—¿Ese maldit0 enfermo tiene una pitón? —cuestionó Mateo al ver el ejemplar de piel manchada por las cámaras de las que se había adueñado, la cual se deslizaba por un tronco, subiendo por la superficie que le permitió llegar a lo alto. —Y no es lo único que posee. —dijo Vladimir al lograr escucharlo, elevando la cortina que dejó a la vista el cocodrilo que destrozaba los restos de alguien, a través del cristal que dividía ambas jaulas. —Y creí que tener un tigre blanco era estar demente. Mateo guardó silencio. —Lo dice quien logró tener a una pantera desde bebé y luego de veinte años sigue con la tradición familiar. —su primo rió por medio del auricular.Uno pilotando un helicóptero, el otro dentro de la casa en la que la sangre seguía corriendo y él junto a su padre eran los encargados de controlar. Mientras tanto el mayor de los primogénitos Crown, se lanzaba al agua al ver el yate alejarse. A su vez, Génesis confirmaba la carga disponible en el cartucho del arma que consiguió.
—Ezio falló. —informó Cristobal a la sombra. La figura de traje perfectamente amoldado a su cuerpo dejó de repasar la lista que tenía entre las manos para ver si alguien se le olvidaba, prestando atención al sujeto de camisa gris y corbata. —¿Te dije que tenías permiso de acercarte aquí para darme estas noticias? —le cuestionó con molestia. —Lo lamento, pero usted me dijo que quería noticias cuanto antes y desafortunadamente son malas. —Le teníamos poca fe a Ezio. Le dijimos que a Bastian Blackwood se le debe matar desde la distancia o dejarse de juegos con él, no creerse el fuerte dejándolo vivir más de diez minutos luego de su captura. —espetó guardando la lima que encontró en la mesa. —Al Don se les debe matar al primer respiro luego de que se le atrapa. Para que al siguiente tome en cuenta eso. —Seraphin Emmons pregunta si eso nos traerá consecuencias para el resto. —¿Por qué? Ezio jamás me ha visto, ni siquiera sabe que soy…No sabe nada más de lo que hemos permit
Para Génesis correr no era suficiente. El tiempo transcurría muy lento y los pies no eran tan veloces como quería. Sus hermanos estaban heridos y lo único que deseaba era saber de ellos. Su cuerpo dolía mucho después de la explosión a la que fue expuesta, pero su prisa por llegar era incluso más. Recorrió el pasillo al mismo paso que su padre, quienes no tuvieron que pedir informes para reconocer a quienes buscaban. —Por aquí. —dijo una mujer vestida de negro, con un traje tactico que los dirigió por el extenso pasillo durante 3 largos minutos.El piloto tenía suturas en las heridas cuando lo vio en una de las camillas hablando con su propia familia. Por lo que apretando el paso, llegó a la que fue señalada por la mujer. —Es ahí. Ninguno se quiso separar del otro. No esperaron más palabras dichas por ella cuando abrieron la puerta de golpe. Dos camillas estaban en el lugar. En una el pie enyesado de Kahín fue el que se llevó la atención. En la otra, Khastiel se encontraba con el
La camisa oscura se le pegó al torso a Anthony a medida que avanzaba en el salón viendo la imagen del hombre a quien buscaba. Algo en él le llamaba la atención, y es que para alguien como él hasta el mínimo detalle podría tener una explicación. Claro que tenía sentido que no lo atacara porque alguien más ordenó que no, pero incluso el ser más leal podría tener momentos de desobediencia y él no. Evocó ese instante. Luego de levantarse pudo verlo acercarse con la llave del vehículo en la mano y una mirada que parecía furiosa hacia él, pero al observar hacia sobre su hombro, se desvaneció. ¡Ahí estaba! Eso era lo que había olvidado. En ese sitio no estaba solo. Alguien más lo acompañaba. Ese alguien podría haber sido alguien de su mismo rango, o incluso la persona que lo mantenía controlado. De Ezio pudieron sacar poco. Él no tenía ni siquiera un tatuaje inicial. Lo que dijo era lo que sabía. Por ello entendieron que torturar era solo una pérdida de tiempo con él. —Hermes, necesito
El funeral del gobernador estaba siendo transmitido por televisión, mientras miles de espectadores estaban pendiente de ello, Dahlia Blake sollozaba con disimulo, como una muestra del dolor que no podía callar. Su hija caminaba detrás suyo del mismo modo, hasta llegar al panteón en donde las palabras del sacerdote no parecía reconfortar a la primera dama. Vieron por última vez al gobernador antes de que se dispusieran a bajar el féretro que cubrieron de tierra poco a poco. —Lamento mucho tu pérdida, Dahlia. —dijo Sara junto a algunas figuras de la familia presentes. —Gracias por estar aquí. —recibió su mano, a la vez que limpió su solitaria lágrima. —A los que pudieron venir también, teniendo en cuenta que son personas muy ocupadas. —No tienes nada que agradecer. —Sara recibió el beso en su mejilla, observando a Brisa esta vez. —Saldrá adelante. Le costará, pero lo hará. —Lo sé. Pero es su padre a quien perdió y yo…No debí discutir con él esa noche. No hubiese ido tan…No tenía qu
—Jeffrey Cristobal Ferrer. —Anthony leyó el nombre en la pantalla. —Busca toda la información de ese tipo. Todo lo que puedas. Hermes asintió. —¿Por qué un Ferrer se uniría con un Emmons? ¿Cómo se conocieron? —cuestionó Mateo. —¿Por qué lo dejaron con vida? La pregunta de Vladimir hizo que Adrián lo observara. —No estoy reprochando nada, papá. Pero si lo hubiesen eliminado hace años esto no estaría pasando.—Por nuestro código. —defendió Anthony. —No matamos inocentes. Es nuestro límite. —Pues un inocente se puede volver una piedra en el zapato luego de años. —Adrián aún no salía de su estupefacción. —Pero quién estableció ese código es el hombre por quien estamos aquí. —reafirmó su padre haciendo que esa autoridad sobre él saliera a flote. Vladimir podía ser muy impulsivo aún, pero había un límite y era saber el respeto que debía tener hacia su padre. —Braulio Crown dejó claro que no asesinamos a quien no se mete con nosotros. Niklaus Crown fue quien hizo posible apegarse a es
—¿No crees que eso es muy arriesgado? —Seraphin Emmons se paseó alrededor de la silla, disconforme. Apoyó las manos y negó. —Es que no me cabe en la cabeza. Te arriesgas mucho, sombra. —soltó molesto. —Me buscaste porque según tú íbamos a derrocar a los Crown de su trono. Pero han pasado 8 años desde entonces y no veo un solo resultado. 6 días habían pasado para todos y ninguno al parecer tenía lo que buscaba.—Lo tuve a un metro de distancia. Pude haberle disparado y tú me frenaste. —le reprochó. —¿Qué más debo esperar? ¿Que los hijos de put@ se vuelvan más poderosos al unirse del todo con esos alemanes? —Estabas trabajando. —le recordó la sombra. —Fue una casualidad y sabes que odio las casualidades. Ellos estaban organizados, nosotros no. —Pude haber acabado a Anthony. Incluso al otro. —Sí, por supuesto. Tú que ignoraste tu origen durante años y solo cuándo te ayudé pudiste aceptarlo. —se paseó con el puro humeante en las manos. —Anthony Crown estuvo en las cloacas de su padre
—Señorita Blackwood tiene una llamada por la línea 2. Dice ser un proveedor de la colección anterior y que hubo un fallo. —avisó su asistente, mientras Génesis elevó el rostro, olvidándose por un momento de lo que estaba haciendo. Eso no le gustaba, pues los errores en una colección que ya se comercializaba por toda Europa no le gustaba en absoluto. —Dime. —dijo en cuánto tomó la llamada. —Génesis, soy yo. No me cuelgues. —dijo Carol del otro lado de la línea. Su ex amiga giró los ojos. —Solo quiero decir gracias. —No entiendo por qué ni me interesa averiguarlo. —dijo ella en cambio a punto de bajar el móvil y colgar la llamada.—Sé que fue por tí que llamaron para ofrecer un trabajo y no sabes cuánto te lo agradezco. —se apresuró a decir. —No fui yo. —dijo para luego lanzar el teléfono sobre su escritorio. La lámpara que había en esta se sacudió, pero a ella no pareció importarle eso, siguiendo en la reunión con su equipo de trabajo. Ponerse al día con ellos le estaba costando