—El mismo Anthony Crown del que hablan en las revistas ante mí. —alzó la voz Chase. —Pero qué pequeño es el mundo. Te juro que alguien me hubiese dicho que iba a verte en persona hoy y no se lo creería.—Nos ahorramos las presentaciones entonces. —Pelmaz pidió que se sentaran. —Tendré que ponerme al corriente con esas revistas, porque no me interesaba, pero creo que debo estar al tanto de las personalidades importantes de todo el mundo. —¿Cómo se interesaron en hacer negocios? —cuestionó Chase. —No estaba al tanto de que a los Crown les gustaba la ganadería.—A los Crown les interesa todo lo que deje dinero. —Anthony fue directo, sin preocuparse por lo osado que eso fuera para el resto. Génesis se bebió la mitad de la limonada de su vaso. Anthony la observó por un segundo al sentarse frente a ella para luego volver su atención a los Madden. —Lamento si esto es incómodo para ustedes. —interfirió Chase. —Su reciente…—Escuché que tendrá una corrida de toros como despedida, señor Pelm
Génesis cerró la ventana de su dormitorio con seguro, activó el sistema de láser para avisar si alguien se atrevía a cruzarlo mientras dormía y se atrevió a llamar a su padre. —Solo dame una razón de que algo anda mal y voy por tí. —le aseguró el alemán. —Estoy bien, papá. —suspiró ella comiendo las chocolatinas que llevaba en su cartera. —No es tan malo, salvo por el complejo de artista que tienen todos.—Dejas de comunicarte por tres horas continuas y me tendrás en ese lugar. —afirmó sin estar convencido del todo que quería ver a su hija por mucho tiempo en ese sitio. Lejos de su dominio. Génesis sabía que era capaz de cumplirlo. Para su padre la misión más importante era tener seguros a sus tres hijos y con los gemelos ya estaba haciendo su trabajo, por lo que la única que le preocupaba era su hija.Por la mañana, Anthony salía de la ducha, mirando por la ventana la ciudad cubierta por el sol matutino que atravesaba las cortinas de ese hotel. Tenía dos casas listas para recibir
—Escuché que anoche llegaste un poco tarde. —mencionó Génesis tomando un poco de café. —¿Hay problemas?—¿Te debes enterar de todo? —saltó Naël en su contra. —Es mi clan dentro de unos días. —le sonrió con dulzura. —Necesito estar al tanto de todo. —Soñando te quedarás con eso. —apretó el cuchillo en su mano. —Ya sabes lo que dicen. Hay que visualizar el futuro. —le guiñó un ojo. —Dejando de hablar con los burros, ¿hay problemas de los que deba saber? Lo ignoró por completo. Naël se levantó, sin embargo la llegada de Anthony lo hizo congelarse. —Te estábamos esperando. —saludó Chase y Génesis sonrió al ver que solo su presencia le calmaba los humos al menor que se volvió a sentar. —Y tranquila, amor. No sucede nada más que idiotas creyendo que pueden con nosotros. Nada que deba interrumpir tus labores en la preparación de nuestra boda. —Su intención quedó al descubierto. —¿Qué has adelantado hasta ahora? Génesis tomó café ante la atenta mirada de todos. Anthony sobre todo. Sabí
—¡De rodillas! —escupió José Luis con el cañón del arma presionado contra la cabeza de Génesis. Ella bajó la mirada. Cristobal comenzó a recuperar el conocimiento. Anthony lo detalló. —¡Dije de rodillas, perra malna…Génesis se movió con rapidez. José Luis se desconcertó. Cristóbal rodó en el suelo. Anthony atrapó la tráquea del tipo a quien rodeó. La fuerza ejercida en sus dedos le cortó totalmente el paso del aire. Luchó. Dio un codazo. Quiso tirarse al suelo. Soltó el arma y se aterrorizó al ver a Génesis. Pero sobre todo, pudo sentir su vida perdiéndose en las manos del mafioso. —Agradece que no tengo tiempo de cortarte la lengua. —espetó Anthony en su oreja a la vez que tiró más fuerte del pedazo de carne que tenía entre los dedos. La sangre salpicó en la ropa de Cristóbal y el cuerpo cayó a sus pies. —¿Cómo piensas sacarlo de aquí? —cuestionó la alemana al verse con dos cuerpos para cargar. —¿Quienes son? —se atrevió a preguntar Ferrer. En la oscuridad no distinguió a nad
Mateo regresó con Anthony informando sobre lo tardío que sería recuperar para Cristobal el poder hablar. Hermes tenía la lista más reducida y no se detenía en su investigación, mientras Anthony se preparaba para ir a la despedida de Pelmaz en la plaza de toros. Génesis por su lado veía la ropa que se puso frente al espejo, enviando la maleta con los mörder que la llevaron al auto.—Espero que tu viaje sea de lo mejor. —dijo Chase. —Bueno, después de regresar de la plaza de toros claro. —No pienso perderme algo como eso por nada del mundo. —caminó al frente con la campera marrón sobre los hombros. Al menos no había visto a Naël, se dijo. Definitivamente no lo soportaba.—Señor, no creerá lo que sucedió. —alcanzó el tipo que enviaron en busca de Cristóbal. Su asombro no le cabía en el rostro. —Ferrer no está donde lo dejamos y…Hay sangre. —¿De quién?—Con los restos de la camisa que encontramos, parece que es de Ferrer. —le dijo al oído.—¡Qué! —Buscamos a José Luis pero no está p
Distinguir rostros en medio de tanta aglomeración, buscando alejarse instintivamente del peligro era imposible. Aunque también se volvió la misión de los hombres de Chase. Mientras su jefe se dejaba caer de rodillas ante el cuerpo casi mutilado de su hermano. Sus ojos se cerraron, negándose a verlo más tiempo, posando las manos en su pecho, en tanto presionó la cabeza en ese sitio, soltando maldiciones contra Génesis.—Te juro que esto le va a doler tanto como a mí. —sollozó con la voz rota. —¡Te lo juro!Presionó el arma en su mano, elevando el rostro para ir él mismo a matarla. Mientras Génesis sostenía contra el suelo el cuello del hombre a quien le reventó la cabeza con un disparo. Anthony no se quedó atrás elevando ambas manos al aire, soltando las descargas de proyectiles que se enterraron en la cabeza de todos los que quisieron emboscarlos.No le importaba nadie. Su dedo apretó el gatillo de nuevo. Giró en su puesto. Recargó el arma en segundos. Volviendo a lo mismo una y otr
—No tengo un disparo limpio. —Vladimir advirtió con voz firme. Su ojo permanecía fijo en el lente del rifle mientras recorría el área en busca de una oportunidad. Sin embargo, no encontró un ángulo adecuado para disparar.Génesis se apretó contra la pared, su compañero, el hombre que acompañaba a Anthony, permanecía inmóvil, esperando la señal.Los monegascos eran conocidos por una sola cosa: su letalidad. Cada respiración suya parecía ser parte de una maniobra de ataque. Tomarlos por sorpresa era un sueño inalcanzable para cualquiera.Anthony deslizó la cuchilla entre sus dedos, haciéndola desaparecer bajo la tela en cuestión de segundos. Su contrincante, el monegasco, emergió con una mirada afilada que los igualaba en peligrosidad.En ese tenso instante, ninguno de los dos habló, pero sus intenciones de ataque eran palpables.La tensión en la habitación asfixiaba. Los dos hombres se estudiaban mutuamente, sus miradas afiladas como sus cuchillas. Anthony sabía que no podía permitirs
En el campo de batalla caótico los fragmentos de cristal crujían bajo los pies de los combatientes, y la sangre manchaba el suelo. Anthony y los monegascos se enfrentaban con una ferocidad despiadada.Cada uno con heridas mortales. Jamás un objetivo derribó a un ejecutor. Nunca un hombre había resistido más que segundos frente a uno solo. En la historia del clan renegado de asesinos de esa magnitud, nunca se dijo de una persona que haya asesinado a uno sólo. En cambio, Anthony Crown le dio pelea uno, sobreviviendo a él. Asesinó a uno y peleaba ante dos hiriendo mortalmente a ambos. Eleazar no podía explicar cómo eso podía ser posible, pero el Ángel de la muerte parecía decidido a asesinarlo y no era solo su intención, sino el entrenamiento que poseía. Cada golpe lo devolvió con la misma ferocidad. Cada gota de sangre derramada la multiplicó y…El sujeto con cicatrices logró un golpe certero en el costado de Anthony, haciéndolo retroceder. Anthony respondió con un codazo en la nari