Rin, rin, rin, la llamada iba por el tercer repique cuando Dylan observó a todos los presentes que igual lo veían expectantes y les anunció:—Disculpen, tengo que tomar esta llamada. Permiso.Dylan salió de la sala y contestó el teléfono.—¿Hola? Habla el Ing. Dylan Anderson, ¿en qué puedo ayudarle?— Ing. Anderson, soy el inspector Flores. Lamento decirle que hemos recibido una queja muy seria de uno de nuestros clientes. Parece que hay un problema importante en una de las obras en la que estuvo a cargo.Dylan arrugó el entrecejo y quiso contradecirlo al decirle que es imposible que una obra entregada por él tenga un error, sin embargo, hizo un esfuerzo y con actitud pasiva dijo:—Oh, lo siento mucho por eso. ¿Puede decirme cuál es la obra en cuestión?—Es la obra en la calle 12, la que está cerca del centro comercial. El cliente se queja de que hay un problema con el techo y que está filtrando agua.—Entiendo. Por favor, permítame investigar el asunto y encontrar una solución lo ant
Dylan estaba besando a Judith y ella de manera torpe le correspondía, pero él aún estaba a la espera de que ella lo empujara por el pecho. Apasionadamente, la tenía empotrada a la pared de su recámara, creando una llave sobre ella; ya que con una mano apresaba su nuca como si no fuera a dejarla y con la otra rodeaba su cintura de manera posesiva y mientras le comía los labios dándole chupetones y mordiscos, le preguntaba aún incrédulo:—¿No estás bromeando?Sus labios solo le daban tregua cuando hacía repetitivamente esta pregunta, pero sin dejar de besarla, con la lengua avasallaba la de Judith quien estaba embriagada por las sensaciones. Con sensualidad Dylan tomaba su labio inferior y lo deslizaba entre sus dientes con calma y sutileza.Eran unos besos muy apasionados que inmediatamente su parte se humedeció. Él comenzó a besarle la cara, la boca, el cuello, y ella, al sentir su aliento y su respiración, comenzó a llegar al borde del placer. Entre besos y caricias, él le quitó el v
Judith sintió como si le hubieran clavado una daga en el corazón al escuchar las palabras de Dylan. En silencio se fue de la habitación deprisa, sin poder soportar el dolor que sentía en su interior.Una vez en la calle, tomó un taxi a casa y lloró amargamente. No podía entender cómo se había enamorado de Dylan, un hombre que estaba prohibido para ella desde el principio. Recordó cómo él le había contado sobre su amor por Analía desde el inicio de su matrimonio, y cómo ella había ignorado sus sentimientos hasta ahora.Judith sabía que debía alejarse de Dylan, pero no podía evitar el dolor que sentía por dentro. ∆∆∆Al día siguiente, Carl llegó a la casa de su hijo y fue recibido por Judith.—¡Hola, señor Carl! ¡Qué sorpresa verlo por aquí! — lo saludó Judith con una sonrisa.—Hola, nuera— respondió Carl con una sonrisa forzada y Judith al escuchar cómo la había llamado se tensó —¿Dylan está en casa? —Sí, está en su estudio.—¿Quieres que lo llame? — propuso con cordialidad, aunque
Darla al otro lado se quedó estática y no sabía qué decir, buscaba en su mente una evasiva que la ayudara a calmar a Judith, pero estaba tan nerviosa que no podía pensar.—Pero mi niña, ¿qué tienes?, no entiendo por qué te expresas de ese modo—aunque no quiso que su tono sonara a reclamo lo hizo.—Deje de fingir conmigo, porque ya se le cayó la película. Mejor dígame, ¿qué clase de acuerdo tienen con mi padre?Darla intentó negar las acusaciones, pero Judith no estaba dispuesta a escuchar excusas. —¡¡No lo niegues!!— le exigió Judith con tono cortante. —Sé que esto no se trata del amor de una mujer que simplemente quiere ser abuela, sino por dinero. ¿Cuál es tu beneficio en todo esto? No me hagas pensar que lo hiciste por amor a mi madre, porque si ella estuviera viva no estaría de acuerdo con estas atrocidades.Darla titubeó, sin saber qué decir. Judith seguía hablando duramente, cada vez más enojada. —Al menos dime cuál es tu beneficio en todo esto. ¿Qué obtienes de utilizar la m
Después de escuchar esa propuesta que Dylan le hizo, Judith se quedó pensativa, con la mirada perdida en la nada duró un buen rato, y algo dentro de ella se conmovió profundamente y le ilusionó la idea de volver a empezar con él; sin embargo, como si fuera un balde de agua fría derramado sobre su cabeza, su subconsciente la hizo recordar que Dylan la metió a su cama por un solo propósito y al bajar la mirada a su vientre pensó con amargura:«Claro aún no estoy embarazada, y necesita tenerme engañada para que le abra las piernas»—Dylan. Ya me has hecho daño muchas veces y no sé si puedo seguir soportando esto. Ni siquiera puedo confiar en ti—. Le hizo saber alejándose de él con tristeza en su corazón.Estando encerrada en su aposento ella se deshizo de su ropa y se metió bajo la lluvia de agua creada por la ducha, estaba tan confundida. Que Dylan al final le hablara de la manera en la que lo hizo le hacía sentir algo lindo, pero también cree que lo hace como parte de su plan porque si
Estupefacta Analía observó a Dylan, ya que siempre que se mostraba coqueta él la tomaba como león hambriento, pero ahora ni la miró con lujuria, sino que notó en su mirada algo distinto.— ¡¿Qué demonios te pasa, Dylan?! —preguntó atormentada.—Es que hay algo que necesito decirte y no sé cómo hacerlo.—Tranquilo, puedes decirme lo que sea, sabes que soy comprensiva.— Analía, lo que te voy a decir puede sonar injusto para ti, pero necesito ser sincero —manifestó Dylan mientras se acercaba a ella—. Te quiero mucho, eres una persona importante en mi vida, pero no puedo seguir siendo tu pareja. Me enamoré de mi esposa y no quiero perder lo que tengo con ella.Analía se sorprendió por la confesión de Dylan y se quedó en silencio por unos segundos.—¡Esto es una broma!, ¿cierto? —largó con ojos tan rojos que parecían inyectados con sangre. — Quiero que sepas que siempre estaré a tu lado en los momentos más necesarios, incluso te daré dinero si lo necesitas —propuso Dylan mientras le toma
—Señorita Rivas, lamento decirle que su embarazo es de alto riesgo, su útero no retiene al feto, porque padece insuficiencia cervical e insuficiencia placentaria, por lo que es peligroso que continúe con el embarazo. Es mejor que considere un aborto para evitar complicaciones— le recomendó la doctora a Analía quién la veía con una ceja alzada.—¡¿Qué?! ¿Cómo qué aborto? ¿No hay posibilidad de que el bebé sobreviva con un buen tratamiento?—voceo abrumada y a la defensiva.—Lo siento, pero es muy poco probable. Su embarazo es muy delicado y no queremos arriesgar su vida—. La doctora se mostraba apenada, sintiendo pesar por tener que darle esa mala noticia a una madre.—¡No puedo creerlo! ¿No hay nada que se pueda hacer? Por favor, ¿no hay alguna forma de que pueda conservar a mi bebé?—De verdad lo siento mucho. Lo mejor es que se someta a un aborto para evitar cualquier complicación.Analía, frustrada y desesperada, pensó en voz alta.—Pero... ¡este bebé es lo único que tengo de Dylan!
“Espero que este no sea otro de tus trucos, porque bien sabes cuál es mi opinión acerca de la relación que tienes con mi hijo. No creas que podrás engañar a mi hijo y a mi familia, si verdaderamente estás esperando un hijo de Dylan, en cuanto nazca ese bebé le realizaremos una prueba de paternidad. Aunque sabes que no me agrada la noticia de que estés embarazada, sí verdaderamente lo estás, igual, si esa criatura resulta ser mi nieto, será bienvenido a mi casa; sin embargo, a ti te quiero lejos. Para nadie es un secreto que no te aceptaré así le ofrezcas el cielo a Dylan, porque puedo ver tu verdadero yo, y sé que debajo de tanta tela costosa habita un monstruo ambicioso que no sabe amar”—. Analía se sorprendió al leer el mensaje de Darla, ya que no esperaba esa respuesta.—¡Qué descaro lo de esta vieja bruja!, quiere a mi bebé y a mí no, mínimo creerá que se lo dejaré. Aunque me fastidian los bebés, igual, no lo tendrá.“No me quieres como madre de tu nieto porque sigues pensando que