Para decir que nunca he pensado en ser feliz estaría mintiendo. Lo he hecho muchas veces, pero cada vez que lo hacía no podía evitar cuestionar todo desde el inicio, mi existencia.Antes de realizarme la prueba estaba seguro que sería un Alfa, me empeñaba en sobre salir en todo para que cuando encontrara a mi destinado, se sintiera orgulloso de lo que soy. Si, estaba muy molesto, pero también triste con el resultado, no es que renegara ser Omega, pero quería ser alguien más, y solo los Alfa tenían muchas oportunidades en muchas cosas.En la universidad todos creían que era un Alfa, muchos se acercaban a mí con intenciones de congeniar, incluso Alfas se sentían atraídos por mi aroma. Era frustrante, no pretendía ser otra persona, pero en sí ya lo era.Pero no podía permitirme que me conocieran en verdad, sabía que al confesar que era un Omega muchas cosas cambiarían para mí.Aprendí a formar este carácter, este temperamento, para mantenerlos alejados y evitarme el mal rato de los recha
— ¡Basta Alfas idiotas! ¡¿Quiénes creen que son!? no pertenezco a ninguno!!—Grito intentado salir, necesitaba hacerlo ambos Alfa estaba furiosos liberando feromonas de posesividad, padre e hijo estaba dispuesto a pelear por mí, incluso aunque yo no estoy dispuesto a entregarme a ninguno de estos idiotas hormonales.Diego presiona más su agarre sin intención alguna de dejarme ir, de nuevo lanzo un chillido de dolor, al darse cuenta del daño que me provocaba suelta su mano dejando una marca en mi brazo, se aferra a mi cuerpo inhalando mi aroma e impregnándome el suyo como si me reclamara, por alguna razón ese hecho logra que mi Omega dejara de temer, mi cuerpo se aferraba al suyo en busca de protección.—¡Diego dijiste que nunca estarías con un Alfa! — Gruñe su padre.Diego se acerca a mi cuello absorbiendo de nuevo mi aroma.—Mi Omega.Es todo lo que pude percibir antes de desvanecerme, para luego sentir como mi cuerpo es tomado y elevado, mis pies dejaron el suelo para mecerse acorde
—¡Diego! ¿dónde estabas? — Matías con dos botellitas de cerveza se acerca a este. —¿Matías? —¿Mateo? —¡Ay Jesús! — fue la exclamación de Ángel ante toda esta tensión, sentía pena por arrastrarlo a esta situación. —¡Mateo! ¡Qué bueno verte! — Matías me abraza con emoción, ¿cómo es que está aquí y con este Alfa?, Diego da un paso, pero se detiene al lanzarle una mirada de advertencia. —¿Cómo lo conoces? — Pregunta Diego con una voz grave, podía notar que se sentía posesivo. —Somos amigos Diego y tu ¿cómo conoces a Mateo? —Mateo es mi Omega— Dice con mucho énfasis en la palabra "mi Omega”, quisiera darle un buen estate quieto, ¿acaso piensa descubrirme públicamente? Pero le será difícil al parecer es ignorante a nuestra situación. —¿Mateo? ¿Omega? Jajajaja Diego, es un Alfa como nosotros… —¡Dile Mateo! — Me grita Diego frustrado, sabe que no voy a hacerlo. —Permiso— Nos interrumpe el pobre mozo que baja uno de los vasos frente a Ángel y la otra me lo pasa en mi mano directament
Saliendo del bar tomo el primer móvil, que se detiene frente a mí. Subo en el asiento trasero del auto dándole la dirección de mi edificio, en todo el camino el silencio reinaba en el vehículo, cierro mis ojos maldiciendo en todo momento, solo quiero una vida normal, o ser Omega o un Alfa, cada día era una lucha del que ya me encontraba cansado. El auto se detiene y observo por la ventanilla con los ojos entre abiertos notando el edificio alto donde vivo, no pregunto cuanto debo le arrojo unos cuantos billetes, como no recibí reclamos creo que habré pagado con lo justo o más, era lo que menos me importaba, solo quería ir a mi cama.Subo al ascensor sosteniéndome de las paredes. Sí, así de patéticamente ebrio me encontraba.Al llegar a mi piso intento introducir mi llave en la ranura, pero creo que lo han cambiado de lugar, siento un gruñido tras mío que toma mis llaves abriendo la puerta de inmediato.¡Maldita sea! No me queda de otra que maldecir, ¡¿acaso no piensa dejarme nunca?!En
Si esto es resaca nunca más quiero beber en mi vida. Siento mi cabeza estallar, ni siquiera deseo abrir mis ojos, lo único que sé es que hoy es sábado y no estoy dispuesto a levantarme de la cama en todo el día.Siento como si mi cuerpo fue pisoteado por un tanque enorme una y otra vez para luego quedarse estacionado sobre mi como si fuera poco lo aplanado que me siento, un gran peso, pero algo cálido, raro en verdad.Un momento... ¡este tanque está respirando en mi cuello! Cómo si de una pesadilla se tratase abro mis ojos de par en par, con mi mirada al techo de mi departamento, me aterraba la sola idea de descubrir que tenía sobre mí, mi corazón late con fuerza.Esto es imposible, la mitad de mi cuerpo cubierto por el de otra persona con un brazo rodeándome de la cintura, como si vaya a escaparme de mi propia cama, su cabeza en mi cuello y su respiración relajada, no puedo negar que, aunque pesaba su cuerpo era cálido, pero no es momento de ser débil.—¡Maldito Alfa! — grito en gran
Nos hemos quedado de nuevo dormidos, pero esta vez mi rostro estaba pegado a su cuello inhalando y exhalando su aroma, mi brazo cruzaba su torso en un abrazo.Abro mis ojos notando que seguía dormido, ni siquiera sé cómo actuar, ¿qué es lo que debo hacer?No me he puesto a pensar en que nunca había tenido esta cercanía con alguien. Todo lo que he hecho en toda mi vida es rechazar y evadir afectos.¿Qué debo decir, como debo actuar? ¿vivirá conmigo?? ¡No, claro que no! ¿O sí? ¡que mierda!Siento como se mueve en señal de que pronto despertará, entro en pánico y lo único que se me ocurre es cerrar de nuevo mis ojos simulando que sigo durmiendo, ¡que infantil!No necesito verlo para saber que está sonriendo, ¿de qué te ríes estúpido Alfa? Que ni crea que porque lo acepté seré cariñoso.Da un beso a mi frente haciendo que mi corazón latiera con fuerza, ¡siento nauseas de los nervios! ¿Debo abrir mis ojos? No, me mantendré dormido toda mi vida si es posible, para no ver esos ojos.—¿Mateo?
Sabía que tendría muchas dudas. Tendrá muchas preguntas que querrá hacerme, no sé si después de que se los responda todas, seguiría a mi lado.Un Alfa como él en algún momento querrá a un Omega sumiso y complaciente a su lado.¿Podrá aceptar lo que soy? Ahora solo disfruto verlo dormir, mi sábado no fue muy lejos de mis planes de mantenerme dentro de mi departamento.Sé que tendrá que irse ¿cómo podré dejarlo ir ahora? ¿Qué debo hacer? Me siento posesivo.Me aparto de su cuerpo para ir a la cocina a prepararme una taza de té.Con mi taza caliente voy al sofá de la sala para disfrutar de él, para seguir pensando.Mi vida no ha sido fácil, extraño a mi madre, ella podría aconsejarme, aunque terminaría haciendo lo que quisiera. Pero no la tengo aquí, creía que mi vida era buena, pero ahora teniendo a Diego me doy cuenta que sin él no tengo nada.Si me acostumbro a tenerlo, cuando por alguna razón decidiera alejarse, me será difícil reponerme. Ser destinados no es un seguro para que acept
Verlo comer tan animado, es algo que nunca había estado en mis planes, pero ahora creo que podría convertirse en uno de mis placeres.Aunque no haya dicho nada, con su mirada sé que esta abarrotado de preguntas, que cuando termine, no dudará en hacerlas.Me tomo mi tiempo para dejar en orden la cocina, mientras me observaba desde el sofá de la sala, su mirada penetrante solo podía hacerme sentir que esto capaz termine en pelea.Sentándome a su lado, aún se mantiene en silencio, ya está alterándome, terminaré aplicándole una llave y sacarlo fuera si permanece de esta forma.—¿Cómo conoces a Matías? —Y ya empezamos, no puedo decirle que soy investigador secreto para la policía y que Matías me ayudo para lograrlo, o aun no es el tiempo.— Somos amigos.— Pregunté ¿cómo lo conoces? — Me gruñe.—Diego no me hables en ese tono! Es mi amigo punto, ¡no tengo la obligación de contarte mi historia con cada uno de mis amigos! — Respondo con rabia.—¿Por qué ese Omega dice que eres suyo? ¡Tú eres