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Capítulo 2-Un mensaje

¡¿Qué acababa de pasar?!

-¿Por qué me estaba sonriendo? ¿Acaso me conoce? No, no lo creo. Dudo que me haya visto alguna vez-mi cabeza explotaba de preguntas.

Mientras pensaba en ello, de repente, sentí el peso de unos brazos sobre mis hombros, y lo que le siguió fue un fuerte abrazo.

- ¡Cómo te extrañé Lexi! ¡Fueron tres largos meses sin vernos!- decía Lana, abrazándome aún con más fuerza.

- Si yo estuviera viajando por toda Asia, no te extrañaría tanto. - bromeé.

- Yo sí pensé en ti durante el viaje, tú ya sabes, a veces íbamos a lugares que no tenían muy buena señal. De lo contrario, te estaría llamando todos los días...¿Qué te pasó? ¿Por qué la cara tan colorada?- preguntó cuando me di la vuelta a penas me soltó.

- ¿Acaso viniste corriendo?- comentó entre risas.

- Emmm algo así.... Mejor apurémonos que el director Corner está a punto de dar su discurso.- cambié de tema.

- ¿Por qué tan apurada? Si todos los años dice lo mismo: "sean bienvenidos, no se metan en problemas, enfóquense en lo académico, bla bla bla, ah y recuerden que solo hoy pueden cambiar los talleres extracurriculares que eligieron o les tocaron."-dijo imitando al director.

- Lo imitas bastante bien. Aún así hay que apurarnos.-dije.

Entramos al salón de actos riéndonos de los malos chistes de Lana y lo que le siguió fue media hora de discurso de bienvenida.

En efecto, resultó ser como predijo Lana, casi que usó las mismas palabras. Al finalizar, salimos del salón para dirigirnos a nuestras clases. En ese momento, vibró mi celular. Me había llegado un email con el asunto: Taller Extracurricular. 

-Ey no estés tan mal, tal vez sea interesante el taller que te tocó.-intentó animarme Lana.

-¿Algebra avanzado interesante? Cambiemos entonces.-respondí desanimada.

Los talleres extracurriculares eran una forma de mejorar el promedio académico o evitar desaprobar el año. Pero si uno escogía mal o no te anotaba, podía pasar lo contrario. De allí, la importancia de elegir bien y anotarse a tiempo, ya que los cupos eran limitados. Las inscripciones eran virtuales y abrían un día antes del comienzo de clases. Los mejores talleres agotaban sus cupos apenas abrían las mismas. Y los que no se anotaban a primera hora, les quedaban las opciones menos queridas por los alumnos. Tal como mi caso.

- Paso, pero ánimos, quizá haya alguien que te quiera intercambiar. Te ayudaré a preguntar. -trató de confortarme.

- No te molestes, no creo que lo haya. No entiendo por qué sigue estando este taller, ni siquiera es fácil de aprobar...con lo que me cuesta los números.

- Pero nunca te he visto desaprobar alguna materia.

- Pues esta podría ser la primera vez.

- Aún tienes tiempo hasta el mediodía para encontrar alguien que te lo cambie. Y si no lo hay, pues será el universo diciéndote que deberías tomarlo. Tal vez, te pasen cosas interesantes.

- Yo solo espero no desaprobar... ¿Nos vemos en el almuerzo?

- Claro, te estaré mensajeando para entonces. Nos vemos...

Nos despedimos para ir a nuestras respectivas aulas. 

Lana y yo estábamos en el mismo año, pero solo compartíamos la clase de Literatura y Física juntas.

Mi primera clase era Historia. Así que me dirigí al aula. Una vez acomodada en el pupitre, saqué mis útiles y mi cuaderno. En ese momento, me llegó un mensaje:

- ¿Cómo te trata el primer día de clases?

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