León HernándezDe lo único que tal vez no podría regresarle a Judith es la casa que compré para mi madre y mi abuela. Significaba mucho para mi que tuvieran un techo donde vivir, al menos ya no estaríamos como antes cuando la preocupación de conseguir el dinero para la renta nos quitaba el sueño cada final de mes. Ahora sólo tenía que trabajar para subsistir, lo único que sabía hacer era arreglar autos por lo que llamé a mi amigo, el dueño del taller que antes me rentaba para que lo hiciera de nuevo, gracias al cielo no lo había rentado desde que me fui de ahí. Aún tenía el anuncio y la pintura que anunciaba un taller de reparaciones automotrices.Como todos los últimos días llegaba abriendo la malla metálica para disponerme a trabajar. La nostalgia de ver este lugar tan vacío me hacía sentir aún más solo, extrañaba mucho a Ximena, pero era lo mejor para ella, no la ataría a estar con un hombre que no le pudiera dar los lujos a los que esta acostumbrada, aunque lo quisiera, sólo soy u
León HernándezToda la tarde estuve pensando en Ximena, la extrañaba, no podía dormir porque ella y yo siempre dormíamos abrazados, era una linda costumbre que teníamos, no era lo mismo abrazar la almohada.Al día siguiente de que la vi, bajé a desayunar, el olor a tortillas recién hechas con carne con chile me abrió el apetito. Mi madre y yo no hablábamos mucho desde que regresé, todo era seriedad en la casa. Al parecer mi hermano ya se había ido a la escuela y mi abuela estaba en su cuarto. Tomé un plato para servirme la comida, sentí la mirada de mi madre sobre mí.—León, no me gusta verte así hijo —la miré.—Mamá, no me duele lo que hiciste por que entiendo que estabas desesperada, me duele el hecho de que viste que estaba enamorado de Ximena y nunca dijiste nada, sabías que no era un Mendoza, si me lo hubieras dicho nunca hubiéramos estado juntos por que las mentiras no duran para siempre.Mi madre baja la mirada.—Perdóname —suspiró.—Desayunemos —le digo.…Apenas llegó al tall
Ximena CarbajalLeón y yo caminamos tomados de la mano por la calle, como si fuéramos dos noviecitos adolescentes hasta llegar a su casa. Su madre estaba lavando la ropa cuando entramos. Era una casa pequeña a comparación con las residencias de clase media que había en la ciudad, pero era acogedora, al parecer tenía tres habitaciones para dormir, la cocina, el living y un baño. ¡Un baño!Él me miró esperando la reacción al conocer su casa, yo sonreí. Para ser sincera nunca había vivido en otra casa que no fuera la de mis padres, no conocía otro modo de vida, pero estaba dispuesta a todo para estar con el hombre que más amaba, por que con él había conocido que el dinero no importaba si nos amábamos, por que sólo con él era feliz. Apreté su mano con suavidad y rodeé su cuello con mis brazos. Le di un besito tierno —esta perfecto —musite.León me miró con la misma ternura, me derretía cuando me miraba así.—Ximena… —escuché la voz de su madre, León carraspeo y me separé un poco de él.—M
Ximena CarbajalAnsiaba que los días llegarán y fuera fin de semana pronto. Había hablado con mis padres por llamada y ellos me apoyaban en la decisión que tomé de quedarme en casa con León. Sabían cuanto lo amaba. Por su parte mensajeaba con Daniela casi a todas horas, aunque a veces ella no me contestaba por el trabajo. Decidí que cuando fuéramos a Montenegro me traería mi laptop para distraerme y trabajar en algo. Diario ayude en el quehacer de la casa, descubrí que me gustaba la cocina, pensé que podría ser buena idea que pronto buscara algún curso ya fuera de cocina o repostería, me encantaría.El fin de semana se llegó estaba muy emocionada por ver a mi familia, hace mucho no me separaba tanto de ellos. Estaba vaciando mi maleta, me la llevaría sola para traerme más cosas de Monteverde. Sentí el abrazo por la espalda de mi hombre.—¿Estas emocionada de regresar? —me preguntó al oído.Asentí con una sonrisa. Me gire para verlo.—Este fin de semana tengo muchos planes para nosotro
Ximena CarbajalVer a León enfurecido me asusta, se meterá en muchos problemas si llega a golpear a Ferreti. Lo sostengo con fuerza del brazo para que no haga una locura. Mi mente da mil vueltas tratando de encontrar una solución y de repente…—Pascal si nunca salí contigo no fue por que fueras corredor, fue por que eres un arrogante de mierda que creía que todas las mujeres debían estar a sus pies —suelto con furia, siento como el brazo de León se relaja y una risita por parte de Samuel se dibuja en su rostro.Pascal me asesina con la mirada por que lo he dejado en ridículo frente a todo su equipo.—¡Saquenlos! ¡Y tu Samuel después de esta carrera estas despedido! —suelta con furia, el rostro de Samuel se descompone, mi espalda se tensa y escalofríos recorren todo mi cuerpo, por nosotros Samu ha perdido su trabajo.—Él no tiene la culpa —dice León —eres un ardido.—No nos iremos sólo por que tu lo ordenes —digo de pronto, la fiera que llevo dentro ruge buscando venganza —¿esta es una
Ximena CarbajalLos autos avanzan y yo siento como mi corazón palpita tan fuerte como si estuviera a punto de estallar en mi pecho. Los nervios y la desesperación es tal que me acerco a Samuel quien ahora le está dando instrucciones a León a través de la diadema.—Asegúrame que le ganará —le pido.Samuel me mira perplejo, chasquea la lengua —Ximena, Ferreti es el campeón mundial, León nunca ha corrido pero lo está haciendo bien va en tercer lugar de todos los autos.—¿Quién va en primero? —pregunto mirando a la pista ya que no alcanzo a distinguir quién es quien, no conozco los autos de cada piloto.—Pascal va en primero…Toda la sangre de mi cuerpo se baja hasta mis pies, mis manos y frente se ponen frías. Veo como al completar la primera vuelta León queda en tercero, al parecer son varias vueltas en el circuito las que tienen que hacer, solo espero que pueda alcanzar al odioso de Ferreti. Agitó mis manos, camino en círculos veo a lo lejos que un hombre de pie a unos metros de nosotr
Ximena CarbajalDicen que cuando la vida te da limones hagas limonada… y eso fue lo que pasó. Aproveché la oportunidad que se nos presentó para que mi novio ganará 35 millones, ahora mismo, mientras regresábamos a casa de mis padres, pensaba en que León ya no tendría que preocuparse por el dinero de nuevo. 35 millones no era lo suficiente para vivir el resto de nuestras vidas, pero si que la haría mucho más cómoda.Regresamos a casa de mis padres para darles la noticia. Ellos tampoco lo podían creer, Daniela les contaba todo con lujo de detalles, mientras todos nos sentamos en el living.—¿Qué harás con ese dinero León? —le preguntó mi padre.León aclaró su garganta.—Pienso poner un taller como el que teníamos antes, ahí me iba bien y creo que será una buena idea aquí en Montenegro, así Ximena podrá regresar a CarSo.—¿Cuándo se vendrán a vivir a Montenegro de nuevo?León voltea a verme, entrelaza su mano a la mía y yo le sonrió esperando su respuesta, sabe que lo apoyo en cualquier
Pasaron varias semanas, las cosas parecían tomar su rumbo normal de nuevo. Había regresado a la empresa de mi padre y como antes, pero con algo diferente, ahora me encargaba de administrar las acciones de Judith. La pobre apenas podía caminar, ella era tan pequeña, tan delgada y su estómago enorme que le propuse ir a visitarla a su casa cuando algo requiriera de su firma. Estos días me había sentido mucho más cercana a ella, le tenía mucho cariño, como el de una hermana, pero era diferente al cariño que sentía por Daniela. Antes había tenido amigas, pero después de mi boda fallida, muchas dejaron de hablarme por lo que decidí sólo enfocarme en el trabajo, luego llegó León y ya no tuve muchos amigos que digamos. Judith en poco tiempo se había convertido en una amiga, o más bien en mi mejor amiga. A veces y a propósito pasaba a verla a su casa, le gustaba que le llevara roles de canela, los amaba, tomábamos un chocolate y platicábamos sobre cómo iban las cosas, le hablaba sobre mi vida