Aquella noche, casi que no puede conciliar el sueño.
Mi mente estaba llena de ideas locas, tanto que estaba a punto de volverme loca… no podía dejar de pensar en lo mucho que en su momento estaba enamorada de Aleksander.
Y el ahora… el haberlo besado, haber compartido aquel momento tan íntimo me ponía nerviosa. Intente disipar aquellos pensamientos bajo la ducha para finalmente salir y apresurarme para no perderme el desayuno.
El lugar estaba lleno de gente, mis ojos barrieron el lugar hasta encontrarlo, en una de las mesas alejadas, con un plato de tostadas francesas con huevos y café. Rápidamente, me apresuré para tomar café con leche y wafles con Nutella.
Y es allí cuando camino a su dirección, sintiendo como mi corazón está a punto de explotar.
—Buenos días —Lo saludo, sintiendo como un inmenso nudo en mi garganta.
—Buenos días, señorita Collins.
«Señorita Collins»
Aquello marco una extraña lejanía que creí que ya no existía.
—¿Podemos hablar de lo que paso ayer, señor Mills? O ¿estaba muy borracho para acordarse?
—¿Qué cosa? ¿Cuándo te pedí matrimonio o como casi te follo?
Me sonrojo.
—Sí, de esto —Le muestro el anillo que todavía estaba en mi dedo, este era realmente hermoso con un gran diamante en el medio—. No te lo he devuelto porque si hiciste eso ayer debía ser por alguna razón e iba a parecer extraño devolver el anillo al día siguiente.
—Siéntate, ponte cómoda.
Eso hago.
—¿Entonces?
—Pues… yo termine con mi novia, prefirió como lo había hecho desde hacía mucho trabajar… Mi abuela me estuvo rogando que me casase con ella, nos conocemos desde pequeños. En el fondo sabía que eso no iba a funcionar, ya que de los 365 días del año que nos hayamos visto una vez al mes es mucho, así que esta era la última oportunidad de Natasha, el problema era que a pesar de que sabía que esto podía pasar, había hablado con el capitán del crucero para que hiciera lo que hizo ayer, se suponía que eso tenía que ser mágico.
» Así que tuve que hacerte pasar como mi prometida, pensé que esto no se iba a filtrar, pero si lo hizo. Ahora toda mi familia sabe de ti, en especial mi abuela, quien se tomó el tiempo de investigarte y al darse cuenta de que estudiaste en la universidad donde ella es amiga de la decana, se enteró de que eres la mejor de tu promoción; mi abuela cree que eres la mejor para mí.
Mientras él hablaba estaba comiendo.
—Le tendrás que decir eso, que solo fue para no perder tu orgullo que me pediste matrimonio.
—Tú no entiendes.
—Entonces explicame.
—Quiero que te cases conmigo.
—¿Cómo?
—Por un año, te daré el puesto tan deseado que has querido, deberás aparentar en ese tiempo que somos una amorosa pareja en público y frente a mi familia, vivirás conmigo, pero tendrás tu propia habitación, tendrás un muy buen salario quintuplicado por el papel que estás cumpliendo.
—¿Qué pasa si no acepto?
—¡Por favor! Te estoy ofreciendo lo que tanto querías, ser mi Sub-Chef, te aseguro que cuando termine todo esto tendrás tu puesto asegurado.
No sé qué decir.
Por un lado, estaba mi gran sueño viéndose por fin a punto de cumplirse y por otro… el gran miedo de salir lastimada ¿Estaba lista para mostrarme lo suficientemente madura para hacer hasta lo más loco con tal de lograr mis sueños?
—Está bien, lo haré.
Aleksander me sonríe.
—No te preocupes, todo va a salir bien, somos adultos, esto no se puede salir de control.
Frunzo los labios sintiendo unas extrañas náuseas.
Si supieras que muy en el fondo… yo estaba enamorada de ti.
Espero que aquello fuese algo del pasado, que no me impidiese hacer toda esta locura.
—Pues necesito que empieces a actuar desde ya, tengo entendido que muchos reporteros y paparazis están esperando que mañana lleguemos a George Town, Gran Caimán para tomarnos fotos —Aleksander le da un sorbo a su café.
—¿No tienes miedo de que Natasha vuelva?
—Creeme que lo he pensado, pero siento que… me voy a concentrar en mis restaurantes y en nadie más.
—Ya veo —Me llevo un trozo de wafle a la boca.
Así que este era el inicio oficial de esta loca aventura.
La llegada a George Town, Gran Caimán, me recibe con el calor veraniego que estaba haciendo para estos momentos del año.Me apliqué una buena cantidad de bloqueador, había algunas personas tomando el sol en unas sillas ubicadas alrededor de una piscina en el crucero.—¿Estás lista para conocer Gran Caimán? —Me pregunta Aleksander, quien se encontraba a mi lado, posando una mano en la parte baja de mi espalda.¿En algún momento me acostumbraría a esta cercanía con Aleksander a pesar de ser tan “falsa”?—Estoy nerviosa, pero quiero llegar pronto.Cuando finalmente llegamos a la isla, nos dirigimos a una clase de ferri que nos iba a llevar del crucero hasta la isla, al tocar tierra, Aleksander tomo mi mano, logrando que mi piel se erizara, mi corazón latiera con mayor rapidez.Tal y como decía Aleksander algunos paparazis estaban allí para tomarnos de la mano.Tras subirnos a un auto nos llevaron al primer lugar: Hell.Un hermoso lugar lleno de rocas volcánicas que, según, asemejaba el i
A la mañana siguiente, como si se tratase de algo que yo no esperaba, me estaba viendo en todas las planas de los foros de chismes sobre celebridades, con la foto de la pedida de mano (de la cual no tengo ni idea de quien la hubiese tomado) y de nosotros en la isla caimán.«El joven magnate culinario encuentra el amor en un crucero»«Aleksander Mills comprometido con una chica que no es su novia Natasha Will»Y miles de artículos con los mismos títulos.Yo dejo escapar un suspiro que hace eco por toda la habitación del crucero, mi madre me iba a matar.Para empezar: Mis padres siempre me habían dicho que dicha persona les tenía que pedir la mano, y que además… el matrimonio era lo más sagrado.Para toda la vida.Cosa que no iba a ocurrir en este caso.De pronto, el miedo me invade y tengo muchísimas ganas de salir corriendo, claro, si no estuviese en un crucero.Finalmente, decido ponerme mi vestido de baño y salir de mi habitación en dirección a la piscina y el jacuzzi del crucero.D
Llegar a Willemstad, Curaçao fue realmente gratificante, estaba haciendo muchísimo calor, pero nada que no se pudiese soportar, además de untarme buena cantidad de protector, y mi sombrero. —Vamos —Aleksander me ayudo a subirme al ferri que nos llevaría a la orilla de la isla para empezar con esta aventura—, ¿Cómo te sientes? —Estoy nerviosa y ansiosa. Aleksander asintio dándole un trago a su botella de agua. — Comme il fait chaud! (¡Que calor está haciendo!) — Oui, ma chère, il fait très chaud, mais ce n'est pas un obstacle pour profiter de cette merveille (Si querido, está haciendo muchísimo calor, pero eso no es impedimento para disfrutar de esta maravilla) Aleksander me miro impresionado. — wow ! vous parlez français ! (Wow, ¡hablas francés!) —Oui! (Sí) Al llegar a la orilla, tomamos un auto rentado y nos dirigimos a comer algo delicioso, Funchi como plato de entrada, el cual era una papilla espesa de harina de maíz que se sirve tradicionalmente con guisos y pescado realme
Mezclo el café con leche mientras termino mi desayuno antes de que llegásemos al ultimo lugar del viaje, me estaba empezando a sentir algo nostálgica, este viaje había sido bastante divertido, pero tristemente su final ya estaba a la vuelta de la esquina.—Vamos, ya le ferri está en camino.Aleksander me avisa, yo asiento dejando el vaso de café vacío, me levanto tomando mis cosas para seguir a Aleksander a la zona donde normalmente se tomaba el ferri que nos dejaba en el muelle.En la orilla de la preciosa Aruba, quedo encantada del hermoso mar azul turquesa, el sol que nos había estado acompañando en toda esta travesía al igual que el calor.Actualmente estábamos en Eagle Beach, una preciosa playa, la arena es suave y el agua se veía deliciosa; a diferencia de las veces anteriores solo disfrute de las vistas para después, segundos después subirnos a un auto alquilado que nos ofrecía el tour turístico, la mejor forma de movilizarse en estos lugares era con un auto. Minutos después l
Ella está allí. Frente a mi esta Natasha mirándome fijamente, llena de odio. —Así que tu eres la perra con la que se estaba revolcando mi novio. —Natasha por favor… —Aleksander intenta tocarla, pero ella lo empuja. —¿Ahora la proteges? Eres un idiota Aleksander, ¿Cómo pudiste hacerme esto? No puedo pensar de forma clara, ni siquiera tengo fuerza para defenderme, estaba en blanco. —Voy a llevar a Hemy a su casa, voy a volver y hablamos. —¡Haz lo que quieras! No dejo que Aleksander me toque hasta que salgo de su casa con el corazón en la boca, vuelto pedazos, me sentía utilizada, para que al final pareciese que no valía la pena, al menos me esperaba que Aleksander por mera decencia me defendiese. —Hemy, espero yo… —¿Tu qué? ¿Lo sientes? ¿Por qué deberías de sentirlo si ni siquiera fue algo real? —Lo siento Hemy, creo que todo esto fue un error. «Un error…» —Si, tienes razón, allá tú si quieres ser la segunda opción. Él me mira impresionado por mis palabras. —Mira, de igu
Faby casi que me arrebata el plato de las manos, no había podido evitar la llegada de mi loca amiga a mi casa, quien me estuvo ayudando a preparar algunos postres, lo cual agradecí gratamente, para esta reunión había preparado una sopa que se veía superdeliciosa. Después de haberle explicado lo de Aleksander, decidí que esta sería la última vez que hablaría de ello con alguien. —Sabes que mi propuesta sigue en pie —Faby le dio un sorbo a la sopa, entrecerró los ojos y agrego—, sé que quieres ser independiente y pasar página, pero empezar desde cero es difícil, en especial si no tienes una entrada como tal… Le debiste aceptar el dinero. —¿Cómo si fuese una prostituta? Faby me miro fijamente haciendo una mueca. Ella debía de estar tan sorprendida por como le hablaba, pero había estado tragándome todo lo que quería decir, esto era demasiado. ¿Cuál era la necesidad de la gente de decirme lo que debería hacer? —Sabes que no quise decir eso —Ella se aclara la garganta. —Ya estoy harta
Mi piel, extrañamente ardía ante su tacto. Pensé que en todo este tiempo mi cuerpo había dejado de reaccionar ante su tacto, ardía tanto que quería alejarme de aquella llama extraña sensación. —Basta —Lo empujo. Me odiaba muchísimo por sentir lo mismo, porque este sentimiento seguía intacto en mí. —Me voy — espeté. Casi que corrí hacia la puerta de la oficina de Aleksander, sintiéndome asfixiada. —¡Espera! —Aleksander me toma del brazo—. ¡Mierda! ¡Lo siento! Sé que te lastime, no pensé en ti, ni en tus sentimientos… —Acaricia mis mejillas—. Pero ahora todo es diferente, ahora vamos a tener un bebé. —No es diferente, no voy a dejar que me vuelvas a romper el corazón, no estoy, puedo volver a pasar por ello. —Dejame cuidarte, cuidarlos, sé que te hice daño, no creas que no soy consciente de ello, preferí alejarme de ti para no lastimarte más —Sus manos se dirigieron a mi abultado vientre—. No pienses que jugué contigo, fueron los mejores momentos que pasamos, si no fuese por ti,
Extrañamente, el tener tan cerca de Alekander y aún más, solos me estaba poniendo de los nervios. Cuando llego a la casa de Aleksander, sabía que este viaje iba de mal a peor, estaba tan confundida entre quedarme en su casa durante todo mi embarazo o simplemente escapar. ¿Él tenía derecho? —Y… —Aleksander es quien rompe el incómodo momento—, ¿Qué has hecho en todo este tiempo? —Pues…, empecé una pastelería. —Ya veo, ¿Por qué no lo intentas aquí en Francia? —¿Cómo? —Sí, podrías tener algo con lo que distraerte y mantenerte concentrada durante el embarazo. Trago saliva de forma pesada. —No lo sé, no lo tengo muy claro, eso de ya sabes… quedarme aquí. —Sé que mi abuela y tu madre quieren que nosotros nos casemos, sé que es una idea que te desagrada, pero… Se va a hacer lo que tú quieras, eres libre de tomar las decisiones que quieras, solo te pido o te ruego que intentemos tener una relación amistosa. —Está bien. —¿Qué te parece si mañana vamos al museo? —Frunzo el ceño—. ¡Es s