Capítulo 34 — hoy no, pero mañana sí…Narrador:Luego de darse una ducha, Janina decide que no quiere tener esa conversación con Sebastián, al menos, no esa noche, por lo que se envolvió en una toalla y se asomó a la cocina, donde él estaba comiendo algo que se había preparado—¿Te sirvo un plato, tienes hambre? —le preguntó con una amabilidad que Janina desconocía en él—No, muchas gracias, si no te molesta preferiría dormir, estoy muy cansada —trataba de huir—Por supuesto, en el primer cajón de la cómoda hay una sudaderas mías, usa la que quieras, pues no quedó ropa tuya en la casa, te la llevaste toda —sonrió —duerme en mi cama, tu dormitorio no ha sido aseado, pues no te esperaba, yo dormiré aquí en el sofá —trataba de ser gentil y sobre todo respetar su espacio—No seas tonto, Sebastián, acabamos de tener se*xo como dos animales en celo y ¿vas a dormir en el sofá? —respondió tratando de ser espontánea y natural—Ok, termino de comer y te alcanzo en la cama—Bien…Janina asintió
Capítulo 35 — ¿Odiarnos?Narrador:Sebastián y Janina se sientan a desayunar en la cocina. El ambiente está cargado de tensión después de la intensa noche que pasaron juntos. Janina mira fijamente su taza de café, perdida en sus pensamientos, mientras él la observa con una expresión entre esperanza y ansiedad. El silencio entre ellos es incómodo, roto solo por el sonido de las cucharas chocando contra las paredes de las tazas. Ella toma un sorbo de café, tratando de disipar la incomodidad que llena la habitación.—Janina, entiendo que te asuste lo que te dije —finalmente fue Sebastián quien rompió el silencio —pero necesito que comprendas que estoy dispuesto a hacer que esto funcione. Podemos aprender a amarnos, a construir una relación real —Janina levantó la mirada hacia él, sus ojos reflejaban una mezcla de incredulidad y asombro—Tú no puedes prometerme amor en el futuro como si eso fuera algo seguro. El amor no funciona así, no se puede forzar ni prever. Además, ¿cómo podría conf
Capítulo 36 — CaprichosaNarrador:Sebastián se despierta lentamente, sintiendo el cálido resplandor del sol del mediodía en su rostro. Con un suspiro, abre los ojos y se encuentra solo en la cama. El lugar donde estuvo Janina antes ahora está vacío, y una sensación de angustia se instala en su pecho. Se sienta en la cama y mira a su alrededor, esperando ver algún rastro de ella, tal vez su ropa o alguna pertenencia. Sin embargo, en la habitación no hay signos de su presencia. Se levanta y comienza a revisar la casa, pero está en su lugar, como si Janina nunca hubiera estado allí, una sensación de tristeza se apodera de él mientras se da cuenta de que ella se ha ido. Aunque sabía que esa posibilidad existía, tenía la esperanza de que desistiera y se quedara con él. Se acerca a la encimera y encuentra una nota allí, escrita en una servilleta con un lápiz de labios rojo, el que llevaba en sus labios esa noche. La nota no decía mucho, solo un “No me llames, gracias por todo” y el sello d
Capítulo 37 — Una sorpresa tal vez no tan grataNarrador:Sebastián, se pone al fin al frente de la empresa familiar y está inmerso en el mundo de los negocios, lejos se encuentran sus años de play*boy irresponsable. Ahora su día a día está marcado por interminables reuniones, llamadas telefónicas y decisiones estratégicas. Como Director Ejecutivo, se esfuerza por mantener el éxito de la empresa, enfrentándose a desafíos constantes y buscando nuevas oportunidades para el crecimiento y la expansión. A pesar de hacer lo posible por llegar exhausto a la noche, entre el trabajo y el gimnasio, no puede evitar sentirse solo en su vida personal, especialmente luego de la partida de Janina, donde se despide con esa escueta nota. Los primeros tiempos trató de retomar una activa vida nocturna, pero al final la encontró vacía y sin sentido, por ello se abocó a lo que se esperaba de él, convertirse en un exitoso CEO.Por otro lado Janina se encuentra inmersa en su vida universitaria. Estudia dili
Capítulo 38 — Por fin una buena noticiaJanina:No había vuelto a ver a Sebastián, si bien, los primeros días, tuve un sinfín de llamadas, que no atendí y mensajes que no respondí, ahora reinaba el silencio entre él y yo. Inclusive supe que estuvo en la ciudad, muy cerca de la universidad, me lo dijo Naty, pero no me buscó, tampoco yo lo hice, creo que fue lo mejor. Había escuchado muchas veces los mensajes dejados en mi buzón “Janina, no crees que ya fue suficiente castigo para ambos, tenemos que hablar, esto no puede quedar así…”, se repetían una y otra vez, sino iguales, muy similares, así como los mensajes de texto o de voz. Yo había tenido muchas veces el dedo en el botón de borrar, pero, por algún motivo que desconozco, no lograba hacerlo, es más leerlo o escucharlo me daba calma. En eso estaba, con mis auriculares metidos en las orejas, escuchando a Sebastián susurrar mí nombre mientras hacía esa especie de súplica, cuando al doblar la esquina del edificio del campus prácticame
Capítulo 39 — La stripperNarrador:Los meses fue pasando y el tiempo que había pasado con Sebastián en la intimidad, y que la habían perturbado tanto en su momento, ahora parecían solo recuerdos lejanos. Janina continuó con sus estudios, abocada a ellos sin reprobar ninguna materia y con excelentes notas y distinciones honoríficas, mientras que Sebastián se había convertido en el pilar de las empresas familiares, convirtiéndose en uno de los CEO más importantes del país. De vez en cuando tenía que viajar a la ciudad donde se encontraba su esposa estudiando y, si bien en algunas oportunidades había tenido la intención de contactarla, lo había desechado, alejándose cada vez más de aquel sentimiento que había nacido en él. Ya casi ni pensaba en ella, tal era así, que cuando tenía que hacer algún tipo de documento que requería saber su estado civil, la mayoría de las veces dudaba y primero decía “soltero” para luego corregir. Janina no había podido estar presente en el nacimiento del hij
Capítulo 40 — El rincón del jardínNarrador:Luego de haberse besado, de la manera desenfrenada y llena de deseo, con que se habían besado, ambos quedaron perdidos en los ojos del otro. Sus respiraciones eran agitadas e irregulares, casi un jadeo, eso les decía que les urgía más, que aquello no podía quedar ahí, tenía que haber algo más.—Debemos volver al banquete, no pueden ausentarse los padrinos —dijo al fin Sebastián apartándose un poco de ella—Tienes razón, pero… —y le tomó de un brazo impidiendo que se retirara —¿qué hacemos ahora?Él le sonrió y volvió a acercarse, acarició la mejilla de Janina con dulzura—Ahora vamos a la fiesta, nos comportamos como un matrimonio enamorado y luego ya veremos… —y le guiñó un ojo. Janina quedó satisfecha con la respuesta, tanto es así que lo tomó de la nuca y fue ella quien le besó, beso que fue, no solo bien recibido, sino correspondido de una forma voraz —vamos que con seguridad nos esperanDurante la fiesta se comportaron como dos enamora
CAPÍTULO 41 —Pies ensangrentadosNarrador:Janina se sintió morir ante tal humillación, hacía más de un año que no se veían y mucho menos interactuaban, sin embargo el sentimiento seguía allí, intacto. Ella estaba segura de que él iría, pues es el mejor amigo de su hermano Max, el padre de ni*ño que bautizaban, pero no esperaba que también fuera el padrino. La presencia de Sebastián evocó recuerdos de su pasado compartido, tanto los buenos como los malos momentos, eso hizo que se sintiera atrapada entre el deseo de alejarse de él y la inevitable conexión que existía entre ellos, pero se sintió traicionada y humillada al darse cuenta que tal vez él ya no compartía los mismos sentimientos o, en realidad nunca los había compartido. La verdad de la situación golpeó con fuerza su corazón, dejándola abrumada, triste y desilusionada. Que Sebastián no la quisiera como ella había esperado la sumió en una profunda melancolía y la hizo cuestionarse si había sido buena idea el hecho de haber acep