Se sentía en el cielo, no pensaba en nada mas que no fuera que no se detuviera, mordía su labio inferior tratando de controlar el sonido de su cuerpo envuelto en placer emitía, sintió como Nicolae la acomodaba y se colocaba a su espalda, sosteniéndola firmemente mientras su mano se aventuró dentro de su braga, abriendo sus pliegues y tomando el control en su clítoris.Estaba presa de la lascivia que le causaba este hombre, todos sus puntos erógenos estaban cubiertos, en un ágil movimiento la mano del hombre se acercó a sus labios.-Deberías soltarlo, déjame escucharte, alimenta mis oídos con tu sonora melodía- Susurro mientras liberaba el labio que Ann estaba mordiendo.Casi como una orden su cuerpo respondió con gemidos mas fuertes, esto causo que Nicolae se apegara a su cuello besándolo y ocasionalmente subía a su oreja a exhalar sobre ella.-Buenas tardes niño Nicolae y niña Ann-Nicolae se impulsó alejándose de ella y cayendo con su trasero en el suelo, en un acto reflejo lanzo su
Toques y llamados la invitaron a volver al mundo de los vivos, las voces eran lejanas, pero intentaba analizar que decía, no había despegado su cuerpo de la cama y era que en verdad estaba disfrutando ese momento, era una liberación para su mente que se mantenía atribulada.Talvez el mecanismo de defensa de su cuerpo la mantenía adormilada para no tener que enfrentar su realidad, o como si quien la llamaba tuviera malas noticias que no deseaba escuchar, solo quería dormir eternamente, desprenderse de todo.En algún punto los toques le sirvieron como hipnoterapia, su mente viajo a años pasados en donde su vida era más triste y sola, en donde se sentía amada pero descuidada, la sensación era extraña ¿Cómo podría sentirse amada y ser un estorbo al mismo tiempo?Pero esa era la realidad de su vida, los días de ser una niña no fueron exactamente buenos, ella era un estorbo al que cuando estaban separados el uno de la otra le consentía, la llevaban a comer, habían paseos a los juegos infant
Poco o nada Ann recordaba de cómo había llegado al hotel, los recuerdos eran vagos de cómo había ido el vuelo, como era que había aterrizado a su destino y de paso a esta nueva cama que la envolvía delicadamente. Su mente estaba completamente aturdida y no estaba haciendo tampoco ningún esfuerzo por enfocarla.La suavidad de las colchas, el olor a perfume de la almohada y los leves roces en su cabeza parecían no dejarla despertar sus neuronas, amaba la sensación de recibir mimos que su boca soltó suaves gemidos de placer que no pasaron desapercibidos a los oídos del hombre quien se encontraba propinándole las suaves caricias a todo su cuerpo de forma estimulante.Nicolae se sorprendió al encontrarla profundamente dormida y recordó las pocas antes de ellos llegar allí,Nonna había sido la encargada de terminar las maletas con las cosas que había dejado regadas por la habitación, decidió que, si algo falto por empacar la comprarían juntos al llegar a su destino. Era así de simple. El e
El lugar era precioso, bien iluminado, plantas por aquí y por allá de diversos tipos y algunas tan exóticas que impresionaban con su forma tan peculiar, pero la vista era lo mejor.Era una ensoñación hecha realidad, el mar lucía precioso, con el sol en su punto más alto pero su brillo anunciaba la proximidad del ocaso, así cuando bajaba y se fundía en el horizonte con las flamantes aguas.Decir que las islas Canarias era un paraíso tropical al verlo en fotos era poco frente a verlo y experimentarlo en persona, las aves, el aroma a sal y arena que se impregnaba en la piel con la fresca brisa marina, las olas creaban una orquesta con sus ires y venires que se calaban profundamente en tu ser, llevándote a una paz deseaba.La mesa se encontraba decorada con vino, frutas de temporada y una exquisita tabla de quesos extranjeros, además de un gran boquete de flores amarillas, a las cuales Ann se sorprendió gratamente, no supo cómo lo adivino, pero su instinto la impulso a pensar que Jame ten
Una botella se volvió dos, tres, cuatro y no se sumó una quinta porque el bartender se negó a abrir la siguiente. La cabeza del hombre parecía separada de su cuerpo, ya no podía controlar sus manos ni mucho menos coordinar sus piernas. Su propia ida al baño la veía imposible y analizaba seriamente la idea de hacerse encima ante la urgencia que le pudiera aquejar.El labio le temblaba, no se podía saber si de la ira o de la intoxicación de su sistema, pero a pesar del remolino de sensaciones que lo estaba destrozando por dentro su rostro continuaba estoico, serio y amargado.Rememoraba el viaje a la mansión de los Keith, para su mala suerte se encontraba vacía, nadie había respondido y aunque el guarda de la unidad le había indicado que habían salido, además ante ver su insistencia le había amenazado con llamar a la policía, el no temía a nada, corrió y busco la vivienda con rapidez, al ubicarla entro y para su sorpresa lo golpearon fuertemente con un bate, el ama de llaves de esta cas
Lucca no pudo evitar reírse ante la escena, no estaba loco, esta mujer llegó y se sentó al lado de Jonathan con toda la seguridad del mundo, y no tuvo que sumar dos mas dos para saber que su amigo había quedado colado por ella porque su mente le estaba jugando una mala pasada. Le estaba devotando la boca en ese mismo momento y había notado la erección en sus pantalones con solo el roce de la desconocida.De lejos ella podía lucir idéntica a Anastasia, pero de cerca era otra historia, esta mujer no tenia el encanto, la jovialidad ni la personalidad abrazadora que se cargaba esa mujer que su amigo había perdido por creerse el todo poderoso y poner en juego una de las cosas que más le importaba. Ni siquiera un poco del toque de elegancia de Ann que donde se parase llamaba la atención de cualquiera que pasara por su lado. Incluso él se había visto tentado por ella y no era por gusto. Digno el hombre que pudiese casarse con ella y estúpido el que la había perdido así sin más, como el que e
El balcón de su casa siempre había sido su lugar favorito, Ann podía sentirse superior a todos, las personas corrían por las calles debajo de su edificio como hormigas, simples mortales intentando hacer su vida, así se veían, como hileras de diminutas de sombras que se movían de un lado a otro, miserables y minúsculos que correteaban sus sueños, y de pronto, la lluvia se desato, si antes las figuras corrían, ahora estaban en una carrera contra el tiempo.Las gotas eran gruesas y nublaban su vista, definitivamente la paz que buscaba aislándose en su balcón con una copa de vino no llegó. Y no llegaría, su cabeza daba mil vueltas sobre el mismo asunto, no supo cuando todo escalo y como sus planes de un futuro se alejaban cada vez más.El clima lo orillo a entrar y refugiarse cerca a su chimenea mientras la lluvia golpeaba con rabia los ventanales de cristal, odiaba admitirlo, pero estaba fastidiado, harto y cansado de ser la última opción, habían sido conocidos por sus padres, se trataro
Fueron unas gotas gruesas e inesperadas las que la despertaron, no recordaba que había sucedido antes de caer dormida, pero aquí estaba, sentada bajo un árbol con el cuerpo adolorido.Haber dormido afuera bajo una palmera no fue lo que la sorprendió, fue el hombre que aun la sostenía con mucho amor, la abrazaba con fuerza aun estando profundamente dormido. El calor que la envolvía proveniente de él era tranquilizador y se sentía protegidaSu respiración era profunda y chocaba contra su piel de forma relajante y estimuladora, sus ojos se encontraban firmemente cerrados, su boca hacia un pequeño puchero y su cuerpo tiritaba un poco, los recuerdos la golpearon con fuerza, allí estaba ella rememorando todo lo sucedido la noche anterior.Su cuerpo se estremeció aun atrapada entre esos fuertes brazos, retenida mientras el trataba de mantenerla junta para que siguiera siendo ella.Se encontraba profundamente agradecida, había algo diferente el, totalmente diferente a su hermano, le hubiera g