Empezamos con esta aventura corazones, gracias por el apoyo.
Mezclo el café con leche mientras termino mi desayuno antes de que llegásemos al ultimo lugar del viaje, me estaba empezando a sentir algo nostálgica, este viaje había sido bastante divertido, pero tristemente su final ya estaba a la vuelta de la esquina.—Vamos, ya le ferri está en camino.Aleksander me avisa, yo asiento dejando el vaso de café vacío, me levanto tomando mis cosas para seguir a Aleksander a la zona donde normalmente se tomaba el ferri que nos dejaba en el muelle.En la orilla de la preciosa Aruba, quedo encantada del hermoso mar azul turquesa, el sol que nos había estado acompañando en toda esta travesía al igual que el calor.Actualmente estábamos en Eagle Beach, una preciosa playa, la arena es suave y el agua se veía deliciosa; a diferencia de las veces anteriores solo disfrute de las vistas para después, segundos después subirnos a un auto alquilado que nos ofrecía el tour turístico, la mejor forma de movilizarse en estos lugares era con un auto. Minutos después l
Ella está allí. Frente a mi esta Natasha mirándome fijamente, llena de odio. —Así que tu eres la perra con la que se estaba revolcando mi novio. —Natasha por favor… —Aleksander intenta tocarla, pero ella lo empuja. —¿Ahora la proteges? Eres un idiota Aleksander, ¿Cómo pudiste hacerme esto? No puedo pensar de forma clara, ni siquiera tengo fuerza para defenderme, estaba en blanco. —Voy a llevar a Hemy a su casa, voy a volver y hablamos. —¡Haz lo que quieras! No dejo que Aleksander me toque hasta que salgo de su casa con el corazón en la boca, vuelto pedazos, me sentía utilizada, para que al final pareciese que no valía la pena, al menos me esperaba que Aleksander por mera decencia me defendiese. —Hemy, espero yo… —¿Tu qué? ¿Lo sientes? ¿Por qué deberías de sentirlo si ni siquiera fue algo real? —Lo siento Hemy, creo que todo esto fue un error. «Un error…» —Si, tienes razón, allá tú si quieres ser la segunda opción. Él me mira impresionado por mis palabras. —Mira, de igu
Faby casi que me arrebata el plato de las manos, no había podido evitar la llegada de mi loca amiga a mi casa, quien me estuvo ayudando a preparar algunos postres, lo cual agradecí gratamente, para esta reunión había preparado una sopa que se veía superdeliciosa. Después de haberle explicado lo de Aleksander, decidí que esta sería la última vez que hablaría de ello con alguien. —Sabes que mi propuesta sigue en pie —Faby le dio un sorbo a la sopa, entrecerró los ojos y agrego—, sé que quieres ser independiente y pasar página, pero empezar desde cero es difícil, en especial si no tienes una entrada como tal… Le debiste aceptar el dinero. —¿Cómo si fuese una prostituta? Faby me miro fijamente haciendo una mueca. Ella debía de estar tan sorprendida por como le hablaba, pero había estado tragándome todo lo que quería decir, esto era demasiado. ¿Cuál era la necesidad de la gente de decirme lo que debería hacer? —Sabes que no quise decir eso —Ella se aclara la garganta. —Ya estoy harta
Mi piel, extrañamente ardía ante su tacto. Pensé que en todo este tiempo mi cuerpo había dejado de reaccionar ante su tacto, ardía tanto que quería alejarme de aquella llama extraña sensación. —Basta —Lo empujo. Me odiaba muchísimo por sentir lo mismo, porque este sentimiento seguía intacto en mí. —Me voy — espeté. Casi que corrí hacia la puerta de la oficina de Aleksander, sintiéndome asfixiada. —¡Espera! —Aleksander me toma del brazo—. ¡Mierda! ¡Lo siento! Sé que te lastime, no pensé en ti, ni en tus sentimientos… —Acaricia mis mejillas—. Pero ahora todo es diferente, ahora vamos a tener un bebé. —No es diferente, no voy a dejar que me vuelvas a romper el corazón, no estoy, puedo volver a pasar por ello. —Dejame cuidarte, cuidarlos, sé que te hice daño, no creas que no soy consciente de ello, preferí alejarme de ti para no lastimarte más —Sus manos se dirigieron a mi abultado vientre—. No pienses que jugué contigo, fueron los mejores momentos que pasamos, si no fuese por ti,
Extrañamente, el tener tan cerca de Alekander y aún más, solos me estaba poniendo de los nervios. Cuando llego a la casa de Aleksander, sabía que este viaje iba de mal a peor, estaba tan confundida entre quedarme en su casa durante todo mi embarazo o simplemente escapar. ¿Él tenía derecho? —Y… —Aleksander es quien rompe el incómodo momento—, ¿Qué has hecho en todo este tiempo? —Pues…, empecé una pastelería. —Ya veo, ¿Por qué no lo intentas aquí en Francia? —¿Cómo? —Sí, podrías tener algo con lo que distraerte y mantenerte concentrada durante el embarazo. Trago saliva de forma pesada. —No lo sé, no lo tengo muy claro, eso de ya sabes… quedarme aquí. —Sé que mi abuela y tu madre quieren que nosotros nos casemos, sé que es una idea que te desagrada, pero… Se va a hacer lo que tú quieras, eres libre de tomar las decisiones que quieras, solo te pido o te ruego que intentemos tener una relación amistosa. —Está bien. —¿Qué te parece si mañana vamos al museo? —Frunzo el ceño—. ¡Es s
Después de aquella cita todo había cambiado entre Aleksander y yo, aunque no éramos una pareja ni nada por el estilo, la convivencia ya empezaba a ser mucho más pacífica, de hecho estaba haciendo de mucha ayuda, ahora que me estaba volviendo loca con el tema del bebé, de como ahora no me entraba la ropa.Me encontraba preparando el desayuno, ahora que Aleksander tenía que volver al trabajo sentía la necesidad de no ser una carga para Aleksander.—Buenos días, princesa… gracias por preparar el desayuno —Aleksander me da un beso en la mejilla y se sienta en una de las sillas del comedor—. Mi camisa en ti se te ve increíble.Me sonrojo.Mi vientre estaba increíblemente grande, tanto así que mi ropa no me entraba.—Igual, me veo fea, estoy llena de manchas… llena de estrías.—Aun con todo eso te ves tan hermosa.Nunca me hubiese imaginado estar bajo el mismo techo con Aleksander Mills, y mucho menos con un hijo suyo en mi vientre. Un bebé. Quería no verlo como un error, que el destino no
La habitación del bebé había quedado realmente hermosa, la diseñadora de interiores había hecho un excelente trabajo. Las paredes estaban pintadas de color negro con estrellas de color blanco, una hermosa cuna de color blanco, un clóset y un cambiador del mismo color, en el ventanal la cortina era de color gris al igual que la mecedora. —¿Qué te parece? —Aleksander me pregunta pasando un brazo por mi cintura. —Quedo bellísimo, pero… Los bebés crecen tan rápido casi no va a disfrutar su cunita, solo miralo —Señalo mi vientre. Aleksander me toma de los hombros para girarme y quedar frente a él. —No te preocupes, ya sabes lo que hemos hablado… —Vamos a vivir el día a día, paso a poso —Completo por él. —Eso es… Aleksander me abraza por la cintura posando su cara en mi cuello. —Hueles delicioso. No sabía si se trataba de mis hormonas, pero ahora me encontraba con más ganas de tener sexo que nunca. Sus manos sobre mi cuerpo no estaban ayudando a mantener bajo control mis hormonas.
Me arropo con una sabana intentando luchar contra el sueño, el aire caliente del aire acondicionado estaba siendo todo un arrullo para mí.—He estado pensando en un nombre para el bebé —digo.—Podemos hablarlo cuando lleguemos a casa con un buen chocolate caliente, aunque he leído que puedes tomar solo un vaso de café al día.—Es perfecto para el frío que está haciendo últimamente —Lo miro fijamente—, ya veo que has estado informándote.—Sí, siempre me ha gustado saber de todo un poco, en especial ahora —Una de sus manos se dirigen a mi vientre—. Que tú eres la única encargada de ese trabajo.—¿Hablas de hacerle la piel y los órganos al bebé?Me rio.—¿Qué crees que quiera hacer? —pregunto.—Con que sea feliz, me basta.En el camino nos la pasamos hablando de cosas triviales hasta que finalmente llegamos a una cabaña. El aire se sentía más limpio y todo era más relajante, la cabaña era de madera, tenía una chimenea, sillones de color café pastel.—¿Qué te parece?—¡Me encanta!Aleksand