Pov LeinaCómo demonios hago para prepararme y luchar contra el impulsivo de Thorin, que no deja de meter su hocico debajo de mi vestido.—Luna, ya todo está listo para partir—me grita Bell desde la puerta, mientras yo ya estoy acorralada contra el tocador.—Sí… dame… dame un momento, ya voy.Intento apartarme del enorme Lycan, que parece no querer rendirse y no lo hará hasta que tenga lo que quiere.Me levanta el vestido de repente, abriéndome las piernas como si nada.Solo pude echar la cabeza hacia atrás, dejando escapar un gemido de placer al sentir su lengua en mi feminidad.Sé perfectamente lo que hace este macho posesivo; no dejará que me vaya sin marcarme para dejar su "sutil" advertencia para cierto Alfa que ya no me importa.«Bastian, eres un… hmms… ¿no te bastó… con todo lo que me hiciste anoche?»«Hablamos de mí, mi Reina. Ahora abre más las piernas para saborearte mejor.»Estoy perdida con estos dos, aunque no puedo quejarme de esta deliciosa atención.Después de esa "ses
Pov LeinaEscuché cadenas ser arrastradas, desvíe mi mirada del rostro perverso de Reiner hacia la oscuridad.Hombres con trajes del palacio aparecieron de repente, jalando las cadenas que más atrás ataban a toda mi familia.Inhalé profundo, queriendo correr hacia ellos, pero un cuchillo que comenzó a quemar mi piel me detuvo.El brazo de Reiner se enrolló en mi cintura, pegándome a su espalda. Su lengua asquerosa salió para lamer mi cuello sin tocar la marca de Bastian.—Es una lástima, Leina, debiste aceptar ser mía de nuevo. La Diosa misma te entregó a mí y tú, simplemente por tu orgullo, me rechazaste.—Tú fuiste quien me rechazó. De todos modos, ese vínculo se iba a romper; jamás fui tuya.Siseé de dolor cuando el filo del cuchillo abrió mi piel. Sentí mi sangre caer en un hilo por mi cuello, resbalando hasta mi escote.Solo espero que Bastian sienta eso, que sepa que estoy en peligro.—Estás acabado, Reiner—solté con rabia porque sabía que Bastian ya debe estar viniendo aquí.So
Pov Leina Hace más de dos horas que había dejado atrás aquellas tierras marchitas. En ellas dejé parte de mi alma, una que no estaba segura de si regresaría. Mantuve siempre mi mirada baja, sin ver a nadie. Los guerreros de Bastian iban al frente, asegurándose de que todo estuviera bien, sin darse cuenta de que ahora yo misma soy su enemiga. Apretaba con fuerza las correas del caballo, mirando fijamente mi muñeca, donde hay un sutil trazo apenas perceptible, pero estaba allí, quemando mi piel y mi corazón. Las lágrimas amenazan con caer; yo deseo derrumbarme por completo. —Luna, dígame qué pasó allá adentro, no parece la misma desde que salió. —Nada, Bell… estoy… estoy bien— respiré hondo para darle la mejor mirada que pude. —Solo me afectó ver a mi familia en ese estado, pero vendré a verlos después para ver cómo siguen. Todo el viaje después de eso fue silencioso. Yo lloraba, gritaba y sangraba por dentro. ¿Cómo podré ver a Bastian a los ojos después de esto? Quería irme lej
Pov Leina Había pasado una semana; los días pasaban tan lentos que juraría que era una forma de castigo. Por las noches, apenas podía dormir y veía a Bastian preocupado. Muchas veces me preguntó qué me pasaba y solo podía aferrarme a él y llorar amargamente hasta quedarme dormida. Estiro mi mano para acariciar la cicatriz que esconde su tatuaje. Sus ojos aún permanecen cerrados; me alegra saber que está descansando tranquilo, pese a todo el estrés de los últimos días. Tres semanas y el reloj sigue corriendo. Con cada segundo que pasa, muchos respiran libertad, mientras que para mí es una condena silenciosa. Subo mi mano para acariciar su rostro, dibujando en mi mente a la perfección todo de él. Creo que tal vez es una forma de despedida que nunca podré darle. —Te amo, Bastian, con toda mi alma; nunca lo olvides, aunque todo parezca ir en nuestra contra. Me levanto para dejar un beso en sus labios y me reí un poco cuando me atrapó con ellos y me jaló con sus fuertes brazos a su
Pov Bastian Me tomé un momento antes de entrar a la reunión; necesitaba aclarar mi mente, que está dividida en demasiados lugares. La caída de Guillermo está a solo tres semanas, pero nada de eso importa ahora, como mi compañera. —Bastian, los informes que me pediste de la visita de nuestra Luna a la manada de su familia. Tomé el informe y lo abrí. Solo ella entró a la mansión de su tío junto con Reiner; Bell se quedó afuera. ¿Por qué Reiner entró con ella? Aquí describen que Bell parecía nerviosa por algo. Seguí leyendo y ahora solo hablan de su salida. Leina salió de la mansión con Reiner de la misma forma en que entró y rápido abandonó las tierras. Ella parecía perdida en todo el camino de regreso; intentó retrazarlo por razones desconocidas. No hay más. Esto es todo. —Dile a Neil que tiene una nueva misión: infiltrarse en la manada Copo de Nieve y averiguar todo sobre su familia y la visita de Leina. Algo aquí no está bien; Thorin también siente que algo está marchando
Pov Leina Todos dimos un paso atrás en la sala, viendo volar el escritorio que se estrelló contra la ventana, esparciendo vidrios por todos lados. Deiros y Mara mantuvieron la cabeza agachada, mientras que el informante cayó de rodillas frente al hombre que estaba a nada de transformarse. —Lo siento mucho, señor… —Pues a mí no me sirven las disculpas; eso no va a regresarme a más de doscientos hombres muertos y los suministros destruidos. El pobre mensajero se hizo más pequeño ante el rugido de Bastian. —Nadie sabía de esa ruta más que nosotros, entonces debo suponer que hay un traidor aquí, y cuando lo encuentre, deseará nunca haberme traicionado. —¿Qué hacemos, Bastian? Si hay un traidor, hay que conseguirlo ya; esto pone en riesgo todos nuestros planes. Más de doscientos hombres muertos, los suministros que deberían llegar al ejército, todas las intercepciones de armas y las rutas bloqueadas. Todo se debe a mí. Me sostuve de la pared, cerrando los ojos para calmar aquel m
Pov Leina El cielo hoy está gris; la brisa ni siquiera soplaba, aunque hacía frío. Todo el ambiente se siente pesado y desolador. Una tormenta se avecina, una que podría ser devastadora. La pregunta es: ¿para quién? Veo la ancha espalda de Bastian; se mantiene firme, esperando al mensajero por las noticias del ejército. Se supone que esta madrugada deberían haber llegado al campamento enemigo. Restriego mis manos de ansiedad; solo espero que no haya pasado nada grave. Estoy segura de que dieron aviso y no encontraron nada; deberían estar regresando a esta hora. Bell viene corriendo para entregarme un abrigo que no dudo en tomar, apretándolo con fuerza. Escuchamos por fin el galope, el jinete apurando al caballo, y ahí está nuestro mensajero. Podía escuchar los latidos de mi corazón en mis oídos; sentía que se me iba a salir del pecho. Comencé a temblar de forma involuntaria, y esta vez fue de miedo. Podía sentir a Bastian tenso; todos lo estábamos, conteniendo el aliento ante
Pov Leina Bell se retiró dejándome sola; podía escuchar el alboroto afuera, hombres corriendo de un lado a otro. Los Alfas gritaban órdenes mientras el tiempo pasaba. Toqué cada mueble, cada objeto, y solo me detuve en su armario para abrirlo. Pasé mis dedos por su ropa y tomé una para olerla y tratar de grabar su aroma. Algo en mi interior me decía que no iba a regresar, que no podría disfrutar de su olor por mucho, mucho tiempo. Me abracé a ella con fuerza, grabando lo mejor que podía su aroma. —Lo siento, Bastian, no tuve opción. No me dejaron opción. Todo esto es mi culpa y solo mi culpa. Perdóname por haberte hecho daño; intenté decirte muchas veces lo que pasaba, sin embargo, esto no me dejó. Dejé un beso largo en aquella prenda, que se fue empapando poco a poco con mis lágrimas. —Solo espero que no me odies tanto y puedas encontrar la verdad. Te ayudaré desde allá, lo prometo. Volví a doblar la camisa y la dejé tal cual como estaba. Salí de allí para hacerlo menos difí