MaeveLa tensión entre Kane y yo era palpable a medida que me acercaba a él, casi como una corriente eléctrica que se intensificaba con cada paso que daba.Su mirada fija no se apartó de mí, clavándome en el lugar con una intensidad que me hizo tragar saliva, pero también encendió una chispa de anticipación en mi estómago.—Señorita Ryder, —su saludo fue formal, pero su voz tenía un borde coqueto que la formalidad no podía ocultar.—Profesor Knight, —respondí con igual formalidad, manteniendo la mirada fija en sus ojos, desafiante.Él me examinó de pies a cabeza, sus ojos brillando con una mezcla de admiración y algo más oscuro, más peligroso. Dió un paso al frente, invadiendo mi espacio personal, y sentí su aliento cálido cerca de mi oreja al susurrar:—Estás hermosa, ángel.Un escalofrío me recorrió la columna, pero conseguí mantener la compostura.—Tú no estás nada mal tampoco, —repliqué, mi voz baja y sensual.Él sonrió, un gesto que transformó su rostro, suavizando las líneas dur
MaeveMe quedé quieta, la sorpresa y el rubor subiendo a mis mejillas.No esperaba que nadie nos descubriera, y mucho menos que el profesor Rogers fuera el que lo hiciera. Traté de mantener la compostura, buscando rápidamente en mi mente una respuesta adecuada.—Profesor, lo siento si... —empecé, pero me detuve, no estaba del todo segura de qué decir.—Esto es algo que debería decirle al rector de la universidad. Lo que ustedes dos hicieron va en contra del código de conducta de la institución, señorita Ryder, y no puedo simplemente ignorarlo, —respondió, con un tono de autoridad que no admitía réplicas.El pánico se apoderó de mí al oír sus palabras. La idea de enfrentar al rector y las posibles consecuencias para Kane y para mí, me llenaron de un miedo paralizante. Sabía que tenía que decir algo, cualquier cosa que pudiera cambiar su decisión.—Por favor, profesor, no le diga al rector. Esto no afecta a mi desempeño académico ni a mi comportamiento en clase. Fue un error de juicio,
MaeveDespués de la cena, el regreso a mi apartamento se sintió excepcionalmente largo.Una vez dentro, dejé escapar un suspiro de alivio, sintiendo la familiaridad de mi espacio como un suave abrazo después de una noche llena de tensiones y preocupaciones.Apenas había abierto la puerta cuando mi mamá entró, siguiéndome con un paso ligero y animado que contrastaba con mi cansancio.—El nuevo profesor es guapo, ¿no crees? Tal vez podría pedirle a Jackie que me lo presentara, —comentó casualmente mientras colgaba su abrigo.Su tono era despreocupado, pero sus palabras hicieron que mi corazón se acelerara por todas las razones incorrectas.Luca, que había entrado de atrás y ya estaba cómodamente instalado en el sofá, levantó la vista y sonrió.—Eso suena excelente, —dijo con entusiasmo, siempre dispuesto a apoyar cualquier cosa que pareciera añadir algo de chispa a la vida social de alguien.Mi madre sonrió, complacida con la reacción, y se excusó para ir al baño. Aproveché la oportunid
MaeveDesperté sintiéndome especialmente incómoda esa mañana, consciente de que en pocas horas tendría que enfrentarme a una clase con el profesor Rogers. La idea no me agradaba para nada. Con un suspiro pesado, me arrastré fuera de la cama y fui directo al baño.El agua caliente me ayudó a despertar y a disipar un poco la ansiedad por la clase y el encuentro. Me vestí de manera automática, optando por algo cómodo pero presentable, y mientras me cepillaba los dientes, escuché la puerta de mi habitación abrirse.—Te juro por dios Luca... —comencé a decir, saliendo del baño con la boca llena de pasta dental, esperando ver a Luca con alguna de sus entradas sorpresa.Pero me callé de golpe al ver a Clau parada en la puerta, una mano en sus caderas, mostrando una expresión de fingida molestia.—Pasas mucho tiempo con ese chico, —me acusó con una sonrisa juguetona en los labios. —Nos sentimos abandonadas...Su tono melodramático y la falsa tristeza en sus ojos me robaron una sonrisa, hacién
MaeveLuca y yo pasamos el día en una especie de misión de espionaje, siguiendo al profesor Rogers a través del campus de la universidad.En realidad, aunque parecía una tarea seria, mi motivación principal era evitar a Kane por ahora. La marca del golpe que me había dado Rogers todavía estaba visible en mi piel, y no tenía ni idea de cómo reaccionaría Kane si la veía.Decidí no contarle nada hasta que tuviéramos más información, algo que justificara la inevitable tormenta que seguiría.Mientras observábamos al profesor entrar en el edificio de ciencias desde una distancia segura, me apoyé contra el muro del jardín, sintiendo el aburrimiento empezar a hacer mella en mi paciencia.—Nunca pensé que seguir a alguien pudiera ser tan increíblemente aburrido, —murmuré, bostezando exageradamente.Luca se giró hacia mí con una sonrisa torcida.—¿Qué esperabas? ¿Acrobacias y persecuciones en auto? Esto no es una película de acción, Eve, es la vida real.—Pues la vida real podría esforzarse un
KaneTumbado en la cama, sentía el calor suave de Maeve a mi lado.Su respiración, tranquila y regular, signo de que había caído rendida después de una tarde intensa, de hacerla mía una y otra vez, dejándome con una sensación de que eso nos unía aún más, si eso era posible. Pero mientras ella descansaba, un pensamiento me asaltaba."Ella me está mintiendo", la idea se clavaba en mi mente una y otra vez, y el dolor de saber que no confiaba completamente en mí me consumía por dentro.Con cuidado, para no despertarla, deslicé mi brazo de debajo de su cabeza y me senté en la cama. La observé un momento, mi corazón pesado por la mezcla de amor y la frustración de sentirme apartado de sus verdaderos problemas. Decidido, tomé mi teléfono de la mesita de noche y marqué un número familiar.—Necesito dos de nuestros mejores hombres, —dije directamente en cuanto Ada contestó, sin preámbulos.—¿Está todo bien? —la preocupación de Ada era evidente en su voz.—Sí, solo necesito que cuiden a Maeve,
MaeveLa emoción de una noche de chicas burbujeaba en mi interior mientras salíamos del apartamento, listas para despejar nuestras mentes de cualquier estrés o preocupación. Clau se había autoproclamado nuestra guía está noche.—Chicas, descubrí un lugar nuevo para ir a bailar que parece increíble, —canturreó ella mientras caminábamos hacia su auto.Sarah, desde el asiento del acompañante, puso una lista de reproducción, la música empezó a sonar, y no tardamos en cantar a coro, riendo y bromeando mientras las luces de la ciudad pasaban a nuestro lado.—Espero que tengan un buen DJ, —comenté, intentando superar el volumen de la música.—Mejor que tengan buenos tragos, —replicó Sarah, girándose para guiñarme un ojo.—Si, me dijeron que es uno de los mejores lugares, —dijo Clau tomando una salida de la ciudad, mientras aumentaba la velocidad del auto.En cuanto nos acercábamos a la discoteca, una sensación familiar comenzó a crecer dentro de mí. Las luces del lugar se hicieron visibles,
KaneEstaba en mi estudio, con papeles esparcidos por toda la mesa y varios monitores mostrando las distintas imágenes de las camaras de seguridad alrededor de la mansión.Ada estaba sentada frente a mí, su rostro iluminado por la luz azulada de su laptop, sus ojos escudriñando meticulosamente cada dato que surgía.—Es extraño, —comentó, frunciendo el ceño mientras se recostaba en la silla, levantando brevemente los ojos de su computadora portátil y mirándome directamente. —La nota que encontramos en Michael tenía huellas, casi como si el cazador estuviera buscando ser encontrado.Tomé un sorbo de mi café, que ya había perdido calor, y apoyé mis codos en el escritorio, entrelazando mis dedos mientras reflexionaba sobre sus palabras. Las sombras jugaban a través de las expresiones de Ada, dándole un aspecto casi etéreo en la penumbra de la habitación.—¿Qué sugieres? ¿Una trampa? —pregunté, la idea revolviendo una mezcla de precaución y curiosidad dentro de mí.—Podría ser, —dijo con u