De: Mario Blein
- Hola Astrid, me tomé el tiempo de escribirte este pequeño mensaje y tengo en mi mente que parte de lo que le pasó a tu hermano fue mi culpa, bueno es una forma de decirlo, necesitaba expresarlo ahora que está la situación complicada con tu hermano, antes que nada, siento que por entretenerte o bueno retenerte mucho tiempo conmigo en el bar, nos conocemos poco, pero con lo que nos pasó, siento que eres una amiga, me arrepiento nuevamente por lo sucedido y de verdad espero que aceptes mis sinceras disculpas, quise poner una frase en otro idioma, pero no se me da bien o eso pienso. Espero comunicarme contigo después de esto y verte muy bien. ¡Adiós!
- No pido más – dijo Astrid
Astrid no sabía si era un genio o un completo idiota, dependiendo de la perspectiva de algunos pudieron haber sido unos errores en la caligrafía o en la tinta, pero para pocos un mensaje, no tan oculto, pero tampoco a la vista. Pero el ocultar el mensaje ya era trabajo de Astrid con un esfero y completar todo al mismo tono y ella lo sabía.
La carta decía “HAY UNA CARTA AL FONDO”, ella pudo deducir en segundos que la otra carta se encontraba debajo de todas esas frutas. La iniciativa había sido perfecta y empezaba la carrera contra el tiempo.
- Astrid empezó a sacar todo lo que estaba en la canasta mientras renegaba diciendo - ¿Por qué fue tan detallista para un camuflaje?
- ¿Hermana? – se escuchó una voz muy débil.
Astrid dejó de buscar, regresó a ver a la cama donde estaba su hermano.
- Muy alegre dijo – ¡Hermano!, por fin despiertas, ya extrañaba molestarte.
- ¿Cuánto tiempo pasó?, ¡Ah! Me duele todo – dijo Daniel.
- Ya no te muevas, te hicieron 10 puntos en el brazo – respondió Astrid enojada.
- Solo unas horas y agradece que no dije nada a nuestros padres- siguió Astrid.
- Te debo una, igual no fue nada grave – Daniel se empezó a reír mientras se quejaba de dolor.
- No les iba hacer viajar 10 horas, después de que me dijeron que ya estabas bien, ¿no quieres comer o dormir de nuevo? – Astrid.
- Pues dormiré un poco, hasta que se me pase el efecto de la anestesia – dijo Daniel.
- Astrid se puso a un lado de la cama, acarició su cabeza y dijo – duerme hermanito tonto.
Pasaron unos minutos, la hora del reloj del cuarto del hospital marcaba las 12 horas y 35 minutos de la tarde. Otra vez se había dormido Daniel, lo que más quería en el mundo.
- Necesito seguir contigo, así que no despiertes hasta que termine – dijo Astrid a su hermano dormido.
Volvió a su búsqueda, hasta que por fin asomó la carta.
- Antes de leerla borraré evidencia del otro mensaje – dijo Astrid mientras se puso a repasar todas las letras de la otra carta con un esfero.
Guardó la carta entre su abdomen y su pantalón para no perderla de vista y de paso camuflarla.
De pronto, dos policías irrumpen en el cuarto de hospital y detrás entra el detective Luis.
- Levante las manos, está acusada de asesinato, tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga puede y será usado en su contra, tiene derecho a una llamada y tiene derecho a un abogado, si no lo tiene el estado le proporcionará uno – dijo todo esto mientras llevaba las manos de Astrid tras su espalda y le ponía las esposas.
Todo este bullicio fue suficiente para despertar a Daniel, que se levantó muy asustado.
- ¡Hey ¿Qué hacen con mi hermana?! – dijo Daniel gritando.
- Luis dijo – llévensela, yo me quedaré a interrogar e informar a su hermano.
El detective empezó a contarle que habían hallado huellas de su hermana cerca de la escena del crimen.
- Detective ¿Qué crimen? – dijo Daniel perplejo.
- Lo olvidé, tú ya estabas en el hospital con ella – contestó Luis.
- Mira las horas del deceso del chico que encontramos coincide cuando Astrid estaba en la casa de Mario, él también es sospechoso, eso es lo que tenemos por el momento, trataré de informarte si sucede algo más – dijo Luis.
El detective cerró la puerta y el cuarto se quedó en silencio, no sabía en que pensar, todo había ocurrido extrañamente mal, Daniel no tenía ni la menor idea de porque había huellas cerca de la escena del crimen, es más quién era Mario, ¿Era ese Mario que creía? tantas cosas al mismo tiempo lo hicieron estresarse mucho que no quería quedarse quieto en el hospital, quería ir a ver a su hermana, preguntarle muchas cosas, él solo quería respuestas.
Trató de levantarse de la cama, pero como era hora de almuerzo lo encontraron en plena fuga.
- Debe descansar – dijo la enfermera que le iba a dejar su comida.
- Es que no entiende, debo ir, mi hermana me necesita – Daniel algo alterado.
- Sigue anestesiado, no irá a ningún lado, si sigue así me veré obligada a ponerle más sedantes para que se calme, su condición es delicada – respondió la enfermera.
Lo que le faltaba para completar su desesperación, ahora estaría vigilado y sedado. Estaba condicionado a no poder hacer nada por el momento.
Por otro lado, lejos del hospital, el detective en el camino a la oficina de policía no le mencionó a Astrid que a Mario también lo habían llevado al mismo tiempo que a ella y que posiblemente se crucen miradas, lo mismo era para Mario.
Mario no obtenía alguna respuesta de Astrid, todavía seguía en el dilema de saber qué es lo que ella sabía, mientras Astrid necesitaba de Mario para que se pusieran de acuerdo con el momento anterior al cuarto donde falleció el chico.
Todo estaba de cabeza para los dos y Luis pensaba que los tenía, solo era cuestión de interrogarlos por unas horas y saldría toda la verdad a flote.
Como si los volviera a unir el destino, volvieron a encontrarse en la puerta de la oficina de la policía, los dos se vieron fijamente y no era con una sonrisa, ni tampoco confiados, al fin estaban cerca, pero hasta los centímetros son distancia.
Astrid pensó rápido y fingió caerse al piso, al mismo tiempo dejó caer la carta cerrada - Astrid cuando la ayudaron a pararse dijo – por favor recojan la carta, son los costos del hospital donde está mi hermano, si pierdo eso estoy perdida, aún no los he visto.
Ya estaba demostrada la inteligencia de Mario y Astrid, esta fue su manera de decirle que estaban en problemas.
Los dos debían apegarse a su historia, otra vez, y Astrid aumentar una parte que tendría sentido, pero tal vez no sea tan convincente. Era su única oportunidad.
Los llevaron a dos salones conjuntos de interrogatorio, primero fueron por Mario, Luis era el encargado de hacerles las preguntas y esta vez con libertad.
Volvió con las mismas preguntas de antes, pero esta vez añadió.
- ¿Cuándo fuiste al cuarto del crimen, qué tenías que hacer? – Luis.
- Solo tomé una camiseta, él y yo, solíamos compartir la ropa en muchas ocasiones – Mario.
- Bueno si se llevaban bien, sé que me puedes explicar, esto – Le mostró el informe forense y unas fotos de la autopsia.
- Disculpe detective ¿Puede ser más específico?, era mi amigo y simplemente no puedo ver esas imágenes, todavía no asimilo que él ya no está conmigo - Mario.
- Está bien, entonces responda, ¿Sabía que su querido amigo usaba drogas? - Luis
- Solo sabía que él tomaba pastillas para la depresión, nada más – Mario.
- ¿Afirmas con seguridad que nunca lo viste inyectarse nada? – Luis.
- ¿A qué viene eso? ¡¿inyectarse?! Eso nunca me lo contó – Mario.
- Toc. Toc – sonó la puerta de manera rápida y fuerte.
- Estamos en un interrogatorio, díganle que se vaya a quien sea que este ahí – Luis.
Abrió la puerta el señor bien vestido de corbata,
- ¡Esto se acaba aquí!, desde este momento yo defenderé a Mario Blein, todo lo respondido hasta el momento es ilegal.
- ¡Bah! Está bien tiene 10 minutos para conversar con su cliente – Luis.
Mario estaba extrañado, él no había llamado a ningún abogado y no pensaba hacerlo porque sabía que saldría libre.
- Si que te has metido en un lío, gracias a tu amigo Carlos estoy aquí, el me suplicó para que te ayudara - Abogado.
- Antes que nada, señor abogado, por favor también represente a mi amiga Astrid, ella tampoco tiene nada que ver, estuvo conmigo todo el tiempo y… y… y yo le pagaré los honorarios - Mario.
- Está bien, solo por esta vez, pero para estar seguro, ¿De verdad no tienes que ver nada con la muerte? Necesito la verdad para tener una buena defensa - Abogado.
- Se lo juro, él era mi amigo, nunca podría hacerle eso – Mario.
- Está bien, cuando entren diles lo mismo que les has dicho – Abogado.
El abogado dio la señal de que podían pasar, entonces el verdadero interrogatorio iba a empezar y esta vez protegido gracias a su amigo.
- Ahora si con la presencia de su abogado, me responde ¿Sabía que su amigo era un adicto a la morfina? – Luis.
- No, nunca me lo dijo, yo solo sabía lo de sus pastillas y esas fueron bajo receta médica - Mario.
- ¿No tienes idea de cómo consiguió todas esas dosis? – Luis.
- No, yo desconozco, pero él estudiaba la misma carrera que yo, medicina, él iba unos semestres más adelantados a mí - Mario.
- Pero tú también estudias la misma carrera, ¿no fuiste acaso tú el que le daba la medicina? - Luis.
- Es imposible, yo recién inicié prácticas en comunidades lejos de hospitales, lo más que se tiene ahí son pastillas o antibióticos - Mario.
Como lo predijo Mario, por como respondió no tenía nada que ver, ni siquiera podía estar implicado, él estaba más tranquilo, pero todavía dependía de Astrid, aunque de cierta manera sabía que no había dicho nada, si no se lo hubieran dicho, el detective estaba arruinado, no tenía nada contra Mario, solo debía dejarlo ir.
- Creo que eso es todo, dejen libre a mi defendido y vamos con mi otra defendida - dijo el abogado.
- ¿Cómo? ¿También piensa defenderla? – Luis un poco abrumado.
El caso se estaba cayendo a pedazos, solo había un cimiento y solo podía depender de sus respuestas. Con Astrid era un todo o nada y por fin se terminaría este tormento.
- ¡Abogado!, aún no podemos soltar al señor Blein, seguirá bajo custodia, él ha demostrado no saber nada aparentemente, pero si Astrid da un nuevo indicio el tendrá que responder más cosas – Luis.- Si eso pasara, puede irlo a buscar a su casa de nuevo, en tal caso él es libre – Abogado.- No se preocupen, no permaneceré en custodia, pero tampoco me iré, debo esperar a Astrid, desde que su hermano ingresó al hospital, todo es desgracia y necesito hablar con ella – dijo Mario.- Hablarás con ella solo sí no son culpables – Luis.Estas palabras de Luis para el momento no tenían nada de valor y no se sentía como si fuese temerario, solo eran palabras vacías, Mario entendía bien en que posición estaba, si todo seguía el camino, podría tener protección legal ante él y de paso impunidad
Mario se quedó solo viéndolos tras la puerta, su mirada era vacía y parecía estar recordando.- Si tuviera un hermano ¿Lo cuidaría tanto? No puedo entender si es una carga para ella o un alivio.De pronto como si cortometrajes llegaran a la cabeza de Mario, volvió un poco al pasado.- ¡Dios mío santo! Estás vivo, mi hermanito está vivo – dijo una chica de aproximadamente 26 años mientras abrazaba a su hermano en el suelo.Este escenario se repetía, la diferencia es que ellos estaban encerrados en algo que parecía ser una celda.- El hermano menor de esta chica lloraba mucho y la abrazaba, pero no le salían palabras.A Mario le salían lágrimas, era una emoción que todavía sentía viva.En eso la puerta del cuarto de hospital donde estaba Daniel y Astrid sonó.- No pareces de las p
¿A quién se refería?, tal vez a Mario o Kique, o podría haber algo que este hermano menor supiera.Todo se centraba en las acciones que tomaría Daniel y el tiempo que era incierto, sólo un día más en el hospital y por fin podría ir a su voluntad. Sería una larga noche para él, un plan que idear y tanto que pensar.Por otro lado, unas horas antes se había cometido un asesinato accidental, pero nadie creería eso a una persona sospechosa de otro asesinato hace pocos días, como nada estuvo preparado, simplemente el tener que improvisar era solo una tarea más para el testigo, la experiencia sobraba y los conocimientos no faltaban.Esta vez el individuo en deceso, en cuestión una chica adolescente.Y por destino o coincidencia infortuna el mismo de siempre, Mario, un imán de problemas.En un punto medio esto, también era suerte pa
- Creo que por fin lo hice – dijo Mario exhausto.- Miró la pantalla de su celular y vio que eran las 8 de la noche – ¡Maldita sea! Si no llego pronto, Carlos me volverá a llamar.Puso hojas sobre la tierra recién plantada y con una linterna se aseguró que todo estuviera bien dentro de lo que podía ver, y juró no regresar por mucho tiempo. Un nuevo lugar que debía evitar “el parque”.Caminó apresurado a la salida con la linterna de su celular a todo momento, para él era imprescindible salir de ahí sin que lo vieran, era un experto en escabullirse y lo puso en práctica.Al parecer nunca nadie lo vio entrar o salir, todo estaba perfecto, el guardabosques ni asomó sus narices cerca de Mario.Este llegó a su casa y en media hora arregló todo lo que tenía pendiente, además llamó a Carlos para decirle que ya
Actividades que no son perfectas ocurren todo el tiempo, pasando un tiempo estas tal vez se convierten en anécdotas y otras veces solo son un fiasco.Era la madrugada del sábado 14 de octubre, Kique se encontraba muy pensativo, buscando por toda la casa y tratando de no levantar sospechas, era la hora perfecta porque Astrid estaba con Mario, por otro lado, Carlos, Daniel y la mejor amiga de Astrid se encontraban conversando.Él con la excusa de ir al baño porque se sentía mal, paso de lado a lado, encontrando un cuarto extraño donde se tenían instrumentos raros, no era posible reconocerlos para él, pero se aseguró de verlos bien con lujo de detalles.Como la casa de campo tenía dos pisos, tenía mucho por recorrer, fue por los que creyó encontrar algo que le sirviera, no tenía muchas expectativas, él no vivía ahí, solo era una casa en la que por lo gene
Vaya que, si era una sorpresa, no para Astrid necesariamente, si no para todos en unas cuantas horas.La noche en los alrededores dejaba muy oscuro el lugar, no era una velada romántica, parecía una especie de exploración urbana, pero no estaban aterrados y con una linterna no la pasaron tan mal.No caminaron mucho por la misma razón, así que Mario la llevo a un lugar cercano de la casa de campo. Lo que él planeaba era hacer una fogata y pasar con ella más tiempo solos.Tal como lo pensó él, estaba sucediendo su pequeña “sorpresa” y el ambiente era muy bueno, entre bromas y la fluidez de ellos, llegaron simplemente a acercarse mucho, juntaron sus cabezas y él decidió robarle un beso.- No lo pude evitar, contigo la tentación es mucha – dijo Mario.Astrid lo miró a los ojos y lo besó otra vez con mucha pasión, y en efecto
Sin titubear en sus acciones siguió explorando los alrededores, un sin fin de posibilidades que tenía en mente por encontrar, ya se había alejado mucho y eran las 8 de la mañana, no tardaría más de 15 minutos en regresar, no se había perdido y tenía curiosidad en revisar aún más la casa, no tuvo tiempo de revisar unas cuantas puertas.Se aseguró que nadie lo viera y empezó a entrar puerta por puerta, hasta que llegó a una que llevaba a un piso subterráneo, pensó encontrar todo tipo de cosas y en mal estado, se llevó un golpe en los ojos cuando la realidad se le vino encima.- Todo está tan limpio y conservado – dijo Kique.- Mientras Kique tocaba las paredes que tenían un recubrimiento - ¿Son para disipar el sonido? Esto está genial.Él otra vez, por precaución empezó a tomar fotos mientras
- Ella quiere tiempo a solas con Mario – dijo Doménica.- Ahhh… eso tiene sentido ¿Por qué no solo lo dijo? – Carlos preguntó de forma burlona.- Si, él tiene razón son muy complicadas – dijo Daniel aludiendo a Carlos.- Nunca entienden nada los hombres, ya solo vamos – dijo Doménica resignada.Astrid y Mario se quedaron tranquilos y aprovecharon para estar más unidos, pasado un tiempo ella se puso seria y dijo que necesitaba hablar de algo.- Mario pensó – estoy en problemas.- Astrid se acercó, lo abrazó y le dijo, yo sé dónde está Kique.- ¿Por qué no lo dijiste antes? – preguntó Mario.- Tengo dos razones, esa puerta que te lleva al sótano, él está ahí encerrado en una puerta secreta y la explicación de como sé eso, e