Pov Ava Los lobos a mi alrededor observan en todas direcciones; parecían asustados por algo. Cualquiera que fuera la razón, en este momento eso me estaba dando ventaja. Sin embargo, no fue suficiente para detenerlos. El cuerno volvió a sonar y apenas tuve tiempo de deslizarme por la tierra al ver una enorme red abalanzarse sobre mí. Gemí de dolor al intentar pararme; las heridas parecían desgarrarse más y eso me estaba debilitando. Seguí avanzando al darme cuenta de que eso no detuvo a todos los lobos. Unos cuantos quedaron atrapados en medio de la red. Otra vez el cuerno sonó. Miré en todas direcciones para ver si alguna otra red se aproximaba, pero no era nada. Regresé la vista al frente y muy tarde, porque ya me veía cayendo al vacío de una enorme fosa con púas de plata al fondo. Clavé mis garras con fuerza en la tierra para detener más mi caída y me impulsé hacia arriba con las patas traseras. Me levanté tambaleándome; mis fuerzas ya no me daban para seguir avanzando. En e
Pov NarradorBastian soltó a la loba al saber que ella estaba aquí, en sus tierras, a solo escasos metros de él.Sheila cayó al suelo junto a los Alfas, tomándose el cuello y tosiendo para tratar de tomar aire.Mara se acercó con una antorcha para iluminar su pálido rostro. Sus ojos se encontraron y ella le lanzó una manta para que se cubriera, no sin antes burlarse de lo patética que se veía.—Llamen a la sacerdotisa, díganle que me alcance en la celda de seguridad.Bastian tomó la antorcha que Mara le ofreció y se encaminó hacia aquel lugar.Thorin ronroneaba en su mente, desesperado y ansioso por conocerla, verla, tocarla, marcarla, hacerla suya sin más espera.La sacerdotisa pronto llegó a él. Solo ella y sus cuatro de confianza avanzaban hasta el lugar donde se podía escuchar una algarabía.La loba había sido encerrada, pero la puerta nunca logró ser trancada y ahora trataban de contenerla adentro.Sin importar que varios de sus compañeros aún lucharan por mantener sus vidas.—Nu
Pov Bastian Ella seguía allí; la podía sentir, pero de forma muy débil. Parece estar en una especie de letargo y no estoy seguro de si fue por su propia decisión o no. «Bastian, debemos hacer algo. Ella sufre, puedo sentirlo; algo no está bien con nuestra hembra. Déjame salir de una maldit4 vez». «¿Y luego qué vas a hacer? ¿Pretendes asustarla o qué? Ella no sabe lo que somos, Thorin». «Lo sabrá y nos aceptará. Solo dame el control; yo me encargo». Solo lo ignoré y me concentré en ella. No se apartaba de mi toque, aunque eso no significara que le gustara. Podía sentir su rechazo, pero también su dolor. En los pocos días que la perdí, algo pasó con ella para que estuviera en tal estado. —Yo te protegeré, mi hermosa loba. Nadie volverá a hacerte daño. Me atreví a subir mi mano para acariciar sus orejas; son algo puntiagudas y sus pelos sobresalen de ellas como los de un caracal. Un gruñido de advertencia me decía que estaba pasando mi límite; giró tan rápido que por po
Pov Ava El cielo sobre mí arde; cuerpos y cuerpos caen prendidos en llamas. Los gritos y lamentos de dolor se meten en mis oídos, calando profundo en mis huesos. Siento algo líquido tocar mis pies. Miro hacia abajo y me doy cuenta de que no soy yo en realidad, sino Leina. La sangre me llega a los tobillos, fluye como un río, pero no viene sola. Lo que antes era verde, ahora es un extenso campo cubierto de sangre y cuerpos. Entonces, me vi. Parada en medio de todo. Solo estaba allí, sin moverme, mi mirada perdida en la distancia. Un hombre emergió de la sangre; se acercaba a ella. No podía reconocerlo, pero el arma en su mano me decía que algo pasaría. Blandeaba su espada mientras se acercaba y, con un solo corte preciso, vi caer la cabeza. ¡Mi cabeza! Regresé la mirada a él y una sonrisa retorcida distorsionaba el rostro de aquel hombre. Se abalanzó sobre mí con una velocidad casi incalculable, tomando mi cuello. Me desperté de un salto; mi respiración era tan erráti
Pov AvaMe acerqué lentamente a él, aunque no me acostara directamente a su lado. Aún tenía mis reservas y Leina aún andaba de bella durmiente para saber si realmente quería al mismísimo Rey de los bárbaros como compañero.Su mano pasaba por mi pelaje con suavidad. Algo en ese simple roce me estaba adormeciendo.Tenía miedo; no quería de nuevo ver esos cuerpos en un mar de sangre corriendo por mis pies.Mis ojos se fueron cerrando lentamente, llevándome a un sueño profundo donde no hubo pesadillas.Cuando me desperté, estaba sola, la manta de piel cubriéndome y la luz del día filtrándose por la entrada.Me levanté y, apenas salí, me recibió el desastre.Todos corrían de un lado a otro, guardando las cosas con toda la rapidez que podían. Un olor a algo desconocido flotaba en el aire.Las cenizas caían del cielo, que estaba adornado con nubes blancas; algo se siente muy pesado en el aire.—¡TODO ESTO ES POR TU CULPA!Una mujer encolerizada me grita, llamando mi atención. Se acerca a gra
Pov AvaTiré de las cadenas tanto como pude; el olor de mi propia sangre me estaba mareando y los constantes rugidos de los demás lobos tratando de alcanzarme me tenían estresada.El sol estaba en su punto más alto; solo tenía un par de horas más para liberarme o morir de la peor forma, a merced de esos lobos.Ellos no parecen saber quién soy, pero, ¿acaso eso cambiaría mi situación o la agravaría?Una reja resonó, haciendo eco en el lugar; el polvo comenzó a elevarse y decidí acercarme con cuidado a los barrotes.Me aparté, apenas viendo brillar las garras del lobo cuando hicieron contacto con mi bozal.Se abalanzaba con fuerza contra la reja, lo único que me separaba de él. Los demás renegados se alteraron y otra reja resonó, anunciando el escape de otro.Me alejé tanto de la reja como pude; ahora tenía dos machos con una fuerza bruta intentando alcanzarme.Mis cadenas, atadas a las gruesas paredes, no me daban opciones de defenderme. La tierra comenzó a desprenderse del orillo de l
Pov NarradorEn la arena, todos entran para disfrutar del espectáculo con sus apuestas en mano.Los agitados lobos en sus pequeñas prisiones gruñen; dos de ellos están muertos frente a la celda de la única hembra, que solo está envuelta en sí misma.Su pelaje gris está manchado de sangre, resultado de cuando fueron a controlar a los lobos que se habían escapado de sus celdas.Todos están concentrados en el espectáculo, sin darse cuenta de que un enemigo aún mayor los está acechando.—Damas y caballeros, hoy tenemos un show aún mejor…Los gritos, burlas y aplausos no cesaron hasta que el presentador levantó su mano, el mismo que había capturado a la loba.—La suerte puso en mi camino a una hembra, una que ya ha acabado con dos Alfas, y eso que aún no comienza la batalla.La ronda de risas no tardó en llegar.—Pero quiero ver cuánto es capaz de resistir esa pequeña reja, cuántos lobos más caerán ante el encanto de la hermosa loba adentro.El hombre salió de la arena, subiendo a un peque
Pov BastianLas cadenas comenzaron a ser jaladas, arrastrando sus cuerpos a las oscuras prisiones. La piel se abría a carne viva y la sangre manchaba la tierra bajo sus cuerpos.Gritaban tratando de pedir misericordia, pero yo no se las daría.Fueron asegurados a las paredes, sellando las rejas. Sus sollozos y lamentos estaban a la espera de que vendría ahora.—Retírense.Todos asintieron sin decir nada, apagaron las antorchas antes de salir, dejando todo completamente a oscuras.Me quité las prendas sin nada de apuro. Thorin, en silencio, esperaba su momento.Dejaré que sea él quien se divierta un rato con sus presas.******Pov NarradorLos hombres dentro de las celdas esperan ansiosos; todo se quedó completamente a oscuras y sus lobos, débiles por la plata, no logran enfocar nada.Uno de ellos se mantiene quieto, el mismo presentador que dio inicio a la batalla por la hembra que fue su condena.Algo apareció de pronto frente a él. Una silueta oscura de casi tres metros de alto.Sus