Pov Leina Sara solo se quedó sentada en el mueble duro de madera, mientras que mi tío tenía una taza de té que, de vez en cuando, subía a su boca. Yo daba vueltas sin saber qué responder. Ava no me quiere dar más detalles de nada y eso me está llenando de ansiedad. —Leina, no la fuerces si no quiere hablar. —Tiene que hablar. Cómo es posible que se esconda eso sin decirme nada cuando ella sabe perfectamente que… ¡ay no, no, no, no lo quiero! La risita de Sara me hace desesperar más; siento que me dice que estoy perdida. ¡Ahhhh! Me agarro del cabello queriendo jalarlo hasta quedarme calva. ¿Porque un compañero en la peor situación? ¿Quién demonios es? —Mira el lado positivo, Leina: tienes un compañero que podrá protegerte. Le lancé una mirada mordaz por lo que acababa de decir. —Dime algo, tío: si Reiner no me hubiese rechazado, ¿crees que hubiese sido capaz de protegerme? Al ver su cara de pensativo mientras fruncía el ceño más y más, supe que lo había hecho entrar en razón
Pov Leina Nos tambaleamos a nada de caer. Yo apretaba con fuerza las correas, mirando de reojo el movimiento de la jaula. Un movimiento brusco, seguido por el ruido del metal golpeando, me hizo saber que la rueda había tocado tierra de nuevo. Creí que estábamos a salvo hasta que… El sonido de la madera quebrándose, los gritos aterrados, una piedra en el camino, y eso fue todo para que la rueda se partiera por completo, mandándome a volar fuera de la carreta y la jaula cayendo pesada, levantando una nube de tierra. El fuerte impacto me hizo perder el aliento y el conocimiento por solo unos segundos. Un sonido extraño salió de mi boca cuando intenté moverme. Vi la jaula a lo lejos; podía ver que los que estaban adentro aún se movían. Hice todo lo posible para levantarme, tambaleándome hacia ellos para al menos sacarlos. Me apoyé en las rodillas para tomar algo de aire en lo que terminaba de pasar mi aturdimiento. —Oye, perra— levanté la cabeza y apenas tuve tiempo de esquivar e
Pov Leina El hombre que nos trajo nos dejó solas a mitad de todos. Los lobos rogues fueron retenidos y llevados de regreso a sus jaulas y, bueno… los hombres y mujeres traficantes de esclavos… ninguno tuvo suerte. «No sé cuál es la necesidad de tener arenas, son horribles, un juego cruel». «Y nosotras el espectáculo, Ava, por favor concéntrate lo mejor que puedas». El hombre subió a decirle algo a los que estaban en lo alto; un techo los cubría a ambos, mientras que los demás tenían la cabeza al sol. Excelente rey, bárbaro y salvaje tenía que ser. Cuando lo vi asentir al hombre, ya supe que había dictado nuestra sentencia. Miré a las mujeres a mi lado; su pálido rostro y su temblor me daban hasta lástima. ¿Debería ayudarlas? —Oigan—, las llamé y ni siquiera voltearon a verme. —Si quieren salir… —Cállate, nada de esto estaría pasando si no fuera por tu culpa. Tenías que haberte apartado del camino y dejarnos hacer nuestro trabajo. Si no fuera por la situación, estaría con la
Pov Leina —Oiga, mi señor, yo quiero a la hembra, ¿me la puedo quedar? Me giré en dirección a la voz para ver a uno de esos Alfas mirarme como si fuera un pedazo de carne. —Es bastante guerrera; me pregunto si será así en la cama. Todos comenzaron a reírse de su mal chisme mientras yo ayudaba a esta niña a levantarse. —Parece que viene en combo, pero yo nada más quiero a la de traje negro. Ya me la imagino cabalgándome como toda una fiera. Te voy a hacer cabalgar, pero sobre tu propia espada, cabr0n. Todas las risas y el ruido se callaron de repente, lo que me hizo mirar en su dirección para ver a la mujer de pie. —Es una traficante y a ustedes parece que se les olvidó. —No, mi señora, no se nos olvida, pero mírela, es una buena guerrera. Ahora todos los ojos estaban sobre mí, incluidos los de ella y el miserable de mi compañero. Me dan ganas de clavarle la espada a él. «Primero hay que mutilarle el coso por prostituto». —Alfa Neil, traiga a su bestia y que acabe con esto
Pov Leina Hice una mueca de dolor al tener de nuevo esas benditas esposas quemando mi piel. La chica a mi lado no dejaba de llorar y me daban ganas de cachetearla, así como mi tío lo hizo. —Oye, de verdad tienes que dejar de llorar. Entiendo que estás asustada, que no sabes qué pasará ahora, pero tus lágrimas no resolverán tus problemas. —Analiza todo: tu entorno, traza un mapa y ahí comenzarás a crear planes de cómo escapar. Y si no puedes escapar, entonces crea un plan donde logres sobrevivir. Ella alzó sus ojos llorosos y luego se los limpió con las manos que, al igual que las mías, están encadenadas. —Mi señor… Todos volteamos para ver entrar al bestia con la mujer tomada de su brazo. —Muy buena captura hoy, señores. Aún quedan muchos de esos allá afuera. Gracias al Alfa supremo, ahora tenemos más trabajo, pero por hoy celebremos. Ava gruñía de molestia al escuchar la melodiosa voz de la rubia. Ya no sé si es porque no le gusta o porque está tomada del brazo que se supone
Pov Leina Tomé una gran bocanada de aire para hacer esto. Caminé dando pequeños pasos para que la raja del vestido no se abriera y dejara ver más de lo que no quiero. Bell me sigue más atrás, tratando de taparse con mi presencia, con sus manos fuertemente agarradas a su corto vestido. Yo, en cambio, muestro una postura más segura, a pesar de que por dentro me tiemble todo. Mi cabeza altiva demuestra que yo no les tengo miedo. Mi mirada asesina está fija en ese hombre que solo pasa su mirada por mi cuerpo y luego la desvía como si fuera nada. Me las vas a pagar, solo espera. Me paré al lado de mi nuevo "amo", esperando a que me diera la orden de sentarme. —Oye, Neil, no seas así y dinos cómo fue la noche con la belleza a tu lado. —Sí, dinos. Bajé la cabeza para tratar de ocultar mi risa. Ya quiero que hable de "nuestra maravillosa noche" para que llegue a sus oídos. —Comenzando con que no la pienso compartir, no aún; aún no saboreo todo su cuerpo como es. Posa su mano en mi
Pov Bastian Llegué a mi habitación más que frustrado; esa reunión fue demasiado incómoda después de la llegada de esa mujer con su ropa descarada. El olor de ese Alfa me tenía con ganas de arrancarle la cabeza y ni sé por qué. «También querías arrancárselas a tu beta y gamma por la misma razón». «Esa mujer… esconde algo, no sé qué es, pero pronto lo sabré y solo espero que sea lo suficientemente grave para deshacerme de ella, tal cual como quise desde que pisó la arena». En eso, la puerta se abre y entra Gena; por su cara ya sé que no son buenas noticias. —Bastian, primero lo primero: tu compañera, no hay rastro; nadie la ha visto y, al menos, diré que esto es un punto bueno. No ha ido a ver a su familia, así que… debe ser por miedo a que lleguen allá. —¿Y lo otro? —Algo no está bien; hay movimiento en la manada de Guillermo. Una parte de su ejército se está movilizando, pero aún no sabemos a dónde. Cambian de dirección de forma extraña. Me quedé analizando todas sus opciones
Pov Leina Luego del entrenamiento, se hizo una cena especial para festejar el aniversario de la toma del puesto de la líder Gena. A mí me daba igual estar, pero ya tenía planes ocultos. Apreté con fuerza el polvito que logré conseguir de las doncellas de Neil mientras me dirigía hacia la cocina, tratando de no llamar la atención. Mi excusa para salir fue ir al baño, pero ahora me encuentro espiando las bandejas que se van a servir. Cuando colocan la bandeja y la copa del bestia, espero a que la doncella salga para correr rápido hacia allí. Abrí la bolsita para rociar con cuidado el polvito no solo en la comida, sino también en la copa de vino. Bueno, ¿qué más da echarlo todo? Vacíe todo el contenido que no deja nada de olor. Me iba a ir cuando algo en la mesa de atrás llamó mi atención: una botella de picante. Muerta de la risa para mis adentros, la tomé y vertí un montón sobre la comida. Salí regresando en silencio y, luego de unos minutos, trajeron las bandejas. Estuve at