Ana se da cuenta de que las cosas en Sicilia son muy diferentes, Antón está muy metido en su papel de Mario, desde que llegaron viste diferente estilo, es muy formal, ahora solo lo ha visto vestido con trajes en color negro. Al revisar el vestidor se da cuenta de que eso es lo único que hay ahí, trajes hechos a la medida, todos en ese color, los zapatos, y sombreros son todos en ese color, hasta asombrada, lo único que cambia un poco son las corbatas, qué son combinadas algunas con colores grises de diferentes tonalidades. — ¡Vaya! Si este se me ha vuelto un cuervo aquí. — Exclamó sorprendida Ana. Más tarde, bajo con sus hijos, ya todos estaban en la mesa, Mario acababa de llegar, sonrío al verla. —Buenos días, preciosa, qué bien que ya hayas despertado, cuando me fui estabas profundamente dormida. —Buenos días, amor, la verdad no me di cuenta cuando te fuiste, me he sentido muy agotada, todos estos eventos han sido tremendamente estresantes. — Te entiendo perfectamente, pero aqu
Ana pudo darse cuenta enseguida del desprecio con el que la veía aquella mujer.—El gusto es mío.Dijo por educación, aunque esa mujer a ella tampoco le agradó.—Mario y yo tenemos una excelente relación, es más, hasta, hace un año estábamos comprometidos, el tío Enrico hubiera sido feliz con nuestra unión.Ana se quedó estupefacta, Mario no le había contado nada de eso, ahora entendía la actitud de que ya mujer hacia ella, intentó sonreír para no demostrarle aquella mujer lo que sus palabras estaban provocando.Mario, por su parte, sentía un sudor frío recorrer su frente.—Este hombre es un amor, detallista como pocos, espero que sea así también contigo.—Lo es, ¿Verdad, amor?Ana quería fulminar con la mirada a Mario, ese hombre detallista, ella no lo conocía.—Bueno, los dejo por un momento, iré a saludar a mis otros invitados.La mujer sonriendo cínicamente.—¿Con qué muy detallista?—Nunca le envié a esa mujer ni un solo ramo de flores, Enrico le pidió a Vitto qué se encargará de
Gabriel guardó silencio por un instante, creyó que quizás su jefe no hablaba en serio, que solo lo había dicho para asustarlos, eran varios años sirviéndole, no entendía por qué les hacía eso, por fin pudo contestar con la voz quebrada.—Está bien jefe, hablaré con Thomás para que su hija esté listaEl escorpión negro cortó la llamada, en su rostro se dibujaba una macabra sonrisa.Gabriel no pudo evitar llorar, era un hombre cruel, pero amaba a su hija, quizá ese era un merecido castigo por todas sus terribles acciones, en ese momento llamó a Thomás.—Thomás, el momento ha llegado.—No entiendo, ¿A qué te refieres?—El jefe llamó, está de viaje, regresa en unos días, quiere que en cuanto llegue le entreguemos a nuestras hijas.Thomás palideció, jamás le entregaría a Alondra, pero de no cumplir los mataría a todos, pensó en entregarle a Ana, él había dicho que le entregará a su hija, pero no específico a cuál.Después desechó esa idea, recordó que el escorpión negro quería a Ana para é
—Papá, necesito que me ayudes, esa mujer, la tal Ana, estorba a nuestros planes, sabes que siempre he deseado la fortuna Dubedetti y no es justo que sea para ella y esos niños, además si me caso con Mario nos daría mucho más poder, seríamos respetados sobre cualquiera.—Lo sé, hija, pero dudo que Mario regrese contigo, tuviste tu oportunidad y la arruinaste—No quiero recordar el pasado, me importa solo mi presente y mi futuro, quiero que Mario esté en el, tú encárgate de esa mujer y yo me encargaré de conquistarlo.—Lo intentaré, hija, pero no te aseguro nada, por si no te has dado cuenta, los mantiene con excesiva vigilancia.—Los cuida como obtuvieran gran valor.—Pues será que para él lo tienen, aunque a nosotros no nos guste.—Tal vez, contestó con desagrado.Elena era una mujer muy bella, pero excesivamente caprichosa y ambiciosa, que estaba acostumbrada a conseguir lo que quería sin importe dañar a otras personas.Enrico se había empeñado en casar a Mario con ella, quería unir
La perversa mujer sonrió ante aquella idea, Dido le había contado que había llevado a Ana a la mansión Dubedetti, le parecía una mujer muy bella, así que buscaría la manera de hacer que sin saberlo, Dido la ayudara a cumplir su plan, de todas maneras por ser hombre, el castigo no sería tan duro para él, como para ella.Mario tendría que ser muy listo para poder mantener a su familia a salvo, conocía muy bien a Elena, sabía lo que la caprichosa mujer era capaz de hacer.En la isla, Eva y Alondra fueron bien recibidas por las otras mujeres, por la noche las llevaron a un enorme y lujoso baño, la tina estaba llena con agua tibia, vertieron en ella pétalos de rosas en diferentes colores, después el contenido de una pequeña botella, el aroma que adquirió el agua invadió sus fosas nasales.Las mujeres que hacían todo aquello hablaban un extraño idioma, no podían entender lo que decían, era obvió que no hablaban inglés, mediante señas les dieron a entender que debían quitarse la ropa y entra
Alondra, afortunadamente, aún no empezaba con sus clases y podría dormir durante todo el día para reponerse.Eva, por su parte, pensaba que si al menos el Jeque fuera apuesto, ella podría acostumbrarse a esa buena vida, podían comprar en línea todo lo que querían, una vez a la semana llegaba avión que llevaba víveres y los pedidos que hacían.El Jeque era multimillonario, así que les permitía todos los caprichos que se les ocurrían, no quería mujeres amargadas en su isla.Alondra se aburría terriblemente, así que pidió ya empezarán sus clases, además se ofreció para ayudar a cuidar a los niños más pequeños en la guardería.El Jeque la pedía constantemente, no le permitía tomar anticonceptivos, así que hacía caso de los concejos de sus compañeras para no embarazarse.Ese día el Jeque por fin decidió dejarla en paz y pidió a Eva, quien ya veía el trato preferencial que tenía Alondra, eso le provocaba envidia, esa noche pensaba aprovechar para ganarse el afecto del Jeque, puso todo de su
Más tarde Lucas por fin lograba llegar, cuando subió en compañía de Ana, ni siquiera noto lo lejos que estaba, pero ahora que le tocó bajar caminando solo, el camino se le hizo terriblemente largo.—Hijo por qué has tardado, Ana y tu primo tienen rato que han llegado.—¿En dónde está Ana, abuela?—Está en la habitación con Mario, ojalá arreglen sus diferencias.Él no quería para nada que las arreglaran.—Me marchó Nonna estaré algunos días en la ciudad, antes de irme paso a verte.—Está bien hijo, no te vayas a ir sin venir a verme.Sandra veía con tristeza cómo entre sus nietos había rivalidades, uno siempre queriendo lo que tenía el otro.Elena sonreía satisfecha, había pedido a la azafata que tomara aquellas fotos, se imaginaba la reacción de Ana al verla y eso le divertía.—¿Qué haces ahí riendo sola hija? El que solo se ríe de sus maldades se acuerda.—¡Ay, papá! Tú siempre sabes lo que sucede conmigo.—Te conozco exactamente hija, tanto como la palma de mi mano.Su esposa antes
Gabriel le regaló la noche de pasión más intensa que podría imaginar, está de más decir que se olvidaron de dormir, él empezaba a sentir por la chica algo más que un simple deseo.—Pequeña te quiero a mi lado, me siento atado de manos. —Dijo mientras Alondra tenía su cabeza recostada sobre su pecho y con sus dedos dibujaba pequeños círculos sobre su piel.—Sería tan fácil si ese obeso nos hiciera el favor de morir, no podemos simplemente matarlo, nos ejecutarían inmediatamente.—Lo sé, no podemos arriesgarnos, él volvió a poseerla, de manera feroz, casi salvaje, muy diferente a cuando estaba con el Jeque, el detestable hombre a veces se quedaba dormido sobre ella, con dificultad lo hacía a un lado para poder respirar, pues el peso del hombre la asfixiaba terriblemente.Cuando la luz del alba entró por la ventana, la pareja apenas había dormido un par de horas, Alondra empezó a llorar desconsolada.—¡Hey! Tranquila, tienes que ser fuerte, si ese hombre se da cuenta de que nos conocemos