— Me tienes la pierna empapada — Aseguró Gregory sintiendo la humedad de los fluidos de su prometida y embistiendo más duro en su boca a la vez que bajaba el otro brazo metiendo la mano libre entre su cuerpo y el de Chiara alcanzando uno de sus pezones y apretándolo— Me corro— anunció manteniéndola sujeta con la otra mano mientras en un último embiste se corrió en su boca y a la vez precipitándola con él a un nuevo orgasmo, intenso a pesar de la poca estimulación que había tenido, pero la forma en que fue sometida la volvió tan loca que tras tragar todo lo que él eyaculó en su boca no dudó en trepar sobre su cuerpo y buscar sus labios para besarlo, obligándolo a probar su propio sabor.La forma en que fue sometida Chiara por parte de Gregory durante la felación que ella le había realizado para despertarlo la volvió tan loca que tras tragar todo lo que él eyaculó en su boca no dudó en trepar sobre su cuerpo y buscar sus labios para besarlo, obligándolo a probar su propio sabor.—Quiero
Escucharle decir eso solo hacía que fuera imposible para Gregory impedirle entrar cada vez más en su corazón — También te quiero, Danielle — aunque él no la quería, él la amaba, y eso era lo que le molestaba, el ser consciente de que ella le quería mientras él la amaba. “Pero le enseñaría a hacerlo” se dijo así mismo, mientras alzaba las caderas de Chiara, rozando aún más sus sexos notando, como rápidamente se humedecia.“Maldita sea era suya y la tomaría nuevamente.”— ¿Vas a decirme que te pone así? — volvió ella a preguntarle y tras hablar; atacó sus labios devorandolos con necesidad y ansia, saboreando su lengua, mordisqueando, succionando, degustando su boca como le fuera posible.— Te lo diré, pero no ahora mi amor — respondió Gregory callando al igual que ella y fundiéndose en ese beso que ambos necesitaban, separándose con la respiración agitada.Él también deseaba volver a fundirse con ella.— Hazlo... Te quiero dentro.—Y yo te quiero mía de nuevo. —Gregory tuvo que recono
Enrico todavía se encontraba en shock, lo que había descubierto la noche anterior en su departamento todavía no podía procesarlo del todo.Apenas y se había acordado de poner a cargar a su celular dejando de lado las llamadas y notificaciones que empezaron a llegar a él nada más lo encendió, nada más lo tomó en sus manos. Su cabeza era un caos, un completo desastre, un rompecabezas con todas las piezas a su alrededor esparcidas.¿Cómo diablos había sido tan estúpido al no darse cuenta quien era ella? Por dios era la viva imagen de su madre, además en este maldito tiempo donde se puede encontrar toda clase de información de las personas a través de las redes sociales que él no hubiera buscado información sobre la chica como lo había hecho ahora que tenía abierto en su móvil, tanto el perfil de la madre de ella y la de Leandro, su amigo dónde por medio de sus fotos podía ver qué efectivamente la joven que estaba con su hijo teniendo sexo era no solo la joven de la azotea, si no también
Era poco más de medio día cuando Terry Marshall cruzó la puerta del despacho de Edward Bowen, el abogado de Dumas transportation corp. De inmediato Edward se dió cuenta que algo estaba molestando o preocupando a su amigo.—Ya suéltalo Terry ¿Qué es lo que te tiene con esa cara de pocos amigos?Debía de ser algo importante donde caminaba de un lado a otro frotándose el puente de su nariz y solo le había visto actuar así cuando algo le preocupaba o no podía resolver, sin embargo no podía más que especular sentado desde su silla detrás de su escritorio.—Se que me he quejado últimamente porque los de intendencia no han querido procesar mi solicitud de cambio de alfombra gastada ¿Pero no creerás que gastarla más caminando de un lado a otro por más de media hora ayude a que me la cambien? Solo tras decir esas palabras su amigo pareció por fin prestarle atención tratando de saber a qué demonios se refería, Edward solo movió su cabeza y tomó entre sus manos una de las carpetas que su secret
—Si me disculpa— mencionó justo en el momento que había captado por completo la atención de la prometida de su jefe, dándose cuenta que por supuesto que no le iba a disculpar el dejarla parada en medio del recibidor de la compañía.«Dios dame paciencia»Pidió en su mente antes de alejarse un poco más de la mujer junto con su empleado.—¿Qué se ha filtrado?—Terry no pudo levantar su voz tras escuchar lo que su alterno acababa de revelarle en voz baja.[•~•~•~•~•]Pasaban un poco más de las 16:30 horas. No tenía caso ya, que él siguiera tratando de encontrar una solución ventajosa dónde pudiera salir bien parado.Tenía que aceptar que no importaba lo que él pudiera sentir en esos momentos, en ese ridículo triángulo amoroso que se había formado entre la joven Marchetti, su hijo y él. Era Gregory quien más saldría herido, no importaba de quién fuera la culpa. Tampoco era una opción ignorar las llamadas y mensajes de la joven, pero sí la de tomar una de las tantas llamadas y decirle que y
— Buenos días, mamá ¿Aún no es de noche todavía en Italia?— Me estoy acostumbrando al horario para no tener jet lag.— Chiara se quedó blanca al escuchar la explicación de su madre, no era que no extrañara a sus padres, pero era feliz viviendo como quería y del modo que quería.— ¿Cuándo estaréis aquí?Gregory entendió el porque de su expresión al instante, había estado en casa de los Marchetti antes de viajar a Nueva York y sabía de la impaciencia que tenían por anunciar el compromiso de su hija y tal vez hacerla regresar antes, incluso le habían instigado a convencerla y hasta diría que intentado sobornar cuando le ofrecieron reformar por completo la antigua casa Marchetti si volvían pronto y entregárselas como regalo de bodas.No era un regalo nada despreciable, había albergado a los Marchetti durante generaciones, más cerca de las viñas y los cultivos, en la actualidad la usaban sólo como casa de campo. El motivo era simple a la señora Marchetti le gustaba más vivir en la ciudad y
Así que el hombre misterioso y por el cual él sentía celos no era otro más que su padre. —¿Padre?— repitió con desprecio esas palabras.Enrico Dumas no merecía ser llamado de esa manera, no después de lo que había hecho. Ahora comprendía el porqué se había ido así sin más cuando lo descubrió con Chiara en el departamento. Obviamente, era más que claro el porqué, de quedarse, tendría que darle la cara; a su mente vino la manera en la que su padre le había contado sobre su aventura.Si, definitivamente, Enrico no era más que un maldito desgraciado, eso era lo que era Enrico, un maldito desgraciado que se había atrevido a alardear de la manera en la que había seducido y abusado de su prometida.Sentía como la ira se apoderaba de él a medida que seguía recordando esa conversación con su padre, la forma que sonreía el muy maldito. Busco entre las bolsas de su americana el celular, pero tras pensarlo mejor, dejo de hacerlo, no tenía caso que él le llamara, lo que él debía de hacer era ir a
Las palabras de Enrico parecieron apaciguar la ira de su hijo, aunque también significaba que la relación entre ellos. Se había roto de manera irreparable, aunque seguirían siendo familia, eso era algo que no cambiaría jamás, el lazo de sangre entre ellos dos jamás podría romperse.Gregory no tuvo más opción que aceptar las palabras de su padre, podría no estar conforme, pero por ahora era suficiente estaba seguro de que su padre cumpliría su palabra, no por amor a él claro estaba, pero sí por todo lo que le haría el incumplir sus palabras. —Está bien padre, creeré en tus palabras. Pero más te vale terminar con ella lo más pronto posible, no soportaré más tiempo el tener que ver a mi prometida melancólica por ti— Gregory enfatizó la palabra "mi prometida" alejándose de su padre.Había sido un golpe duro para Enrico la distinción de esas palabras saliendo de los labios de su hijo, pero tenía que aceptarlo. Ella seguiría siendo prohibida para él. No solo por su hijo, también por ser la