Era la noche de un día común para la mayoría de los mortales ordinarios que atraviesan el mundo. Todos iban y venían de un lugar a otro, salían de sus trabajos nocturnos, compartían momentos en familia, cuidaban de sus seres queridos o simplemente continuaban como siempre con las rutinas que eran sus vidas.Todo era igual, menos en el hospital privado y más lujoso de la ciudad. Todos los presentes, que no eran demasiados a esa hora estaban severamente asustados por la aterradora presencia de hombres armados ingresando al lugar, entre ellos venía uno que parecía ser un doctor por la forma en la que hablaba. Su objetivo era la sala de neonatos, lo que causaba aún más revuelo por el destino del pobre bebé, o los bebés que fueran buscados por estos seres despreciables.Murmullos se escuchaban, y luego las puertas se cerraban de golpe, con la intención de no ser vistos o siquiera escuchados por los maleantes, nadie se atrevía a dar la cara, ninguno de los testigos tenía el valor de enfrent
Gritos ensordecedores se escuchaban de una mujer que era arrastrada por unos hombres fuertemente armados, quienes la llevaban a lo que sería su destino final. En un edificio que parecía viejo, con paredes descascaradas, dos hombres y dos mujeres con batas de hospital esperaban en la puerta de entrada del lugar. Sus rostros completamente inexpresivos parecían ser el preludio de una vida llena de sufrimientos.Malina seguía gritando, amenazando con acabar con la vida de aquellos que la estaban arrastrando, pero no había respuesta alguna de ninguno de los que estaban allí. A las batas blancas poco les importaba quién fuera ella, solo sabían que era una persona malvada que había causado daño y lo peor de todo, que había hecho enfadar a su jefe, y nadie se atrevería jamás a ir en contra de las decisiones de su dueño._ El señor quiere que le den a esta mujer su trato más especial _ dijo uno de los hombres con gran cinismo, mismo que no fue captado por la mujer que de inmediato sonrió pensa
La noche comenzaba a despedirse y en el horizonte un rojo intenso se dejaba ver, causando una extraña e infernal sensación.En un lugar apartado, una extraña casona sería el escenario perfecto de eventos desafortunados, por lo menos, para algunos. Para otros, en cambio, era la culminación de un momento terrible, era el fin de una oscura etapa de sus vidas, de la que ellos no eran verdaderamente responsables._ Aurelio _ dijo Demetrio petrificado por la imponente presencia que tenía frente a sí._ Parece que no has apreciado lo suficiente tu vida, ni tu ni tu hija _ estas primeras palabras de Aurelio lograron crean un gran conflicto en el interior del hombre, que observaba incrédulo a todos los presentes.Anahí, que también se encontraba en el lugar, tenía su rostro iluminado de la emoción al ver a Vincenzo en el lugar._ ¡Vin! _ gritó feliz _ ¡viniste por mí! _ agregó corriendo en dirección al hombre, pero fue detenida de inmediato por una gran pared humana que no solo la frenó, sino
Los soles habían salido y se habían ocultado muchas veces, las lunas lo habían reemplazado otras tantas. Los días estaban cálidos, e invitaban a cosas muy hermosas, las flores desprendían su delicioso perfume y las mariposas, de enormes y coloridas alas revoloteaban a la vista de todos.Los días grises por fin se habían marchado y solo quedaba la dicha de haber superado lo malo, la sensación de haber transitado por el abismo del infierno y haber logrado salir con vida, victoriosos, unidos y poderosos. Todo parecía tener un nuevo color y nuevo sabor y un nuevo olor, la vida había vuelto a sonreírles y ellos se paraban de frente y la miraban a la cara, orgullosos de sí mismos y de todo lo conseguido.Dana y Vincenzo se encontraban sentados en el jardín de la espaciosa Villa que ahora habitaban, ya fuera de todos los males y todos los peligros. A su lado se encontraban sus pequeños bebés, acostados en sendas cunas móviles. El hermoso día los había invitado a disfrutar de él al aire libre
Un auto circulaba a toda velocidad por la amplia carretera. Dentro de este una joven mujer intentaba controlar el volante mientras que la otra gritaba a todo pulmón. Los frenos parecían estar averiados, De cerca los perseguía otro vehículo, que parecía intentar ayudar. La joven al volante, quién demostró tener suma pericia, salió de la carretera y comenzó a maniobrar para intentar frenar utilizando la el camino que iba hacia arriba. Quizá la pendiente ayudara a aminorar la marcha y pudieran saltar antes de llegar al precipicio._ ¡Cuando te diga te avientas del auto! _ fue la orden que dio Dana a Mariana su hermana menor, que seguía gritando y no parecía entender lo que le decía _ ¿Me oíste?_ volvió a gritar para comprobar si había sido escuchada. En respuesta recibió un asentimiento de cabeza. Cuando ya la velocidad había disminuido lo suficiente Dana comprendió que era el momento, cosa que fue también comprendida por Mariana. La joven miró a su hermana de una manera extraña, tomó
Otro largo mes había pasado. Dana había aguantado estoicamente los dolorosos tratamientos a los que la habían sometido para ayudarla a recuperar la movilidad. Ahora podía ponerse de pie y daba algunos pasos aunque con bastante dificultad. El último tramo del tratamiento lo haría de manera ambulatoria, sabía que pronto podría moverse nuevamente con normalidad.Sofía tenía ya todos los papeles listos para llevar a su hermana a casa. Ella era todo lo que le quedaba a Dana, ningún miembro de su familia había tenido el más mínimo interés en conocer el estado en el que se encontraba. Matt, quién era su prometido hasta hace dos meses ahora era el novio de Mariana. Toda la situación era terriblemente bizarra y le costaba, a una sencilla Sofía, entender el nivel de maldad que esas personas estaban manejando._ Vamos amiga, ya tengo todo lo necesario listo _ habló Sofía risueña._ Vamos, ya no quiero estar un minuto más en este lugar _ emitía una feliz Dana que por fin vería nuevamente la luz.
Las tres mujeres se encontraban en una esquina observando atentamente como todo sucedía a su alrededor. Los hermosos autos modificados para correr a gran velocidad se encontraban en la línea de largada. Todo estaba perfectamente arreglado para la gran competencia._ ¡Dana! _ gritó una mujer de unos 30 años, mientras se acercaba a ella con una sonrisa_ es bueno volver a verte después de tanto tiempo _ agregó mientras abrazaba cálidamente a la joven._ ¿No corres? _ preguntó mirando a su alrededor como buscando algo o a alguien._ No Monique, me quedé sin auto…ya no puedo correr _ contestó bastante melancólica, en ese momento le vendría tan bien descargar un poco de su dolor en la pista._ ¡Oh!... ¡Qué casualidad!... _ dijo la mujer sonriente evidentemente feliz, lo que dejó desconcertadas a las otras tres_ tú necesitas un auto y yo un piloto _ agregó feliz sacando de dudas a sus interlocutoras._ ¿Es un chiste? _ preguntó una asombrada Dana que se había desacostumbrado a recibir algún
Mientras ellas hablaban felices y festejaban el triunfo una mujer caminaba furiosa con un gran bastón en la mano dispuesta a golpear algo o a alguien con él.Dana estaba bastante distraída por lo que no se percató de ese peligroso acercamiento. La mujer venía con una clara intención, de repente se escuchó un estruendo…los cristales del parabrisas estaban esparcidos por el suelo, la furibunda mujer había roto todo._ Maldita…esa carrera era mía…yo tenía que ganarla _ despotricaba contra una victoriosa Dana que la observaba desconcertada._ ¿Qué te ocurre Sirena? _ gritó ahora Monique _ la carrera la ganó limpiamente Dana, no tienes derecho a decir nada cuando casi la estrellas contra un poste __ ¡No lo acepto! Yo debía ganar, nunca debiste dejar que esta corriera…yo soy la mejor _ tras estas palabras intentó volver a golpear el auto, pero fue detenida por un hombre corpulento que la redujo con mucha facilidad._ ¡Idiota! _ le grito Monique ahora al hombre _ ¿Dónde te habías metido? Pu