Dylan sabía que tenía que tomar medidas para alejar a Analía de su vida y proteger a su familia de la influencia tóxica de esta mujer. Con esto en mente manejó hacia su casa, encontrándose agotado después del partido de béisbol.—Señora Marina me podría traer un vaso con agua, por favor— pidió Dylan con amabilidad y la señora jadeó impresionada puesto que él solo sabe pedir las cosas de manera arbitraria.«Hasta sus modales han cambiado», pensó Marina de manera divertida, a pesar de no saber por qué no encontró a Judith al regreso de sus vacaciones que ella misma le había dado, supuso que se debe a ella el cambio que muestra Dylan.No pasó mucho cuando el ama de llaves regresó con el agua.—Gracias, — dijo mientras bebía un poco de agua, dejando una vez más a Marina con los ojos casi salidos de las cuencas.Luego Marina lo miró con un poco de pena y comenzó a hablar:—Señor Anderson, necesito decirle algo. Aunque realmente necesito este trabajo, ya no me siento cómoda trabajando para
Judith seguía protestando por las cosas que le había dicho Dylan y Maya apretaba los labios para no reír, ya que ciertamente a pesar del enfado que ella ve que Judith siente con Dylan muy en el fondo lo ama.«Tal vez debo ayudar a Dylan, él ha venido varias veces a pedir perdón, quizás sus sentimientos son reales, además podría conocer mejor a su amigo; ese hombre me parece bonito, aunque su carácter no lo es», cavilaba Maya sumergida en su propia nebulosa y Judith seguía hablando, pero ella no le prestaba atención. —¡¿En qué rayos estoy pensando?!— chilló horrorizada y, sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos sobre Alexis.Entonces Judith paró abruptamente de hablar y la miró fijamente provocando que Maya tragara grueso.—Sí, cuéntame Maya, ¿en qué estaba pensando? — inquirió con ojos entrecerrados, haciendo que su amiga se pusiera más nerviosa.—Eh...no en nada, solo te escuchaba, y sí, tienes razón—. Maya agitaba las manos.—A ver, si piensas que tengo razón, repíteme lo
Analía salió de su nebulosa creada por su fuerte desesperación, cuando escuchó que la puerta fue abierta y al girarse observó a Julián con detenimiento.«Me da asco tirarme a este vejete, pero más aborrezco quedar en la ruina», analizaba escudriñando a Julián de arriba abajo con la mirada mientras que él reía chistoso.—Analía, no me interesa el pago que ofreces — le hizo saber Julián y todas las fantasías de Analía cayeron de golpe.—Entonces, ¿esto qué significa…? —preguntó con rostro desencajado.—Hago lo mismo que sueles hacer tú con los demás, estoy jugando con tu mente, primero te hice pensar que te iba a torturar y ahora que íbamos a tener sexo. Niña, no eres la mujer que llena los requisitos de un hombre como yo. Le soy fiel a mi esposa, pero sobre todo, respeto y valoro más a mi hija, acostarme contigo sería como traicionarla a ella, y eso nunca ocurrirá por más que tengas para ofrecer.Analía se llenó de mucho enfado.—¡Maldito anciano infeliz!, como si fuera placentero
Nerviosa Judith se dirigió hacia los baños para damas, ya que necesitaba refrescarse con urgencia; puesto que la mezcla de emociones que experimentó durante esa junta, fueron tan intensas que creyó que le daría una subida de tensión arterial.—¡¿Qué diablos fue eso?!, ¿cómo se atreven ellos a retarme? —, explotó inmediatamente ingresó, dejó su bolso a un lado y enseguida abrió el grifo para mojarse el rostro.—Ellos piensan que me van a asustar, pues no señor—, rezongó mientras se veía al espejo, y resollaba furiosa, sin percatarse si había más personas ahí dentro. Su enfado era tan grande que no dejaba de expresar todo lo que sentía hasta que escuchó la puerta ser abierta y por ella entró un Dylan muy encolerizado.—¡¿Dime que acaba de ocurrir en esa sala de juntas?!— le exigió Dylan con voz tan profunda que ella al no esperarlo se estremeció y su corazón empezó a agitarse lentamente cuando lo veía ponerle seguro a la puerta.—Sabes que no debes estar aquí ¿cierto? — le exhortó volvie
Darían no podía pronunciar una palabra, pues su cerebro no era capaz de pensar en un saludo coherente, ver a Judith le llenaba de mucha alegría, pero junto a Bryan no parecía agradable.—Darían, que bueno verte, — la saludó Judith con voz débil. » ¿Por qué estás vestida como si fueras una doctora?La voz de Judith se escuchaba con un ligero temblor al sentirse descubierta, sin embargo, Darían no lo notaba porque igual ella estaba más enfocada en todas las emociones incómodas que sentía en ese instante; creía que en cualquier momento sus rodillas iban a perder la fuerza y caería de bruces al suelo.«Solo debo figurarlo como una lombriz asquerosa», se propuso a sí misma para poder disimular su nerviosismo.Después de años sin ver al hombre que la rechazó públicamente era este su primer encuentro, y su mirada pasó de su cara a la mano que él tenía entrelazada con su cuñada, y sintiendo una punzada decidió ignorarlo, mientras que Bryan no podía asimilar que la niña que siempre le acosaba
Darla suspiró y tomó la iniciativa, para enfrentar a su hijo, sabiendo que luego de esto él podría alejarse y con justa razón porque prácticamente lo han utilizado y manipulado, al mentirle fingiendo su enfermedad. Ella ya no pensaba solo en ellos, sino en el hecho de que Judith lo está tratando tan rudamente porque lo considera parte del engaño.—Dylan, cariño hemos…—fue interrumpida cuando Carl intervino.—No es algo importante, hijo, lo que quiere decir tu madre es que hemos estado hablando de lo que sucederá con tu esposa, tu madre está preocupada y le exigí no hablarte de Judith, pero se enojó bastante.Carl pensando más en su empresa que en su propio hijo calculó que debía tenerlo de su lado y no en su contra, porque de una manera machista consideró que de cierto modo su hijo puede recuperar a Judith y cuando eso suceda piensa mofarse de Julián a boca llena.En cambio, Dylan frunció el ceño, sintiendo una extraña preocupación crecer en su pecho. «¿Por qué siento que mi padre
La sala del hospital estaba llena de un silencio incómodo, mientras que Dylan, esperaba ansioso cuando el doctor, de bata blanca y rostro sereno, revisaba unos informes. —Señor Anderson, ¿es usted familiar de la paciente? Dylan no supo qué decir, pero luego de un momento de silencio expresó: —Bueno soy su amigo, y estoy aquí porque ella no tiene familiares vivos. El doctor asintió comprensivo y comenzó a explicarle: —Tras el golpe que sufrió la señorita Rivas, encontramos una contusión y una ligera inflamación en su cabeza, por lo que es necesario realizarle un estudio neurológico para evaluar su estado. Dylan se quedó petrificado. No sólo estaba preocupado por la contusión y la inflamación, sino que también le atormentaba el diagnóstico de un médico general que había mencionado que Analía tiene una enfermedad en la matriz, a nivel pélvico, que requiere operación. —¿Qué significa exactamente eso, doctor? — preguntó intentando mantener la calma. —Significa que hay un daño en el
La tensión en la mesa aumentó mientras Dylan y Alexis intercambiaban miradas de confusión. Maya se mordió el labio, lamentando por su impulso y su falta de control al revelar algo que no debía. —Esta chica tiene los cables cruzados —. Musitó Alexis y Maya le dedicó una mirada que lo instó a tomar un trago de agua.—Oigan, ustedes no son bienvenidos— les dijo con actitud grosera creyendo que siendo cortante iba a desviar la atención de Dylan, pero él se había quedado con el asunto del bebé en la cabeza.—¡Oye, amiga de mi esposa! —, le habló Dylan con tono profundo, no le gritó, pero el efecto que causó en Maya fue como si lo hubiera hecho, porque ella se tensó; quedando tan tiesa como un palo y observó a todos lados suponiendo que los clientes estaban escuchando su pacífica discusión.—Ex esposa, cariño— le respondió Maya con mentón en alto, y viéndolo con desdén.» No olvides que pronto el juez te obligará a firmar— le restregó para lastimarlo, ya que después de escuchar a Julián, si