02 - Duraznos

Welcome peachie

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Mientras leía la informanción que encontraba sobre quien vivia en la casa principal de Bylsorm o quien solamente podía acceder a ese lugar su rostro se volvía un poema, le preocupo el hecho de que se sintiera intraquila con un hombre tan peligroso. 

Los comentarios de algunos que parecen odiar al rey de esa nación no ayudaban, con el simple hecho que cada historia que leía de él mientras bajaba más y más en la página web sobre la historia de ese felino era desbastadora, era alguien sin piedad alguna.

Un monstruo.

Era una bestia que solo actuaba de forma carnivora y desastrosa trayendo solo beneficios a su imperio a traves de guerras horribles donde nadie tiene salvación cuando el esta cerca de los demás y que al ver sus ojos veían su muerte. 

Olivia se nego por un momento, después de tanto tiempo y tanto sufrimiento un hombre igual a su ex esposo volvía a entrometerce en su camino, temío por su vida al volver a tener un gusto en algún hombre y ahora solo sabía que debía de irse de ese país antes de que sucediera algo. Parecía ser un alma sin pena mientras ella intentaba alejarse de personas crueles como ese sujeto, cerro por un momento sus ojos queriendo no creer en las imágenes.

Era tan diferente a ella, todo denotaba a alguien malo, pero era algo que la estaba atrayendo a descubrir si aquella fachada era cierta. Mordió su labio desesperada hasta el punto de sangrar, lamió la sangre que caía por su labio, siendo algo que acostumbra a hacer cada vez que se sentía ansiosa.

Cerro su laptop y se nego a continuar una investigación donde ella iba a salir perjudicada, podría no tener oportunidad, pero su instinto le decía algo que ahora no quería aceptar. Era algo normal después de que sus recuerdos la atormenten cada que cierra sus ojos, no importaba que, ella no quería volver a tener nada que ver con cualquier hombre que actuara con impulsos, prefería un beta a un alfa sobre todo.

Escucho un ruido fuera de su puerta, recorrio su mirada por toda su habitación hasta que un ruido volvio a hacer que plantara sus ojos en la puerta, un frio abrazo su cuerpo y camino con cautela tomando lo primero que estuviera a su alcance. 

El aroma de aquel hombre la mareo por un momento hasta sentir una presencia detrás de ella.

Se congeló por un segundo y dejo caer la lampara que sostenía en sus manos, pero esta nunca cayo al suelo, giro su rostro y grito antes de que ese Alfa tapara su boca con sus manos, la sostuvo mientras Olivia seguía gritando por el gran pánico que sentía. Pensar que ella sería la siguiente le asustaba hasta el punto de llorar en silencio, ¿él acabaría con ella?

¿Que hizo mal?

— ¿Me estás investigando, coneja? —negó asustada—. Te soltaré, solo guarda silencio. No queras terminar como la persona de las imagenes que viste —.

Asintió desesperada.

— ¿Q-q-qué quieres...? —. Cayó tartamudeando al ser soltada.

— ¿Qué?, ¿no puedo ver a mi ángel guardián? —. Sonrió asustándola. 

Nego intentando alejarse de él, pero no se lo permitio.

— Uy, no puedes hacer eso —la tomo de su cintura—. Solo quedate quieta, no queremos que suceda algo malo —.

Olivia se tiro en el suelo haciendose bolita mientras sus lagrimas comenzaban a salir, lloraba en silencio, temía por su vida y es más que obvio que moriria. Falto a la cita agendada para conocer su nuevo lugar de trabajo y ahora solo debía de esperar lo peor.

Sintio la mirada de aquel hombre que no parecía querer dejarla o tan siquiera sentir algo de piedad por ella, no era que no quisiera ir, tan solo quería evitar la realidad de que de nuevo su destino parecía ponerla cerca del peligro. 

Ambos se miraron y por un segundo la tension que sentía Olivia se desvanecio ante la mirada rojiza de ese rey, suspiro un poco sentandose para evitar que se aprovecharan de ella, se cuestiono el hecho de que alguien como él estuviera en su casa y hasta que alguien toco su puerta salio de sus pensamientos poniendose alerta.

La coneja penso en todo lo que podría pasar en ese momento y su mente no le permitia olvidar que sufriria porque ese jaguar era un alfa. Aunque el jugar  solo quería hacer una cosa con esa conejita hasta agotar cada falsedad que ella mostraba con su actitud dura, cuando era una máscara para esconder lo frágil que es ella.

— Y... yo no soy ningún ángel g... guardián —. Titubeo cuando él la tomo de su brazo.

— ¿Acaso tienes miedo? —.

— No, porque tendría miedo de ti —. Dijo con pocas fuerzas.

— Me quieres hacer reír —se miraron—. El peligro ya desaparecio. Tanto estabas inmersa investigando que no escuchaste la alarma sobre un salvaje en este tramo —.

Ni siquiera asistió a la cita que tenía agendada con él en aquella casa principal, pero él vino a salvarla o eso pensaba ella, cerro sus ojos temblando por el tacto de él sobre ella. Dmitry guardo silencio al ver que su mentira había funcionado, repaso la mejilla de la coneja con su dedo pulgar observando las lagrimas de esa hembra mientras negaba estar asustada por él.

Se podría decir que era la primera vez que alguien le hacía sentir esa extraña sensación al saber que él causaba ese miedo, él mismo no sabía como describir lo que rodeaba su corazón. sentía una presión que solo le volvía a demostrar que él podía sentir algo, curioseo con la mirada la habitación de la torpe coneja que se negaba a abrir los ojos en ese momento.

Rio en silencio al observar la sencilles de la habitación, no logro ver ninguna foto de esa hembra que le pudiera ayudar a saber algo más de ella. Parecía una nomada, alguien que no duraría mucho tiempo en su territorio y era algo que no podía suceder.

— ¿Lo olvidas? —ríe sarcásticamente —. Tú me salvaste la vida, ángel —.

— Suéltame —murmuro firme —. No he hecho nada malo, por favor Rey —.

— ¿Como? —.

— Si es que estuve en peligro sin darme cuenta, lo siento, majestad. Pondre más atención la siguiente vez. Pero si esta aquí por haber faltado a la cita de hoy, le comento que acabo de enviar mi carta de renuncia —.

— ¿A donde? Yo no recibi ninguna carta, ahora soy tu jefe —.

— ¿Como? —.

— Hay una multa muy grande a pagar si tan solo te atreves a renunciar. No creo que puedas pagarla —.

— Pero, Majestad —.

El rugido del felino hizo que Olivia guardara silencio y se refugiara en sus brazos mientras se apartaba del peligro que representaba ese jaguar para ella, lo miro de reojo notando que él paseaba por su pequeña habitación. Se puso enfrente de él impidiendo que siguiera mirando sobre ella, no quería que encontrara algo para debilitarla.

Él la estaba exprimiendo sin fuerzas toda la energía de ella en ese momento, la hacia temer solo con su cercanía aunque no quisiera mostrarlo ella. Ya que Olivia solo quería llorar desconsolada en la oscuridad de su habitación, algo que no había hecho en tanto tiempo después de lo que le ocurrió.

— Eres extrañamente interesante, pequeña coneja —se cruzó de brazos con una mirada fría—. ¿Que haremos para compensar tu falta de hoy? —.

Olivia comenzó a llorar mientras seguía bajando hasta estar de rodillas en el suelo suplicando casi por su vida, temía que lo que hacia no fuera suficiente para que él la dejara libre, tan solo recordar las imagenes de gente despedazada por ese rey le revolvía el estomago.

— Lo siento, lo siento mucho —.

Decía sin alzar su mirada mirando hacia el suelo, sus manos temblaban y su mirada nada más se volvía borrosa por las lágrimas, estaba llena de pánico y apretó con fuerza su blusa para controlar el temblor de sus manos. El rey ladeo su rostro con una sonrisa, le señalo que se acercara a él con su mano, algo que hizo torpemente Olivia mientras suponía que su muerte sería rápida. La sentó sobre sus piernas sintiendo como ella temblaba, algo que le parecía curioso, nunca nadie sintió tanto miedo como ella.

— Sabes, te iba a secuestrar y llevar a una cueva en lo más alto de una montaña para hacer lo que quiera contigo, nadie sabría de tu existencia ni de que hubieras existido alguna vez. Pregúntame ¿por qué no lo hice?, coneja —Olivia lo miro—. Eres algo interesante —.

— Prometo estar mañana sin falta en la casa principal —.

— ¿Sera verdad eso? No soporto tener faltas, siento que es una falta de respeto cuando he sido tan bueno contigo —.

Los labios de Olivia temblaron ante la expresión sería de ese líder, cerro sus ojos cuando sintio que la toman de la nuca, pero a su sorpresa, no fue tomada con fuerza. Lo miro fijamente sin saber porque no estaba siendo duro con ella, todos eran duros con ella, era imposible no revivir sus recuerdos en presencia a alguien así como él.

Olivia estaba vulnerable ante él, sus ojos de durazno brillaron ante la mirada rojiza de aquel alfa rey. Se volvio tierna en un segundo mientras su mente se desconectaba al recordar un recuerdo doloroso por la posicion en la que se encontraba.

Solo que esta vez no sangraba por los golpes.

— ¿P-por qué eres bueno conmigo?, usted no me conoce, majestad — Tartamudeo nerviosa.

Con una sonrisa maliciosa, Dmitry tomo el mentón de Olivia para que no apartara su vista de él, ver aquellos ojos de un naranja claro era algo nuevo para él, siendo que ese rasgo solo lo tienen la gente de un país muy distinto al suyo. Algo nuevo desperto en él y no quería que nadie más cautivara la mirada de esa coneja o que esa mirada estuviera en manos de otro.

— Pensé que era mejor no ser tan crudo con alguien bondadoso, ángel guardián —Olivia trago con dureza—. Pero mi ángel guardián colmo mi paciencia al faltar a su primera cita. Así que para que no vuelva a suceder a partir de ahora vivirás junto a mi en la casa pincipal de la nación, para que no vuelvas a cometer un error —.

Cerro con más fuerzas sus ojos mientras él reía al ver como sufría, ¿cómo podía vivir con aquel asesino?, ¿su madre la mataría?, ¿y su hermano se volvería a burlar por ser débil?, abrió sus ojos con firmeza, creyendo correctamente en lo que diría para no se de nuevo una victima para su familia. 

Aunque Olivia no era importante para nadie o eso era lo que ella pensaba, ya que después de lo que vivio sintio que le fallo a su familia y que fue muy tonta alguien chiflada que por su estatus social aprovecho el poder que tenía.

Con una mirada llena de nueva energía y con una valentía tomo distancia de aquel alfa demostrando que ella no se dejaba hacer lo que ese tipo de personas quería, no quería sufrir de nuevo como antes.

— No haré lo que tú digas —dijo con valentía—. No iré contigo a ningún lado, tengo derechos y puedo ir hacia la guardia de Bylsorm —.

La risa de Dmitry la hizo volver a sentirse insegura y aquella valentía abandono a Olivia que dentro de ella su naturaleza se escondía de las garras de aquel jaguar. 

— ¿Crees que te haran caso? ¿Con quien crees que estas jugando? —.

— No, solo... yo —.

— Porque quieres ser algo que no eres, tu naturaleza es muy obvia, si quieres tener tus derechos solo no me falles en nada y has lo que te diga. Soy tu rey ¿no? —.

— Si, pero Rey no... —.

El Alfa felino la dejo caer de nuevo al suelo sin creer lo que había escuchado en ese momento, nadie lo había desafiado tanto como la coneja que estaba acabando con su paciencia. Cuando bajó su mirada observo aquellos ojos del color durazno, maduro y jugoso, unos ojos que lo calmaron antes de estallar en ira pura, mientras lo miraba con miedo.

— ¿No? —inclino su cuerpo hacia la coneja—. ¿Crees que alguien te ayudará estando en esta situación? Entiende algo desde ahora —respiro con fuerza conteniéndose al ver la poca inteligencia de la coneja—. Estando en mis tierras nadie te podrá ayudar, entiende desde ahora que tú me perteneces, coneja miedosa —.

Río aterradoramente, una risa que nadie más ha escuchado solo Olivia. Pero la coneja no quiso dejarse ver como alguien miedosa, por lo que se armo de valor dejando algo asombrado al jaguar que nunca a visto que un mamífero lagomorfo como ella lo retara a mostrar lo más oscuro de su ser.

— No, no haré lo que tú digas —espeto furiosa mostrando algo nuevo para Dmitry—. ¡Estás loco si crees que viviré en el mismo techo que tú y que soportaré tu comportamiento! ¡No eres nadie como para venir a decirme que ahora soy una de tus pertenencias! —.

— Que divertido —.

El rey le siguio la mirada a la coneja que dio pasos hacia atras intentando huir, solo que lo que no sabía era que su casa estaba llena de la seguridad de ese rey, cualquier  hombre afuera estaba precavido por si la coneja salía huyendo para restringirle el paso.

Dmitry la tomo antes de que ella abriera la puerta, ya se encontraba un poco enojado por la forma testaruda de la coneja, pensaba que sería como otra omega cualquiera. Que sería sumisa y mostraría siempre se conformismo a cualquier cosa que el como rey hiciera, como si solo fuera una pertenencia.

— No es para nada lo que quería escuchar de ti —saco algo de su saco—. A partir de ahora no quiero ver que me retes a cosas sin sentido, coneja —.

Con una inyección logro adormecer el cuerpo delicado de aquella coneja, la miro caer en sus brazos y sonrió fríamente al fin teniéndola para él, las palabras de su asistente Kurk solo fallaron, sus ideas fueron un asco que no ayudaron ni siquiera a que ella pensara que estaba siendo amable en venir y hablar para no hacerla tener miedo de un ser como él. 

Estaba claro que aunque intentara ser amable, sabía que nadie se daba el tiempo para ver que era amable y ni siquiera le agradecían por intentar serlo. Miro a la rubia en sus brazos tratando de creer como logro que con únicamente decirle Majestad o Rey su interior se revolviera de una forma extraña.

Sin duda para Dmitry esa coneja de ojos color durazno se estaba volviendo más interesante, el retarlo y tratar de verse valiente era algo que degustaba fríamente, nadie lo había hecho o más bien nadie vivía mientras le daba la contraría a lo que pedía.

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