La decisión se veía pintada en su rostro, el nunca dudaba, nunca lo había hecho hasta el día que Ann decidió casarse con su hermano, allí surgieron mil dudas, estaba abrumado por todos los hechos, esperaba una queja, una ley del hielo por un par de semanas talvez, pero ya casi se cumplía el mes desde que ella lo había descubierto y su mente no dejaba de pensar en estrategias para recuperarla.Esto se había vuelto su meta personal, y poco le importaban las habladurías y las miradas en desaprobación, él siempre había hecho lo que quería, no había quien lo detuviera y le dijera que lo que hacía estaba mal, si llegaban a hacerlo poco le importaba, bastaba con restarle importancia o intimidarlos con sus propios errores para que cayeran a sus pies rogando atención.Nunca nada le había quedado grande, y no iba a ser Ann la excepción a la regla.Por derecho era suya, y los suyo permanecía a su lado, así fuera por la fuerza, raptarla también era una opción viable.Conducía su auto a toda veloc
La abuela había invadido los aposentos de los recién casados, se sorprendió a sí misma viéndolos dormir abrazados, la escena la dejo absorta, ella no era tonta y sabía que el gemelo que salía y mantenía una relación estrecha no era quien ahora la arrullaba entre sueños, sosteniendo la cabeza colmada de cabellos negros, quien se encontraba agarrada firme contra su pecho.Se veían muy calmados y tranquilos, sus respiraciones suaves que se perdían en el ambiente los leves suspiros que soltaban entre sueños.Sus caras permanecían sonrientes y no supo cuando ella misma se sonreía por verlos, sino supiera de las cosas anteriores a todo este matrimonio juraría que entre este par había amor.No podía distinguir si era por la forma en la que él la abrazaba desde atrás o como el mantenía su cabeza ubicada en el surco de su cuello, ambos hacían pucheros con sus labios, que se curvaban en lindas formas al escuchar los sonidos de la casa en movimiento.Ella no seria quien sacaría el tema delante,
-Abuela, no te escuche, quiero tener la tranquilidad que lo dijiste de la forma correcta- Pidió-Lo siento Ann, lamento el malentendido--Abuel…- Su oración se vio interrumpida por la voz de Ann que se antepuso a la suya.-Disculpa aceptada señora Muster, se que me presencia es un poco extraña en este momento, pero poco a poco me iré ganando sus corazones, ya vera- Respondió manteniendo la conexión visual y dedicándole una amplia sonrisa.Si, ella definitivamente no tenia idea del monstruo que había entrado a la familia, no sabia quien era, de donde venia y que alcances tendría, necesitaba obtener toda su información, en este momento la había declaro su objetivo, eso era, objetivo de guerra, una de las dos tendría que caer, y no seria la cabeza de la familia.Sus pensamientos fueron interrumpidos por un estruendo en la planta baja, se escuchaban cosas romperse, gritos y golpes.Los tres voltearon a la puerta, pensando que pronto lo que se aun estuviera pasando llegaría hasta este luga
Amaba el dinero, pero no deseaba trabajar por él, era mejor gastar dinero a tener que matarse día con día, cumpliendo horario, escuchando quejas y teniendo que hacer cosas solo porque había alguien con más poder sobre su cabeza.Vio su oportunidad cuando su primo se acercó a él diciéndole que había pasado en una empresa como secretario de presidencia, de allí el adelante solo le resto jugar sucio.Desarrollo tres ideas, las cuales puso en marcha, pero no se truncaría por nada, de una u otra manera él lo lograría, hasta si tuviera que asesinar, ese puesto seria de él.Comenzó cambiando su nombre y sus datos personales, eso fue sencillo, espera la resistencia de su primo en todo el proceso, seamos honesto ¿Quién en su sano juicioso no aceptaría tal oferta? El solo estaba tomando el camino más rápido y seguro de lograr su objetivo.Causar un accidente de automóvil fue la parte más difícil, lidiar con una posible muerte de su tía fue fácil, él la odiaba y si moría se libraría de los recue
La abuela había logrado que su hija cediera a sus impulsos de ir a ver que sucedía, odiaba la situación, era algo fuera de toda proporción que un hermano agrediera a otro.Ella esperaba que hubiera enfrentamiento, pero no que lloviera sangre, no en su familia, menos en su casa, esto era algo nuevo que no le dejaría pasar, ya se encontraba pensando que castigo ameritaba su salvaje actitud.No podía culpar a la pelinegra mujer, a pesar de lo altanera que ella pudiera parecer no lucia como una cualquiera, y tampoco iba a negar la realidad, conocía a su pupilo, desde sus gestos hasta sus actos, podía casi que afirmar que el hombre algo había hecho para que ella decidiera como decidió.No podía culpar a nadie y mucho menos ponerse de lado de ninguno, porque bien sabia lo intricada que podría ser la situación que desencadeno la locura cometida.Por ahora solo lidiaría con los daños colaterales, era lo menos que podría hacer, tratar de limpiar un poco el desastre y no empeorar la relación de
El regreso a su casa no había sido placentero, recordar la cara de decepción de su abuela lo puso muy triste, espera que estuviera algo molesta, pero no en el nivel en que se encontraba.Nicolae nunca había sido importante para ella, por ende, no podía comprender porque ahora se encontraba preocupada por él, la sensación y el sentimiento de abandono lo embargaron de nuevo, se sentía nuevamente ese niño desplazado, al que le negaron cariño y atención.Era consciente que lo que había hecho fue drástico, no se arrepentía, no había una célula en su cuerpo que se retractara de lo que había pasado en la habitación.Debía haberle enterrado el cuchillo más profundo, que perforara algún lugar vital, debía haber girado el mango para destruir su carne, causar mas dolor, verlo retorcerlo en el suelo, pero… La mirada de Ann sobre él lo desconcertó.No espero encontrarlos juntos, ella era una gran mujer, lo había cautivado su gran coraje, era valiente y frentera, no comprendía porque ahora había de
-Señorita Anastasia Banes, es un gusto para mi verla el día de hoy- Indico el hombre que se había tomado la estancia.Ann alzo su rostro para enfocarse en el visitante inesperado.Le conocía y sabia las intenciones negras de este hombre, no había estudiando juntos por nada. Eran polos opuestos que nunca pudieron atraerse ni llevarse bien, todo entre ellos siempre fue una competencia ridícula.-Tu presencia aquí, para mi no es grata, me gustaría que te retiraras y me dejaras en paz- Gruño la pelinegra.El hombre rio en respuesta.-Pues, lamento informarte mi querida Anastasia, que soy la mano derecha de tu ahora amado esposo, así que nos veremos mas seguido de lo que te gustaría.El rostro de Ann palideció, pero se mantuvo estoica ante la noticia, caso contrario a su cerebro que funcionaba a mil por hora ¿Qué había pasado? ¿Qué giro de trama era este? ¿Mano derecha de Nicolae? ¿Cómo lo logro?Ello lo recordaba como un tipo sin futuro, de esos que ves que los carcome la ambición, nunca
La noche pintaba ser un desastre, se miraba en el espejo y se preguntaba así misma cuando todo se le escapo de las manos, había asegurado su vida, ya tenia un rango de poder sin buscarlo demasiado dentro de la empresa de los Muster, tenía voz y mando a libre criterio.Estar con Nicolae le daba status, montaba en carros costosos, comía en restaurantes exclusivos, era mostrada como trofeo, esta ultima era una de las mejores, siempre se pavoneaba delante de los demás, se mostraba como la gran y espectacular novia de Nicolae Muster.A su lado no faltaban las bolsas de diseñador, los viajes a lugares tropicales y paradisiacas, las joyas, los vestidos de boutiques fabricados con sus propias ideas y telas que mandaba a estampar con los patrones deseados por ella.Ni que decir cuando le dio el anillo de compromiso, era de oro blanco adornado con una gran piedra, un reluciente diamante coronaba la fina pieza que ahora adornaba su dedo sin gracia.Cada que lo miraba en su dedo se sentía lista p