Pov Bastian Me meto en la bañera de agua fría; mi erección sigue sin querer irse desde la mañana y estoy a punto de pajearme como un adolescente hormonal.«Apúrate, nuestra hembra nos necesita».«Ella es la que me tiene así, Thorin; va a tener el gusto de venir a buscarme si lo desea».«No puedes culparla, está en su celo, su primer celo por nosotros». Thorin infla el pecho de orgullo; siempre fantaseo con esto, aunque no esperábamos que fuera de esta forma.Con ella puedo usar todo el autocontrol que tengo, pero lo que hizo en la mañana es imperdonable.«No la quieras defender, Thorin; ella se restregó de forma descarada para provocarme solo para hacerme sufrir».Miró al soldado, bien firme, aún con el agua fría clavándose en él como cuchillas diminutas.«No habían pasado ni cinco minutos y ya te andabas abriendo como regadera. ¿Eres eyaculador precoz, Bastian?»«Maldito lobo, cierra la puta boca».«No te preocupes, si tú no puedes satisfacer a nuestra mujer, yo lo haré».Solo apret
Pov Bastian Nos quedamos acostados mirando los últimos rayos de sol. El cielo naranja comenzaba a dar paso al anochecer y las luciérnagas salían para alumbrar nuestro alrededor. El suave sonido del agua y esta vista me hacen recordar mi hogar, ese que dejé lejos por una venganza. Suspiro y bajo la mirada para verla a ella. Su llegada ha cambiado por completo mis planes; nada que no pueda manejar, solo debo mantenerla a mi lado para que esté a salvo. «Ava, ¿me puedes decir cómo es ella?» «Ella es… difícil, testaruda y obstinada cuando quiere; su familia es primero. Siempre que podíamos, íbamos a ver a nuestro padre». Ella se levanta y camina hasta el agua calmada del riachuelo, observa los peces que descansan en la orilla. Sus pensamientos la llevan a otra parte y me gustaría saber qué pasó para que terminara con su tío. «¿Te gustaría hablar de eso?» «Nos expulsaron de la manada el día en que llegué; el Alfa pensó que Leina no había sido bendecida con un lobo, pero yo ya estab
Pov LeinaMe levanté tratando de limpiarme toda la tierra que se había pegado. No era nada cómodo tener la tierra metida hasta donde no brilla el sol.Mis manos raspadas ya comenzaban a sanar y la hinchazón de la cara bajaba.Miré a mi alrededor para tratar de buscar con qué cubrir mi desnudez, pero, como es obvio, no hay nada.Estamos a mitad de un jodid0 bosque, ¿acaso pretendo que me caiga un bonito y lujoso vestido de las ramas?«¿Cómo es que estamos aquí, Ava? ¿Cuánto tiempo pasó? ¿Dónde estuviste todo este tiempo?»Le solté un montón de preguntas mientras caminaba, buscando en la tierra quién sabe qué.«Un par de días, más específico, más de tres semanas.»Eso es mucho tiempo. El olor a agua me hizo olvidar las demás preguntas y corrí hasta allí para lavarme un poco y pensar qué hacer.«¿Cómo sabes que mi tío y Sara están vivos? ¿Dónde están? ¿Están bien?»«Eres insoportable, tantas preguntas ya me tienen de los nervios, Leina. Te pierdes como una cobarde dejándome sola, llevánd
Pov Narrador Los cascos de los caballos se hunden en el lodo; el traqueteo del carruaje resuena en aquella lujubre manada. El cielo gris deja caer pequeñas gotas de lluvia, y la neblina cubre el bosque con suavidad. El graznido de cuervos hace eco en el lugar, llegando a los oídos del hombre dentro del carruaje. Aparta la cortina roja con bordados dorados para ver hacia afuera. Destrucción y cuerpos en descomposición es lo que logra apreciar. Parece que el bastardo del Rey de los bárbaros hizo de las suyas, pero ¿con qué propósito? El hombre, en silencio, volvió a cerrar la cortina, mirando fijamente al otro hombre frente a él que lo acompañaba. —Recuerda cuál es tu trabajo aquí. El otro hombre solo respondió con silencio, su mirada fija en el carruaje oscuro, donde lo único de color eran los asientos rojos de terciopelo y las cortinas pesadas. El carruaje se detuvo y un cochero vino a abrir la puerta para su señor. —Alfa supremo, venga por aquí, por favor. El hombre bajó
Pov Leina Me desperté al sentir un suave empujón. La noche ya había llegado y me levanté de un salto al saber lo que eso significaba. —Al menos tiene ánimos para ir a ver a su padre. —Benjamin, solo necesitaba reponerse un poco. —¿Ya terminaste de decir estupideces, Leina, o te doy otra cachetada para que reacciones? Instintivamente, llevé mi mano a mi mejilla e hice un puchero. La risa de Sara y los refunfuños de mi tío realmente me hicieron sentir de nuevo en casa. Cuando llegamos a la gran fogata, vi a varios miembros de mi ex manada. —Leina, hija— me giré al oír la voz de mi padre y apenas lo vi saliendo corriendo hacia él con una enorme sonrisa. —Pero mírate nada más, Leina, han pasado solo unas pocas semanas desde que te vi y estás más hermosa. —Gracias —dije con una pequeña risita. Nos sentamos a hablar de cosas y agradezco que él no tocara el tema de la loba lunar. Ava ha estado en silencio, pero pude sentir su alegría por ver a nuestro padre. —¿Leina? Todos se de
Pov Leina Sara solo se quedó sentada en el mueble duro de madera, mientras que mi tío tenía una taza de té que, de vez en cuando, subía a su boca. Yo daba vueltas sin saber qué responder. Ava no me quiere dar más detalles de nada y eso me está llenando de ansiedad. —Leina, no la fuerces si no quiere hablar. —Tiene que hablar. Cómo es posible que se esconda eso sin decirme nada cuando ella sabe perfectamente que… ¡ay no, no, no, no lo quiero! La risita de Sara me hace desesperar más; siento que me dice que estoy perdida. ¡Ahhhh! Me agarro del cabello queriendo jalarlo hasta quedarme calva. ¿Porque un compañero en la peor situación? ¿Quién demonios es? —Mira el lado positivo, Leina: tienes un compañero que podrá protegerte. Le lancé una mirada mordaz por lo que acababa de decir. —Dime algo, tío: si Reiner no me hubiese rechazado, ¿crees que hubiese sido capaz de protegerme? Al ver su cara de pensativo mientras fruncía el ceño más y más, supe que lo había hecho entrar en razón
Pov Leina Nos tambaleamos a nada de caer. Yo apretaba con fuerza las correas, mirando de reojo el movimiento de la jaula. Un movimiento brusco, seguido por el ruido del metal golpeando, me hizo saber que la rueda había tocado tierra de nuevo. Creí que estábamos a salvo hasta que… El sonido de la madera quebrándose, los gritos aterrados, una piedra en el camino, y eso fue todo para que la rueda se partiera por completo, mandándome a volar fuera de la carreta y la jaula cayendo pesada, levantando una nube de tierra. El fuerte impacto me hizo perder el aliento y el conocimiento por solo unos segundos. Un sonido extraño salió de mi boca cuando intenté moverme. Vi la jaula a lo lejos; podía ver que los que estaban adentro aún se movían. Hice todo lo posible para levantarme, tambaleándome hacia ellos para al menos sacarlos. Me apoyé en las rodillas para tomar algo de aire en lo que terminaba de pasar mi aturdimiento. —Oye, perra— levanté la cabeza y apenas tuve tiempo de esquivar e
Pov Leina El hombre que nos trajo nos dejó solas a mitad de todos. Los lobos rogues fueron retenidos y llevados de regreso a sus jaulas y, bueno… los hombres y mujeres traficantes de esclavos… ninguno tuvo suerte. «No sé cuál es la necesidad de tener arenas, son horribles, un juego cruel». «Y nosotras el espectáculo, Ava, por favor concéntrate lo mejor que puedas». El hombre subió a decirle algo a los que estaban en lo alto; un techo los cubría a ambos, mientras que los demás tenían la cabeza al sol. Excelente rey, bárbaro y salvaje tenía que ser. Cuando lo vi asentir al hombre, ya supe que había dictado nuestra sentencia. Miré a las mujeres a mi lado; su pálido rostro y su temblor me daban hasta lástima. ¿Debería ayudarlas? —Oigan—, las llamé y ni siquiera voltearon a verme. —Si quieren salir… —Cállate, nada de esto estaría pasando si no fuera por tu culpa. Tenías que haberte apartado del camino y dejarnos hacer nuestro trabajo. Si no fuera por la situación, estaría con la