Ximena Carbajal—¿Hermano? —preguntó Judith confundida.—Emm… —miraba con timidez al esposo de Judith que me fulminaba con la mirada.—Te lo explicaré —dijo León de pronto —también soy hijo de Eugenio Mendoza, hijo no reconocido hasta después de su muerte, desde niño siempre fui muy humilde, viví en una vecindad con mi madre, siempre pensé que él había muerto.Judith miró a su esposo. Luego devolvió su mirada a León.—Mi historia es muy parecida a la tuya… la familia de mi madre siempre fue muy humilde.—Bueno, es que el tío era… le gustaban las mujeres jeje —interrumpí. Luego me arrepentí del comentario ya que la escena se había vuelto más incómoda.Judith LópezNo podía dejar de ver aquel hombre frente a mí que decía ser mi hermano, hijo del mismo padre. ¿Pero que no era ella su sobrina? ¿Entonces eran primos? Comencé a marearme, tuve que apoyarme en el sillón, me senté y sentí como los brazos de Daniel rodearon mi cuerpo.—¿Estás bien amor?Asentí.—Fue un mareo.Daniel fulminó a n
Ximena CarbajalDespués de regresar a la oficina apenas León se quedó ahí le inventé que tenía que ir a visitar al contador por una reunión, le pediría unas facturas. La verdad es que ahora que dijo que volvería a la empresa no me esta sentando muy bien ser otra vez la quinta al mando, esta mi padre, luego él, luego Daniela, incluso los directivos y al final yo, casi soy una empleada, en el organigrama de la empresa estoy en el peldaño decimo. Necesitaba tomar aire, no lo había hablado con León, mi antiguo puesto ya estaba ocupado y no sabía como decirle que era mejor que regresará al taller y yo me ocupará de su puesto.Conducía sin rumbo para distraerme cuando de pronto se me ocurrió algo. Me detuve justo en frente de las oficinas de Banmex. Apenas llegué al piso de la oficina de Tadeo pude ver en el escritorio de su asistente a mi queridísima amiga Lucía, la trol. Estaba viendo el computador cuando sintió mis pasos cerca. Sus cejas se fruncieron cuando me vio.—¿Esta tu jefe? —le
Ximena CarbajalSin darme cuenta me sorprendo mordiendo mis uñas sentada en una silla en el balcón de mi habitación. Veo como Daniela entra.—Mamá pregunta si de nuevo peleaste con León para poner un lugar en la mesa para cenar.La aniquiló con la mirada.—Si peleé con León, se me soltó la lengua discutiendo con su madre y el escuchó la parte que no debería —me quejé.Daniela me abraza—Sabes que León tiene debilidad por su mamá, ya la ha elegido antes —asiento con tristeza —pero sabes que, hoy leí un articulo en internet sobre parejas que dice que la persona con la que más peleas y discutes es a la que más amas, tú amas a León.—Con todo mi corazón, pero a veces me desespera.—Vamos a cenar.Durante la cena hablo con mis papas, pero evito mencionar lo que su madre me reveló. No se que hacer con esa información, el día de mañana se supone que iríamos junto a Judith y su esposo por los resultados del ADN, no creo que León quiera que vaya con él. Pero y si, los resultados salen negativo
Ximena CarbajalJudith se acerca a mí para abrazarme.—¿Sabes a dónde fue? —Asiento, sintiendo como la tristeza me va consumiendo desde adentro —podemos ir y explicarle.Niego.—León es un hombre muy terco Judith, lo conozco, si se fue es por que te ha dejado todo y acepta que no tiene derecho sobre sus bienes —exhalo —lo mejor es darle tiempo, déjame hablar con él primero, por favor.Judith asiente.—Lo siento —dice su esposo, sonrió levemente agradeciéndoles por estar aquí conmigo, apenas y los conozco y ya siento aprecio por ellos.—Gracias, bueno, creo que nos estaremos viendo seguido —les digo con voz amable —me alegra que hayan sido ustedes y no otras personas —sonrió irónica —creo que ya esta es la tercera vez que lo digo.Judith ríe —me alegra que tú me hayas buscado.—No sabes la alegría que le dará a mi mamá conocerte, ella fue mejor amiga del tío Eugenio, de ahí que le digamos así aunque no sea de sangre, siempre lo quisimos como un tío de verdad, yo lo apreciaba mucho y lo
León HernándezDe lo único que tal vez no podría regresarle a Judith es la casa que compré para mi madre y mi abuela. Significaba mucho para mi que tuvieran un techo donde vivir, al menos ya no estaríamos como antes cuando la preocupación de conseguir el dinero para la renta nos quitaba el sueño cada final de mes. Ahora sólo tenía que trabajar para subsistir, lo único que sabía hacer era arreglar autos por lo que llamé a mi amigo, el dueño del taller que antes me rentaba para que lo hiciera de nuevo, gracias al cielo no lo había rentado desde que me fui de ahí. Aún tenía el anuncio y la pintura que anunciaba un taller de reparaciones automotrices.Como todos los últimos días llegaba abriendo la malla metálica para disponerme a trabajar. La nostalgia de ver este lugar tan vacío me hacía sentir aún más solo, extrañaba mucho a Ximena, pero era lo mejor para ella, no la ataría a estar con un hombre que no le pudiera dar los lujos a los que esta acostumbrada, aunque lo quisiera, sólo soy u
León HernándezToda la tarde estuve pensando en Ximena, la extrañaba, no podía dormir porque ella y yo siempre dormíamos abrazados, era una linda costumbre que teníamos, no era lo mismo abrazar la almohada.Al día siguiente de que la vi, bajé a desayunar, el olor a tortillas recién hechas con carne con chile me abrió el apetito. Mi madre y yo no hablábamos mucho desde que regresé, todo era seriedad en la casa. Al parecer mi hermano ya se había ido a la escuela y mi abuela estaba en su cuarto. Tomé un plato para servirme la comida, sentí la mirada de mi madre sobre mí.—León, no me gusta verte así hijo —la miré.—Mamá, no me duele lo que hiciste por que entiendo que estabas desesperada, me duele el hecho de que viste que estaba enamorado de Ximena y nunca dijiste nada, sabías que no era un Mendoza, si me lo hubieras dicho nunca hubiéramos estado juntos por que las mentiras no duran para siempre.Mi madre baja la mirada.—Perdóname —suspiró.—Desayunemos —le digo.…Apenas llegó al tall
Ximena CarbajalLeón y yo caminamos tomados de la mano por la calle, como si fuéramos dos noviecitos adolescentes hasta llegar a su casa. Su madre estaba lavando la ropa cuando entramos. Era una casa pequeña a comparación con las residencias de clase media que había en la ciudad, pero era acogedora, al parecer tenía tres habitaciones para dormir, la cocina, el living y un baño. ¡Un baño!Él me miró esperando la reacción al conocer su casa, yo sonreí. Para ser sincera nunca había vivido en otra casa que no fuera la de mis padres, no conocía otro modo de vida, pero estaba dispuesta a todo para estar con el hombre que más amaba, por que con él había conocido que el dinero no importaba si nos amábamos, por que sólo con él era feliz. Apreté su mano con suavidad y rodeé su cuello con mis brazos. Le di un besito tierno —esta perfecto —musite.León me miró con la misma ternura, me derretía cuando me miraba así.—Ximena… —escuché la voz de su madre, León carraspeo y me separé un poco de él.—M
Ximena CarbajalAnsiaba que los días llegarán y fuera fin de semana pronto. Había hablado con mis padres por llamada y ellos me apoyaban en la decisión que tomé de quedarme en casa con León. Sabían cuanto lo amaba. Por su parte mensajeaba con Daniela casi a todas horas, aunque a veces ella no me contestaba por el trabajo. Decidí que cuando fuéramos a Montenegro me traería mi laptop para distraerme y trabajar en algo. Diario ayude en el quehacer de la casa, descubrí que me gustaba la cocina, pensé que podría ser buena idea que pronto buscara algún curso ya fuera de cocina o repostería, me encantaría.El fin de semana se llegó estaba muy emocionada por ver a mi familia, hace mucho no me separaba tanto de ellos. Estaba vaciando mi maleta, me la llevaría sola para traerme más cosas de Monteverde. Sentí el abrazo por la espalda de mi hombre.—¿Estas emocionada de regresar? —me preguntó al oído.Asentí con una sonrisa. Me gire para verlo.—Este fin de semana tengo muchos planes para nosotro