Diego es hijo único, siempre ha recibido las mejores atenciones tanto de su familia como de su entorno.
Siempre lo rodeaban las personas con intenciones de volverse más cercanos a él, desde muy joven se hacía notar que era un Alfa puro, tanto omegas como betas se sentían atraídos por su gran aroma a chocolate, su apariencia era muy atractiva, su rostro era hermoso, con ojos color café, cabello castaño, nariz y mentón afilada, una mirada hacía que los demás se rindieran a él. Tenía el cuerpo marcado y musculoso lo suficiente como para cumplir cualquier fantasía.
Aunque pudiera tener a quien quisiera creía firmemente en que algún día conocería a su destinado, y quería mantenerse para su omega.
Al terminar la secundaria, decidió estudiar fotografía, le gustaba sacar fotos a todo lo que le rodeaba, aunque no lograba tener las mejores tomas, algo le faltaba, un complemento que aún no lo encontraba.
Las veces que iba a la empresa de su padre veía las fotos que recibían de las personas que trabajan de manera independiente.
Había algunas que siempre llamaban su atención, y siempre coincidía que era el mismo fotógrafo, insistía a su padre para que hiciera que esa persona le ayudara a que le enseñara su táctica.
—Padre, ¿lograste convencer al fotógrafo?
—Aun no logro encontrarlo, es muy escurridizo y no creo que quiera tenerte por detrás, este chico es bastante especial de carácter. Todo un Alfa— Sonríe llamando la atención de su hijo, nunca antes lo había oído mencionar a una persona con emoción.
—Al parecer no solo te gusta sus fotos padres— Comenta con una mirada sugestiva.
—¡Tonterías Diego! — Se apresura, negando nervioso.
—¿Qué? Mi madre ya no está con nosotros, no te vendría mal buscarte alguien para que te hiciera compañía.
La madre de Diego había muerto en un accidente cuando él tenía 18 años, fue un momento muy doloroso para ambos, la pérdida los tuvo mucho tiempo en la tristeza, poco a poco fueron recuperándose apoyándose uno al otro.
—Lo tendré en cuenta, si consigo que Mateo te ayude con las fotos intenta no ser una molestia, o perderé un buen empleado.
Los días fueron pasando hasta que por fin el señor Brown pudo conversar y convencer a Mateo para que instruyera a Diego su hijo.
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—Diego, desde la siguiente semana estarás con Mateo, como te he dicho no lo molestes. No es una persona muy amigable, pero es excelente en lo que hace, trata de aprender lo más que puedas.
—Ya tengo curiosidad, debe ser un anciano, así como te refieres.
—Mateo tiene tu edad, no sé mucho de su vida, no es una persona sociable, por lo general solo Emma trata con él. No es de conversar, así es que no lo abrumes.
—Muy joven para ser un Alfa amargado, ¿seguro que es el mejor?
—Sin duda alguna, verás que es muy bueno, siempre consigue las mejores tomas.
—Lo alabas mucho como para ser solo un colaborador...
—¿De nuevo con eso? En todo caso, eres tú el que debe intentar ya unirte a algún Alfa.
—No, espero a mi destinado.
—Puedes morir buscándolo, ¿sabes que no siempre lo encuentras, ¿no?
—Lo sé, pero no pienso unirme a nadie que no sea mi omega— Responde con determinación. Nada lo hará cambiar de pensar.
—Sólo piénsalo...
—No tengo nada que pensar, ¿qué día me encontraré con ese Alfa?
—El lunes pasa por la oficina temprano, por lo general va en las mañanas.
—¿Debo estar todo el día allí hasta que aparezca? ¿Por qué no le diste una hora específica?
—Acaso crees que aceptó de buena manera, si no estas allí para cuando llegue, él no te esperará.
—¿Se cree muy importante? Creo que me divertiré— Sonreía Diego pensando con malicia.
—Ni se te ocurra Diego, si deja de trabajar para la empresa por tu culpa haré que seas tú el que cubra su trabajo y te aseguro que querrás que vuelva.
—¡No es para tanto!
—Diego, todas las fotos que nos tiene al lugar donde estamos, las tomó Mateo, no juegues con algo que puede afectar a la empresa. Te lo advierto.
—Ok, ok... entonces tendré que ser bueno con tu colaborador— Seguía con la mirada desafiante.
Los días fueron pasando lentamente generando una cierta ansiedad en Diego, la curiosidad por conocer al famoso Mateo del que su padre se expresa como de un ídolo de las fotografías y que también al parecer siente atracción. Tienen la misma edad, según su padre tiene un carácter bastante especial.
¿Qué tan especial podrá ser? No podrá resistirse a mí, al final todos caen, ¿pero que estoy pensando? No pienso unirme con un alfa, ni mucho menos lidiar con que estuviera tras de mí.
El día a llegado Diego es despertado por su padre para llevarlo a la empresa. A regañadientes toma asiento en el comedor mientras son servidos con el desayuno.
—No olvides tu cámara— Dice su padre bebiendo un sorbo del café.
—Claro, si no lo llevo no tendrá sentido ¿no? — Responde untando mantequilla a su tostada para luego llevarse a la boca.
Mientras iban de camino, Diego iba distraído con su celular mientras su padre revisaba su agenda.
Una vez en la oficina, el señor Brown estaba en su escritorio con algunos papeles, Diego caminaba de lado a lado.
—¿Puedes sentarte? Pareces novio en su boda.
—¿Cómo puedes tener trato con alguien que se da el lujo de venir cuando se le dé la gana? ¡ya son más de las 10! ¿¡Acaso cree que nuestro tiempo no es valioso!?
—Así es él, no me quejo. Siempre me da buenos trabajos— Su padre responde sin apartar la vista de los papeles, restándole importancia a la inquietud de su hijo.
Mientras conversaban, Emma toca la puerta.
—Señor Brown, Mateo ya se encuentra en recepción— Interrumpe la joven animada desde el otro lado de la puerta, por alguna razón desconocida Diego sentía que su corazón se le saldría por la boca de los nervios.
—Dile que pase— Responde de buena manera dejando los documentos a un lado, en todo el tiempo no ha dejado de verlos mientras conversaba con Diego, llamando la atención de éste que para recibir al fotógrafo quedó desocupado.
—Permiso— Se oye una voz calmada ingresando encontrándose cara a cara con Diego.
—Omega
—Alfa
Los días pasaron tan rápidos para mi desgracia, odiaba que llegara lunes, debía ir a la revista a entregar las fotos y para mi pesar hacer de niñero de un malcriado de 26 años que intenta ser fotógrafo.Con un suspiro pesado me desperezo fuera de la cama para ir al baño a ducharme y luego prepararme el desayuno.Unos ricos huevos revueltos con rodajas de tomate, con lo que me esperaba en el día debía cargar mi estómago para resistir.Con una sudadera de color negra y capucha, más unos jeans azules, los tenis blanco para estar cómodo, bajo para ir en dirección a A.V.S. al parecer no me libraré de esta revista aún.Llegar al lugar parecía ser los peores minutos de mi vida, hacer conversación con la secretaria ya era bastante fatídico como para iniciar mi labor de niñero de un adulto.—¡Mateo! Que guapo— Me saluda Emma con una sonrisa que debería ser encantadora.—Emma, mi sobre. Aquí tienes las fotos— Digo entregando el sobre sellado con las fotos.—¿Por qué nunca saludas?—¿Cuál es la
¿¡Cual es mi pecado!? Tener que lidiar con este Alfa idiota que sigue declarando que soy su omega, arruinará mi trabajo de investigación.Luego de ir a tomar algunas fotos el muy idiota se pasó coqueteándome en lugar de prestar atención a las técnicas.¡Es mi Alfa acéptalo!Tener a mi Omega reclamándome en todo momento, es todo un fastidio, como hacerlo entender que no estoy dispuesto a convertirme en un ser sumiso, ¡no quiero esa vida!, me siento bien conmigo mismo, logrando todo lo que me propongo. Me gusta lo que hago, por qué tuve que conocer a este idiota que no deja de mirarme como si quisiera devorarme.—Deja esa estúpida sonrisa—Eres hermoso—Te patearé el trasero si lo vuelves a repetir! Ya puedes irte, hemos terminado— Digo para guardar mi cámara en mi bolso y comenzar a caminar.—¿Qué tienes que hacer? — Insiste.—Nada que necesite tu presencia.—Eres especial, cómo todos creen que eres un Alfa, tu aroma es tan dulce.—Soy un Alfa y tu aroma apesta!—Es chocolate igual al
Iniciar mi día con un buen desayuno, aparentaba que sería una buena jornada, afuera estaba soleado, por la ventana podía divisar el cielo totalmente despejado, era perfecto para tomar fotos en el parque para la revista.Digo “era”, si, ya que al abrir la puerta me encuentro con esa sonrisa poderosa, mirada penetrante, con aire de un triunfador.—Mierda—¡Hola! — Y su sonrisa odiosa.—¿Qué haces aquí?—Te he dicho que nos veríamos hoy, ¿no lo recuerdas?—¿Qué haces frente a mi puerta? ¡Alfa pervertido!—No seas grosero y salúdame siquiera— Su sonrisa continuaba intacta a pesar de que haya sido duro con mis palabras.Lo ignoro cerrando mi puerta con llave, rodando mis ojos. Al parecer necesito conversar seriamente con mi Omega, no puede ponerse feliz al ver a este idiota acosándome.Comienzo a caminar en dirección al ascensor con ese voluminoso cuerpo detrás de mí.Le daré la ley del hielo, no tengo intenciones de entablar conversación con esta molestia, espero entienda que no tengo int
—¿Almorzamos? —¿Qué tengo que hacer para deshacerme de ti?—Por hoy, llámame por mi nombre.—Alfa idiota— gruño con molestia.—Mmmm, ese no es mi nombre— Me sonríe como si nos lleváramos bien.—Está bien te llamaré por tu nombre y me dejarás en paz. — Suspiro profundo.—Por hoy— Aclara de nuevo como si no entendiera sus palabras.—Maldita sea, en verdad eres molesto.— Y tú eres hermoso— De nuevo su sonrisa se dibuja en su rostro, aumentando mi molestia.—¡No coquetees conmigo Diego!—¡Wow! Se siente bien oír mi nombre de tu boca.—¡Deja de coquetear!—¡No puedo evitar cotejarte! Y deja de actuar como un Alfa, aún no me has dicho como es que todos creen que eres uno.—Aquí el único que cree que soy Omega eres tú. Deberías ir a ver tu sentido del olfato.—¡Seamos amigos!—No, y ya déjame en paz, cumple con tu palabra.—Está bien, por hoy te dejaré, sé que me extrañarás— Verlo tan seguro de lo que afirmaba me provocaba nauseas.—Maldito Alfa— intento reprimir una sonrisa, ¿cómo puede s
—¡Amor! — Levanto la voz lo suficiente como para que escucharan y una sonrisa la más falsa posible. Me acerco lo suficiente para que mis labios sellaran los suyos. Mierda como pude llegar a esto, ¡maldito Alfa!Con los ojos abiertos mientras mis labios seguían sobre los labios de este Alfa idiota observo como se detiene el hombre vestido de negro, gira para recibir instrucciones y el gran Max hace un ademan con la mano para que volviera al auto, suspiro aliviado, mientras el chico recibe algo en las manos para retirarse de prisa del lugar y también el mercedes desaparece.Todo ocurrió en transcurso de segundos, había olvidado a quien tenía frente a mi hasta que siento como me toma de la cintura con sus manos para acercarme más a su cuerpo con un gruñido, poso mis ojos en él con sorpresa y este los tenía cerrados.—¡Idiota! — Me suelto rápidamente cuando nos quedamos solo, limpiándome con el dorso de mi mano la boca demostrando mi molestia.—Mateo— Dice el muy idiota frotándose los lab
Para decir que nunca he pensado en ser feliz estaría mintiendo. Lo he hecho muchas veces, pero cada vez que lo hacía no podía evitar cuestionar todo desde el inicio, mi existencia.Antes de realizarme la prueba estaba seguro que sería un Alfa, me empeñaba en sobre salir en todo para que cuando encontrara a mi destinado, se sintiera orgulloso de lo que soy. Si, estaba muy molesto, pero también triste con el resultado, no es que renegara ser Omega, pero quería ser alguien más, y solo los Alfa tenían muchas oportunidades en muchas cosas.En la universidad todos creían que era un Alfa, muchos se acercaban a mí con intenciones de congeniar, incluso Alfas se sentían atraídos por mi aroma. Era frustrante, no pretendía ser otra persona, pero en sí ya lo era.Pero no podía permitirme que me conocieran en verdad, sabía que al confesar que era un Omega muchas cosas cambiarían para mí.Aprendí a formar este carácter, este temperamento, para mantenerlos alejados y evitarme el mal rato de los recha
— ¡Basta Alfas idiotas! ¡¿Quiénes creen que son!? no pertenezco a ninguno!!—Grito intentado salir, necesitaba hacerlo ambos Alfa estaba furiosos liberando feromonas de posesividad, padre e hijo estaba dispuesto a pelear por mí, incluso aunque yo no estoy dispuesto a entregarme a ninguno de estos idiotas hormonales.Diego presiona más su agarre sin intención alguna de dejarme ir, de nuevo lanzo un chillido de dolor, al darse cuenta del daño que me provocaba suelta su mano dejando una marca en mi brazo, se aferra a mi cuerpo inhalando mi aroma e impregnándome el suyo como si me reclamara, por alguna razón ese hecho logra que mi Omega dejara de temer, mi cuerpo se aferraba al suyo en busca de protección.—¡Diego dijiste que nunca estarías con un Alfa! — Gruñe su padre.Diego se acerca a mi cuello absorbiendo de nuevo mi aroma.—Mi Omega.Es todo lo que pude percibir antes de desvanecerme, para luego sentir como mi cuerpo es tomado y elevado, mis pies dejaron el suelo para mecerse acorde
—¡Diego! ¿dónde estabas? — Matías con dos botellitas de cerveza se acerca a este. —¿Matías? —¿Mateo? —¡Ay Jesús! — fue la exclamación de Ángel ante toda esta tensión, sentía pena por arrastrarlo a esta situación. —¡Mateo! ¡Qué bueno verte! — Matías me abraza con emoción, ¿cómo es que está aquí y con este Alfa?, Diego da un paso, pero se detiene al lanzarle una mirada de advertencia. —¿Cómo lo conoces? — Pregunta Diego con una voz grave, podía notar que se sentía posesivo. —Somos amigos Diego y tu ¿cómo conoces a Mateo? —Mateo es mi Omega— Dice con mucho énfasis en la palabra "mi Omega”, quisiera darle un buen estate quieto, ¿acaso piensa descubrirme públicamente? Pero le será difícil al parecer es ignorante a nuestra situación. —¿Mateo? ¿Omega? Jajajaja Diego, es un Alfa como nosotros… —¡Dile Mateo! — Me grita Diego frustrado, sabe que no voy a hacerlo. —Permiso— Nos interrumpe el pobre mozo que baja uno de los vasos frente a Ángel y la otra me lo pasa en mi mano directament