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Poco o nada Ann recordaba de cómo había llegado al hotel, los recuerdos eran vagos de cómo había ido el vuelo, como era que había aterrizado a su destino y de paso a esta nueva cama que la envolvía delicadamente. Su mente estaba completamente aturdida y no estaba haciendo tampoco ningún esfuerzo por enfocarla.

La suavidad de las colchas, el olor a perfume de la almohada y los leves roces en su cabeza parecían no dejarla despertar sus neuronas, amaba la sensación de recibir mimos que su boca soltó suaves gemidos de placer que no pasaron desapercibidos a los oídos del hombre quien se encontraba propinándole las suaves caricias a todo su cuerpo de forma estimulante.

Nicolae se sorprendió al encontrarla profundamente dormida y recordó las pocas antes de ellos llegar allí,

Nonna había sido la encargada de terminar las maletas con las cosas que había dejado regadas por la habitación, decidió que, si algo falto por empacar la comprarían juntos al llegar a su destino. Era así de simple. El e
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