3. Adiós Noah

Sin dinero y sin lugar a donde ir, volvió a casa.

Un aire de nostalgia la embargo una vez se detuvo frente a la puerta.

Pensaba que solo visitaría aquella casa triste y empobrecida para comprobar de vez en cuando que sus padres estuvieran bien y no se hubiesen agredido uno al otro gravemente.

Era un hogar roto, una familia disfuncional, pero al fin y al cabo era la suya.

Tocó el timbre y pronto su madre abrió la puerta con los ojos llenos de miedo, sabía perfectamente lo que significaba su padre debía estar borracho, —¿Qué haces aquí?

— Necesito quedarme aquí por unos días mientras organizo mi vida.

— Es que… 

Su padre terminó de abrir la puerta, curioso de saber en quién perdía el tiempo su esposa.

— Pero mira, a quién tenemos de visita, a la princesita de alta sociedad, cenicienta en persona, ¿qué haces aquí?

— Le comentaba a mi madre que necesito pasar unos días aquí, estoy segura, de que no será por mucho tiempo.

 — ¿Lo echaste todo a perder, verdad?, seguramente el ricachón te botó porque no sirves para nada, tardó un poco en darse cuenta de que eres una inútil, pero ya se lo había dicho a tu madre que tarde o temprano eso acabaría.

 — Supongo que lo estás disfrutando.

 — La verdad es que sí, ¿para qué voy a mentirte?, eres una de nosotros, te creíste especial que estabas por encima y ya vez tuviste que volver, ahora nos necesitas de nuevo, ja, ja, ja, esto amerita celebración, el hijo pródigo vuelve a su casa.

Le permitió entrar y ella aprovechó el descuido, —supongo que debes traer algo de dinero, joyas, algo que vender para pagar tu estadía aquí.

 — No traje nada, pero creo que debería ser suficiente para ti, todo el dinero que te dimos al casarme, cuando nos chantajeaste con revelar tu historia para ponernos a todos en ridículo, no solo te di lo que me había ganado en las competencias, sino que Noah te dio una cuantiosa suma para que nos dejaras en paz.

— Si no hubiese sido porque firmé un documento de confidencialidad, todavía estaría sacándole dinero, pero bueno, la verdad es que ya ni para eso nos sirves, así que tu situación es precaria, no necesitamos más bocas en esta casa, así que deberás buscar a dónde ir de inmediato.

— No te preocupes, mi deseo tampoco es permanecer aquí, así que no tendrás que esperar mucho, pondré todo mi empeño en ello.

— Supongo que no me queda más que dejarte pasar la noche aquí, eso sí, no quiero verte la cara ni cruzarme contigo, así que intenta ser invisible para mí.

— Por mí está bien.

Caminó hacia su antigua habitación sintiéndose derrotada y en cuanto abrió la puerta y observó el estado de sus cosas mucho más.

Su padre sin duda había tomado muchas de sus cosas para venderlas y entre ellas sus premios, afortunadamente la cama estaba intacta así como su ropa.

Su madre entró sigilosa, se acercó a ella y la abrazó, no podía darle una solución a su hija, pero sí un poco de consuelo.

— No sé lo que pudo haber ocurrido, tu esposo parecía ser sincero, pero te aseguro que esto pasará, no eres una fracasada sumisa como yo. Desde que naciste supe que estabas destinada a grandes cosas, ya verás que esto solo es un revés.

 —Te agradezco tus palabras mamá y te prometo que cuando triunfe vendré por ti para que comiences una nueva vida también.

 — Gracias, hija, solo con saber que estás bien será suficiente para mí y siento lo de tu cuarto, sabes cómo es tu padre.

— No te preocupes, ahora mismo no me importa nada de eso.

— Lo siento, Laura, mereces ser feliz, estaré afuera antes de que tu padre comience a preguntar por mí, si me necesitas, llámame.

 — De acuerdo.

 Con el pasar de los días el dolor que sentía Laura no mermó, por momentos lloraba desconsolada a la par que intentaba buscar con sus anteriores patrocinadores y amigos para regresar a las carreras.

 Y después de un mes su esfuerzo rindió fruto, pues la incluyeron en algunas exhibiciones y tenía un par de ofertas para ir a Europa de nuevo.

 Una de las ciudades que visitaría sería Italia, así que pensó en contactar a su amigo Leonardo y degustar alguna exquisitez en su restaurante.

 El entrenamiento al que se sometió para poder estar lista para las competencias la tenía agotada, empezaba desde muy temprano hasta el comienzo de la noche, así que dedujo que a eso se debía su fatiga.

 Sin embargo, cuando faltaban apenas unos días para empezar la gira, al terminar una vuelta debió parar rápidamente debido a un dolor abdominal muy fuerte.

— ¿Qué te ocurre? —preguntó su entrenador preocupado.

— No lo sé, simplemente tengo un dolor tan fuerte que no me permite respirar.

— De acuerdo, lo mejor será llamar una ambulancia.

Unas horas después, estaba siendo examinada por un médico y estaba dándole una noticia agridulce.

— Está embarazada, tiene pocas semanas y es importante que se cuide para su bien y el del bebé, no podrá continuar con el deporte que practica lamentablemente porque representa un riesgo para ambos.

En silencio y entre lágrimas recibió las indicaciones, nuevamente debía poner su vida en pausa y ahora ya no contaba con el apoyo de Noah. ¡Qué feliz hubiera sido hace unos meses con esa noticia, ahora todo estaba destruido, su vida y su relación.

Al llegar a la casa de sus padres, decidió callar aquella información, solo le traería más problemas y sufrimiento, además de que su padre lo usaría en su contra y para intentar sacar provecho.

 Sin embargo, después de analizarlo decide contárselo al Noah, es su padre y necesita saberlo.

Tomó un taxi con dirección a aquella mansión que una vez consideró su hogar, esperando poder encontrar a Noah allí para hablarlo en persona.

 Pues era un tema muy sensible para tocarlo así, pero cuando llega allí se sorprende, pues están celebrando la fiesta de compromiso de Abey y Noah.

Disimula su contrariedad y busca de ingresar, pero es notorio que su vestimenta no es acorde a la ocasión. —Señorita, no puede ingresar.

— Por favor, solo necesito hablar con el señor Noah.

— ¿Su invitación?—, insistió el hombre.

— Por favor, dígale que Laura necesita hablar un momento con él, que seré breve.

 Pero es Abey quien viene a verla unos minutos después, —¿cómo te atreves a venir aquí en un día como hoy?

 — No sabía nada de esta celebración, pero mi intención no es crear problemas, solo tengo algo importante que decirle y me iré.

 — Nada de lo que tengas que decir es realmente importante, nos casaremos en una semana y lo que tengas que decirle a él me lo puedes decir a mí—. Laura sacó de su cartera el informe de maternidad y se lo mostró, total como su esposa tarde o temprano se enteraría.

 Abey ocultó su enfado y con un gesto tierno y protector se tocó el estómago, —yo también estoy embarazada y como su futura esposa no permitiré que le quites su lugar.

 — Nadie le quitará nada, ambos serán sus hijos y tendrán los mismos derechos. 

Abey negó con la cabeza: —No serán iguales, el tuyo será un bastardo y el mío tendrá todos los derechos que pretendiste arrebatarme cuando te entrometiste entre nosotros.

— Como te lo dije desde el inicio nadie le quita nada a nadie y no supe de tu existencia hasta mucho después.

—Yo amo a Noah desde hacía diez años, todo iba bien al principio y los dos éramos amigos de la familia, pero con tu apariencia y experiencia para seducir lo desbarataste todo.

— Ya ese tema es pasado, soy su ex esposa, lo tienes para ti solita.

—Y agradezco que sea así, pues las cosas han vuelto a la normalidad ahora y no estoy dispuesta a que vuelvas a perturbarlas, si quieres que tu hijo no corra peligro, solo mantente lejos de Noah.

 —¿Me estás amenazando?

 —Tómalo, cómo quieras, es una advertencia. Esta vez no me quedaré con los brazos cruzados esperando a que vuelvas a meterte en nuestras vidas, no busques conocerme por las malas, yo también vengo de una familia poderosa y con dinero.

—Bien, ya veo que te mereces los suegros que tendrás, creen que con dinero y amenazas lo lograrán todo, pero solo el futuro dirá quién es el ganador.

—Fuera de aquí antes que llame al personal de seguridad.

—No hace falta, puedo irme con mis propios pies, adiós y felicidades por tus próximas nupcias.

Al notar que Abey se había ausentado de la fiesta de compromiso, Noah se preocupó y la buscó, le pareció que discutía con alguien que se encontraba detrás de la puerta y le preguntó qué había pasado. 

Ella dijo que solo era un sirviente que accidentalmente chocó con ella y que le había llamado la atención, Noah cortésmente se preocupó por el bebé en su vientre, pero ella dijo que estaba bien.

Debido al bebé, tuvo que comprometerse con sus padres que tomarían la mano de Abby y se casarían aun sin amarla, un bebé lo cambiaba todo y no quería que creciera sin él.

Comenzó la celebración, Laura se escondió en la oscuridad y vio a Noah sosteniendo la mano de la futura madre de su hijo durante la ceremonia de compromiso.

 La sonrisa en el rostro de ella era deslumbrante y él parecía corresponderle, lo cual terminó de destrozarla.

Laura pronunció un triste "Adiós Noah, el padre de mi hijo y amor de mi vida, debo ser fuerte a partir de ahora para que no le falte nada a este bebé".

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