LA FOTOGRAFÍA
Ingresé al colegio unos veinte minutos antes. Fui a la sala de dirección y consulté “por curiosidad” qué preceptor estuvo a cargo, el año anterior, del curso donde estaba dando clases.
- Me mataste. Tendrías que darme un minuto y me fijo – Dijo León Quiroga, el vicedirector. Era un hombre de unos sesenta años aproximadamente, canoso, pero con abundante cabello. Usaba unos anteojos redondos con mucho aumento.
Abrió un cajón que tenía rotulado el año 2017. Adentro de él, numerosas carpetas grandes, ordenadas por curso. Sacó una y la puso sobre el escritorio.- Acá está – Dijo al abrirla y sacar una hoja – Preceptora “Giuliana Díaz Gaetán”. Pero ¿para qué necesitas esto? – Volvió a dirigir su mirada hacia mí.- Oh, por nada en especial – Me tomó desprevenida - Necesito hablar con ella acerca de unos alumnos que tuvo a cargo.- Bueno, por lo que sé ahora trabaja para el cuarto año. El aula está en el primer piso del lado este. Al frente deARRIESGARSE A SUFRIR- Pasar por afuera del aula donde estabas y volver a ver a los alumnos, me hizo recordar otras cosas. Iba a pasar de largo, pero decidí devolverme y contarte por si luego se me olvidaba.- Justo les acababa de pedir que realicen una actividad, así que me hallaste en un buen momento. Te escucho – dije intrigada.- Bueno, hay un alumno al que le llamé la atención una vez, por violento. Felipe es su nombre. En varias ocasiones lo vi provocando y empezando riñas con chicos de otro curso. El día que colmó mi paciencia, fue en una ocasión que lo vi agarrando del cuello a un alumno menor que él, lo tenía contra la pared. Creo que llegué justo a tiempo, sino no sé qué podría haber pasado. El niño estaba morado, comenzó a toser mucho cuando lo soltó. Pero, luego, no volví a interceptarlo en situaciones violentas.- Oh, por Dios. Es un chico alto y de contextura muy grande, lo ubico – Expresé impactada.- Eso, por un lado. También una vez encontré
INTACHABLE- Ah ¿Sí? – sonreí sarcásticamente - ¿Y qué clase de ayuda le dabas? ¿Lecciones sexuales después de clases?- ¡No! ¡Por el amor de Dios! ¿Cómo se te ocurre? – Parecía perder el control – Lo único que podía hacer es escucharla siempre que lo necesitara u ofrecer ayuda con mi materia. No sé que hay de malo con eso.- Sólo sé que te vieron muy cercano a ella. Y Paula está sufriendo por un amor prohibido. Qué coincidencia ¿No? – Lo miré de forma desafiante.- Es lo que decís, coincidencia. Eso no prueba nada y es una acusación muy fea la que me estás haciendo – Me apuntaba con el dedo índice.- ¡Eso no es todo! – Grité - ¡También estoy segura de que ella fue la que nos vio aquel día y escribió la m*****a nota!- ¿Cómo? – Preguntó confundido- ¡Lo que escuchas! – Saqué mi celular y le mostré la foto que me había llegado en clases – Esto me llegó hoy estando en plena clase. Además, usó sus redes expresando que vio algo indebido ese día. ¡Yo no
VIVIR CON MIEDOS O ARREPENTIMIENTOS- Lamentablemente, está muerto – Dijo el Oficial.- ¿Qué le sucedió? – Preguntó la vecina de al lado.- Al parecer causas naturales. Lo sabremos con seguridad luego de la autopsia. ¿Saben si vivía alguien más con él?- No, siempre estaba solo – Respondió Raquel.- Ok. ¿Cuándo lo vieron por última vez? – Indagó el policía.- No recuerdo bien – Dijo mi amiga.- Anoche lo escuchamos, por el balcón – Le mencioné, metiéndome en la conversación. Salió una mujer, también policía, que estaba escuchando.- ¿Qué escucharon? – Nos preguntó el Oficial.- Nos pidió que bajemos el volumen de la música – Oculté el detalle de que nos amenazó con llamar a la
No quise quedarme tanto rato ahí. Preferí irme a casa, tener tiempo para una misma es necesario. Mi habitación, mi cama, mi almohada. Tres elementos irremplazables. Saqué una remera vieja del segundo cajón en el ropero, y de un salto me acosté en la cama. Disfrutaba del olor a sábanas limpias. Pensaba en cómo a veces nos complicamos la vida sin necesidad. Y en todos los problemas que nos podríamos evitar. Es necesario encarar las dificultades con inteligencia emocional para no perder la cabeza.De un momento a otro, me encontré en un edificio con un salón interno y amplias escaleras. Era hermoso, pintado de blanco y doradas columnas. Me transmitía paz. Había mucha gente, algunos conocidos. Identifiqué a dos compañeras que hacía años no veía, las saludé alegremente, pero ellas parecían indiferentes hacía mí. Quizás no me recordaban. De todos modos, eso no alteró mi tranquilidad y seguí avanzando hasta llegar a las escaleras. Comencé a subir, todo marchaba bien, pero cu
CRÉEME... ES PASAJERO.- Tengo que ser más explícita al parecer, no me dejas opción. Ya sé que nos viste besándonos y eso te molestó. Al punto de que te tomaste el trabajo de insultarme con esa nota y enviándome una foto. Yo sé lo que significa para vos, y créeme que es pasajero. Pero te aseguro que a tu edad todos los sentimientos son exagerados, y vas a darte cuenta de que no era para tanto. Te mereces un amor recíproco.Se quedó boquiabierta y muda por unos instantes.- Ok ¡Ahora sí que entiendo menos! ¿Te besaste con Marcos? – Sus ojos se humedecieron, e inhaló profundo - ¿Por qué crees que los vi? ¡Y no me trates como una niña, que lo nuestro no sea público no quiere decir que tampoco sea serio!- Perdón, ahora la que no entiende soy yo.- ¿En serio se besaron? – Insistió Paula.- Pues… Sí. Porque estamos saliendo.De repente, se puso pálida y su mirada bajó.- No me siento bien. Ya debo irme – Se l
PAULA DUDEK: EL COMIENZO DE NUESTRO AMOREntramos a su impecable estudio. Al ver la biblioteca repleta de libros, sólo podía pensar en lo más deseable que se volvía al imaginarlo hablándome de temas de difícil comprensión, de los lugares a los que viajó, sus experiencias. Todo lo que podía aprender de él, lo hacía más valioso. Como buena alumna, saqué libro, cuaderno, lapicera. Retomamos la lectura sobre Adam Smith. En su momento de leer, no podía dejar de contemplar cómo salían las palabras de su boca. Dientes y labios perfectos. Terminó de leer, notó que lo había estado observando, pero no me importó. Él seguía explicándome, sacó dos libros de un estante. Me dijo que me los llevara para continuar la lectura en casa.Me levanté, como para irme, y cayó una la
¿LA ÚNICA?CelesteEstas son cosas que sólo le suceden a una idiota como yo. Lamentaba no haberme dado cuenta antes. O bien, haber hecho caso a mis sospechas. Pero es que, cuando quise exponerlas, todos me contradijeron. Bah, todos menos una persona. Giuliana. Volví a mi casa decepcionada de mí misma. Estaba mi dulce Simba acostado en la puerta. Me agaché para acariciarlo.- ¡Oh! Vos sos mi mejor compañía hoy – Dije como si me pudiese comprender.Hizo una mezcla de maullido con ronroneo, y se levantó para ir caminando hasta un malvón al lado de la entrada. Estaba olfateando algo.- ¿Qué estás buscando, intruso? – Seguía conversándole como si tuviese sentido.Definitivamente, había algo. Metí la mano y encontré un avión de papel. Lo desplegué, y comenc
TE QUISE SOLO PARA MÍ.Miró hacia arriba blanqueando sus ojos, como si estuviese cansado de esos planteos.- Ya te dije todo con respecto a ella.- No es cierto – Mi voz se volvío temblorosa y me costaba mirarlo a los ojos - Sé que mantienen una relación desde hace meses. De los planes que tenían al graduarse. De la salida en su cumpleaños. ¡Sos un pervertido!- ¡Nooo! – Me gritó señalándome con el dedo acusador, asustándome – Seré de todo, menos un pervertido. Ahí te equivocas.- ¡Era tu alumna! ¡Amiga de tu sobrina! ¡Por Dios! – Grité.- ¡Es mayor de edad! ¡Nunca me aprovecharía de una menor! – Respondió furioso.- ¡Ah! ¡Y por eso mantuviste toda la relación en secreto y le hacías el amor a escondidas!- ¡Porque todos nos juzgarían! ¡Nadie lo entendería! ¡Además no hicimos nada que no podría haber hecho con cualquier otro hombre de su edad! ¡Por el amor de Dios, Celeste!- Me mentiste. Dijiste que llevabas tiempo solo. Y fuiste tan p