no volver a caer en la pasión y el deseo de besar sus labios, de tocar su cuerpo, de sentir que se me humedece hasta el alma.Abro los ojos, me doy cuenta de que otra vez estoy fantaseando con él. Es la única manera en la que podemos estar juntos, en mis sueños.—¿Se puede? —escuchó el toque en mi puerta, es Tris, le digo que puede pasar mientras tomo mi termo con agua y bebo lo suficiente para quitar este calor que siento por los pensamientos que no puedo deshacer en m
[Ximena Carbajal]La reunión por mi cumpleaños estuvo genial, me avivo el ánimo que me había desaparecido durante la mañana. Me enfunde en un vestido diseñado por m hermana color azul zafiro, de un lado con una manga farol y del otro lado sin manga, me llegaba poco más arriba de las rodillas y estaba cómodamente ajustado. Me encanto, fue el regalo de cumpleaños de mi hermana, me recogí el cabello en media coleta sujetándola con un broche de piedras brillantes que me regalo una vez mi madre, unos pendientes a juego con mi atuendo y unos zapatos altos del mismo color.Me olvide un poco de mis preocupaciones cuyo nombre comienzan con “L” para dar paso a la distracción. Ya que eran los días cálidos de primavera, mi madre se empeño por decorar el jardín con luces y telas de velo para convertirlo en un jardín elegante. Invite amigas que hace tiempo no veía, algunas personas del trabajo como Tris que a pesar de ser mi secretaria nos apreciamos mutuamente y fuera del trabajo nos llevamos como
[Ximena Carbajal]Me desperté cerca de mediodía, estiré mis brazos y bostecé. Me puse de pie, me miré al espejo y estaba sonriendo. No podía ser un sueño estaba feliz por que por fin León y yo pudimos hablar largo y tendido sobre nuestros sentimientos. Miré mi móvil Martha ya me había enviado los detalles de la reunión de hoy con nuestro cliente. Tenía apenas unas horas para bañarme y vestirme. Después de desayunar, me duché rápido ya que perdí demasiado tiempo contándole a Daniela lo que paso con León. Ella se puso muy feliz por mí, grito como loca animándome a que lo intentará de nuevo con él. Estaba emocionada. Aún no decidíamos regresar como quien dice formalmente. Mi cabeza daba vueltas cuando pensaba en como lo recibiría cuando pasará por mí, ¿con un beso en los labios o uno en la mejilla? “ya no somos niños” me repetía.Me decidí por un vestido negro con mangas y unos zapatos altos del mismo color. Me recogí el cabello en una coleta alta. Maquillé mis mejillas con rubor, pero n
[Ximena Carbajal]Después de no sé cuántas copas de vino llegamos al pent-house. Apenas puse un pie en el interior me deshice de mis zapatos, estaba ansiosa por lo que seguía. Veo con lujuria como León se quita el saco y se afloja la corbata dirigiéndome una mirada lasciva. Mi respiración se agita cuando se quita el cinturón, lo tomo entre mis manos, lo pongo sobre su cuello y a modo de juego lo atraigo hacía mí. Unimos nuestros labios con deseo mientras dejo caer el cinturón sobre el suelo, rodea mi cintura con sus brazos atrayéndome a su cuerpo.León jadea, sube una de sus manos hasta mi cuello donde presiona para intensificar nuestro beso, mueve sus labios sobre los míos con necesidad, nuestras lenguas danzan entre sí apasionadamente generando sensaciones eléctricas en el interior de mis muslos. Me separo un poco para respirar, pero quiero más, exijo sus labios de nuevo succiono, mordisqueo e intensifico el fuego incontrolable que nace cuando nuestros cuerpos se juntan. León baja s
[Ximena Carbajal] Checaba nuestras analíticas del mes en cuánto a nuestras ventas, íbamos muy bien en verdad. Mejor que nunca. En estos meses a cargo de la empresa junto a mi padre pudimos posicionarla en un nivel que jamás pensamos. Ahora era conocida como una de las mujeres empresarias clave del país, cada vez que pensaba en ese logro sonreía de felicidad. Tenía todo, y todo lo había conseguido gracias al apoyo de León que creyó en mí para cederme su puesto en la empresa, aunque todo lo que se planteaba, siempre iba a parar hasta sus ojos ya que el como uno de los propietarios siempre tenía que dar el visto bueno a los nuevos proyectos. Siempre tratábamos de ver las pros y contras como dos negociantes, habíamos separado bien nuestros roles y, aunque alguna vez le planteé que regresará a la empresa él estaba feliz con la suya. Desde el despacho escucho la puerta de la entrada de la residencia de los Hernández. No puedo evitar sonreír picaresca porque sé que ese sonido me anuncia que
Ximena Carbajal Abrí los ojos, mi cabeza daba vueltas de manera desorbitada, distinguía con dificultad la silueta de León que me miraba con rostro preocupado. ¿Qué había pasado? Lo último que recuerdo es que estábamos desayunando en el comedor y ahora estoy en su habitación. Me llevé la mano a la cabeza. —¿Estas bien? —preguntó él depositando un beso suave en mi frente. Sonreí de manera forzada, para nada estaba bien, pero no quería preocuparlo más de lo que ya estaba. ¿Por qué me desmayé? —el doctor ya viene en camino, tranquila. León caminaba en círculos dubitativo. Fruncí el ceño, observándolo me estaba causando ansías. —¿Puedes sentarte por favor? —le pedí llevándome una mano a la cabeza, aún me dolía. León se detuvo dirigiéndome una mirada de preocupación —¿y si estas embarazada? Mis nervios se tensaron —eso no puede ser, me estoy cuidando. —Pero a veces los métodos fallan, he leído sobre eso —arqueé una ceja. —León, no estoy embarazada —dije tajante —lo siento. León hizo