Julio seguía sin poder creer lo que Eva había hecho, lo había expuesto ante los ojos de Ana y del país entero.Por la tarde Vivian y Eva lo fueron a buscar a su departamento, querían que se hiciera cargo del hijo que estaba esperando.—Acaso ayer no te quedó claro que no quiero verte, no me importa lo que pase contigo ni con ese bastado que llevas en el vientre.—No permitiré que trates así a mi hija, si lo que quieres es que armemos un escándalo más grande que el que se armó en la iglesia, lo haremos. —Vivian temblaba, ese tipo era un patán completo.—No se atrevan, si lo hacen me encargaré de destruirlos por completo, no quedará nada de tu familia, ahora sé que tu padre es dueño de los casinos ilegales, no dudaré en entregar a las autoridades las pruebas que tengo.Las mujeres palidecieron al escuchar aquello, si era verdad lo que decía Gabriel se vería envuelto en un serio problema.—Así que ya lo saben, lo mejor será que salgan de aquí ahora mismo.Salieron furiosas, Eva se soltó
Los ejecutivos que salían de la reunión vieron horrorizados como su socio aventaba por las escaleras a la madre de su hijo.Vivian que esperaba en la entrada del Corporativo, corrió hacia su hija.—¿Cómo pudiste hacerle esto a mi hija? Será la madre de tu hijo.Julio bajó las escaleras, Eva sangraba profusamente, la tomó entre sus brazos para llevarla al hospital, el iluso hombre había caído fácilmente en la trampa que le habían tendido las dos mujeres.En el hospital a Javi le tocó atender a Eva, la mujer ya había perdido mucha sangre.Julio y Vivian esperan en la sala, en el área de urgencias, Eva fingía no querer perder a su hijo.—Tranquila, haremos todo lo posible por salvarlo.En su interior ella rogaba por perderlo, si Julio no se casaba con ella, ese niño solo sería un estorbo.Javi le administró un sedante, horas después despertó, ya se encontraba en una habitación, Julio y Vivian estaban a su lado.—Mi hijo, ¿cómo está mi hijo?—Lo siento hija, el bebe no pudo resistir. —Vi
—Siiii —Andrea aplaudió con sus manitas.—No, no la quiero aquí, ella nos ha abandonado. —Andrés era pequeño aún para guardar resentimientos, sin embargo, los tenía.—Quizá ella no los abandono, quizá otra persona los alejó de ella. —Dijo Ana, le dolía ver la reacción de su hijo.—Si alguien nos alejó, ella nos hubiera buscado.—Quizá ella los ha buscado todo este tiempo sin encontrarlos y cuando lo hizo no sabía que eran sus hijos.Andrés se quedó callado, pues vio que Ana estaba llorando con mucho sentimiento, Antón no sabía qué hacer, si decirles en ese momento o esperar.—¿Cómo puedes saber que mi madre nos ha buscado, la conoces?—Sí, la conozco, la veo todos los días cuando veo mi reflejo en el espejo. —Ana lloró con mucho más sentimiento.—Lo que estás diciendo es... —Ana lo interrumpió, no podía callar más.—Si yo soy su madre. —Andrea cubrió su boca con sus manitas, después corrió a abrazar a Ana.—Mi pequeña, mi pequeña hija.Andrés se quedó en shock, frente a él tenía a la
Lucas se ofreció a acompañarlos a pescar en el lago, pasaron la tarde pescando, los gemelos estaban felices porque comerían lo que ellos habían pescado.—Nunca había pescado mamá, tómame fotos, así papá sabrá lo que he pescado. —Los gemelos posaron felices, más tarde Antón recibía las imágenes.—Creo que a mis hijos les ha hecho bien tener una madre. —Pensó mientras planeaba con Julio lo que harían.Los días pasaron, hasta ese momento los gemelos parecían no extrañarlo demasiado, hablaba con ellos diariamente y por las noches hacía videollamada para contarles cuentos.Lucas acudía todos los días a verlos, Carmen al principio se sintió aliviada de no tener que cuidarlos, pero ahora los extrañaba demasiado, así que pidió a Ana dejarla quedarse ese tiempo en su casa hasta que su jefe regresara.Ana aceptó gustosa, así podría ayudarle, ella estaba por la mañana en la empresa, cuando los gemelos salían del colegio, pasaba por ellos y trabajaba por las tardes desde su casa, le estaba siendo
En Madrid, Carmen quedó en shock al escuchar el nombre de su jefe en el noticiero, enseguida llamó a Ana, la chica se desmayó al escuchar la noticia que se estaba dando en ese momento.Antón Moreno y Julio Cáceres habían muerto, las autoridades estaban intentando recuperar los cuerpos.Ana no pudo soportar escuchar aquello, ¿Qué les diría a sus hijos?Sandra era una mujer muy fuerte, pero la noticia sobre la muerte de su nieto más querido la devastó por completo.Carmen se quedó al cuidado de los gemelos, Ana viajo con Sandra y Lilian hasta Madrid.—Señora Mondragón, hemos encontrado dos cuerpos, había una tercera persona en la embarcación, presumiblemente el hombre abandono el yate poco antes de la explosión.—¿Puedo ver a mi nieto?—Por el estado en el que quedaron los cuerpos sería casi imposible saber quienes son.—Exijo ver a mi nieto.—Sí, usted insiste, solo le advierto que será una impresión muy fuerte.—Ana, tú vendrás conmigo.—Señora Sandra, Laura viene hacia acá, debería e
Los gemelos al ver a ese hombre corrieron hacia él, mientras Ana corría tras ellos intentando detenerlos.—Niños esperen, no corran, podrían tropezar y caer.Los pequeños la ignoraron por completo, llegaron frente a aquel hombre, vestía un impecable traje hecho a la medida completamente blanco, sobre su cabeza un pequeño sombrero le daba un aire italiano.Los gemelos al verlo se acercaron a abrazarlo.—Papá, eres tú, has vuelto. —Andrés no podía creerlo.—Papito te extrañé, te quiero. —Andrea lloraba con mucho sentimiento.—Quiten a estos niños de aquí, no los conozco. —Dijo con tono de molestia a los hombres que lo acompañaban.Los gemelos se sorprendieron, ¿Qué era lo que pasaba con su padre? Antes de que los hombres los tocaran se retiraron.Ana se acercó, observó muy bien a aquel hombre, podría jurar que era Antón, lo único diferente era la cicatriz que tenía del lado derecho de su rostro, atravesaba toda su mejilla a lo largo.—¿Son de usted estos niños?—Sí, son mis hijos.—Pues
—Mucho gusto, señor Mondragón. —A Mario le sonaba aquel apellido, pero por más que intentó recordar no supo de dónde.—El gusto es mío. —Lucas sintió aún más escalofrío al estrechar su mano.Mario notó el gran parecido que tenía con ese hombre.—Me tengo que despedir, el deber me llama, ¿entonces paso por ti para comer juntos? —Lucas preguntó a Ana.—Siento mucho el inconveniente señor Mondragón, pero Ana y yo comeremos juntos, tenemos demasiados asuntos que arreglar, además tiene que ponerme al día sobre el manejo de la empresa.Ana lo miró asombrada, ¿en qué momento habían quedado de comer juntos? Lucas, por su parte, se molestó al ver que aquellos dos ya se tuteaban.—Entonces me retiro, espero pueda verte a la hora de la cena, quedé de ir a cenar con los gemelos.—Claro, nos vemos en la cena.Lucas se despidió amablemente de los dos, aunque en su interior sentía coraje y miedo, en cuanto subió a su auto hizo una llamada.—Acabo de conocer a un hombre, su nombre es Mario Dubedetti
Lilian y Sandra volvieron en sí después de que les pusieran unas sales aromáticas.—¿Dónde está? ¿Dónde está mi nieto?—Debe tranquilizarse Sandra, la persona que vio se llama Mario, es mi nuevo socio italiano.—¿Socio, italiano? No me vengas con esas gilipolleces, ese hombre es mi nieto, como no lo voy a conocer si yo le he cambiado los pañales cuando era tan solo un crío.—Shhh puede escucharla, no quiero que se entere de lo que pensamos, nos tachara de locas, al parecer no recuerda nada.—Hija, si salta a la vista que ese hombre es el mismísimo Antón Mondragón.—Lo sé madrina, pero por lo visto él no lo sabe.Mario regresó un poco después para ver que había ocurrido con esas dos extrañas señoras, le llamaba la atención como habían reaccionado al verlo.Sandra cuando lo vio entrar se le quedó viendo, sin poderlo evitar empezó a llorar.—¿Está usted bien señora?—Lo estoy, no se preocupe usted, solo que es muy parecido a mi nieto, él falleció hace tres años en un accidente en un barc