Eva se había puesto furiosa cuando él le dijo que prefería descansar, como se atrevía a despreciarla cuando ella podría estar con un hombre que de verdad la quisiera y la deseara.Se tendió de nuevo en el camastro para tomar el sol, de pronto sintió que una sombra le tapaba el sol, abrió los ojos molesta—Podría quitarse. —Cubrió sus ojos poniendo sus manos por encima de ellos para poder ver.—Lo siento preciosa, no era mi intención molestarte.—¡Lucas! Vaya, no te he reconocido.—¿Qué haces aquí?—Relajándome ya lo necesitaba, ¿Y tú?—De fin de semana, acabo de regresar de Italia.—¡Qué bien!—¿Has visto a Ana? —Y dale con Ana pensó Eva, no sabía que era lo que les daba a los hombres que siempre los traía atrás de ella.—La he visto por ahí, ha venido con el médico, al parecer ya son algo más que amigos. —Dijo para meter cizaña.—¿Con Javier?—Me lo ha parecido. —El semblante de Lucas había cambiado, se veía molesto—Bueno, nos vemos, voy a ver si la encuentro.—Suerte con eso. —En c
—No me iré a vivir contigo.—Lo siento, ya lo he decidido—¡Carajo!—Cuida esa boca o te la lavaré con jabón.Ella se dio la vuelta molesta, no dijo nada más porque lo creía capaz de en verdad lavarle la boca con jabón, entró en la habitación y coloco el seguro, no pensaba dormir a su ladoAntón esperó algunas horas para ver si se le pasaba lo que él consideraba era un berrinche, se acercó a la puerta, al intentar abrirla se dio cuenta de que estaba cerrada con seguro.—Ana, tengo llave de esta puerta y podría abrirla, pero espero que seas tú quién la abra. —Siguió llamando insistentemente sin recibir respuesta, después de unos minutos se cansó y abrió con la llave.—Mujer necia —dijo al verla sentada tranquila sobre la cama —han traído tu maleta del hotel por si deseas ducharte.El silencio fue la respuesta a sus palabras, por lo visto le aplicaría la ley del hielo, entendía que estuviera molesta, pero ya se le pasaría.Entró en el baño, después de ducharse salió tan solo con una toa
—Poco después de que según usted murió, nos enteramos de que los resorts y casinos pasaron a ser propiedad de la madre de sus hijos, más no así los bares, imagino que usted no los incluyo en el testamento.—Eso es extraño, continúa.—Quizás no quería que la señora se viera inmiscuida en este tipo de negocios, el caso que un día se presentó aquí su primo Lucas diciendo que el dueño le había heredado todo esto.—No lo creo.—Tampoco nosotros, él no presentó ningún documento, a buscado desesperado la caja fuerte, solo usted y yo sabemos dónde está, le dije que no lo sé, me torturó cruelmente, pero ni así lo traicione, señor, sé que en la caja fuerte guarda los títulos de propiedad de los bares, son cinco en esta ciudad y algunos otros en diferentes ciudades del país.—Así que mi primito Lucas.—No tarda en llegar, señor, es la hora en la que siempre viene.—No te preocupes, desde hoy las cosas volverán a ser como antes.—Les comunícate a todos los empleados que usted ha regresado, se pon
Ana se perdió por un momento en esa profunda mirada, después de un momento reaccionó.—¿Qué pasa? —Preguntó al verlo tan cerca, lo hizo para romper el momento.—No, nada. —Contestó retrocediendo.—Me voy, tengo que revisar los contratos.—La cuenta del banco se quedará como la tienes, es para nuestros hijos.—Como quieras. —Antón no quería reconocer que le dolía si indiferencia.Ana dio la vuelta para dirigirse hacia su oficina, él solo se le quedó viendo, había demasiadas dudas, no tenía claro que clase de mujer era en realidad Ana, era consciente que en algunas cosas se había equivocado al juzgarla, había empezado a recordar fragmentos de su pasado, pero solo eran flashazos que no le dejaban nada claro.Más tarde Lucas llegó a buscar a Ana, Antón se sintió molesto nada más al verlo.—Hola primito, creí que ya no vendrías por aquí. —Lucas se le quedó viendo con desprecio.——Creo que fui muy claro contigo Lucas, no te metas en mis asuntos.—Solo vine a ver a Ana, no pensé encontrarte
A la mañana siguiente las primeras planas de los principales diarios publicaban el bochornoso episodio, en ellos salía Eva con los pechos descubiertos, agrediendo a la otra chica, Gabriel y Antón intentando separarlas, mientras la madre de Eva las veía horrorizada.—¡Demonios!Antón ya se encontraba en el corporativo, aquellas imágenes eran muy bochornosas, lo más probable era que Ana ya las habría visto, agradecía que sus hijos aún no tuvieran edad para ver esas cosas.Enseguida salió para dirigirse a la oficina de Ana, entró sin llamar, la puerta estaba entre abierta, ella estaba sentada en el sillón frente al escritorio, en sus manos sostenía uno de esos diarios amarillistas.—Ana, no es lo que parece.—Deberías tener más cuidado, ese tipo de comportamiento no es propio de un padre. —Colocó el diario sobre el escritorio y concentro su atención sobre la pantalla de la computadora.—¿Solo eso dirás?—¿Debería decir algo más? —Espeto con indiferencia.—No. —Se dio la vuelta y salió
Acercarse a Eva fue de mucha utilidad, ahora sabía que tenía un poderoso enemigo oculto, debía cuidarse de Gabriel Galeano, ya fuera como Antón o como Mario, en cuanto al padre de Ana, ya buscaría la manera de hacerle pagar lo que había hecho.Regresó a la oficina, estaba decidido a hablar con Ana y decirle la verdad de una vez por todas, no quería más mentiras y dudas entre ellos.—Hola bonita.—¿Me hablas a mí? —Volteó a verlo molesta.—No veo a nadie más por aquí.—¿Qué quieres?—Necesitamos hablar, han pasado muchas cosas.—Dime, te escucho.—He empezado a recordar muchas cosas, no te miento que en algún momento pensé que quizás tú habías tenido que ver con el atentado del yate.—¿Y qué ganaría yo con eso?—No me puedes negar que parecía bastante raro que fueras la heredera absoluta de mis bienes y de los de Julio.—Yo no se los pedí, lo hicieron porque quisieron hacerlo.—Ahora lo sé, por cierto, ¿cómo es tu relación con tu padre?—Tiene años que no lo veo, ni quiero hacerlo—Me,
—Será mejor que hablen de una buena vez, ¿Quién los envió? Si llega el jefe y ustedes no han hablado será mucho peor.—Púdrete. —Fue la contestación de uno de aquellos hombres, quién escupió sobre quien lo interrogaba—Imbécil, te lo advertí, el jefe ha llegado, no tendrá piedad de ti.Antón bajó del auto que había estacionado dentro de la bodega, con un aura imponente, quizás hasta tétrica por la furia qué sentía, se acercó hasta donde aquellos hombres estaban.Se les quedó viendo con desprecio, se habían atrevido a poner en riesgo a su familia, eso no podría perdonarlo.—Así que estos son, han cometido un grave error al acercarse a mi familia.—Muy pronto el jefe se deshará de ustedes, eso se lo aseguro.Se escuchó un fuerte golpe, la cabeza de aquel hombre se movió hacia un lado por el impacto, ¿Quién es tu jefe? ¿Por qué te ha enviado?Los otros hombres atados permanecían en silencio.—Puedes hacerlo que quieras, ninguno de nosotros te dirá nada, preferimos morir a que el jefe mat
Un empleado llamó a seguridad, llegaron en ese momento.—Acompáñenme a la puerta, señoritas. —Dijo uno de los guardias acercándose a ellas.—No se atreva a tocarme, aléjese.—Está de más decir que estás mujeres tienen prohibida la entrada a esta empresa. —Antón se sentía furioso, había actuado mal al utilizar a Eva, pero no permitiría que insultaran a Ana.—Recuerda bien lo que te he dicho Ana Moreno. —Gritó furiosa Eva mientras era llevada a la salida por los guardias.Alondra fulminó con la mirada a su hermana, la odiaba desde pequeñas, no podía evitarlo.Quizá porque su madre así la había enseñado, no tenía por qué querer a Ana, la mujer jamás les permitió jugar juntas ni un solo momento.Alondra creció deseando lo poco que tenía su hermana, aunque lo que ella tenía era mucho mejor, era lo que había ocurrido con León Ferreira, el simple hecho de saber que Ana lo amaba, hizo que lo quisiera para ellaCuando las dos mujeres ya no estaban, Ana se sentó, se quedó en silencio durante un