54. Entonces nada de citas.

Gregory asintió a todo lo que la señora le decía, por primera vez pensó que dos minutos en un elevador era mucho tiempo, ayudó a la señora Smith a llegar a su casa, e inmediatamente se fue al departamento de Chiara solo para encontrarse que Adrien estaba allí.

Adrien se llevó la mano a la frente intentando secarse una gota de sudor imaginaria que le parecía que bajaba por su frente y antes de poder responderles a las chicas el timbre de la puerta sonó y allí estaba Gregory exigiendo que le abriera.

— ¿Qué esperas para abrirme?

Ya no hizo falta explicar nada, Danielle se incorporó rápidamente y llegó como pudo hasta la puerta mientras se llevaba un dedo a los labios haciendo callar a los dos, tal vez si no hablaban podrían fingir que no había nadie, se acercó a la puerta, y miró con cuidado por la mirilla para enfrentarse a esos ojos azules de Gregory que eran capaces de infartar a cualquiera menos a ella, o más bien si, a ella también, aunque no en el mejor de los sentidos porque no e
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