Capítulo 4
Al mediodía, mientras tomaba un poco de sopa de verduras, recibí una videollamada de mi mamá.

Ella me miraba sorprendida, viendo mi rostro pálido y el tazón de sopa de verduras en mis manos, con lágrimas en los ojos. Era la primera vez que me alejaba de casa por tanto tiempo.

Durante veintisiete años, nunca había estado lejos de ellos. Mamá, con un tono de reproche, me preguntó dónde estaba Diego y cómo me había vuelto de esa manera por el embarazo. No sabía cómo contarles lo que había pasado recientemente.

Para ellos, Diego había crecido conmigo; era honesto, responsable, había estudiado en una buena universidad y tenía un trabajo estable. Era de verdad el esposo ideal, especialmente porque ambos nos queríamos.

Pensando en eso, mis ojos se llenaron de lágrimas y al final solo solté unas cuantas palabras y apresurada colgué. Ellos se han preocupado por mí toda la vida, y ahora que por fin me ven casada, no quería que vieran el desastre en mi matrimonio.

Abrí por casualidad el chat con Diego del celular y vi que su último mensaje era de hace una semana, cuando me avisó que estaba de viaje. Una semana después, él trajo a una mujer sin hogar a casa.

Me reí amargamente en el sofá. Nunca imaginé que nuestra relación acabaría así, de manera tan desagradable y triste.

—Ding… —Un aviso de mi celular interrumpió el silencio; era una solicitud de Jimena.

Después de dudar un par de segundos, acepté, y al instante me envió una imagen. Sin ni siquiera abrirla, sabía de antemano que los glamurosos protagonistas eran ella y Diego. Con los dedos temblando, abrí esa foto llena de provocación. En la imagen, ambos sonreían con alegría.

Casi no se notaban las marcas rojas de alergia en la cara de Jimena. Ella y Diego sostenían juntos un trozo de arcilla sin formar, y Diego tenía manchas de barro en la cara.

No lo había visto tan feliz en mucho tiempo. Desde que estoy embarazada, su rostro ha estado cargado de preocupación.

Me dijo que ser papá le traía tanto sorpresa como nervios, sintiendo el peso de la responsabilidad. Mis crecientes problemas del embarazo lo estaban irritando por completo. Yo deseaba que me acompañara más, pero él decía que no quería que eso afectara su trabajo.

¿Qué trabajo? Solo tenía miedo de que eso le impidiera estar más tiempo con Jimena. Esa excusa tan burda solo yo estaba dispuesta a creerla.

Guardé la imagen y tomé una captura de pantalla del historial de chat. Todo eso sería una prueba irrefutable para mi divorcio.

Después de hacer eso, le envié un mensaje a Diego preguntándole [cuándo regresas a casa, mañana tengo que hacerme exámenes prenatales.]

Como era de esperar, no obtuve respuesta alguna. Por la tarde, finalmente comí un poco de fruta al atardecer y descubrí una publicación de Jimena en su red social.
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo