Capítulo 47 —Gente influyenteNarrador:Carolina había viajado ya que se encontraba fuera del país cuando se enteró del incidente de su hermano y que estaba hospitalizado gravemente herido. Cuando vio a Daniel en el estado que había quedado, su odio hacia Janina y su entorno aumentó descontroladamente. Solo quería verla destruida y no le importaba que su hermano terminara siendo infeliz. No lo pensó, así que cuándo le fue con la propuesta de matrimonio a Janina, ni siquiera lo había consultado con Daniel. Su intención era que cuando Janina aceptara, plantearle a su hermano como que era idea de la joven que se ofrecía a casarse con él sabiendo que él estaba enamorado de ella a cambio de la libertad de Sebastián.—Acaso Janina se ha vuelto loca, Carolina?—No lo sé Daniel. Solo te digo lo que me planteó. Me llamó para que fuera a hablar con ella a ver si podíamos llegar a algún arreglo y ofreció ese acuerdo.—¿Pero qué mierda tienen la cabeza esa mujer? Sí, yo estoy enamorado de ella, p
Capítulo 48 —Daniel, entre el amor y el odioNarrador: Con el correr de los días, Sebastián seguía impaciente por ser liberado, pero también notaba que los ataques físicos hacia él habían mermado, por lo que se estaba reponiendo físicamente de manera favorable y hasta incluso estaba durmiendo mejor. Eso hizo que tuviera una leve esperanza de que Javier estaba a punto de lograr su cometido, que era liberarlo, aunque fuera bajo fianza. Pero la verdad era muy distinta y él no lo sabía que Janina se encontraba en conversaciones con Daniel para establecer los términos de su matrimonio. Por ende la familia de éste, había dejado de hacer agredir a Sebastián.—¡No puedo creer lo que me estás obligando a hacer, Daniel!, tú tienes bien en claro que yo nunca me voy a enamorar de ti, nunca vamos a hacer un matrimonio real. Porque si antes no te amaba, con lo que me hiciste ahora, con lo que le estás haciendo a Sebastián, mucho menos.—No me vengas con dramatismo Janina, durante muchos años estuv
Capítulo 49 — Si es lo que quieres, es lo que tendrásNarrador:Sebastián se encontraba como los últimos tiempos en su celda y, como ya era habitual, leía tranquilamente un libro, que era lo único que podía hacer por esos días, cuando un guardia llegó hasta su celda—Mireles, tienes una visita—¿Mi abogado? —preguntó con algo de ansiedad—No lo sé, no me lo dijeron, solo me pidieron que te avisara que tienes una en el cuarto de visitas—Ok, voy, muchas graciasPensando que era Javier, Sebastián dejó su libro sobre la mesa, ni siquiera se acomodó la ropa y salió tras el guardia. Al llegar, a la mencionada habitación de visitas, su sangre se heló al ver una mujer de espalda, la cual distinguió perfectamente—Janina… —dijo en un suspiroLa joven se dio vuelta y lo miró directamente a los ojos. No pudo evitar que las lágrimas trataran de desbordarlos y los apretó, pero corrieron igualmente por sus mejillas—Sebastián, ¿cómo has estado?¡Pregunta tonta si lo era! porque ¿en la cárcel cómo
Capítulo 50 —El juncoNarrador: Janina no podía salir de la habitación de visitas, entonces el guardia se acercó a ella—Señora, ¿le sucede algo, necesita ayuda?—Sí, no puedo caminar, las heridas en mis pies me lo prohíbeElla, luego de salir Sebastián, se había vuelto a sentar, pero no porque las heridas en los pies no la dejaran caminar, sino porque sus piernas se aflojaron de tal manera que no la sostenían en pie—No se preocupe, voy a la enfermería por ayuda—No, no es necesario que vaya a la enfermería, con que me consiga una silla de ruedas, si es posible, será suficiente, para llevarme hasta el coche allí me espera el chofer—Muy bien, señora, perfecto ya se la consigoEl guardia salió apresurado de la habitación rumbo hacia la enfermería a conseguir la silla de ruedas, para poder trasladar a Janina fuera del penal y así lo hizo—Muchas gracias, ha sido usted muy amable —le agradeció al guardia que le ayudó a subir al coche—Espero se recupere bien, señora—Necesito que me ll
Capítulo 51 —La condición de Sebastián NARRADOR: Cuando al fin pudo calmarse Janina luego de varias horas de llorar, de gritar cogió, el móvil y llamó a Daniel.—Esta va a ser, espero que la última vez que hablemos tú y yo, solo quiero informarte que hoy hablé con Sebastián, y también con el abogado, mañana o a más tardar pasado mañana, Sebastián estará firmando los papeles de divorcio y, a mediados de la semana entrante, ya estaremos divorciados, por lo tanto quiero que tú ya vayas haciendo lo necesario para que, a más tardar el próximo viernes, Sebastián ya esté cenando en su casa, sin tener ningún cargo ni ningún antecedente sobre sus hombros, lo quiero más limpio que cuando nació.—Perfecto Janina, así será, tú cumpliste tú parte yo cumpliré la mía y luego espero que tú cumplas la parte final. —Por supuesto que sí, cumpliré todas las partes que me correspondan del trato, pero la última solamente cuando Sebastián esté libre, antes no. Y cortó las llamadas sin esperar respuesta
Capítulo 52 —Para dejarme en desamorNarrador: Esa mañana, Janina se había levantado muy temprano ya que no había podido pegar un ojo en toda la noche. Sabía que le esperaba un día nefasto, tal vez el más nefasto de toda su vida. El día que caminó hacia el altar, tomada del brazo de su padre, donde estaba siendo entregada a un hombre que despreciaba, creyó que moría y pensó que era el peor día de su vida, solo que no se imaginaba que podría llegar a haber un día peor, también causado por aquel hombre, pero esta vez por amor, no por desamor. El primero que llegó fue Max, con la esperanza de llevarle algo de consuelo a su hermana, antes de la hora fatídica. Minutos después que él, llegó Javier, tratando de ser lo más puntual posible. El camino a la penitenciaría fue en silencio, ninguno de los tres omitió ni una sola palabra, cada uno iba sumido en sus propios pensamientos, unos más oscuros que otros, pero tristes los tres por igual. Sebastián por su lado, tampoco había podido pegar un
Capítulo 53 —LibertadJanina: Cuando Sebastián me dijo que le había hecho conocer el amor para luego dejarlo en desamor, el único sonido que pude escuchar, fue el de mi corazón rompiéndose en mil pedazos. Yo amaba a ese hombre y hacerle creer que no era así, me estaba consumiendo. Pero, también sabía, que era lo que tenía que hacer, si quería que pudiera volver a caminar bajo la luz del sol y en libertad. Al tomar la lapicera, para firmar los papeles del divorcio, mi mano tembló, creí que no iba a ser capaz de hacerlo, pero lo hice. Verlo a él, tomar la lapicera con la misma angustia, que la había tomado yo, mirarme a los ojos, esperando que lo detuviera, cosa que no hice, para luego bajarla y volverla a fijar en el papel, para estampar su rúbrica terminó de destrozarme. Pude ver el movimiento de su nuez de Adán, tragar grueso, tratando de ahogar la angustia que, claramente, estaba a punto de brotar y lo amé más aún por eso. Pero yo tenía que hacer lo que tenía que hacer y lo hice. A
Capítulo 54 —Una mala personaNarrador:Días complicados siguieron en la vida de esta pareja, pues Sebastián, más allá de no haber pasado un período muy largo en prisión, el que había pasado era suficiente como para trastocar su vida anterior y hacerle tener una nueva perspectiva respecto a todo. En cuanto a Janina, seguía luchando entre sus ganas de vivir y de morir, pero tenía que vivir, pues debía cumplir con un pacto, ese que había hecho con Daniel, por la libertad de su ser amado.—Javier, necesito que me ayudes estoy desesperadaLe había dicho en una de las tantas conversaciones a su abogado—Dime, ¿qué puedo hacer por ti, Janina?—¿Qué tiempo es el que tiene que pasar, para que Daniel no pueda volver a inculpar a Sebastián, por lo hecho?—No, al haber retirado los cargos, ya no puede volverlo a culpar por lo mismo, porque si no estaría cometiendo perjurio. Puede acusarlo de alguna otra cosa, pero de haberlo agredido y los mismos cargos por los cual fue encerrado, eso no lo podr