Maeve—Es enorme, —comenté mientras caminábamos por el amplio pasillo, observando los altos techos y las lujosas decoraciones.—Sí, aunque la mayoría de las habitaciones ni siquiera se usan, —respondió Kane con un tono desinteresado.Cada habitación que visitábamos parecía sacada de un sueño, decorada con un estilo que mezclaba lo antiguo y lo moderno de manera exquisita.Sin embargo, lo que más captó mi atención fue la calidez que Kane intentaba transmitir en cada detalle, asegurándose de que me sintiera cómoda en todo momento.—¿Te gusta? —preguntó, notando cómo mi mirada se detenía en los pequeños detalles de cada habitación.—Es hermoso, —reconocí, sintiendo cómo la perfección del lugar empezaba a abrumarme un poco. —Pero un poco intimidante.Kane rió suavemente, tomando mi mano para guiarme a la siguiente área.—No te preocupes, pronto te acostumbrarás. Y si no, siempre podemos hacer cambios para que te sientas más en casa, —ofreció, con una sonrisa arrogante. —O podemos quedarno
MaeveAl caminar por el pasillo de la universidad, la atmósfera siempre vibrante y llena de voces se silenció brevemente cuando Sarah se nos acercó con un aire de urgencia.—¿Escucharon? —dijo con los ojos agrandados. —Jonas, Trevor y Sophia han desaparecido.Un escalofrío involuntario recorrió mi espalda al oír esos nombres, y una tensión inmediata se apoderó de mí. Por un momento, las voces y risas de ellos en las imágenes del vídeo hicieron eco de mi mente.—Escuché los rumores de que se fueron a acampar, —comentó Clau con una sonrisa sarcástica. —Por mí, podrían perderse y no volver.Aunque sus palabras intentaban ser ligeras, no lograron disipar la pesadez que se había asentado en mi pecho. Seguí caminando por el pasillo, cada paso resonando más fuerte de lo habitual en mis oídos, como si cada eco me recordara lo que había ocurrido.—Eve, ¿estás bien? —Sarah me detuvo, su preocupación evidente mientras colocaba una mano en mi brazo.—Sí, no, yo no escuché nada, —balbuceé, mi voz
Maeve—Tenemos una cena formal esta noche en la casa de Jackie, —dijo mamá apenas crucé el umbral de la puerta.—Hola a ti también, —respondí con una sonrisa ante su saludo.Me acerqué a la cocina, donde ella estaba organizando lo que parecían ser ingredientes para algún plato especial, y le di un beso en la mejilla.—¿Podrías invitar a Luca? No ha aparecido por aquí y me gustaría que nos acompañe... —sugirió, mirándome con esa expresión esperanzada que conocía tan bien.—No tientes al diablo, —reí, llenando un vaso con agua del grifo. —Si lo nombras tres veces, seguro que aparece.Mamá soltó una carcajada, aunque su sonrisa no logró ocultar la sombra de preocupación en sus ojos.—No puedes negar que se ven muy bien juntos... —insistió, apoyándose en la encimera con los brazos cruzados, su mirada evaluando mi reacción.—Solo somos amigos, mamá, —respondí, mordiéndome el labio inferior.Sentía cómo la conversación iba hacia un terreno que prefería evitar, especialmente después de los d
MaeveLa tensión entre Kane y yo era palpable a medida que me acercaba a él, casi como una corriente eléctrica que se intensificaba con cada paso que daba.Su mirada fija no se apartó de mí, clavándome en el lugar con una intensidad que me hizo tragar saliva, pero también encendió una chispa de anticipación en mi estómago.—Señorita Ryder, —su saludo fue formal, pero su voz tenía un borde coqueto que la formalidad no podía ocultar.—Profesor Knight, —respondí con igual formalidad, manteniendo la mirada fija en sus ojos, desafiante.Él me examinó de pies a cabeza, sus ojos brillando con una mezcla de admiración y algo más oscuro, más peligroso. Dió un paso al frente, invadiendo mi espacio personal, y sentí su aliento cálido cerca de mi oreja al susurrar:—Estás hermosa, ángel.Un escalofrío me recorrió la columna, pero conseguí mantener la compostura.—Tú no estás nada mal tampoco, —repliqué, mi voz baja y sensual.Él sonrió, un gesto que transformó su rostro, suavizando las líneas dur
MaeveMe quedé quieta, la sorpresa y el rubor subiendo a mis mejillas.No esperaba que nadie nos descubriera, y mucho menos que el profesor Rogers fuera el que lo hiciera. Traté de mantener la compostura, buscando rápidamente en mi mente una respuesta adecuada.—Profesor, lo siento si... —empecé, pero me detuve, no estaba del todo segura de qué decir.—Esto es algo que debería decirle al rector de la universidad. Lo que ustedes dos hicieron va en contra del código de conducta de la institución, señorita Ryder, y no puedo simplemente ignorarlo, —respondió, con un tono de autoridad que no admitía réplicas.El pánico se apoderó de mí al oír sus palabras. La idea de enfrentar al rector y las posibles consecuencias para Kane y para mí, me llenaron de un miedo paralizante. Sabía que tenía que decir algo, cualquier cosa que pudiera cambiar su decisión.—Por favor, profesor, no le diga al rector. Esto no afecta a mi desempeño académico ni a mi comportamiento en clase. Fue un error de juicio,
MaeveDespués de la cena, el regreso a mi apartamento se sintió excepcionalmente largo.Una vez dentro, dejé escapar un suspiro de alivio, sintiendo la familiaridad de mi espacio como un suave abrazo después de una noche llena de tensiones y preocupaciones.Apenas había abierto la puerta cuando mi mamá entró, siguiéndome con un paso ligero y animado que contrastaba con mi cansancio.—El nuevo profesor es guapo, ¿no crees? Tal vez podría pedirle a Jackie que me lo presentara, —comentó casualmente mientras colgaba su abrigo.Su tono era despreocupado, pero sus palabras hicieron que mi corazón se acelerara por todas las razones incorrectas.Luca, que había entrado de atrás y ya estaba cómodamente instalado en el sofá, levantó la vista y sonrió.—Eso suena excelente, —dijo con entusiasmo, siempre dispuesto a apoyar cualquier cosa que pareciera añadir algo de chispa a la vida social de alguien.Mi madre sonrió, complacida con la reacción, y se excusó para ir al baño. Aproveché la oportunid
MaeveDesperté sintiéndome especialmente incómoda esa mañana, consciente de que en pocas horas tendría que enfrentarme a una clase con el profesor Rogers. La idea no me agradaba para nada. Con un suspiro pesado, me arrastré fuera de la cama y fui directo al baño.El agua caliente me ayudó a despertar y a disipar un poco la ansiedad por la clase y el encuentro. Me vestí de manera automática, optando por algo cómodo pero presentable, y mientras me cepillaba los dientes, escuché la puerta de mi habitación abrirse.—Te juro por dios Luca... —comencé a decir, saliendo del baño con la boca llena de pasta dental, esperando ver a Luca con alguna de sus entradas sorpresa.Pero me callé de golpe al ver a Clau parada en la puerta, una mano en sus caderas, mostrando una expresión de fingida molestia.—Pasas mucho tiempo con ese chico, —me acusó con una sonrisa juguetona en los labios. —Nos sentimos abandonadas...Su tono melodramático y la falsa tristeza en sus ojos me robaron una sonrisa, hacién
MaeveLuca y yo pasamos el día en una especie de misión de espionaje, siguiendo al profesor Rogers a través del campus de la universidad.En realidad, aunque parecía una tarea seria, mi motivación principal era evitar a Kane por ahora. La marca del golpe que me había dado Rogers todavía estaba visible en mi piel, y no tenía ni idea de cómo reaccionaría Kane si la veía.Decidí no contarle nada hasta que tuviéramos más información, algo que justificara la inevitable tormenta que seguiría.Mientras observábamos al profesor entrar en el edificio de ciencias desde una distancia segura, me apoyé contra el muro del jardín, sintiendo el aburrimiento empezar a hacer mella en mi paciencia.—Nunca pensé que seguir a alguien pudiera ser tan increíblemente aburrido, —murmuré, bostezando exageradamente.Luca se giró hacia mí con una sonrisa torcida.—¿Qué esperabas? ¿Acrobacias y persecuciones en auto? Esto no es una película de acción, Eve, es la vida real.—Pues la vida real podría esforzarse un