NARRADORAEra su padre, su imagen espectral con la apariencia de muchos años atrás. Bailaba con una hermosa mujer de cabello azulado y ojos índigos.Se reían enamorados y danzaban por todo el salón, que ahora parecía animado por una fiesta de espíritus alegres. ¿Era un recuerdo o algo más?Repentinamente, la música flotando en el aire cesó y las siluetas resplandecientes de sus padres aparecieron frente a Damon. —Ma… má —con un nudo en la garganta la llamó.Ya no recordaba el calor de las caricias de su madre, pero cuando ella puso la mano en su mejilla fue como si regresara de nuevo a su infancia.—Todo está bien, hijo mío. Estamos juntos de nuevo… —ella miró a los ojos enamorados de su mate. El antiguo Rey Lycan también la observaba y luego se giró hacia Damon. —Cuida de nuestros nietos. Haz las cosas mejor que tu anciano padre. Serás un rey increíble —le dijo y el pecho de Damon se contrajo al verlos desaparecer en la nada. La música, el salón de fiesta, los recuerdos del aye
NARRADORA—Asher, yo… —de repente la hechicera se volvió tímida, ella que siempre había sido tan atrevida y seductora. Pero no más dudar. —¿Qué haces aquí, Eldora? —No quiero que te emparejes con esa mujer —le dijo la verdad, con egoísmo, con el derecho que le daba amarlo como una demente. —Yo no quiero, Asher, yo… yo te amo, te amo tanto… Sus palabras se quebraron, y al fin pudo soltar lo que tanto había retenido en su corazón. Caminó hacia él, que no solo esperaba al final del pasillo. Sus ojos carmesíes la miraban intensamente, pero no se apresuró a perdonarla como antes. —Eso no era lo que me decías… Sabía de tu maldición, estaba dispuesto a todo por ti. Tú fuiste la que siempre renegaste de este amor… —¡Porque no te quería hacer daño, entiende! —Eldora lloraba, las lágrimas rodaban sin cesar por sus mejillas de porcelana. —Odiaba en lo que me convertía. Si me hubieses tenido muriendo en tus brazos ¡¿acaso continuarías con eso?! Le preguntó, deteniéndose a menos de un m
NARRADORAUNOS MESES DESPUÉS…Bajo las capas y capas de pisos, en las profundidades del castillo lycan se cavó una enorme guarida, llena de oro y joyas resplandecientes.Porque hay pocas cosas que le gusten más a los dragones que el brillo y el esplendor.Sin embargo, los ojos de Shunayá ni siquiera se fijaban en el tesoro bajo su enorme cuerpo, sino en la mujer que tenía protegida contra su vientre.—Nena, respira profundo, ¿necesitas más de mi sangre? Damon y Ulric estaban nerviosos, sudando más que su hembra embarazada. Metidos entre las piernas abiertas de Lorien, que pujaba con jadeos contenidos. El vestido blanco de algodón se le pegaba a la piel y el cabello a la frente perlada por el esfuerzo. —Estoy… bien… ¡aaahhh! —rugió cuando sintió que más líquido escapaba de su interior. —¡¿Estás seguro de que esto funcionará?! ¡¿No era mejor traer una partera?! —Damon subió la cabeza para mirar a los ojos hermosos de su dragona, estaba angustiado. “Ella estará bien, no sufre, sol
NARRADORASu mate colocó sobre el cojincito preparado el huevo grande y brilloso, que al sentir el corazón mágico, se quedó tranquila cerca de la madre dragona.El agua purificadora lavó las heridas internas de Lorien y curó cada desgarro, limpiándola de sangre y residuos.Damon arrojaba las cosas sucias al recipiente bajo la montaña dorada, cambiando a su pareja para que estuviese más cómoda.Se habían preparado durante semanas para hacer esto ellos solos.Los dragones eran muy celosos con sus partos, y los lycan también.Un llanto y gimoteos agraviados les dijo que su hijo mayor ya requería atención.Lorien se giró de lado para agarrar a la cosita.Damon la ayudó a incorporarse y se sentó detrás de su espalda, pegándose él a Shunayá."Suave, cachorro, no desesperes, no puede herir a la madre" Ulric le daba instrucciones al espíritu inmaduro de su hijo.La boquita hambrienta se pegó del seno materno y comenzó a alimentarse.Damon rodeaba a Lorien con sus brazos y acariciaba con los
NARRADORA"No"Shunayá no lo dudó."Aquí tengo todo lo que siempre deseé y haremos de estas tierras un nuevo Ignaryon, solo para los Dragones de Agua"Y así lo hicieron. Durante años construyeron su hogar. La magia reinó de nuevo entre los hombres lobos, y los hechiceros recuperaron su lugar en estas tierras. Shunayá movía las aguas, trayendo fertilidad a los campos y comida de los mares. La lluvia alegraba sus corazones y purificaba cualquier maldad en sus mentes. Ella podía abrir la puerta hacia Ignaryon, sin embargo, nunca deseó hacerlo. No codiciaba el poder de los otros Dragones y creó su propio mundo encantado. Pero eso no significaba que sus descendientes se conformaran con lo mismo, y cierta dragoncita traviesa podía desear conquistar los mares del universo… y de paso sacarle más canas a su pobre padre, el Rey Lycan...persiguiéndola por medio mundo.*****Casi un año después del nacimiento y el establecimiento del reinado de Damon y Lorien de Wynter:Shunayá dormía en su n
LORIEN Desde que tengo memoria, nunca he sido la dueña de mi voluntad. A nadie le importa lo que me gusta o detesto, si deseo hacer algo o no. Sentada en una esquina oscura de este asfixiante y asqueroso granero, herida y hambrienta, intento sobrevivir como el resto de los condenados. Mi nombre es Lorien, a secas. Los esclavos no tenemos derecho a nada más. Vivía en la manada "Lago de Oro" y servía como Omega a una anciana loba hasta que el saqueo tocó nuestras puertas. Fuimos conquistados brutalmente por una manada más poderosa, "Lobos Rojos", y aquí estaba... Solo había cambiado de amos. —¡¿No rogaste porque perdonáramos la vida de tu mugrosa abuela?! —los rugidos enojados resonaron en la entrada del ruinoso granero. —¡Ve y haz bien tu trabajo o sus viejos huesos serán los primeros en ser comida de bestias! Un guerrero le gritaba a un niño harapiento, que asentía con la cabeza baja antes de correr a examinar a los esclavos. Nos tenían apresados, sujetos y encaden
LORIEN Era un Vehemoth de la Noche, enfurecido, dando vueltas mientras rugía. Una bestia del Bosque Oscuro, un sitio prohibido dentro del reino, infectado por brujas y seres tenebrosos. Su cuerpo robusto de cuatro metros de altura, casi siete de largo, pelaje negro tupido, un intimidante cráneo con cuernos. La larga cola puntiaguda se agitaba a su espalda como un cuchillo en el aire y abanicaba las poderosas alas huesudas y agujereadas. —¡Agarren las sogas y a mi señal tiren con fuerza! —nos ordenaron. Miré la soga atada al enorme travesaño de madera y hierro, que hacía de pestillo para la puerta descomunal. La envolví en mis manos y, a la señal, comenzamos a halar con todas nuestras fuerzas. Era pesado, demasiado pesado, y el mecanismo apenas se movía. —¡Tiren más fuerte, maldit4 sea! ¡CHAS, CHAS, CHAS! El látigo llovía, los resoplidos de esfuerzo, los pies arrastrándose para afianzarse, levantando polvo, rechinando los dientes, dejándonos el pellejo de las manos
LORIEN El pesado cuerpo de la bestia cayó inerte sobre el suelo, y vi rodar la cabeza de la Serpiente Aulladora. Ahora sí que estaba más que muerta, pero aun así me arrastré hacia atrás para alejarme, gateando sobre mi trasero. El tiempo pareció detenerse cuando ese lobo se giró a mirarme fijamente, tan intenso y despiadado. Sus pupilas rojas se estrecharon. Paso a paso, se acercaba. El líquido carmesí aún goteaba de sus fauces mortales. Cerré los ojos, temblando, cuando su enorme cabeza se inclinó sobre la mía. "No me asesines, por favor… no me asesines…" le supliqué en mi mente. El botón oscuro de su nariz se hundió en el hueco de mi cuello, justo donde mi arteria latía frenética, a punto de reventar. Lo sentí aspirando, resopló con molestia, obligándome a exponer más mi cuello. Mi debilidad. Y lo hice… giré la cabeza a un lado, mientras su pelaje me hacía cosquillas en la piel. Mis oídos solo captaban sus profundas respiraciones. La algarabía a nuestro alrededor s