Si ayer había visto a un hombre triste, llorando, pidiendo y rogando por amor, lanzado a la tristeza, al dolor, a la vida miserable que le toca vivir y cargar por haber sido engañado.Pero no, este no era el hombre que había visto al llegar a su apartamento, lo encontró bañado, arreglado, con nuevo corte de cabello y para su mayor sorpresa, se había quitado su característica barba, estaba sorprendido.El traje que tenía puesto demostraba un profesionalismo que estuvo desaparecido en las últimas semanas, pero allí estaba de nuevo, era un hombre nuevo que distaba de lo que había sido en días anteriores, pulcro y deslumbrante.Jonathan le lanzo una sonrisa pícara, esperaba cualquier cosa menos un hombre recuperado, su actitud soberbia y sobraba volvió de una forma inesperada, ni rastro había quedo de toda la desesperanza que transmitía, era una persona renovada.-Mi corte de cabello y barba no quedo tan mal, admítelo Lucca- Pregunto Jonathan.-Lo sé, te ves bien, pero...-Su pregunta muri
Ella por su parte no sabía cómo responder, allí atrapada, con su rostro entre el cuello y la cabeza del hombre que la sostenía con fuerza, el volvía a ser quien la unía y le daba fuerzas.No sabía qué clase de energía se cargaba este hombre, no sabía que estrella brillaba sobre su cabeza que la hacía sentir amada y apreciada.Decidido sacarlo y aunque temía una respuesta, de verdad quería sincerarse, no esperaba que esta relación continuara en el tiempo, pero mientras fuera algo valió para los demás, ella aprovecharía este tiempo para conocer más de los dos, sacándole provecho a estos momentos íntimos.-Creo que no entendiste bien cuando dije que no creo tener hijos, no es una decisión o una posibilidad, es un hecho yo no puedo tener hijos Nicolae- Ann callo al instante, lo había dicho, lo había admitido.Pero más allá de las palabras que espero escuchar, nuevamente en la sorprendía con su actitud calmada y optimista.- ¿Cuándo lo imposible no se ha logrado a ver posible y volverse re
La decisión se veía pintada en su rostro, el nunca dudaba, nunca lo había hecho hasta el día que Ann decidió casarse con su hermano, allí surgieron mil dudas, estaba abrumado por todos los hechos, esperaba una queja, una ley del hielo por un par de semanas talvez, pero ya casi se cumplía el mes desde que ella lo había descubierto y su mente no dejaba de pensar en estrategias para recuperarla.Esto se había vuelto su meta personal, y poco le importaban las habladurías y las miradas en desaprobación, él siempre había hecho lo que quería, no había quien lo detuviera y le dijera que lo que hacía estaba mal, si llegaban a hacerlo poco le importaba, bastaba con restarle importancia o intimidarlos con sus propios errores para que cayeran a sus pies rogando atención.Nunca nada le había quedado grande, y no iba a ser Ann la excepción a la regla.Por derecho era suya, y los suyo permanecía a su lado, así fuera por la fuerza, raptarla también era una opción viable.Conducía su auto a toda veloc
La abuela había invadido los aposentos de los recién casados, se sorprendió a sí misma viéndolos dormir abrazados, la escena la dejo absorta, ella no era tonta y sabía que el gemelo que salía y mantenía una relación estrecha no era quien ahora la arrullaba entre sueños, sosteniendo la cabeza colmada de cabellos negros, quien se encontraba agarrada firme contra su pecho.Se veían muy calmados y tranquilos, sus respiraciones suaves que se perdían en el ambiente los leves suspiros que soltaban entre sueños.Sus caras permanecían sonrientes y no supo cuando ella misma se sonreía por verlos, sino supiera de las cosas anteriores a todo este matrimonio juraría que entre este par había amor.No podía distinguir si era por la forma en la que él la abrazaba desde atrás o como el mantenía su cabeza ubicada en el surco de su cuello, ambos hacían pucheros con sus labios, que se curvaban en lindas formas al escuchar los sonidos de la casa en movimiento.Ella no seria quien sacaría el tema delante,
-Abuela, no te escuche, quiero tener la tranquilidad que lo dijiste de la forma correcta- Pidió-Lo siento Ann, lamento el malentendido--Abuel…- Su oración se vio interrumpida por la voz de Ann que se antepuso a la suya.-Disculpa aceptada señora Muster, se que me presencia es un poco extraña en este momento, pero poco a poco me iré ganando sus corazones, ya vera- Respondió manteniendo la conexión visual y dedicándole una amplia sonrisa.Si, ella definitivamente no tenia idea del monstruo que había entrado a la familia, no sabia quien era, de donde venia y que alcances tendría, necesitaba obtener toda su información, en este momento la había declaro su objetivo, eso era, objetivo de guerra, una de las dos tendría que caer, y no seria la cabeza de la familia.Sus pensamientos fueron interrumpidos por un estruendo en la planta baja, se escuchaban cosas romperse, gritos y golpes.Los tres voltearon a la puerta, pensando que pronto lo que se aun estuviera pasando llegaría hasta este luga
Amaba el dinero, pero no deseaba trabajar por él, era mejor gastar dinero a tener que matarse día con día, cumpliendo horario, escuchando quejas y teniendo que hacer cosas solo porque había alguien con más poder sobre su cabeza.Vio su oportunidad cuando su primo se acercó a él diciéndole que había pasado en una empresa como secretario de presidencia, de allí el adelante solo le resto jugar sucio.Desarrollo tres ideas, las cuales puso en marcha, pero no se truncaría por nada, de una u otra manera él lo lograría, hasta si tuviera que asesinar, ese puesto seria de él.Comenzó cambiando su nombre y sus datos personales, eso fue sencillo, espera la resistencia de su primo en todo el proceso, seamos honesto ¿Quién en su sano juicioso no aceptaría tal oferta? El solo estaba tomando el camino más rápido y seguro de lograr su objetivo.Causar un accidente de automóvil fue la parte más difícil, lidiar con una posible muerte de su tía fue fácil, él la odiaba y si moría se libraría de los recue
La abuela había logrado que su hija cediera a sus impulsos de ir a ver que sucedía, odiaba la situación, era algo fuera de toda proporción que un hermano agrediera a otro.Ella esperaba que hubiera enfrentamiento, pero no que lloviera sangre, no en su familia, menos en su casa, esto era algo nuevo que no le dejaría pasar, ya se encontraba pensando que castigo ameritaba su salvaje actitud.No podía culpar a la pelinegra mujer, a pesar de lo altanera que ella pudiera parecer no lucia como una cualquiera, y tampoco iba a negar la realidad, conocía a su pupilo, desde sus gestos hasta sus actos, podía casi que afirmar que el hombre algo había hecho para que ella decidiera como decidió.No podía culpar a nadie y mucho menos ponerse de lado de ninguno, porque bien sabia lo intricada que podría ser la situación que desencadeno la locura cometida.Por ahora solo lidiaría con los daños colaterales, era lo menos que podría hacer, tratar de limpiar un poco el desastre y no empeorar la relación de
El regreso a su casa no había sido placentero, recordar la cara de decepción de su abuela lo puso muy triste, espera que estuviera algo molesta, pero no en el nivel en que se encontraba.Nicolae nunca había sido importante para ella, por ende, no podía comprender porque ahora se encontraba preocupada por él, la sensación y el sentimiento de abandono lo embargaron de nuevo, se sentía nuevamente ese niño desplazado, al que le negaron cariño y atención.Era consciente que lo que había hecho fue drástico, no se arrepentía, no había una célula en su cuerpo que se retractara de lo que había pasado en la habitación.Debía haberle enterrado el cuchillo más profundo, que perforara algún lugar vital, debía haber girado el mango para destruir su carne, causar mas dolor, verlo retorcerlo en el suelo, pero… La mirada de Ann sobre él lo desconcertó.No espero encontrarlos juntos, ella era una gran mujer, lo había cautivado su gran coraje, era valiente y frentera, no comprendía porque ahora había de