Estimadas lectoras y lectores Serena será una piedra en el camino de Alejandro en búsqueda de conquistar a Eva.
Eva pasó todo el día y la tarde en una pequeña sala de juntas, trató por todos los medios, no toparse con Alejandro.Algo con lo que Eva no contaba, era que Alejandro la estaría esperando, la situación de la mañana no quería que afectara sus planes de conquista, así que más valía aclarar el asunto lo antes posible.Cuando ya era de tarde, Eva miró su reloj, si salía a tiempo, podía tomar un taxi y llegar al hospital donde estaba Sara. Llevaba unos días sin verla, así que hoy había decidido que sería buen día para visitarla.Eva y Sara se comunicaban por mensajes, pero Eva se sentía más tranquila cuando la veía en persona.Pensando en aquello, Eva tomó su bolso y se dispuso a salir de la sala de juntas, creyendo que no se toparía con Alejandro, salió sin preocuparse por aquello. Rápidamente, sus esperanzas se esfumaron cuando vio cómo Alejandro acababa de abordar el ascensor y estaba a punto de cerrar la puerta.Ella pensaba que Alejandro no tendría la cara para mirarla e intentar algo,
Eva terminó subiendo las escaleras para el apartamento con Sergio, tomándola de la mano.Para él, esto ya era un trato cerrado, sabía que en poco tiempo la chica caería antes sus encantos de conquistador, sabía que esta vez, él había sido más astuto y había podido conquistar a alguien del interés de Alejandro.La chica en verdad le atraía, pero si él quitaba el dedo del renglón, era obvio que Alejandro, encontraría la manera de conquistarla, razón de sobra por la que, desde que la conoció, no había parado de buscarla o hacer que esos “encuentros casuales” se dieran con mayor naturalidad.- ¡Gracias por la cena! – dijo Eva al llegar a la puerta del apartamento.- ¡No hay de qué! Ahora entra, no me voy hasta que vea que estás en casa, sana y salva. – dijo el hombre frente a ella.Aquellas atenciones no cabía duda de que le hacían sentir un poco rara y porque no decirlo, si efectivamente, estaban generando cierta atracción de ella hacia él.- Buenas noches… - dijo Eva, no sin antes acerca
Eva, al ver cómo aquel hombre trataba de controlar su molestia, sintió que no podía retirarse, así que se levantó y le sirvió un vaso con agua.- Ten… Creo que lo necesitas… - dijo la chica acercándose al hombre que no miraba a ninguna parte.- Eva… ¡Gracias! Pero no necesitas ser cortes conmigo, ya te he dicho, he dado la orden para que se dé por concluido tu contrato, así que ahora te pido que te vayas… - dijo el hombre, levantándose de su silla y caminando hacia el ventanal que había en la oficina.- ¡Tú…! ¡Tú no puedes decidir si me quedo o me voy! – dijo Eva pensando en lo que su amiga le había platicado.Siendo sincera consigo misma, se sentía culpable por la forma tan infantil que la chica había adoptado con el hombre que tenía frente a ella. Si bien el hombre se había tomado algunas atribuciones, ella no podía dejar de sentir algo raro en su interior.- ¡VETE! ¿ACASO NO HE SIDO CLARO? ¿QUIERES QUE LLAME A SEGURIDAD? ¡DEMONIOS, EVA! ¡LARGOOO! – gritó el hombre evidentemente perd
Luego de ver cómo Alejandro Mendoza salió hecho una furia en el camino, Eva sin más pidió un taxi de aplicación, esperó y en pocos minutos ya estaba en el hospital donde Sara permanecía internada.Mientras caminaba hacia la habitación, iba pensado en cómo decirle a su amiga que acababan de rescindirle el contrato, pero que no debía preocuparse, Alejandro había dicho que el contrato por el proyecto que había firmado con ella seguía en pie.Con ello en mente, ella podría concentrarse en cuidarla y, luego de que se repusiera, podría regresar a Boston, tal como era el plan.Al llegar a la habitación donde Sara permanecía, se llevó una terrible sorpresa. Su amiga no estaba, por un momento pensó que posiblemente estaba en terapia o algo así, pero comenzó a ponerse nerviosa cuando vio que todo parecía desordenado.Ella se giró para ir inmediatamente a pedir informes sobre su amiga. Cuando lo hizo, se topó con el pecho del caballero que estaba a punto de hablarle.- ¡Perdón! ¡Perdón! – dijo E
Luego de un par de horas, Eva despertó de un largo sueño, porque si, ella no quiso moverse del hospital, prefirió quedarse a esperar cualquier noticia de su amiga.Alejandro aprovechó que la chica se había despertado para despedirse.- Eva, me tengo que retirar, tengo un compromiso en unos minutos, así que, cualquier cosa, avísame, estaré al pendiente de ustedes. – dijo mientras se levantaba y recogía su computadora.Eva reaccionó y recordó que su padre había dicho que tenía que ir a una cena. Ella no entendía bien las cosas relacionadas con el hombre frente a ella, así que solo se limitó a asentir con la cabeza.- No vemos, Eva Díaz.- Ve con cuidado y cualquier cosa, te estaré avisando… - dice Eva, apenada por su actitud ante aquel hombre.El hombre tomó su maletín y salió de la habitación, mientras que Eva se quedó dentro, pero sin saber qué más hacer. Desde hoy era una desempleada más, tenía ahorros, pero debía hablar con Sergio, ella no podría pagarlo, al menos no, cuando se acab
- ¡Eres un maldito escuincle insolente! – dijo Maximiliano un tanto molesto.- Yo seré lo que seré, pero al menos no cargo en mi conciencia la vida de la mujer que me amaba. – dijo Alejandro tratando de lastimar el ego crecido de su padre.- ¡Ay, por Dios! Ya deja de repetir aquello, ¿Crees que me vas a lastimar con esa tonta idea tuya? ¡Ya madura, Alejandro! Y parte de madurar, te vas a ir a casa de las Scott y arreglarás las cosas, pondrán fecha de una boda y finalmente sentarás cabeza… De lo contrario, me vere en la penosa necesidad de rescindir de tus servicios.- ¡No te atreverías! – Dijo Alejandro en un tono retador.- ¡Claro que me atrevería! Tan es así, que si en un mes no solucionas esto, yo mismo seré quien vuelva a tomar la presidencia y todo lo que tu hayas firmado o autorizado, en el nivel que se encuentre, será cancelado y no será mi nombre el que quede manchado, será el tuyo, hijo. – dijo Maximiliano en un tono que no dejaba lugar a dudas de que era verdad.Luego de ell
- ¡Mamita hermosa! ¡Mamita! ¡No me dejes! – Sollozaba entre sueños la pequeña Eva.La pequeña niña estaba teniendo una pesadilla, desde que tenía uso de razón, Eva podía ver a su madre entre sueños, despertar a la niñera entre sollozos y lágrimas, era algo habitual en esa enorme y solitaria mansión.- ¡Maldita niña! ¡Cállate! ¡Déjame dormir!La madre de Eva había muerto de cáncer en la matriz, cuando la niña tenía tan solo dos años, la pequeña no contaba con recuerdos de su madre, a sus tiernos 6 años, solo tenía una foto de aquella bella mujer, la única pertenencia que le quedaba era esa vieja foto, aquella, era el único rastro de que su madre existió, eso y la propia Eva.El padre de Eva, Antonio Díaz, aquel hombre con el que la madre de la niña se había casado años atrás, jamás le había importado la existencia de su mujer. El matrimonio con Marina Carrasco había sido producto de una mala decisión, una noche de copas entre jóvenes que había salido mal.Aquello llevó a un matrimonio
Luego de 6 años, Eva descendía del taxi del Aeropuerto Internacional en México, su corazón latía desenfrenado, sus manos sudaban y temblaban.Su viaje fue repentino y no se lo contó a nadie.Sabía que regresar a México no era fácil, pero su mejor amiga, Sara Benítez, la necesitaba, más bajo las terribles circunstancias que habían hecho que esta, le llamase.Sara había sido su lugar seguro mientras estudiaron juntas la universidad, si había alguien que conocía a la perfección a Eva, esa era ella.Esta vez Eva decidió regresar a México porque Sara estaba enferma.Cuando entró en la sala del hospital, Sara estaba acostada en la cama, mucho más delgada que la última vez que se vieron. Al escuchar los pasos, Sara abrió los ojos. - Eva, por fin has vuelto, ¡Te he extrañado mucho! – Dijo Sara con lágrimas en los ojos.- ¿Qué está pasando? ¿Cuál es el diagnóstico del médico? - Eva se sintió muy desconsolada al ver el rostro demacrado de Sara.- El diagnóstico inicial del médico fue leucemia,