En un segundo la vida de Elena ha cambiado por completo. En un santiamén, su vida vuelve a ser otra completamente a la que fue. Las palabras de Gianluca traen la incertidumbre, y esos segundos en felicidad con su hija se esfuman.De entre todas las personas en el mundo él tenía que estar aquí frente a ella. Imposible. Es totalmente imposible.—Elena…—No te acerques —Elena interrumpe en una voz temblorosa—, Doris, déjanos solos, por favor.La expresión de Doris no oculta su vergüenza, por lo que sale del lugar con una disculpa, dejándolos solos en medio del engaño y del secreto que apenas duró un efímero.Elena cierra los ojos, tratando de calmar a la pequeña niña.—¿Estabas esperando un hijo?—Yo…—Elena acomoda a la bebé entre sus brazos. Gianluca alcanza a ver el rostro compungido en la distancia, y eso le basta a él para tensarse de pies a cabeza. Elena toma la palabra—, es complicado. Es complicado. No debes estar aquí, ¿Cómo me encontraste? ¿Has firmado los papeles de divorcio…?—
Elena rompe el beso. En busca de aire, se aferra al pecho de Gianluca y aprieta su camisa negra. El aliento caliente de su esposo está ahí colisionando con el suyo y ahora su terquedad la ha llevado a seguir sus impulsos.Después de meses donde se sintió colapsar al no probar sus labios esto es como respirar. Pero su mente la regaña al dejarse llevar y es por ello que da un paso hacia atrás.—Deberías irte —Elena quiere de vuelta a su pequeña hija, quien se ve demasiado hermosa en los brazos de Gianluca—, es lo que deberías hacer. Deberías irte.—No evites mi mirada —Gianluca le alza su mentón con esa delicadeza de siempre. Se siente un ser sin vida cuando sus ojos grises buscan ya los suyos—, no me hagas alejarme de ti, ni de ésta niña. Ahora más que nunca debo estar a tu lado. Acabas de dar a luz.—Yo puedo sola. Yo estoy bien —ambos bajan la mirada hacia la queja de la bebé, quien mueve sus brazos y rompe a llorar. El corazón de Elena se encoge y salta para buscarla. El diminuto cu
—¿De qué hablas? ¿De qué demonios hablas? ¡Vete de mi casa! —Elena lograr alejarse tan sólo unos centímetros. Enrico vuelve a tomarla del codo—, ¡Suéltame!—¿No te acuerdas de mí, Fiorella? —las palabras de Enrico son pronunciadas de forma escalofriante. Y cuando él la toca se le revuelve el estómago. Algo en Elena se pone en alerta con cada palabra que suelta. Éste hombre es aterrador y cuando la niña se remueve en sus brazos, Enrico baja sus ojos azules hacia la bebé—, ¿Es tu hija, Fiorella?—Quítame las manos de encima, Enrico. Por favor, quítame las manos de encima —Elena no quiere forcejar tanto, temiendo de hacer un movimiento brusco con su hija en brazos—, suéltame.—Es hermosa —Enrico omite su demanda. Tiene los ojos en la pequeña—, igual de hermosa que su madre, igual de hermosa que mi bella Fiorella. Si no te acuerdas de mí, no te preocupes. Te haré recordar nuestros bellos momentos cuando estábamos niños. Tú y yo…todo este tiempo alejada de mí, cuando creía que estabas muer
Tanto tiempo ha pasado desde que Gianluca sintió cómo se le quedaba la garganta seca. Deja de ser hombre para volverse aquel niño que corría acompañado por los jardines, siempre genuino, inocente del alrededor y con su único deseo. Tomar siempre la mano de la niña que siempre lo acompañaba. Haberla perdido fue un golpe severo a la realidad a sus 6 años.—¡Ella regresará! ¡Mientes! —exclamó luego de oír a su madre—, ¡Fiorella me prometió que regresaría…!Había pasado tanto tiempo que ya no logró diferenciar el dolor de la realidad. No existía otro sentimiento. Sólo miseria y dolor. Para un niño como él darse cuenta de la realidad de la muerte fue un golpe duro. Enfrascado estuvo en recuperarla. Jamás quiso abandonar el deseo de encontrarla. Trató de hacerlo varias veces. Tampoco pudo.Luego un par de ojos hermosos llegó a su vida.Creyó que sería posible.En medio de tanta de calamidad, desesperación y dolor ella fue una luz.Siempre fue su luz.—Fiorella es mi verdadero nombre.El tie
“En las noticias de hoy el mundo del espectáculo está conmocionado. La hija de los grandes empresarios Bertolini y estrella del modelaje, Renata Bertolini, ha sido acusada de múltiples cargos que van desde la extorsión, hasta el cargo de homicidio contra su manager en la cadena de modelaje más prestigiosa del país, Caravaggio Di Luca, quien fue encontrado muerto en su propia oficina. Las autoridades de Florida ya están atentos a cualquier sospecha. Seguiremos el caso de Renata Bertolini y estaremos informando cualquier novedad…”Elena apaga el televisor de golpe.Sus ojos siguen abiertos, al igual que Constanza detrás de ella. Apenas ha pasado horas desde que se han llevado a Enrico De Santis. Y ahora esto…—¿Estás escuchando lo mismo qué yo…?—Bendito Dios —expresa Constanza al acercarse—, la han aprisionado.La noticia desorienta a Elena un poco. Y aún más con la noticia qué la ha paralizado por entero. La muerte de Di Luca. Esto es sorprendente. Espeluznante.—¿Cómo fue capaz de ha
—¿De qué hablas, Simone? —Elena coloca a la bebé en su hombro y con suavidad palmea su pequeña espalda—, No entiendo de qué hablas. Pero me alegra tanto verte, ¿Cómo supiste que estaba aquí? ¿Quieres sentarte?—También me alegra verte, Elena. ¿Esa pequeña es tuya? —señala Simone, quedándose en su sitio. Algo extraño genera la presencia de Simone aquí y ahora.—Es mía —admite Elena con poquedad—, ven, Simone. Toma asiento. Me gustaría presentarte a Constanza Moretti —Elena señala a su lado—, mi tía.Simone abre los ojos un momento. Segundos después Elena puede notar la mirada que tanto Simone y Constanza comparten en la distancia, y ese movimiento tampoco le genera tranquilidad.Constanza toma un suspiro, cierra los ojos como si se resignara y mueve la cabeza.—¿Qué haces aquí, Simone? Juraste no regresar más nunca a Florencia…—lo que dice Constanza le arranca una expresión de sobresalto a Elena. Constanza mueve la cabeza—, ¿Qué buscas en éste lugar?—Eso mismo te digo yo —Simone pregu
—No sólo se trata de la verdad…todo éste tiempo quiso que tus asesores te dieran la espalda. Le pagó millones para que se fueran en tu contra, y lo logró. Acabó contigo, es un hecho.—Nunca lo hizo —Gianluca se pone de pie. Es su padre quien le habla desde el otro lado con severidad—, está a punto de pudrirse en el infierno.El señor Giancarlo Mancini desliza su silla de ruedas hacia atrás para salir de la mesa. Gianluca está en la espera de Flavio aquí en el tribunal para saber el estado de la acusación contra Enrico. Una vez fue encerrado muchas acusaciones cayeron en su contra y eso sólo incrementó el beneficio a Gianluca. El proceso de su juicio, junto a los testimonios de los asesores, aquellos que fueron responsables de decir una falsa acusación para quitarle Della Famiglia, están hablando.—¿Un solo asesor?—Un asesor vino el día de ayer a mí. Quiso contactarme por medio en Flavio en anonimato. Habló conmigo en privado. Confesó el soborno —responde Gianluca a su padre, divisand
—¿Dónde está mi esposa? —Gianluca cierra la puerta de su auto. Es a Flavio a quien le pregunta, frente a la casa nueva. Su mirada se eleva hacia la mansión, pero no hay rastro de su esposa. Un tanto malhumorado, se gira hacia Flavio. —Ha salido con la señorita Gaby y la pequeña, señor. Acaban de informarme —Flavio responde, haciéndose paso para que Gianluca pueda pasar a la casa. Como Gianluca no se mueve, Flavio se gira—, ¿Señor? Gianluca decide tomar su teléfono, marcar y esperar los tonos seguidos. Elena no contesta. —¿A qué lugar han ido? —Gianluca pregunta a Doris, quien con las manos entrelazadas está en la puerta de la casa. —Escuché que la señora pidió ser llevada a la casa de sus padres, señor Mancini —Doris se inclina, respondiendo cordialmente. —¿Tiene sus escoltas? —Claro, señor —Doris responde. Gianluca se queda un momento pensativo. Se guarda el teléfono y vuelve a abrir la puerta de su auto. A Flavio le ordena quedarse mientras se espera el avance del caso