Lilian y Sandra volvieron en sí después de que les pusieran unas sales aromáticas.—¿Dónde está? ¿Dónde está mi nieto?—Debe tranquilizarse Sandra, la persona que vio se llama Mario, es mi nuevo socio italiano.—¿Socio, italiano? No me vengas con esas gilipolleces, ese hombre es mi nieto, como no lo voy a conocer si yo le he cambiado los pañales cuando era tan solo un crío.—Shhh puede escucharla, no quiero que se entere de lo que pensamos, nos tachara de locas, al parecer no recuerda nada.—Hija, si salta a la vista que ese hombre es el mismísimo Antón Mondragón.—Lo sé madrina, pero por lo visto él no lo sabe.Mario regresó un poco después para ver que había ocurrido con esas dos extrañas señoras, le llamaba la atención como habían reaccionado al verlo.Sandra cuando lo vio entrar se le quedó viendo, sin poderlo evitar empezó a llorar.—¿Está usted bien señora?—Lo estoy, no se preocupe usted, solo que es muy parecido a mi nieto, él falleció hace tres años en un accidente en un barc
Mario estaba en su oficina, intentaba ordenar sus pensamientos, ¿Quién era ese hombre con el que lo confundían?Empezó a recordar el día que despertó de ese largo coma, se encontraba en la mansión de su padre, el temido capo de la mafia Enrico Dubedetti, no recordaba nada, ni siquiera reconoció a su propio padre.Poco a poco su padre le fue platicando lo que fue su vida, aunque le extrañó que su padre tenía guardadas fotos de su madre y sus hermanos y de él no, al menos no de adulto, le mostró algunas de cuando era adolescente, le costó reconocerse, sus ojos y color de pelo no habían cambiado, pero sus facciones lucían diferentes.—Es por el paso del tiempo hijo, además el sufrimiento nos hace cambiar totalmente. —Le decía su padre.—No logro recordar nada.—Lo sé, el médico dijo que es por tantos años que has permanecido en coma.Poco a poco empezó a hacer las actividades básicas, como limpiar su propio cuerpo.Su padre padecía cáncer en un estado muy avanzado, enseguida lo fue
Cristina se despidió de todos, salió de prisa para dirigirse a un laboratorio de genética.—Jefe, la señorita Cristina entró a un laboratorio de genética, ha dejado la muestra que tomó de su pelo en este lugar.—Investiga con qué fin lo ha hecho, después consigue una muestra de los resultados.—En cuanto los tenga se los envío jefe.Después de cortar la llamada, Mario se acercó a Ana y a los gemelos para despedirse, observó a aquellos pequeños que lo veían como si él fuera alguien importante.—Me despido, nos vemos mañana en la oficina.—Hasta mañana Mario. —Él se acercó como buen caballero, tomó su mano y le dio un beso en señal de despedida.—Hasta luego niños.—Hasta luego pa.. Señor Mario. —Andrés se resistía a creer que aquel hombre no era su padre, aunque tenía acento italiano, el tono de voz se parecía.La familia de Ana y Sandra se quedaron comentando sobre él, incluso se atrevieron a apostar sobre su verdadera identidad.—Les apuesto lo que quieran a que ese hombre es Antón M
Minutos después el auto se estacionó frente a su casa, Eva se quitó el cinturón de seguridad y se acercó a besarlo.—He deseado hacer esto desde que te vi en el club.Mario correspondió al beso, aunque no era de su agrado.—Me tengo que ir a descansar.Eva bajó del auto, se sentía feliz, esta vez no dejaría que se alejara de su lado.Por la mañana, Mario estaba muy inquieto en su oficina, esperaba que le llevarán los resultados de la prueba de ADN, no tenía ni idea de lo que se trataba, pero quería saber el resultado.Minutos después la secretaria anunciaba que lo buscaba uno de sus guardaespaldas, enseguida pidió que pasara.—Jefe, aquí están los resultados.—Dime de qué se trata.—Llevaron una muestra de su cabello y el de uno de los gemelos.—¿El resultado fue?—Esto no me lo va a creer, yo tampoco lo creo.—Ya di, ¿cuál es el resultado?—Positivo, usted es el padre de esos niños.—¿Queeee?—Así es señor, verifiqué que el resultado fuera confiable.—Eso es imposible, ¿Cuándo y cómo
—¿Podemos jugar mamá? Ya hemos comido.—Claro hijo, vayan.Los niños corrieron hasta los juegos infantiles, desde donde estaban podrían vigilarlos.—¿Puedo hacerte una pregunta? —Se dirigió muy seria al italiano, necesitaba saber qué estaba pasando.—Sí claro.—¿Qué es lo que está pasando? Porque me queda claro que algo pasa.—No pasa nada, ya te lo he dicho, ¿Por qué lo preguntas?—Porque has cambiado, ya no eres el mismo conmigo.—Perdón, si te ha parecido, traigo demasiadas cosas girando dentro de mi cabeza.—Mario, sabes que puedes confiar en mí, si en algo puedo ayudarte solo dímelo.Eso era precisamente lo que pasaba, pensó Mario, no sentía confianza en Ana, no sabía qué clase de mujer era realmente.Más tarde regresaron a la oficina, después él salió para ver a Eva.—Hola Guapo, te estuve llamando, ¿Por qué no contestaste?—Olvidé mi teléfono en el auto.—Uhmmm por esta vez te creeré.Eva llevaba un bonito vestido, corto en exceso, unos zapatos de tacón alto y su cabello suelto
—Hace algún tiempo yo tenía un prometido, Antón Mondragón, iba a casarme con él, Ana se enteró y se interpuso entre él y yo, afortunadamente él se enteró a tiempo de que tan solo estaba detrás de su fortuna, y la dejó planta a frente al altar.Mario la escuchaba atento, quería ver si algo en ella delataba, sí mentía o decía la verdad, Eva suspiro antes de cGabriel Galeano se sentía preocupado, ¿cómo es que Antón Moreno había sobrevivido a la explosión? Enseguida mando a llamar a Thomas.—Me dijiste que te aseguraste de que Antón estaba a bordo de ese yate.—Y así lo hice, ¿A qué viene esa pregunta?—Está vivo, ese maldito tiene más vidas que un gato, tenía razón el jefe cuando me dijo que había un hombre idéntico a Antón, lo vio en una reunión con su familia, yo le dije que se era alguien que se le parecía, porque según lo habías verificado.—No puede ser, yo mismo vi cuando el Yate explotó y cuando recuperaron su cadáver.—Pues no sé que Carajo fue lo que viste porque esta tarde ha
Eva se había puesto furiosa cuando él le dijo que prefería descansar, como se atrevía a despreciarla cuando ella podría estar con un hombre que de verdad la quisiera y la deseara.Se tendió de nuevo en el camastro para tomar el sol, de pronto sintió que una sombra le tapaba el sol, abrió los ojos molesta—Podría quitarse. —Cubrió sus ojos poniendo sus manos por encima de ellos para poder ver.—Lo siento preciosa, no era mi intención molestarte.—¡Lucas! Vaya, no te he reconocido.—¿Qué haces aquí?—Relajándome ya lo necesitaba, ¿Y tú?—De fin de semana, acabo de regresar de Italia.—¡Qué bien!—¿Has visto a Ana? —Y dale con Ana pensó Eva, no sabía que era lo que les daba a los hombres que siempre los traía atrás de ella.—La he visto por ahí, ha venido con el médico, al parecer ya son algo más que amigos. —Dijo para meter cizaña.—¿Con Javier?—Me lo ha parecido. —El semblante de Lucas había cambiado, se veía molesto—Bueno, nos vemos, voy a ver si la encuentro.—Suerte con eso. —En c
—No me iré a vivir contigo.—Lo siento, ya lo he decidido—¡Carajo!—Cuida esa boca o te la lavaré con jabón.Ella se dio la vuelta molesta, no dijo nada más porque lo creía capaz de en verdad lavarle la boca con jabón, entró en la habitación y coloco el seguro, no pensaba dormir a su ladoAntón esperó algunas horas para ver si se le pasaba lo que él consideraba era un berrinche, se acercó a la puerta, al intentar abrirla se dio cuenta de que estaba cerrada con seguro.—Ana, tengo llave de esta puerta y podría abrirla, pero espero que seas tú quién la abra. —Siguió llamando insistentemente sin recibir respuesta, después de unos minutos se cansó y abrió con la llave.—Mujer necia —dijo al verla sentada tranquila sobre la cama —han traído tu maleta del hotel por si deseas ducharte.El silencio fue la respuesta a sus palabras, por lo visto le aplicaría la ley del hielo, entendía que estuviera molesta, pero ya se le pasaría.Entró en el baño, después de ducharse salió tan solo con una toa