03 - Trabajo difícil

Welcome peachie

┏━━━━━━━━━━━━━━━┓

Olivia se movía de manera ingeniosa dentro de la casa, hacía su trabajo impecable esperando que eso fuera suficiente para dicho gobernante que no quería dejarla ir, le era algo imposible permanecer más de 5 minutos al lado de aquel hombre que solo parecía divertirse si la veía sufrir. Y no solo tenía que tener cuidado con él, sino aparte cuidarse de la gente que estaba dentro de esa casa principal, siendo más soldados leales a ese gobernante.

Era algo estresante, ya que no podía permanecer tranquila un solo segundo y dormir no era una opción para ella. Por lo que siempre se la pasaba de un lado a otro intentando no dormir.

Para ella debía de tener cuidado con las cosas que hacía, siendo que no conocía al gobernante y lo único que sabía de él era peligroso, si quería seguir con vida debería de seguir con su cuello intacto. Prefería concentrarse solo en su trabajo y hacer prendas, no importaba si fuera de día o noche. Y se cuestionaba si era de ayuda, puesto que había notado bien que no era nada difícil conseguir ropa o que algún famoso diseñador vistiera a esa persona.

Camino con las últimas prendas que había hecho en la noche antes de quedarse dormida, iba tarde, puesto que pasaba de la hora en la que debería de estar ahí para las pruebas de las prendas que él siempre pedía.

Mordió sus labios en cuanto entro a la gran alcoba del Rey, miro sin emociones al sujeto que torcía su sonrisa al verla por fin después de tanto tiempo.

Dmitry se puso de pie y miro atento a la coneja que comenzaba a dejar sus cosas, pensó en un momento que la ternura de esta le asqueaba al verse cubierta entre telas y prendas para él, con un cabello atado en una media coleta y algo desordenado. A sus oscuros ojos parecía que la coneja no había dormido nada y no estaba más lejos de la realidad.

La coneja se movió pasando tres prendas a su gobernante sin mirarlo a los ojos, lo menos que quería era agregar más problemas a su llegada tarde.

— Llegas tarde, ya pasan 5 minutos —miro el reloj antes de mirar a la coneja que se estremecía por su presencia—. Creo debo de tomar medidas severas para que no vuelvas a llegar tarde —.

La pequeña cabeza de Olivia comenzó a moverse en negación ante la sugerencia de su líder, le preocupo pensar en las posibles medidas severas, deposito en la mesa al lado de ellos las prendas que se comenzaría a probar Dmitry y lo miro después de tanto.

Su dulce mirada anaranjada aplastó la dureza que mostraba ese jaguar hacia ella como si fuera su siguiente presa la cual disfrutaría lentamente, Olivia lo desafío entre miradas que ninguno estuvo dispuesto a perder.

— No necesita tomar medidas severas, gobernante —.

— Ah, ¿no? —se acercó hacia ella—. Entonces qué medidas debo tomar para que cumplas tus obligaciones —.

— Más seguridad, ¿no sé? Usted es el líder de este país —. Dijo apretando sus dientes.

— ¿Más seguridad? —se mostró indignado—. Creo es lo suficiente seguro estar bajo mi cuidado, ¿o alguien se ha atrevido a hacer algo? —.

— No estoy aquí para hablar de otros temas, vaya al vestidor y dígame si algo está mal —.

Dmitry no opto por hacer caso a la coneja que miro con asco lo que hacía, él se divertía, se desvistió ante la presencia de Olivia que solo aparto su mirada hacia otro sitio del lugar. El jaguar se cambió de prendas sin importarle tan solo un segundo si eso le incomodaba a la hembra enfrente suyo. Una risa salió de la garganta de aquel gobernador mientras observaba de forma traviesa a Olivia, se quería divertir con ella y ver hasta qué punto ella llegaba a soportar.

— No necesito cambiarme en un vestidor, no tengo problema con que otros me miren —se acercó a ella aprovechando que no miraba hacia sus espaldas—. Mírame, soy perfecto —. Alardeo.

— Sea profesional, no es de mi agrado ver las miserias de la gente —.

— ¿Cuáles miserias? —.

— Señor, no es necesario jugar así —se giró hacia él notando el poco espacio que había entre los dos—. Mantenga su ética y no piense que esto es de mi molestia, solo estoy aquí para cumplir un trabajo —.

— Estás ansiosa porque el año pase rápido, ¿verdad? —.

— Más que eso, cuento los días para no seguir viéndolo —.

— Ten cuidado, puede que te golpees en la cara —.

— ¿Usted cree? No es de mi importancia aquello —.

Olivia desafió la mirada peligrosa del jaguar mientras mordía sus labios callando su boca para no seguir hablando, sentía miedo que aquel hombre se descontrolara y le hiciera daño. El gobernante rio al ver la valentía que tenía esa coneja, muy pocos lograban sostenerle la mirada, guardo su risa cuando él mismo se sintió defraudado al sentir tierno el gesto de sonrojo de ella.

Se apartó, perdiendo en ese concurso de miradas.

— Majestad, no creo que sea mi deber decirle que hacer. Usted ya es alguien que entiende, por favor, para la siguiente prenda, vaya al vestidor —sonrió victoriosa—. Si sigue queriendo mostrar sus atributos a la vista de cualquiera, tendré que retirarme de la habitación y solo pediré un reporte de las prendas para saber si han sido de su agrado o no —.

— Entendido —dijo con seriedad—. Siga con su trabajo —.

La seriedad gobernó en la habitación, volviéndose hasta un punto un sitio frío para la coneja que solo se dignó a tomar medidas y ver si las prendas cumplían su función. Quería terminar con eso lo más rápido posible. En un momento, ella alzó su mirada hacia el gobernador y los ojos de este brillaron al ver como esa hembra lo miraba sin parpadear. Una sonrisa ladeó su rostro mostrando su arrogancia mientras comenzaba a vestirse de nuevo, mostrando su atractivo cuerpo y lo que él posee.

Para la coneja fue indignante el momento mientras ella solo se fijaba en las prendas, esperando que tuvieran la suficiente elasticidad para ese hombre que solo parecía estar jugando en ese momento. La joven rezó a la diosa para que ese juego absurdo terminara por completo, no podía creer que apenas llevara 1 semana y media cumpliendo su nueva labor, el tiempo se le hacía muy lento a ella en esos días.

Tan insoportable.

Sin saber más sobre los planes de aquel hombre, termino con lo que hacía siendo mirada por el felino que no estaba permaneciendo quieto, en ese preciso momento quería acorralarla contra algún mueble, algo que Olivia evitaba a toda costa entendiendo un poco la situación.

— ¿Por qué no aprovechas? —le pregunto—. Toda hembra que estuviera en tu misma posición ya al menos hubiera ido a mi alcoba para acostarse conmigo y obtener algo a cambio —.

— Usted espera eso de mí, ¿cierto? —.

— Todas hacen lo mismo, porque tú no, ¿acaso no te atraigo lo más mínimo? —.

— Claro, pero es un hombre tan incompetente o eso ha dejado ver. Porque iría a la cama de alguien como usted —.

— Interesante —. Guardo silencio analizando a su víctima.

— Podría ponerse recto, así terminaré más rápido esto, Majestad —.

— ¿Tienes a alguien mejor que yo? ¿Quién? —se acercó hacia ella moviendo sus pectorales—. Es imposible que haya alguien mejor que yo cuando yo soy la perfección —los ojos de la coneja bajaron su vista hacia el cuerpo en forma del felino, siendo atrapada al instante por él—. Tú tampoco te resistes, eh —.

— ¿Qué? —.

— Estoy seguro de que solo quieres que baje la guardia, así podrás engañarme —.

— Señor, deténgase —.

— ¿O qué? —.

— Nada, no arriesgaré mi vida para cumplir con las ideas que usted tiene. Y si tengo a alguien más en mi mente, a alguien mejor que usted —mintió descarada, miro como eso llamo la atención del jaguar que la tomo de la cintura en un segundo de posesividad—. Usted no puede compararse a él en nada —.

— Deberías de pensar mejor tu respuesta —. La tomo con más fuerza.

— ¿O qué? —se apartó de él—. ¿Qué hará, Majestad? —.

— Usualmente castigo a personas como tú, creo ocupas unas clases de disciplina —.

Olivia lo miro retándolo aún más, se sentía humillada en cierto punto. Como si él siempre la venciera y la pusiera contra las rejas de una cárcel, era difícil para ella saber qué hacer y no sabía si ya había cruzado una línea tan corta como para que sea castigada de una forma tan fría como imagina ella.

— Pero no puedes, atentarías contra los tratos de paz de Watspur y Bylsorm si me intentas hacer algo —. Sonrío victoriosa.

— ¿Segura? —.

Olivia vaciló en sus pasos, esa pequeña pregunta la hizo dudar un poco de lo que ella creía. Estaba hablando con un gobernante que muy pocas veces respetaba tratados de paz o que tan siquiera le importara mantener una buena imagen, era alguien que principalmente quería asustar a todos y sentir el miedo que otros sentían al verlo.

— Sí —afirmo volviendo a mirar los ojos negros del hombre frente a ella—. Al final de cuentas soy la heredera del ducado del norte de Watspur, si me haces algo entrarías en una guerra que no acabaría fácilmente. Nuestros soldados se igualan al poder de los tuyos —.

— ¿Estás bromeando? —el jaguar rio—. Vaya, creo es más divertido tener a una princesa bajo mi poder. Qué interesante se ha vuelto esto, ¿qué te parece una boda para evitar cualquier problema con ese país tan quejumbroso? —.

La coneja casi estuvo a punto de caerse, sus piernas dejaron de funcionar por un momento cuando aquel hombre menciono algo como una boda. Su mundo se vino abajo y solo quiso vomitar, la idea era espantosa.

Cuando Olivia percató de que Dmitry ya la sostenía contra la mesa sin poder salir de ninguna forma de los brazos de él, impidiendo su partida. El ambiente se había vuelto gélido mientras el Jaguar observaba con una sonrisa burlona a su presa, quien solo se imaginaba lo peor ante la arrogancia de ese hombre en pensar en un matrimonio con la coneja.

Sus respiraciones se mezclaron cuando la coneja volvió a sí misma, notando que solo centímetros separaban su rostro de aquel hombre.

— Crees que estoy bromeando contigo —intento apartarlo de ella—. Me tienes aquí retenida contra mi voluntad, porque me casaría con alguien así —Lo miro asustada y enojada al mismo tiempo, sentía miedo de tan solo volverse a casar con alguien igual a su pareja anterior y le enojaba ser usada de esa manera por un hombre como ese gobernante.

— Tienes un contrato que cumplir, coneja —le recordó—. Fácilmente puedo agregar tu matrimonio en ese contrato, piénsalo eso terminaría con cualquier cosa. Solo tendrías que actuar como una Reina feliz a mi lado y en algún momento dar un heredero —.

Olivia se negó ante tal idea, ¿por qué haría eso?

— Nunca haría eso, no sé qué pienses de mí, pero mi peor pesadilla sería estar a tu lado. ¿No crees que es suficiente sufrimiento tener que estar a tu lado por un año? Ahora imagina estar atada a ti por más tiempo, aparte darte un hijo. No, nunca —.

— ¿Hay otro? —. Pregunto sin querer aceptar un rechazo como ese.

Olivia se rio un poco desatando el estrés del felino, tanto había cambiado él su humor en solo segundos por ser rechazado por alguien como esa hembra. Él mismo se encontraba en su profundidad confundido por lo que pregunto, a él que le tiene importar si esa coneja tiene a alguien más.

Pero aun así quiere saber si aquella cosa sobre tener ella a alguien más en mente es porque tiene alguna pareja que él no supiera, sabía de ese pasado con una pareja que no le beneficio en lo más mínimo a dicha hembra. Así que tomo con seguridad que ella no tenía a nadie más o que tan solo el hecho de estar con un hombre le causaba miedo.

— Disculpa, ¿eso que tiene que ver? —pregunto confundida—. ¿Y si hay otro que tiene que ver contigo? —

— Demasiado, tú me perteneces... —.

— ¿Cuándo firme algo que diga que soy tu pertenencia? —lo interrumpió—. No se confunda con un contrato donde solo yo ofrezco mis servicios de costura hacia usted haciendo piezas de ropa —.

— En el contrato que firmaste en letras pequeñas dice lo siguiente "la parte B afirma con su firma que a partir de ese momento le pertenece a la parte A"—la mirada confusa de ella comprobó las sospechas de Dmitry, ella no leyó ni siquiera lo más mínimo de dicho contrato—. ¿Qué? ¿No lo leíste? —.

— No puede decir eso —.

— También había una cláusula que decía sobre la extensión del contrato si la parte A lo requería. Y la parte A soy yo, ¿lo leíste? —.

Olivia bajo su rostro sin expresión alguna intentando recordar lo poco que leyó de ese contrato, ninguna de las partes hablaba sobre algo así y aun si lo hiciera, ella no hubiera firmado algo así, ¿por qué acabaría con su vida de esa forma?

Dmitry miro con diversión la mirada llena de confusión y miedo que dejaba ver la coneja, se alejó de ella complacido de haber ganado este día y ahora saber que la tenía a su completa disposición.

Parecía que el plan de Dmitry estaba yendo por buen camino. Y la coneja no tenía idea de lo que aún le esperaba, ya que para ella era suficiente saber que su vida sería miserable y capaz volvería a sufrir a causa de un hombre tan peligroso. Siendo que ahora no era tan inocente como antes y podía ver fácil que su vida no sería alegre o mucho menos fácil junto a ese hombre.

— No lo acepto —.

Dmitry la miro y Olivia giró su rostro teniendo un gesto serio para no ser atrapada en los ojos rojos que él tenía y de los cuales usaba para examinar a su presa, ella no quería ser una presa de alguien de nuevo, mucho menos de un felino tan aterrador como ese gobernante.

— Solo te recuerdo que si no cumples lo que se pide, hay una cápsula muy remarcada que dice que la parte B al incumplir con lo debido tendrá que pasar a mando de la parte A en donde se hará cargo de las necesidades básicas de la parte A, pasara a vivir al hogar de la parte A sin expresar alguna disconformidad en donde estará ahí por el resto de su vida, al menos que el sujeto de la parte A mencione que a estado conforme con sus servicios y ya no tenga que hacerse cargo de él. ¿Crees poder con eso? —.

— ¡Imposible! —quiso salir de los brazos de ese hombre—. No me puede hacer eso —.

— ¿Entonces renunciarás? —.

— Prefiero ser solo una pertenencia hasta la finalización del contrato a pasar toda mi vida a tu lado cumpliendo lo que exijas —.

De alguna forma ese tipo expresión no fue del agrado de Dmitry, por lo que aparto a la coneja de él e intento pensar un segundo. Pero su mente se inundó de la mirada tan desigual de esa omega que lo miraba con tristeza al ella ver que de nuevo su destino estaba en manos de un hombre que en cualquier momento terminaría con ella.

Olivia se encerró en su mente tan solo recordando lo sufrido hace algunos años y sus lágrimas hicieron presencia defraudándola en un momento donde necesitaba mostrarse fuerte.

Los ojos negros del rey la miraron con un sentimiento de enojo puro, él estaba confundido por no saber qué hacer para que ella dejara de llorar, pero era algo que ese jaguar no había provocado. Suspiro Dmitry dejando por fin a solas a la coneja que cayó al piso sin fuerzas llorando con fuerza al no poder escapar de una vida tan insufrible.

┗━━━━━━━━━━━━━━━┛

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo