Ana se le quedó viendo, esa mujer sin duda era otra con la que ese hombre se había puesto de acuerdo.

—Voy a ser sincera contigo, Antón perdió la memoria hace tiempo, ustedes lo dieron por muerto como ha pasado ahora contigo, vivían en España, él sin recordarlos, hizo su vida en está isla, estuvimos comprometidos, íbamos a casarnos, yo cometí la estupidez de engañarlo, durante un viaje que hizo a España, se reencontró con ustedes, se volvió a enamorar de ti, después recuperó la memoria, Lucas quiso hacerle daño a sus hijos, por eso los trajo hasta aquí, yo soy fiel testigo del amor que te profesa, para él eres todo, si vuelves con Lucas, él morirá de dolor, y habrás hecho mucho daño a tus hijos.

A la mente de Ana vinieron en ese momento las sonrisas de los pequeños, sabía que no debía de haber convivido con ellos, ahora no quería causarles daño alguno, agachó la cabeza, y sin decir palabra alguna, empezó a caminar de regreso, Elena caminó detrás de ella, suspiró aliviada, al menos por