[Ximena Carbajal] Checaba nuestras analíticas del mes en cuánto a nuestras ventas, íbamos muy bien en verdad. Mejor que nunca. En estos meses a cargo de la empresa junto a mi padre pudimos posicionarla en un nivel que jamás pensamos. Ahora era conocida como una de las mujeres empresarias clave del país, cada vez que pensaba en ese logro sonreía de felicidad. Tenía todo, y todo lo había conseguido gracias al apoyo de León que creyó en mí para cederme su puesto en la empresa, aunque todo lo que se planteaba, siempre iba a parar hasta sus ojos ya que el como uno de los propietarios siempre tenía que dar el visto bueno a los nuevos proyectos. Siempre tratábamos de ver las pros y contras como dos negociantes, habíamos separado bien nuestros roles y, aunque alguna vez le planteé que regresará a la empresa él estaba feliz con la suya. Desde el despacho escucho la puerta de la entrada de la residencia de los Hernández. No puedo evitar sonreír picaresca porque sé que ese sonido me anuncia que
Ximena Carbajal Abrí los ojos, mi cabeza daba vueltas de manera desorbitada, distinguía con dificultad la silueta de León que me miraba con rostro preocupado. ¿Qué había pasado? Lo último que recuerdo es que estábamos desayunando en el comedor y ahora estoy en su habitación. Me llevé la mano a la cabeza. —¿Estas bien? —preguntó él depositando un beso suave en mi frente. Sonreí de manera forzada, para nada estaba bien, pero no quería preocuparlo más de lo que ya estaba. ¿Por qué me desmayé? —el doctor ya viene en camino, tranquila. León caminaba en círculos dubitativo. Fruncí el ceño, observándolo me estaba causando ansías. —¿Puedes sentarte por favor? —le pedí llevándome una mano a la cabeza, aún me dolía. León se detuvo dirigiéndome una mirada de preocupación —¿y si estas embarazada? Mis nervios se tensaron —eso no puede ser, me estoy cuidando. —Pero a veces los métodos fallan, he leído sobre eso —arqueé una ceja. —León, no estoy embarazada —dije tajante —lo siento. León hizo
[Ximena Carbajal]Le llamé varias veces a León, pero no me contestó. Maldita sea, aventé el móvil que rebotó por la cama hasta caer al suelo. Me llevé las manos al cabello con desesperación, tan bien que habíamos estado los últimos meses.—¿Problemas en el paraíso? —escuché la voz de mi madre que estaba de pie recargada en el marco de la puerta.—Creo que León me terminó, de lo enojado que estaba pensó que le estaba pidiendo tiempo… ¿puedes creerlo mamá? —mi mamá esbozó una sonrisita.—Son problemas de pareja joven hija, de esos habrá, lo importante es que si se quieren hablen, los dos tienen un carácter que uff, ni para que te cuento —le dirigí una mirada asesina mientras mamá se divertía mirándome —León es un hombre muy explosivo, pero a la vez muy sensible, conozco a mi nuerito, y tu hijita tampoco eres la dulce doncella, tienes tu carácter y muy acentuado además de que siempre quieres tener la razón para todo, el día en que ustedes dos se pongan de acuerdo, ese día seré la mamá má
En la noche no pude dormir pensando en León, tenía muchas ganas de llamarlo, pero mi orgullo pudo más. Por la mañana, se me hizo tarde, cuando baje a desayunar mi papá y Daniela ya habían salido a la oficina. Tuve que pedir un café para llevar. ¡Mierda! Maldije, al querer encender mi auto éste se quedó atascado, no arrancaba. Mordí mi labio, ¿era cosa del destino o la vida me estaba dando una lección? El único mecánico que conocía era León. Suspiré, ¿lo llamaré o no lo llamaré? ¿y si sigue enojado y no quiere verme? Mejor no lo hago, necesito que tomemos nuestro tiempo para pensar bien hacía donde llevaremos nuestra relación. Entonces decidí llamar un taxi para que me llevará a las oficinas de CarSo.Cuando llegué llevaba media hora de retraso, iba echa una furia. Apenas crucé las puertas noté como todos los empleados me miraban de una manera extraña. Fruncí el ceño. Daniela me interceptó en la entrada.—Ximena, ¿Por qué llegaste tan tarde?Hice una mueca.—Daniela no quiero hablar so
Ximena CarbajalLeón y yo nos dirigimos al despacho del abogado Rubier, el esposo de Judith López. Mientras conduce al estilo experto como todo un rápido y furioso, de vez en cuando deja su mano en mi rodilla deslizándola un poco más hacía el interior de mi entrepierna, volteo a verlo y el me dirige una sonrisa traviesa. Dejo su mano donde ésta, me gusta sentirme deseada por mi hombre. Lo miro con lascivia esperando pronto estar en casa los dos solitos. Cuando se estaciona frente al despacho le digo —entraré y hablaré con el abogado así sabremos exactamente lo que tú “hermana” quiere, tal vez me de sus datos y podamos ir a hablar directamente con ella.León asiente, le doy un beso en los labios —suerte.Le sonrío.Bajo del auto y entro al edificio donde me recibe una señorita en la recepción, le explico que estoy buscando al abogado Rubier, en ese momento veo como varios hombres salen muy alegres de una oficina.—Señorita, puede pasar —me dice la secretaria.Asiento —gracias.Entro a
Ximena Carbajal—¿Hermano? —preguntó Judith confundida.—Emm… —miraba con timidez al esposo de Judith que me fulminaba con la mirada.—Te lo explicaré —dijo León de pronto —también soy hijo de Eugenio Mendoza, hijo no reconocido hasta después de su muerte, desde niño siempre fui muy humilde, viví en una vecindad con mi madre, siempre pensé que él había muerto.Judith miró a su esposo. Luego devolvió su mirada a León.—Mi historia es muy parecida a la tuya… la familia de mi madre siempre fue muy humilde.—Bueno, es que el tío era… le gustaban las mujeres jeje —interrumpí. Luego me arrepentí del comentario ya que la escena se había vuelto más incómoda.Judith LópezNo podía dejar de ver aquel hombre frente a mí que decía ser mi hermano, hijo del mismo padre. ¿Pero que no era ella su sobrina? ¿Entonces eran primos? Comencé a marearme, tuve que apoyarme en el sillón, me senté y sentí como los brazos de Daniel rodearon mi cuerpo.—¿Estás bien amor?Asentí.—Fue un mareo.Daniel fulminó a n
Ximena CarbajalDespués de regresar a la oficina apenas León se quedó ahí le inventé que tenía que ir a visitar al contador por una reunión, le pediría unas facturas. La verdad es que ahora que dijo que volvería a la empresa no me esta sentando muy bien ser otra vez la quinta al mando, esta mi padre, luego él, luego Daniela, incluso los directivos y al final yo, casi soy una empleada, en el organigrama de la empresa estoy en el peldaño decimo. Necesitaba tomar aire, no lo había hablado con León, mi antiguo puesto ya estaba ocupado y no sabía como decirle que era mejor que regresará al taller y yo me ocupará de su puesto.Conducía sin rumbo para distraerme cuando de pronto se me ocurrió algo. Me detuve justo en frente de las oficinas de Banmex. Apenas llegué al piso de la oficina de Tadeo pude ver en el escritorio de su asistente a mi queridísima amiga Lucía, la trol. Estaba viendo el computador cuando sintió mis pasos cerca. Sus cejas se fruncieron cuando me vio.—¿Esta tu jefe? —le
Ximena CarbajalSin darme cuenta me sorprendo mordiendo mis uñas sentada en una silla en el balcón de mi habitación. Veo como Daniela entra.—Mamá pregunta si de nuevo peleaste con León para poner un lugar en la mesa para cenar.La aniquiló con la mirada.—Si peleé con León, se me soltó la lengua discutiendo con su madre y el escuchó la parte que no debería —me quejé.Daniela me abraza—Sabes que León tiene debilidad por su mamá, ya la ha elegido antes —asiento con tristeza —pero sabes que, hoy leí un articulo en internet sobre parejas que dice que la persona con la que más peleas y discutes es a la que más amas, tú amas a León.—Con todo mi corazón, pero a veces me desespera.—Vamos a cenar.Durante la cena hablo con mis papas, pero evito mencionar lo que su madre me reveló. No se que hacer con esa información, el día de mañana se supone que iríamos junto a Judith y su esposo por los resultados del ADN, no creo que León quiera que vaya con él. Pero y si, los resultados salen negativo