El detective Luis no es de las personas que persigue a todos los casos por igual, pero esta vez su instinto le decía que hay cosas extrañas alrededor de esta muerte, aunque solo su percepción no era suficiente para levantar un caso, sus únicas oportunidades estaban en Astrid, Kique y Daniel; personas que son extrañas al caso tal vez puedan decir algo o para Luis esto se acabaría.
- Maldita sea un problema tras otro – Astrid muy enojada abriendo la puerta.
- Buenos días, señorita Astrid soy detective de la policía, la buscaba para confirmar dos cosas – dijo Luis.
- Lo único que le voy a pedir es que sea rápido, tuve una mala noche y solo quiero que mi hermano despierte para poder dormir – Astrid algo irritada.
- Se tocó la cabeza con su mano y Luis dijo – No tomará más de dos minutos.
- ¿Dónde estaba entre las 12 y las 2 de la mañana? Y ¿Vio de pronto algo extraño, alguien salir de este cuarto? – Luis mientras le mostraba una foto.
Estas eran unas preguntas muy ingeniosas.
- No vi a nadie entrar y conocí a un chico en un bar, él se llamaba Mario, creo que era el dueño de la casa.
Ella no había visto a nadie salir, pero tampoco podía decir que ella estuvo ahí y en su momento no se dio cuenta, pero ya se había delatado.
- Luis en su mente – ella sí estuvo por el cuarto, pero su cuartada coincide ¿acaso serán cómplices?, ¿Cómo es posible? Recién se conocieron, no es usual tanta química.
- Luis le dijo a Astrid – Ha sido de mucha ayuda, su cuartada coincide con la de Mario, volveremos a estar en contacto.
El detective había encontrado un hilo del que jalar, esto era un gran avance, solo necesitaba que esto no sea circunstancial, necesitaba una verdadera evidencia.
- Busquen huellas de Mario y Astrid, en la puerta, en el techo y cerca del cuarto, barran el lugar, necesito algo que me sirva de estas dos personas – Luis por teléfono.
Se marchó del hospital esperanzado.
Las cosas no pintaban nada bien, Astrid y Mario ahora eran los principales sospechosos, los ojos del detective estaban sobre ellos y ese instinto tan feroz no se iba a tranquilizar hasta que atrapara a su presa o encontrara otra más buena que desvíe su atención.
Mario sabía que debía ir al hospital y ser algo frontal con Astrid, ya no tenían tiempo, aunque esto también podía ser sospechoso, se supone que apenas se conocían y de hecho ninguno de los dos se debía nada, pero Astrid también sabía que debía encontrarse con Mario pronto, Kique ya se había ido a su casa, y dijo que regresaría a medio día al hospital.
No se dio cuenta de su error hasta que se fue el detective.
- Golpeó su cabeza contra la puerta - Astrid
- Estoy en muchos problemas, no debí decir eso – Astrid mientras pensaba en lo que le dijo al detective.
Tenía ya demasiado estrés por lo de su hermano, cuentas por pagar de los medicamentos y ahora fue agregada a la lista de sospechosos del asesinato, le había contado al detective indirectamente que estuvo en el cuarto del crimen.
- Necesito comunicarme con Mario y Kique es el único que puede ayudarme – Astrid en su mente.
- Pero que hago estas 5 horas – replicó Astrid.
Esta espera fue agonizante no solo para Astrid, sino para Mario que también necesitaba tomar una decisión que dependía si iba a seguir libre o por fin llegaría el día de su condena.
Para las 10 de la mañana Mario ya estaba decidido a correr el riesgo, no iba a ir de manera frontal como él quería, iba a utilizar a Kique para su recado, no se lo iba a decir abiertamente.
- Mandaré un canasto de frutas con una carta de distracción con Kique – Mario ya muy lúcido.
Mientras el seguía en la casa de Carlos hasta que levantaran la investigación e hicieran una limpieza de la casa de él.
- Mario preguntó a sus amigos a la vez - ¿Tienen el número de Kique? Es que quiero darle una canasta de frutas y una carta para Astrid, disculpándome por traerle muchos problemas a ella y a su hermano.
- Alejo riéndose le dijo - ¿Así de lanzado?
- Hecho el dolido, yo sé que te gustó – dijo José siguiendo con la mofa.
- Ya déjenlo tranquilo, es la primera vez en años que por fin no parece un ermitaño – Carlos riéndose.
Todos estaban tan animados que le siguieron molestando de esa manera y Mario solo se reía con ellos, por último, uno de ellos se compadeció de él.
- Esta bien te lo paso por mensaje, ten – dijo Carlos.
- ¡Gracias, amigo!, la verdad es que si me gusta Astrid – dijo Mario muy alegre.
El estaba muy alegre por razones diferentes, ya tenía su conexión y de paso un salto de suerte para los dos.
- Hola, soy Mario, ¿Me puedes hacer un favor? – escribió en un mensaje de chat.
- Hola Mario, lo que gustes – respondió Kique.
- ¿Puedes recoger una canasta de frutas de donde estoy? Es que no quiero ir al hospital yo mismo, sería algo incomodo y Astrid debe estar muy abrumada – Mario por mensaje
- Está bien, pásame la dirección y te ayudo amigo – Kique por mensaje.
Mario le pasó su dirección, preparó la canasta con dos cartas, una camuflada debajo de todo y otra a la vista con unas palabras muy condescendientes; con que dedicación y detalle la hizo.
Sus amigos lo vieron con una sonrisa de oreja a oreja y muy motivado.
- Ellos pensaron – ella lo tiene loco.
Kique llegó por el recado tipo 11 de la mañana, solo quedaba que ella leyera las cartas y con ello algo de esperanza. A la hora acordada, al medio día estuvo en el hospital visitando a Astrid.
- Hola, ¿Cómo está todo? – le dijo Kique a Astrid.
- Un poco más tranquila con todo, pero sigo abrumada – Astrid con un suspiro largo.
- Eh, mira esto te lo envió Mario, pensó que debía disculparse y te mandó una carta con esta canasta de frutas – Kique.
Fue como un cantar de los dioses, por fin algo que le podía servir, no confiaba en él para nada, pero creyó que no era tan tonto.
- Gracias, no lo esperaba, pero si hablas con él dile que no necesitaba hacerlo, pudo haber venido sin más – Astrid.
Sin tener apuro solo mantuvo la carta con ella e iba a esperar que Kique se marchara para poder leerla, si su hermano despertaba de la cama no se movería y podría tener el camino libre.
Pasaron unos minutos, conversaron sobre su hermano, un poco de la vida cotidiana y de alguna novedad que por el momento no era nada relevante para la vida de Astrid.
- Me llamas si necesitas algo más, regresaré en la noche para ayudarte a cuidar a tu hermano – dijo Kique.
- Ah que lindo, ¡gracias! – respondió Astrid con una pequeña sonrisa.
Ni bien se fue empezó a leer la carta y lo hizo lentamente.
De: Mario Blein- Hola Astrid, me tomé el tiempo de escribirte este pequeño mensaje y tengo en mi mente que parte de lo que le pasó a tu hermano fue mi culpa, bueno es una forma de decirlo, necesitaba expresarlo ahora que está la situación complicada con tu hermano, antes que nada, siento que por entretenerte o bueno retenerte mucho tiempo conmigo en el bar, nos conocemos poco, pero con lo que nos pasó, siento que eres una amiga, me arrepiento nuevamente por lo sucedido y de verdad espero que aceptes mis sinceras disculpas, quise poner una frase en otro idioma, pero no se me da bien o eso pienso. Espero comunicarme contigo despu&eacut
- ¡Abogado!, aún no podemos soltar al señor Blein, seguirá bajo custodia, él ha demostrado no saber nada aparentemente, pero si Astrid da un nuevo indicio el tendrá que responder más cosas – Luis.- Si eso pasara, puede irlo a buscar a su casa de nuevo, en tal caso él es libre – Abogado.- No se preocupen, no permaneceré en custodia, pero tampoco me iré, debo esperar a Astrid, desde que su hermano ingresó al hospital, todo es desgracia y necesito hablar con ella – dijo Mario.- Hablarás con ella solo sí no son culpables – Luis.Estas palabras de Luis para el momento no tenían nada de valor y no se sentía como si fuese temerario, solo eran palabras vacías, Mario entendía bien en que posición estaba, si todo seguía el camino, podría tener protección legal ante él y de paso impunidad
Mario se quedó solo viéndolos tras la puerta, su mirada era vacía y parecía estar recordando.- Si tuviera un hermano ¿Lo cuidaría tanto? No puedo entender si es una carga para ella o un alivio.De pronto como si cortometrajes llegaran a la cabeza de Mario, volvió un poco al pasado.- ¡Dios mío santo! Estás vivo, mi hermanito está vivo – dijo una chica de aproximadamente 26 años mientras abrazaba a su hermano en el suelo.Este escenario se repetía, la diferencia es que ellos estaban encerrados en algo que parecía ser una celda.- El hermano menor de esta chica lloraba mucho y la abrazaba, pero no le salían palabras.A Mario le salían lágrimas, era una emoción que todavía sentía viva.En eso la puerta del cuarto de hospital donde estaba Daniel y Astrid sonó.- No pareces de las p
¿A quién se refería?, tal vez a Mario o Kique, o podría haber algo que este hermano menor supiera.Todo se centraba en las acciones que tomaría Daniel y el tiempo que era incierto, sólo un día más en el hospital y por fin podría ir a su voluntad. Sería una larga noche para él, un plan que idear y tanto que pensar.Por otro lado, unas horas antes se había cometido un asesinato accidental, pero nadie creería eso a una persona sospechosa de otro asesinato hace pocos días, como nada estuvo preparado, simplemente el tener que improvisar era solo una tarea más para el testigo, la experiencia sobraba y los conocimientos no faltaban.Esta vez el individuo en deceso, en cuestión una chica adolescente.Y por destino o coincidencia infortuna el mismo de siempre, Mario, un imán de problemas.En un punto medio esto, también era suerte pa
- Creo que por fin lo hice – dijo Mario exhausto.- Miró la pantalla de su celular y vio que eran las 8 de la noche – ¡Maldita sea! Si no llego pronto, Carlos me volverá a llamar.Puso hojas sobre la tierra recién plantada y con una linterna se aseguró que todo estuviera bien dentro de lo que podía ver, y juró no regresar por mucho tiempo. Un nuevo lugar que debía evitar “el parque”.Caminó apresurado a la salida con la linterna de su celular a todo momento, para él era imprescindible salir de ahí sin que lo vieran, era un experto en escabullirse y lo puso en práctica.Al parecer nunca nadie lo vio entrar o salir, todo estaba perfecto, el guardabosques ni asomó sus narices cerca de Mario.Este llegó a su casa y en media hora arregló todo lo que tenía pendiente, además llamó a Carlos para decirle que ya
Actividades que no son perfectas ocurren todo el tiempo, pasando un tiempo estas tal vez se convierten en anécdotas y otras veces solo son un fiasco.Era la madrugada del sábado 14 de octubre, Kique se encontraba muy pensativo, buscando por toda la casa y tratando de no levantar sospechas, era la hora perfecta porque Astrid estaba con Mario, por otro lado, Carlos, Daniel y la mejor amiga de Astrid se encontraban conversando.Él con la excusa de ir al baño porque se sentía mal, paso de lado a lado, encontrando un cuarto extraño donde se tenían instrumentos raros, no era posible reconocerlos para él, pero se aseguró de verlos bien con lujo de detalles.Como la casa de campo tenía dos pisos, tenía mucho por recorrer, fue por los que creyó encontrar algo que le sirviera, no tenía muchas expectativas, él no vivía ahí, solo era una casa en la que por lo gene
Vaya que, si era una sorpresa, no para Astrid necesariamente, si no para todos en unas cuantas horas.La noche en los alrededores dejaba muy oscuro el lugar, no era una velada romántica, parecía una especie de exploración urbana, pero no estaban aterrados y con una linterna no la pasaron tan mal.No caminaron mucho por la misma razón, así que Mario la llevo a un lugar cercano de la casa de campo. Lo que él planeaba era hacer una fogata y pasar con ella más tiempo solos.Tal como lo pensó él, estaba sucediendo su pequeña “sorpresa” y el ambiente era muy bueno, entre bromas y la fluidez de ellos, llegaron simplemente a acercarse mucho, juntaron sus cabezas y él decidió robarle un beso.- No lo pude evitar, contigo la tentación es mucha – dijo Mario.Astrid lo miró a los ojos y lo besó otra vez con mucha pasión, y en efecto
Sin titubear en sus acciones siguió explorando los alrededores, un sin fin de posibilidades que tenía en mente por encontrar, ya se había alejado mucho y eran las 8 de la mañana, no tardaría más de 15 minutos en regresar, no se había perdido y tenía curiosidad en revisar aún más la casa, no tuvo tiempo de revisar unas cuantas puertas.Se aseguró que nadie lo viera y empezó a entrar puerta por puerta, hasta que llegó a una que llevaba a un piso subterráneo, pensó encontrar todo tipo de cosas y en mal estado, se llevó un golpe en los ojos cuando la realidad se le vino encima.- Todo está tan limpio y conservado – dijo Kique.- Mientras Kique tocaba las paredes que tenían un recubrimiento - ¿Son para disipar el sonido? Esto está genial.Él otra vez, por precaución empezó a tomar fotos mientras