"No, que se los arregle solo", dijo Briana, molesta."Está perfecto", comentó Agustín."¿A dónde iremos?", preguntó Briana con una sonrisa."¿Quieres ir a una plaza?", preguntó Agustín del otro lado del teléfono."Me encantaría, aseguro que a Emma le encantaría", respondió Briana."¿En qué momento quieres que venga?", preguntó Agustín."Ven ahora", comentó Briana emocionada, y luego se arrepintió. "Digo, cuando quieras.""Iré ahora", comentó él, y ella sonrió.Preparó a Emma, le peinó el cabello y le hizo una alta coleta con un moño rosa hermoso. La vistió como una princesa, poniéndole unos pantalones de yoga de color rosa y un buzo peludito de color blanco."Mamá, ¿estoy bonita?", preguntó Emma."Sos la niña más bonita del mundo", comentó alegre."Y Luis, ¿cómo le cambiarás la ropa?", preguntó Briana."Claro", comentó, mientras se daba la vuelta para cambiarle el pañal. El bebé se había ensuciado completamente.Briana hizo una mueca, sin saber muy bien si arrojar al bebé a la lavador
Briana encontró a Agustín en el pasillo mientras arrastraba el carrito de compras. Él llevaba una caja de bombones y se los ofreció a Briana. Ella agradeció, pero mencionó que aún no los habían pagado y ambos rieron divertidos. Briana notó un gesto tierno por parte de Agustín, algo que nunca había experimentado con Eduardo. En ese momento, recordó las infidelidades de su ex pareja y se sintió un poco torpe por haber estado involucrada con alguien así. Se preguntó si eso era realmente amor.Agustín notó el cambio en la expresión de Briana y le preguntó qué ocurría. Briana continuó caminando con el carrito, pero esta vez más atenta a su entorno. Expresó su duda sobre si había sido tonta al estar con alguien como Eduardo. Agustín le preguntó por qué lo cuestionaba, y Briana respondi&oac
Emma fue en brazos de su mamá mientras Agustín llevaba el cochecito con el bebé. Pronto salieron al exterior, guardaron las bolsas en el auto e ingresaron.“Tengo una idea", comentó Agustín, y Emma prestó atención mientras sus ojos se desviaron hacia ella.“¿Qué cosa?", preguntó curiosa.“Vamos a comprar helado", comentó Agustín, y Emma aplaudió junto con Briana.“Me encanta la idea", comentó con una sonrisa.Se acercaron a una heladería, compraron 2 kg de helado, lo cual Briana consideró exagerado. Pronto fueron a casa, bajaron las bolsas y Agustín ayudó a Briana con los niños. Afortunadamente, Luis ya se había dormido y lo colocaron en el catre que se encontraba en el salón.Con una sonris
Parecían conocerse desde hace muchos años atrás, no parecía una familia diferente. Diana sonrió mientras el bebé se dormía, tomando el pecho. Agustín suspiró, pensando en que Briana sería una hermosa madre para sus hijos, pero movió la cabeza de un lado al otro, pensando que ya tenía demasiado con un niño pequeño y un exmarido. Suspiró, pensando si alguna vez tendría la posibilidad de estar con ella. Con el paso del tiempo, Agustín se había encontrado con mujeres interesadas que solo lo veían como un médico. Briana, en cambio, era una mujer sencilla que no lo veía de esa manera. Se sintió confuso y más enamorado que nunca. “Gracias por este día", comentó Agustín una vez que terminaron de comer y él lavó los platos. “Gracias por ayudarme a lavar los platos", respondió Briana divertida. “Fue un placer lavar los platos para ti", comentó Agustín haciendo una inclinación como si fuera un caballero. Br
Briana quiso ir por él, pero Agustín lo impidió. “Quédate con Emma", comentó Briana y se acercó para calmar al bebé. Siendo pediatra, sabía exactamente cómo tranquilizar a los niños. Pronto, Luis se quedó dormido y Briana suspiró de alivio. Se sentó en el sofá, sosteniendo a Emma entre sus brazos. “¿Quieren que vayamos todos al cine?", preguntó Agustín. “No creo que sea buena idea ir al cine con un bebé tan pequeño", comentó Briana. “Da igual, si nos echan", comentó Agustín divertido. “No lo sé", dijo Briana divertida. “Vamos", insistió Agustín. “Está bien", comentó Briana, poniéndose de pie. “Me da vergüenza, pero te compré algo", comentó Agustín y se acercó a su mochila que había dejado en la entrada. “¿Qué cosa?", preguntó Briana sin entender. Agustín sacó un pequeño paquete de regalo y lo extendió hacia ella. “Ábrelo", dijo Agustín. “Ábrelo", le pidió Agustín.
“Gracias, Briana, esto parece exquisito", dijo Agustín. “Lo sé, yo soy una experta en preparar café", comentó Briana divertida, y él se rió. “Espero que les haya gustado mi desayuno no muy saludable", comentó Agustín, y Briana se rió. “Fue exquisito, me encantó", dijo Briana. "A la tarde, cuando llegue de casa de Melisa, puedo preparar unas tortas fritas con grasa. ¿Quieres?", preguntó ella. “Me encantan las “totafitas” ", comentó Emma con alegría. “Cariño, torta", corrigió Briana. “Me encantan", murmuró Emma dando aplausos y saliendo de la silla. “Tienes que lavarte los dientes y limpiarte las manos", comentó Briana mientras Emma se dirigía hacia el salón. “Sí, mamá", respondió Emma. “¿Quieres que los lleve al jardín maternal y al jardín?", preguntó Agustín. “Claro, en realidad había dudado mucho en llevar a Luis, ya que es pequeño, pero después…” “Necesitas un tiempo para
"Ya sé, pero Briana, tampoco teníamos que generar un malentendido así", dijo Agustín. “Supongo que tienes razón, pero de igual forma… ¿no sería lindo que fuéramos novios?", preguntó Briana, y Agustín sonrió. “Lo sería, pero creo que nos estamos adelantando. Apenas estamos saliendo desde hace poquitos días, y creo que..." “Tienes razón, soy una tonta ¿Puedes marcharte?, quiero estar sola", interrumpió Briana. Se sentía muy avergonzada por lo que había hecho, como si fuera una adolescente. Lo peor de todo era que había involucrado a Agustín sin querer. Agustín levantó una ceja confundido por su reacción y dijo: "Briana, ¿por qué quieres que me marche?" “Por favor, lo lamento ¿Puedes… irte?", respondió Briana, sintiéndose triste y avergonzada. Había hecho una tontería y había afectado su relación con Agustín sin querer. Agustín salió por la puerta, mientras Briana sintió ganas de llorar. Era la primera vez que tenían un desen
"¿Dónde tienes el botiquín?", preguntó Eduardo curioso. "Está… ahí abajo, en… el segundo… cajón", murmuró Briana con la voz quebrada. "Aquí lo tengo, quitaré un poco la sangre", dijo Eduardo mientras limpiaba la herida con un algodón y gasa. "Gracias", comentó Briana un poco aterrada, ya que no le gustaba la sangre. "Te untaré alcohol, quizás te arda un poquito", advirtió Eduardo. Destapó la botella y aplicó un poco de alcohol. Briana se mordió los labios y luego dijo: "Ahora te pondré esta curita y estarás como nuevo." Eduardo interrumpió a Briana: "Gracias", repitió mientras ella se alejaba de él. "De nada. Aún puedo hacer algo útil con mi sola mano", dijo Eduardo divertido. "Estás de buen humor", comentó Briana, sorprendida. "Puede ser", respondió Eduardo con una sonrisa, pero Briana no sabía lo que estaba a punto de hacer. Al día siguiente, después de haber tenido un extraño encuentro familiar que no resultó tan malo, Briana se sintió un poco más aliviada. Pensaba que las