Pov AvaMe acerqué lentamente a él, aunque no me acostara directamente a su lado. Aún tenía mis reservas y Leina aún andaba de bella durmiente para saber si realmente quería al mismísimo Rey de los bárbaros como compañero.Su mano pasaba por mi pelaje con suavidad. Algo en ese simple roce me estaba adormeciendo.Tenía miedo; no quería de nuevo ver esos cuerpos en un mar de sangre corriendo por mis pies.Mis ojos se fueron cerrando lentamente, llevándome a un sueño profundo donde no hubo pesadillas.Cuando me desperté, estaba sola, la manta de piel cubriéndome y la luz del día filtrándose por la entrada.Me levanté y, apenas salí, me recibió el desastre.Todos corrían de un lado a otro, guardando las cosas con toda la rapidez que podían. Un olor a algo desconocido flotaba en el aire.Las cenizas caían del cielo, que estaba adornado con nubes blancas; algo se siente muy pesado en el aire.—¡TODO ESTO ES POR TU CULPA!Una mujer encolerizada me grita, llamando mi atención. Se acerca a gra
Pov AvaTiré de las cadenas tanto como pude; el olor de mi propia sangre me estaba mareando y los constantes rugidos de los demás lobos tratando de alcanzarme me tenían estresada.El sol estaba en su punto más alto; solo tenía un par de horas más para liberarme o morir de la peor forma, a merced de esos lobos.Ellos no parecen saber quién soy, pero, ¿acaso eso cambiaría mi situación o la agravaría?Una reja resonó, haciendo eco en el lugar; el polvo comenzó a elevarse y decidí acercarme con cuidado a los barrotes.Me aparté, apenas viendo brillar las garras del lobo cuando hicieron contacto con mi bozal.Se abalanzaba con fuerza contra la reja, lo único que me separaba de él. Los demás renegados se alteraron y otra reja resonó, anunciando el escape de otro.Me alejé tanto de la reja como pude; ahora tenía dos machos con una fuerza bruta intentando alcanzarme.Mis cadenas, atadas a las gruesas paredes, no me daban opciones de defenderme. La tierra comenzó a desprenderse del orillo de l
Pov NarradorEn la arena, todos entran para disfrutar del espectáculo con sus apuestas en mano.Los agitados lobos en sus pequeñas prisiones gruñen; dos de ellos están muertos frente a la celda de la única hembra, que solo está envuelta en sí misma.Su pelaje gris está manchado de sangre, resultado de cuando fueron a controlar a los lobos que se habían escapado de sus celdas.Todos están concentrados en el espectáculo, sin darse cuenta de que un enemigo aún mayor los está acechando.—Damas y caballeros, hoy tenemos un show aún mejor…Los gritos, burlas y aplausos no cesaron hasta que el presentador levantó su mano, el mismo que había capturado a la loba.—La suerte puso en mi camino a una hembra, una que ya ha acabado con dos Alfas, y eso que aún no comienza la batalla.La ronda de risas no tardó en llegar.—Pero quiero ver cuánto es capaz de resistir esa pequeña reja, cuántos lobos más caerán ante el encanto de la hermosa loba adentro.El hombre salió de la arena, subiendo a un peque
Pov BastianLas cadenas comenzaron a ser jaladas, arrastrando sus cuerpos a las oscuras prisiones. La piel se abría a carne viva y la sangre manchaba la tierra bajo sus cuerpos.Gritaban tratando de pedir misericordia, pero yo no se las daría.Fueron asegurados a las paredes, sellando las rejas. Sus sollozos y lamentos estaban a la espera de que vendría ahora.—Retírense.Todos asintieron sin decir nada, apagaron las antorchas antes de salir, dejando todo completamente a oscuras.Me quité las prendas sin nada de apuro. Thorin, en silencio, esperaba su momento.Dejaré que sea él quien se divierta un rato con sus presas.******Pov NarradorLos hombres dentro de las celdas esperan ansiosos; todo se quedó completamente a oscuras y sus lobos, débiles por la plata, no logran enfocar nada.Uno de ellos se mantiene quieto, el mismo presentador que dio inicio a la batalla por la hembra que fue su condena.Algo apareció de pronto frente a él. Una silueta oscura de casi tres metros de alto.Sus
Pov Bastian Me meto en la bañera de agua fría; mi erección sigue sin querer irse desde la mañana y estoy a punto de pajearme como un adolescente hormonal.«Apúrate, nuestra hembra nos necesita».«Ella es la que me tiene así, Thorin; va a tener el gusto de venir a buscarme si lo desea».«No puedes culparla, está en su celo, su primer celo por nosotros». Thorin infla el pecho de orgullo; siempre fantaseo con esto, aunque no esperábamos que fuera de esta forma.Con ella puedo usar todo el autocontrol que tengo, pero lo que hizo en la mañana es imperdonable.«No la quieras defender, Thorin; ella se restregó de forma descarada para provocarme solo para hacerme sufrir».Miró al soldado, bien firme, aún con el agua fría clavándose en él como cuchillas diminutas.«No habían pasado ni cinco minutos y ya te andabas abriendo como regadera. ¿Eres eyaculador precoz, Bastian?»«Maldito lobo, cierra la puta boca».«No te preocupes, si tú no puedes satisfacer a nuestra mujer, yo lo haré».Solo apret
Pov Bastian Nos quedamos acostados mirando los últimos rayos de sol. El cielo naranja comenzaba a dar paso al anochecer y las luciérnagas salían para alumbrar nuestro alrededor. El suave sonido del agua y esta vista me hacen recordar mi hogar, ese que dejé lejos por una venganza. Suspiro y bajo la mirada para verla a ella. Su llegada ha cambiado por completo mis planes; nada que no pueda manejar, solo debo mantenerla a mi lado para que esté a salvo. «Ava, ¿me puedes decir cómo es ella?» «Ella es… difícil, testaruda y obstinada cuando quiere; su familia es primero. Siempre que podíamos, íbamos a ver a nuestro padre». Ella se levanta y camina hasta el agua calmada del riachuelo, observa los peces que descansan en la orilla. Sus pensamientos la llevan a otra parte y me gustaría saber qué pasó para que terminara con su tío. «¿Te gustaría hablar de eso?» «Nos expulsaron de la manada el día en que llegué; el Alfa pensó que Leina no había sido bendecida con un lobo, pero yo ya estab
Pov LeinaMe levanté tratando de limpiarme toda la tierra que se había pegado. No era nada cómodo tener la tierra metida hasta donde no brilla el sol.Mis manos raspadas ya comenzaban a sanar y la hinchazón de la cara bajaba.Miré a mi alrededor para tratar de buscar con qué cubrir mi desnudez, pero, como es obvio, no hay nada.Estamos a mitad de un jodid0 bosque, ¿acaso pretendo que me caiga un bonito y lujoso vestido de las ramas?«¿Cómo es que estamos aquí, Ava? ¿Cuánto tiempo pasó? ¿Dónde estuviste todo este tiempo?»Le solté un montón de preguntas mientras caminaba, buscando en la tierra quién sabe qué.«Un par de días, más específico, más de tres semanas.»Eso es mucho tiempo. El olor a agua me hizo olvidar las demás preguntas y corrí hasta allí para lavarme un poco y pensar qué hacer.«¿Cómo sabes que mi tío y Sara están vivos? ¿Dónde están? ¿Están bien?»«Eres insoportable, tantas preguntas ya me tienen de los nervios, Leina. Te pierdes como una cobarde dejándome sola, llevánd
Pov Narrador Los cascos de los caballos se hunden en el lodo; el traqueteo del carruaje resuena en aquella lujubre manada. El cielo gris deja caer pequeñas gotas de lluvia, y la neblina cubre el bosque con suavidad. El graznido de cuervos hace eco en el lugar, llegando a los oídos del hombre dentro del carruaje. Aparta la cortina roja con bordados dorados para ver hacia afuera. Destrucción y cuerpos en descomposición es lo que logra apreciar. Parece que el bastardo del Rey de los bárbaros hizo de las suyas, pero ¿con qué propósito? El hombre, en silencio, volvió a cerrar la cortina, mirando fijamente al otro hombre frente a él que lo acompañaba. —Recuerda cuál es tu trabajo aquí. El otro hombre solo respondió con silencio, su mirada fija en el carruaje oscuro, donde lo único de color eran los asientos rojos de terciopelo y las cortinas pesadas. El carruaje se detuvo y un cochero vino a abrir la puerta para su señor. —Alfa supremo, venga por aquí, por favor. El hombre bajó