Pov BastianGena está de regreso y por mucho, ahora la necesito aquí; ocupará el puesto de Mara y ella ocupará el puesto de mis gammas hasta que consiga a alguien más confiable.Me encuentro firmando algunos documentos cuando entra un mensajero casi sin aire.—Parece que lo tenemos, señor. Fue enviado un pedazo de papel con la fórmula.Me levanté de inmediato hasta llegar a los hombres que ahora la revisan; discuten entre ellos sobre las posibilidades y por fin, deciden intentarlo.—Señor, dado que tenemos una muestra del líquido verde de los barriles y ahora la posible fórmula, solo será cuestión de tiempo para saber si es la correcta.—¿Cuánto tiempo? Eso es todo lo que me interesa.—De aquí en una hora tendremos los resultados.Asentí y luego a Deiros, esta es nuestra señal para reunir a nuestros hombres. Si todo sale bien, si esa fórmula es la correcta, estaré tomando la manada de Guillermo en solo unos días.Regresé a la habitación sin saber qué hacer. Caminé en círculos pensando
Pov LeinaTodo el castillo está envuelto en caos y alboroto; todos corren de un lado a otro tratando de huir y salvar sus vidas.Cómo me gustaría matar sus esperanzas y decir que están perdidos. Ese hombre no dejará a nadie con vida si considera que no serán leales a él, y tristemente yo estoy entre ellos.La manada arde; las explosiones siguen detonando cada vez más cerca, y me sorprende que no haya querido volar todo el castillo en pedazos.Mi tonto corazón se emociona pensando que es por mí, que lo hace por no querer lastimarme, pero mato su alegría diciéndole la verdad.Él no va a matarme, pero sí va a lastimarme; va a causarme tres veces el dolor que yo le hice sentir a él. ¿De qué forma? Aún no lo sé, pero dolerá tanto física como emocionalmente.Mis tacones resuenan en el mármol que se va agrietando con las sacudidas de las explosiones. Los candelabros tintinean sobre nuestras cabezas; la tierra fina se desprende de las paredes.Bell corre detrás de mí, tratando de alcanzarme,
Pov BastianAllí está la espada; sus palabras buscan distraerme, provocarme para que pierda el control y me equivoque como ese día.—El Rey Bastian está muy callado después de saber que su mujercita fue colocada en todas las posiciones, gimiendo mi nombre como una puta.Thorin me dio el control, dejando perplejo a Guillermo, que solo por un momento dejó ver sus verdaderas emociones.—Está bien, yo me encargaré de enseñarle muy bien a quién solo debe abrirle las piernas. Por ahora, ¿por qué mejor no nos concentramos en esta pelea?Ahí está; ahora es él quien pierde la calma, ahora está recibiendo una cucharada de su propia medicina.—Parece que para ti ella no era más que un juguete; después de todo, no somos tan diferentes.No, ella jamás fue eso para mí; fue mucho más. Lástima que aquí el juguete fuera yo. Aunque pronto le voy a enseñar cómo se juega de verdad.Pobre de ti, Leina. Solo deja que ponga mis manos en tu pequeño cuerpo y sabrás lo que se siente cuando te rompen.—Hay una
Pov Narrador—Debido a todos los cargos presentes en este momento y según nuestras leyes que usted conoce, la condena es la muerte.Toda la sala estalló una vez más; varios guardias tuvieron que entrar para reforzar la contención.Bastian alzó su mano y toda la sala se quedó en completo silencio.—Dime, Leina —acentuó su nombre para que ella lo viera; sin embargo, no lo hizo. Su mirada baja estaba rompiendo poco a poco las barreras de su contención—. ¿Cómo te declaras?Todos posaron su mirada en ella; Deiros también lo hizo, esperando a que dijera que es inocente. Algo le decía que ella lo era; es solo que todas las pruebas hablaban en su contra.—Culpable.Bastian se levantó de su asiento, Mara poniéndose a su lado por si algo salía mal. Nadie en toda la sala podía creer que ella estuviera admitiendo la culpa.Deiros la miró sorprendido, pero no dijo más; volvió a extender el pergamino frente a él para dictar su sentencia.—Ya que asumes todo lo que hiciste, serás rebajada al rango d
Pov Bastian Reviso cada documento sobre el escritorio de Guillermo. Necesito concentrarme en lo que se hará ahora, pero no puedo, no cuando ella está a solo metros de mí. Lanzo los documentos sobre toda la pila que ya hay aquí y me levanto, dando la espalda a todo para ver a través de la ventana. Por fin había logrado lo que tanto quería: recuperar lo que por derecho es mío. Y aquí estoy, en la soledad, mientras mi gente brinda y celebra en esa enorme fogata. —Deberías estar celebrando, Bastian. Es tu victoria, después de todo. Ni siquiera escuché cuando entró. Necesito hacer algo para distraerme de ella. —Dijiste que en tu visión, yo perdía algo. ¿Acaso es a Leina? —La rebajaste a esclava, Bastian. La tienes encerrada en una celda. ¿Por qué te importa si la pierdes o no? Ahora eres el Rey, puedes tomar a otra Reina. Me giré para verla; toda mi expresión cambió en el momento en que aquellas palabras salieron de su boca.—Ella es mía.—¿Cómo, un simple objeto que te pertenece o
Pov Bastian Nadie sabe nada de ella, no hay ni una pista, nada; es como si la tierra misma se la hubiese tragado. Thorin está inquieto, frustrado. Ya he perdido la cuenta de las veces que nosotros mismos hemos salido a buscarla y no encontramos nada. Paso mi mano desordenando mi cabello, observando desde el ventanal cómo limpian y arreglan el jardín por donde muchas veces caminé de pequeño con mis padres. Regresar a este lugar por completo se siente extraño, diferente; muchos recuerdos aún en estas paredes vienen a mí una y otra vez. —Bastian… Por el tono de mi beta, ya sé que no hay noticias; el mismo resultado. —Ahórratelo, Deiros. No vengas a darme informes negativos. Cuando alguien tenga un informe de que la han encontrado, solo ahí vendrás a decirme algo sobre eso. Me di la vuelta sentándome una vez más entre la torre de documentos que no paran de llegar. —Han pasado siete meses, Bastian. La hemos buscado por todo el Reino; tal vez ella ya no está aquí. Lo más se
Pov Leina Mis pulmones arden de tanto correr; me gritan y me exigen un respiro. Recostada a un árbol, trato de recomponerme, mirando la niebla alzarse sobre este bosque tenebroso y frío. Estoy demasiado lejos de cualquier manada y, aun así, tengo a mis espaldas a los hombres de Gena pisando mis talones. Ella es la única que ha podido llegar tan lejos con tal de encontrarme. Sé que sus planes están fuera de los de Bastian; tiene sus propias intenciones y yo no deseo averiguarlas. Siento una patadita en mi abultado vientre; lo acaricio, transmitiendo todo el amor que puedo, ocultando el miedo que me come las entrañas. Cuando cumplí los cuatro meses, deseé regresar, presentarme ante él y que supiera de su hijo, pero cuando intenté hacerlo, me encontré con Gena y esa orden que aún me hace sangrar. No podía creerlo; deseaba no hacerlo, pero allí estaba su sello. No podía haber errores; Gena no podía mentir porque nadie más que Bastian y Deiros tenían acceso a él. —Tranquilo, pequeño
Pov Narrador Leina miraba en todas direcciones, tratando de encontrar a su doncella. La niebla se había vuelto tan densa que nada parecía penetrar en ella. No se veían los árboles, ni se notaba la orilla del río. Los truenos rompen el silencio de la noche; una tormenta se aproxima. A lo lejos, en las tierras de los Lycan, Bastian observa cómo corren de un lado a otro para sanar y limpiar las heridas del padre de Leina. Su estado es crítico y él lo sabe. Los cielos se sacuden a su alrededor; la brisa fuerte golpea la ventana y pronto, con ella, una lluvia que arremete con furia. —Lo siento, Bastian —escuchó la débil voz de la sacerdotisa que lucha por romper ese hechizo—. La oscuridad te ha alcanzado y no va a soltarte hasta que hayas pagado. Él se retiró de aquel lugar, su mente divagando entre miles de cosas. No le importaba para nada la tormenta afuera; necesitaba encontrarla, ahora más que nunca. Necesitaba reparar su error, sin importar el costo. Deiros y Mara trata