Pov NarradorReiner se encontraba ansioso; desesperado, podría decirse. Su talón golpeaba constantemente el suelo para tratar de calmarse.Había hecho todo lo que podía para llegar a Leina, pero era casi imposible cuando estaba bajo el dominio de un Rey salvaje.La pequeña caja aún rodaba entre sus dedos. Quería regalársela aquel día antes de irse, y todo para qué: para descubrir que llevaba el olor de otro Alfa en ella.Tiró la caja con fuerza hacia la pared, volviéndola añicos, y las perlas del collar saltaron por toda la habitación.La joven mujer que se encontraba a un lado saltó del susto; llevó la mano a su vientre instintivamente para proteger a su cachorro.Sus ojos se llenaron de lágrimas al darse cuenta de que Reiner no era ese chico dulce que la enamoró; solo era una fachada para tenerla en sus manos.—Reiner, cálmate, es su compañero; tú mismo dijiste…—¡Cállate, perra! ¡Nadie pidió tu opinión! El único motivo por el que sigues con vida es porque llevas a mi hijo. Jamás se
Pov LeinaMe sacudí las manos y miré la habitación que ahora sí había quedado más decente.Quité por completo el polvo, saqué las hojas secas y quité las sábanas blancas de los muebles.Solo faltaba el candelabro lleno de telarañas sobre mi cabeza, pero eso es trabajo de otra persona.Unos brazos fuertes y tatuados me abrazaron por detrás, dejando pequeños besos desde mi cabeza hasta mi cuello.—Se ve perfecto.—Gracias, amor, es lo mejor que puedo hacer.Bajamos hasta el comedor que limpiamos entre los dos. Decidimos pasar algunos días aquí solos, alejándonos del mundo y sus problemas.La mesa es inmensa, demasiado, diría yo. Al final, están nuestros platos con un desayuno preparado exclusivamente por Bastian.«Yo también ayudé, nena, no solo él».«Gracias por eso, Thorin, te ganaste un besito de recompensa de Ava».Sonreí al verlo enrollarse con Ava, que ya está mucho más relajada con su grandote.Y pensar que hace unos días lo creía un monstruo despiadado. Diosa, creo que aquí la m
Pov LeinaCómo demonios hago para prepararme y luchar contra el impulsivo de Thorin, que no deja de meter su hocico debajo de mi vestido.—Luna, ya todo está listo para partir—me grita Bell desde la puerta, mientras yo ya estoy acorralada contra el tocador.—Sí… dame… dame un momento, ya voy.Intento apartarme del enorme Lycan, que parece no querer rendirse y no lo hará hasta que tenga lo que quiere.Me levanta el vestido de repente, abriéndome las piernas como si nada.Solo pude echar la cabeza hacia atrás, dejando escapar un gemido de placer al sentir su lengua en mi feminidad.Sé perfectamente lo que hace este macho posesivo; no dejará que me vaya sin marcarme para dejar su "sutil" advertencia para cierto Alfa que ya no me importa.«Bastian, eres un… hmms… ¿no te bastó… con todo lo que me hiciste anoche?»«Hablamos de mí, mi Reina. Ahora abre más las piernas para saborearte mejor.»Estoy perdida con estos dos, aunque no puedo quejarme de esta deliciosa atención.Después de esa "ses
Pov LeinaEscuché cadenas ser arrastradas, desvíe mi mirada del rostro perverso de Reiner hacia la oscuridad.Hombres con trajes del palacio aparecieron de repente, jalando las cadenas que más atrás ataban a toda mi familia.Inhalé profundo, queriendo correr hacia ellos, pero un cuchillo que comenzó a quemar mi piel me detuvo.El brazo de Reiner se enrolló en mi cintura, pegándome a su espalda. Su lengua asquerosa salió para lamer mi cuello sin tocar la marca de Bastian.—Es una lástima, Leina, debiste aceptar ser mía de nuevo. La Diosa misma te entregó a mí y tú, simplemente por tu orgullo, me rechazaste.—Tú fuiste quien me rechazó. De todos modos, ese vínculo se iba a romper; jamás fui tuya.Siseé de dolor cuando el filo del cuchillo abrió mi piel. Sentí mi sangre caer en un hilo por mi cuello, resbalando hasta mi escote.Solo espero que Bastian sienta eso, que sepa que estoy en peligro.—Estás acabado, Reiner—solté con rabia porque sabía que Bastian ya debe estar viniendo aquí.So
Pov Leina Hace más de dos horas que había dejado atrás aquellas tierras marchitas. En ellas dejé parte de mi alma, una que no estaba segura de si regresaría. Mantuve siempre mi mirada baja, sin ver a nadie. Los guerreros de Bastian iban al frente, asegurándose de que todo estuviera bien, sin darse cuenta de que ahora yo misma soy su enemiga. Apretaba con fuerza las correas del caballo, mirando fijamente mi muñeca, donde hay un sutil trazo apenas perceptible, pero estaba allí, quemando mi piel y mi corazón. Las lágrimas amenazan con caer; yo deseo derrumbarme por completo. —Luna, dígame qué pasó allá adentro, no parece la misma desde que salió. —Nada, Bell… estoy… estoy bien— respiré hondo para darle la mejor mirada que pude. —Solo me afectó ver a mi familia en ese estado, pero vendré a verlos después para ver cómo siguen. Todo el viaje después de eso fue silencioso. Yo lloraba, gritaba y sangraba por dentro. ¿Cómo podré ver a Bastian a los ojos después de esto? Quería irme lej
Pov Leina Había pasado una semana; los días pasaban tan lentos que juraría que era una forma de castigo. Por las noches, apenas podía dormir y veía a Bastian preocupado. Muchas veces me preguntó qué me pasaba y solo podía aferrarme a él y llorar amargamente hasta quedarme dormida. Estiro mi mano para acariciar la cicatriz que esconde su tatuaje. Sus ojos aún permanecen cerrados; me alegra saber que está descansando tranquilo, pese a todo el estrés de los últimos días. Tres semanas y el reloj sigue corriendo. Con cada segundo que pasa, muchos respiran libertad, mientras que para mí es una condena silenciosa. Subo mi mano para acariciar su rostro, dibujando en mi mente a la perfección todo de él. Creo que tal vez es una forma de despedida que nunca podré darle. —Te amo, Bastian, con toda mi alma; nunca lo olvides, aunque todo parezca ir en nuestra contra. Me levanto para dejar un beso en sus labios y me reí un poco cuando me atrapó con ellos y me jaló con sus fuertes brazos a su
Pov Bastian Me tomé un momento antes de entrar a la reunión; necesitaba aclarar mi mente, que está dividida en demasiados lugares. La caída de Guillermo está a solo tres semanas, pero nada de eso importa ahora, como mi compañera. —Bastian, los informes que me pediste de la visita de nuestra Luna a la manada de su familia. Tomé el informe y lo abrí. Solo ella entró a la mansión de su tío junto con Reiner; Bell se quedó afuera. ¿Por qué Reiner entró con ella? Aquí describen que Bell parecía nerviosa por algo. Seguí leyendo y ahora solo hablan de su salida. Leina salió de la mansión con Reiner de la misma forma en que entró y rápido abandonó las tierras. Ella parecía perdida en todo el camino de regreso; intentó retrazarlo por razones desconocidas. No hay más. Esto es todo. —Dile a Neil que tiene una nueva misión: infiltrarse en la manada Copo de Nieve y averiguar todo sobre su familia y la visita de Leina. Algo aquí no está bien; Thorin también siente que algo está marchando
Pov Leina Todos dimos un paso atrás en la sala, viendo volar el escritorio que se estrelló contra la ventana, esparciendo vidrios por todos lados. Deiros y Mara mantuvieron la cabeza agachada, mientras que el informante cayó de rodillas frente al hombre que estaba a nada de transformarse. —Lo siento mucho, señor… —Pues a mí no me sirven las disculpas; eso no va a regresarme a más de doscientos hombres muertos y los suministros destruidos. El pobre mensajero se hizo más pequeño ante el rugido de Bastian. —Nadie sabía de esa ruta más que nosotros, entonces debo suponer que hay un traidor aquí, y cuando lo encuentre, deseará nunca haberme traicionado. —¿Qué hacemos, Bastian? Si hay un traidor, hay que conseguirlo ya; esto pone en riesgo todos nuestros planes. Más de doscientos hombres muertos, los suministros que deberían llegar al ejército, todas las intercepciones de armas y las rutas bloqueadas. Todo se debe a mí. Me sostuve de la pared, cerrando los ojos para calmar aquel m