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Capítulo II El circo alrededor de la muerte

No era una mala idea, después de todo cuando encontraran el cadáver no hacía falta decir que preguntarían a todos que hacían durante la fiesta y si tenían alguna relación con el fallecido.

- De manera muy amigable y animada Mario le dijo a Astrid – ¡Volvamos con todos! la fiesta aún no termina.

- Astrid contestó – Tengo una mejor idea ¿Por qué no vamos a un cuarto y nos divertimos juntos?

La espalda de Mario se heló, un pequeño temblor en todo su cuerpo empezó a invadirlo, de nuevo la sospecha de si ella sabía algo era inminente, pero como descubrirlo sin revelar su crimen, estaba en una posición difícil que podía dejarlo al descubierto.

- Rápidamente pensó y Mario le dijo – Eres algo atrevida y me empieza a gustar un poco ese lado tuyo, pero no quiero ser solo una noche y seguir siendo desconocidos.

- ¿Qué estás pensando que vamos a hacer Mario? – lo dijo Astrid con una sonrisa quisquillosa.

- Continuó diciendo – Solo te molestaba, y acabo de descubrir que es muy gracioso.

Esto para Mario fue un segundo de calma que le regresó un poco de sus cabales.

- Fingió estar muy apenado y le dijo – En verdad que pones mi vida al revés – terminó con un suspiro.

- Entonces ¿Vamos? – replicó Mario.

Ni bien Astrid pensaba en responder a su pregunta se escuchó un grito por toda la casa.

- ¡Ayuda! Por favor que alguien llame a una ambulancia.

Todos estaban muy exaltados, la música se había parado y los que aún seguían conscientes habían formado un círculo sobre una escena algo trágica.

Mientras daban primeros auxilios a la persona que yacía caída en el suelo Mario y Astrid corrieron a donde se escuchaba el escándalo, los dos estaban perplejos, esto era algo repentino.

- Ellos se preguntaron - ¿Qué había pasado? y más importante ¿Quién era?

No tardaron en llegar cuando parecía que los dos reconocieron a la persona que estaba inconsciente.

Astrid por primera vez dejaba de ser la chica simpática y se convirtió en una persona muy nerviosa.

- De un momento gritó – “aaaaaaahhh” ¿Por qué hay tanta sangre?

- Las personas que estaban ayudándolo, entre esos un amigo de ella, que le dijo – Apártate necesitamos espacio.

Ella estaba congelada, no reaccionaba ni un poco, estaba en shock.

Esta fue la oportunidad perfecta para Mario ya que podría saber algo más de Astrid sin tener que preguntárselo, sin embargo, seguía confundido, era un amigo de ella o solo estaba aterrada por la sangre, su reacción no le había dicho nada.

A pesar de la situación Mario aprovechó la oportunidad y sin decir ni una sola palabra cogió la mano de ella y la llevó al balcón, ella muy ensordecida solo se dejó guiar al balcón.

Se podía notar que ella estaba temblando solo al verla, tenía una mirada blanca con pupilas dilatadas y al parecer no podía ni hablar de la impresión.

- Ya habían llegado al balcón cuando Mario le preguntó - ¿Ese chico es tu amigo?

Ella solo con un gesto de negación respondió a su pregunta.

- En su mente Mario pensaba – si no es su amigo ¿Hay la posibilidad de que sea alguien allegado? No debo sofocarla con muchas preguntas, será sospechoso.

Él solo tenía una oportunidad más para llegar al meollo, para Mario no era más que un conocido que lo había invitado por cortesía, y apenas recordaba su nombre, si se arriesgaba a decir un nombre incorrecto perdería su oportunidad.

- Entonces sin pensar en las consecuencias la abrazó por unos instantes, trató de ser empático y le dijo - Por favor, no revivas las imágenes, sé que le tienes pavor a la sangre, no necesitamos regresar.

Sabía que se había arriesgado con sus palabras y que no podría decir más, así estuviera mal.

- Estás algo equivocado, pero me ayudaste – dijo Astrid mientras se alejaba de Mario.

En efecto no había conseguido absolutamente nada y su frustración empezó a salir un poco a flote.

Los socorristas llegaron, tomaron el control de la situación y con suerte mantendrían vivo al chico. Astrid fue corriendo tras de ellos y se subió directo al hospital más cercano.

En eso un chico alto, de cabello negro, con un estilo liberal, vestido como un rapero que era amigo de Astrid, el mismo que estaba ayudando al chico inconsciente.

- Caminó al balcón donde estaba Mario y le dijo – Gracias por estar con ella, soy el amigo de Astrid me llamo Enrique, pero todos mis amigos me dicen Kique.

- No fue nada, solo pensé que era lo mejor – dijo Mario.

- Por cierto ¿Sabes quién era el chico? – preguntó Mario.

- Si, es mi amigo y hermano de Astrid ¿No te lo contó? – dijo Kique un poco sorprendido.

Mario no se lo podía creer, había conseguido más de lo que creyó, sin necesidad de presionar respuestas, ahora tenía algo de información sobre la chica misteriosa, se apresuró a hablar.

- Así que nuevamente preguntó - ¿Kique vas al hospital? Si es así voy contigo.

- Claro, no me parece mala idea – dijo Kique algo apurado.

El reloj marcaba las 3 de la mañana en punto, Mario se apuró al sacar a la gente que no se quedaría a dormir

- A sus amigos que pasarían la noche les dijo – ayúdenme a limpiar debo ir al hospital, voy a ver como esta Astrid.

Ellos muy emocionados porque parecía que al fin Mario había encontrado “pareja”, sin quejarse le dijeron que se apresurara y que ellos arreglarían todo.

En la sala de espera del hospital, estaba Astrid llorando mucho, a pesar de que estaba alterada, esta vez por lo menos ya no estaba fuera de sí. Kique y Mario llegaron donde estaba ella.

- ¿Cómo está Daniel? – preguntó Kique preocupado.

- Por suerte está fuera de peligro, aunque pasará una semana aquí para que lo puedan monitorear – respondió Astrid mientras se secaba sus lágrimas.

No le importó por completo la presencia de Mario, no le preguntó nada y tampoco lo regresó a mirar, esto estaba volviendo incomodo el ambiente que durante dos horas se tornó todavía peor, la tensión seguía subiendo y de pronto…

- Astrid le dijo a Kique - ¿Me puedes explicar cómo terminó Daniel así?

Kique empezó a responderle con todos los detalles, era algo importante para Mario también, todo esto pasó en su casa y necesitaba estar listo por si existían preguntas a posterior.

- El amigo de Astrid seguía narrando la historia con un – estaban compitiendo. . .

De repente un teléfono empezó a sonar y era el de Mario, era extrañamente del número de emergencias, Kique siguió contando la historia y él se paró a contestar en un lugar algo alejado de ellos.

- ¿Hablo con el señor Blein? – dijo la persona tras el teléfono.

- Si, con el mismo – Mario respondió extrañado.

- Necesitamos su presencia en su departamento, al parecer hay un fallecido – dijo la operadora.

- Enseguida estaré ahí – Mario respondió algo asustado.

Lo habían descubierto, lo más desafiante estaba por venir, hilos de donde jalar y explicaciones que dar, todo el circo que había construido se estaba montado y estaba por empezar.

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