El día estaba por comenzar, era como cualquier otro a estas alturas de la vida, todo somnoliento Mario se ponía a reflexionar un poco soltando pensamientos muy efímeros, era ya una práctica común para él. Dentro de su mente todo empezaba a revolotear y su imaginación tan abierta a conseguir lo que él quería.
El horizonte es tan hermoso cada mañana dijo Mario en voz alta, - dejó que el silencio consumiera el entorno y comenzó con su reflexión mental diciendo “esto no tiene un principio, ni un fin en el que se pueda decir si las acciones que he tomado están bien o mal dijo Mario en voz alta mientras pensaba”- estas fueron las únicas palabras que salieron de su boca.
Mientras seguía su pensamiento con un - lamentablemente es la supuesta realidad a como yo la veo y la vivo a cada momento, con sensaciones que muchas veces causan un temor tan extraño que me hace preguntarme sí todo lo que siento por dentro puede ser algo real o simplemente vivo un sueño, una etapa o un reto, o quien puede imaginarse que tal vez y solo seamos un experimento muy complejo. A mi forma de pensar, no paro de tener ideas que me dejan aletargado y otras veces solo con más confusiones camino y de pronto a cada segundo, cada acción que tomo me englobo con decir que con un montón de posibilidades hay tantas consecuencias y momentos que afectan a varios lugares que ni la existencia puede comprender, que son para mejorar o para una experiencia “mal vivida”, tan solo eso, un paso de emociones que invaden mi cerebro y se trasmiten de diferentes maneras, no existe algún horario para que solamente, sin controlarlo o intentarlo van por todo mi cuerpo inundándolo y saciándolo de una manera tan sorprendente, y yo me pregunto, si tan solo son cosas momentáneas. – mientras se mostraba con seriedad.
- ¿Por qué me afectan tanto? - entre dientes dijo Mario.
Con este ligero pensamiento terminaba de amanecer, en ese momento dejó de ver el horizonte, dejó su imaginación a un lado y puso su vista sobre una silla donde se encontraba otra persona muy fuera de sí, se notaba que estaba en muy mal estado mental y que apenas conservaba energías para sobrevivir.
- Entonces ¿Cuántos días más crees soportar? - Mario con una sonrisa de satisfacción, aclamó en voz alta.
Sin recibir alguna respuesta, - todavía con una sonrisa tímida dijo - realmente no importa, hoy es un buen día, así que hoy también será un buen día para ti, podrás ver la muerte con felicidad, te aseguro que no te dolerá.
El entorno se silenció tanto que un susurro que soltó la persona moribunda se escuchó con claridad cuando un - gracias - salió de unas cuerdas vocales destrozadas, hasta parecía contento.
Esto fue tan conmovedor para Mario - y se exaltó diciendo - ¡hoy vamos a hacer una fiesta! Invitaré a tus amigos y a los míos, será algo gratificante.
La persona era de una edad similar a la de Mario, así que no había problema con aparentar que eran amigos.
Sin tomar su desayuno Mario tomó su computadora y empezó a invitar a todas las personas que quiso, entre ellos sus mejores amigos, sus amigos de la universidad y los de su entorno. No hay que agregar que hizo lo mismo con la cuenta de la persona moribunda, a todos los había citado a las 7 de la noche, esto es normal puesto que en la pequeña ciudad de Gaben en donde vive Mario la gente nunca es puntual, era obvio que las personas llegarían una o dos horas después.
Mario una hora antes de la hora citada comenzó a arreglar su casa y los preparativos, estaba alistando todo para que saliera muy bien, a la persona moribunda la vistió y le inyectó una pequeña dosis de olanzapina y suministró un par de pastillas de cafeína
Llegó la hora y la gente empezó a llegar, el ambiente estaba muy prendido y se emanaba alegría por doquier, todo el plan iba a la perfección, incluso el moribundo se divertía simplemente parecía otro individuo y por más extraño que parezca tuvo la oportunidad de huir, pero por su cabeza nunca se le cruzó esa idea.
Pasada la media noche la mayoría de las personas estaban ya alcoholizadas continuaron en la fiesta y otras se marcharon de esta, las personas que siguieron la fiesta apenas se dieron cuenta de la ausencia de Mario y de la persona moribunda, pero nadie dijo nada, tal vez solo estaban en otro cuarto de la casa o eso pensaron ellos, en esos momentos que caminaba junto a él, a proseguir con su plan.
- y por fin llegar a su clímax - como lo dijo Mario.
Llegaron a un cuarto y se proponía a inyectarle una intravenosa de potasio y morfina, se tomó con calma el proceso porque él estaba seguro de que nadie los había seguido y nadie pensaría mal si un cuarto estaba con seguro en una fiesta.
Mario con delicadeza se puso unos guantes quirúrgicos y agarró la jeringa de morfina e inyectó con una dosis alta, al mismo tiempo introdujo potasio a altas dosis en su vena y esto pararía su corazón al instante, para que la muerte cuente como una sobredosis, no fue difícil para él recrear a una escena donde aparentara una sobredosis de morfina, al fin y al cabo Mario era muy meticuloso con su proceso y siempre se aseguraba de nunca dejar rastro, pero esta vez era diferente, era la primera vez que Mario mataba a alguien en su propia casa y que además con su intelecto lograba tener a esa persona sumisa, sin tenerlo cautivo, para él esta vez era algo especial, un momento de alegría que podía atesorar.
- Mario observó a su víctima de pies a cabeza y le dijo - espérame a donde vayas, esto no es el fin algún día podré verte de nuevo.
Cerró la puerta del cuarto y con lágrimas de afán caminó de nuevo por el pasillo que lo llevaba a la fiesta.
Caminó al bar de la casa y cogió la botella más cara que tenía y se sirvió en un vaso como si brindara por un buen momento, como él estaba tan concentrado en su mundo no contemplo la presencia de una chica que era desconocida para él, su cabello era ondulado, de ojos grandes, muy bonita y agraciada, al mirar fijamente su aspecto, todo además de lo físico era un misterio, solo al verla sintió que estaría en problemas, un peligro indescriptible que hace alusión a su nombre,
- Con una voz tímida se presentó entre murmullos - “soy Astrid, mucho gusto”.
- Las primeras palabras que soltó Astrid fueron - “sé lo que hiciste, dame un poco quiero brindar yo también”.
Mario escuchó esas palabras como un balde de hielos, pero no podía ponerse nervioso así que decidió seguir la conversación diciéndole - claro que sí, es un día de fiesta y siento que es lo mejor, pero más gusto me da brindar con una buena compañía y más si es una chica como tú, ¿me podrías repetir tu nombre?
Ella contestó con una sonrisa burlona - me llamo Astrid y tú debes ser Mario he escuchado mucho de ti hoy, y al verte no es lo que dicen.
Mario soltó una carcajada y le dijo - entonces ¿Estás decepcionada?
Astrid lo vio con una seriedad y unos ojos penetrantes mientras le decía - no es lo que dicen tus amigos, te adulan mucho, aunque si eres lo que me temía.
Mario a pesar de que estaba entablando una amistad, no podía estar tranquilo, aún no tenía la certeza de que Astrid no supiera lo del cuarto, pensó que lo mejor sería tenerla cerca toda la noche y pasar con ella lo que restaba de la fiesta.
No era una mala idea, después de todo cuando encontraran el cadáver no hacía falta decir que preguntarían a todos que hacían durante la fiesta y si tenían alguna relación con el fallecido.- De manera muy amigable y animada Mario le dijo a Astrid – ¡Volvamos con todos! la fiesta aún no termina.- Astrid contestó – Tengo una mejor idea ¿Por qué no vamos a un cuarto y nos divertimos juntos?La espalda de Mario se heló, un pequeño temblor en todo su cuerpo empezó a invadirlo, de nuevo la sospecha de si ella sabía algo era inminente, pero como descubrirlo sin revelar su crimen, estaba en una posición difícil que podía dejarlo al descubierto.- Rápidamente pensó y Mario le dijo – Eres algo atrevida y me empieza a gustar un poco ese lado tuyo, pero no quiero ser solo una noche y seguir siendo descono
Hace algunos años, en simultáneo a su primer día de la universidad un chico de ojos cafés claros, no muy alto de un tamaño promedio, de cabello negro, muy amigable y lleno de ambiciones.- Se presentó ante sus futuros amigos de la universidad diciendo – Soy Mario Blein, nací en Gaben el 1 de diciembre de 1999, tengo 18 años y es un gusto para mí conocerlos.Cabe recalcar que así se presentó en las primeras clases de cada materia que recibía ese semestre. Siempre con una actitud positiva y muy atento con todos, pero muy malo al mismo tiempo para recordar los nombres de sus nuevos compañeros.Después de su presentación en todas las clases siempre se paraba un chico alto, de cabello castaño también de actitud positiva y amigable.- Soy Alejandro, me pueden llamar Alejo tengo 18 años de signo cáncer, soy algo supersticioso
El modo en el que operó en su origen, no se parecía a la última.- Carlos, estoy yendo a la casa ¿Sabes qué pasó? – Mario por el celular.- Encontraron un muerto en uno de los cuartos, quieren interrogarnos a todos – contestó Carlos muy asustado.Dos eventos trágicos en la misma noche, no era normal, qué pasaba en esa casa que todo había terminado tan mal, esto se preguntaba Luis el policía a cargo de la investigación.Mario estaba a menos de una cuadra de su casa cuando vio los distintivos de la policía y no solo estaban para levantar el cuerpo, también había policías con abrigos de la sección de homicidios.- Mierda, creo que cometí un error, no es posible, yo revisé y limpié todo antes de irme – Mario en su mente.Corrió hasta la puerta de su casa y lo recibió una perso
El detective Luis no es de las personas que persigue a todos los casos por igual, pero esta vez su instinto le decía que hay cosas extrañas alrededor de esta muerte, aunque solo su percepción no era suficiente para levantar un caso, sus únicas oportunidades estaban en Astrid, Kique y Daniel; personas que son extrañas al caso tal vez puedan decir algo o para Luis esto se acabaría.- Maldita sea un problema tras otro – Astrid muy enojada abriendo la puerta.- Buenos días, señorita Astrid soy detective de la policía, la buscaba para confirmar dos cosas – dijo Luis.- Lo único que le voy a pedir es que sea rápido, tuve una mala noche y solo quiero que mi hermano despierte para poder dormir – Astrid algo irritada.- Se tocó la cabeza con su mano y Luis dijo – No tomará más de dos minutos.- ¿Dónde estaba entre las 12 y
De: Mario Blein- Hola Astrid, me tomé el tiempo de escribirte este pequeño mensaje y tengo en mi mente que parte de lo que le pasó a tu hermano fue mi culpa, bueno es una forma de decirlo, necesitaba expresarlo ahora que está la situación complicada con tu hermano, antes que nada, siento que por entretenerte o bueno retenerte mucho tiempo conmigo en el bar, nos conocemos poco, pero con lo que nos pasó, siento que eres una amiga, me arrepiento nuevamente por lo sucedido y de verdad espero que aceptes mis sinceras disculpas, quise poner una frase en otro idioma, pero no se me da bien o eso pienso. Espero comunicarme contigo despu&eacut
- ¡Abogado!, aún no podemos soltar al señor Blein, seguirá bajo custodia, él ha demostrado no saber nada aparentemente, pero si Astrid da un nuevo indicio el tendrá que responder más cosas – Luis.- Si eso pasara, puede irlo a buscar a su casa de nuevo, en tal caso él es libre – Abogado.- No se preocupen, no permaneceré en custodia, pero tampoco me iré, debo esperar a Astrid, desde que su hermano ingresó al hospital, todo es desgracia y necesito hablar con ella – dijo Mario.- Hablarás con ella solo sí no son culpables – Luis.Estas palabras de Luis para el momento no tenían nada de valor y no se sentía como si fuese temerario, solo eran palabras vacías, Mario entendía bien en que posición estaba, si todo seguía el camino, podría tener protección legal ante él y de paso impunidad
Mario se quedó solo viéndolos tras la puerta, su mirada era vacía y parecía estar recordando.- Si tuviera un hermano ¿Lo cuidaría tanto? No puedo entender si es una carga para ella o un alivio.De pronto como si cortometrajes llegaran a la cabeza de Mario, volvió un poco al pasado.- ¡Dios mío santo! Estás vivo, mi hermanito está vivo – dijo una chica de aproximadamente 26 años mientras abrazaba a su hermano en el suelo.Este escenario se repetía, la diferencia es que ellos estaban encerrados en algo que parecía ser una celda.- El hermano menor de esta chica lloraba mucho y la abrazaba, pero no le salían palabras.A Mario le salían lágrimas, era una emoción que todavía sentía viva.En eso la puerta del cuarto de hospital donde estaba Daniel y Astrid sonó.- No pareces de las p
¿A quién se refería?, tal vez a Mario o Kique, o podría haber algo que este hermano menor supiera.Todo se centraba en las acciones que tomaría Daniel y el tiempo que era incierto, sólo un día más en el hospital y por fin podría ir a su voluntad. Sería una larga noche para él, un plan que idear y tanto que pensar.Por otro lado, unas horas antes se había cometido un asesinato accidental, pero nadie creería eso a una persona sospechosa de otro asesinato hace pocos días, como nada estuvo preparado, simplemente el tener que improvisar era solo una tarea más para el testigo, la experiencia sobraba y los conocimientos no faltaban.Esta vez el individuo en deceso, en cuestión una chica adolescente.Y por destino o coincidencia infortuna el mismo de siempre, Mario, un imán de problemas.En un punto medio esto, también era suerte pa